Paso #22: Prueba tu valentía

Amer se encuentra en la habitación con su teléfono muy cerca de su rostro, la luz está completamente apagada y solo es posible escuchar los balazos y quejidos de dolor del juego que la ha enviciado durante tantos días. (Conocido como Free fire) La sangre de los personajes muriendo bajo sus ataques es como néctar para su humor. Entonces una llamada empieza a sonar en su teléfono celular, y no le habría importado ni un carajo si no fuera porque ya era medianoche y el identificador registraba "RLkinn".

-¿Sis, dónde estás?- pregunta Amer al contestar, y su voz suena sensualmente ronca al no haberla utilizado durante tanto tiempo- ¿Qué año es? ¿Qué ha pasado?

-¡Sis!- la voz divertida y más alegre de lo normal de RL se escucha al otro lado de la llamada, junto con la música fuerte y los gritos fiesteros de otras personas- ¡Estoy en un bar! Estamos celebrando que aprobamos el examen. Te enviaré una foto de lo que estoy tomando- dice con su lengua completamente enredada y una risa completamente fuera de lugar- ¡La Bella y la Bestia le llaman! ¡La fruta del amor!

-Sis... ¿Tiene dos nombres? - Inquiere confundida, sin saber dónde está parada.

-Nooooo... La fruta es la frutita- dice enredando las palabras- No la bebida, joder, la frutita.

-He estado jugando de más, sis... Ya no sé ni donde estoy- confiesa Amer. - Pero, he matado a más de 18 personas en este hermoso y horrible juego... Sis, tengo problemas. ¡Abrázame! Tengo miedo. - Termina por susurrar

-Mándame fotos, sis- su ebria amiga le pide con perversión- ¡Pasa el pack, nena!

Amer se queda mirando la pantalla con los ojos entrecerrados. Y luego le cuelga, y se queda mirando el infinito. Tratando de recordar su nombre y su apellido. O lo que sea... Lo que sea...

***

La cafetería está repleta de delincuentes apestosos y canallas como cualquier otro día. Clarisse trata de evitar a un muy acosador Chris Rodríguez (el cual tiene sospechosamente un ojo morado). Los Stoll roban las billeteras de sus demás compañeros, (delincuente se nace, no se hace) y a lo lejos, en la mesa más apartada de la cafetería, está Hazel Levesque acompañada del chino canadiense, Frank Zhang. ¿Cómo se movió tan rápido para separarse de nosotros y alcanzarla a ella, de todas formas? Sin que nos diéramos cuenta. No estoy tan distraído, solo estaba compartiendo un par de palabras con cierto rubio drogadicto. Pero en un segundo, estaba junto a nosotros y luego... BAM... Aparece junto a mi hermana.

Oh por favor, ¿en serio? ¿No es suficiente que tenga que preocuparme por los hongos que pudieran salirme en el cuello? ¿Ahora también debía preocuparme porque un panda humanoide intente aprovecharse de mi dulce hermanita? Olvidando por completo el interés, que hasta hace unos segundos tenía en una melodiosa y armoniosa risa, camino hacia esa dirección rápidamente, con todo lo que me dan mis piernas. Mientras que, por el rabillo del ojo, observo a Will Solace apurar el paso para alcanzarme.

Ahora que sabía lo que ese doctor sin diploma tenía debajo de la camiseta, extrañamente no podía dejar de pensar en eso. Las imágenes de lo que hace no más de treinta minutos había estado espiando muy sutilmente a través de la semiabierta puerta del baño de nuestra habitación, parecían estar ahora impresas en mi mente como si lo hubieran tatuado bajo mis párpados con una barra de hierro caliente. Pero, pasara lo que pasara, yo tenía que concentrarme en Hazel justo ahora. Tenía que enfocar mi mente en lo que realmente era importante.

Y no en los abdominales de Will, no, concentración en tu hermanita, Di Angelo. Concentración.

Y de pronto, conforme iba acercándome cada vez más a ella, con mis largas zancadas, apenas tomando ligeramente en cuenta que lo hacía por en medio de todo el comedor, ocasionando que todo el mundo me mirara, y no por las oscuras esquinas, como solía hacerlo normalmente; mi furia fue incrementando, regresando a los horribles deseos destructores que se apoderaron de mi cuerpo el día de ayer, cuando Will me informó de la situación y yo solo quería acercarme a Dimitri y arrancarle los ojos de sus cuencas, para que así ya no pudiera mirar a Hazel con sus asquerosas y putrefactas orbes color pudrición.

Soy consciente de que el resto de nuestro improvisado y disparejo grupo ya se encuentra en la enorme mesa rectangular de siempre, listos para la disque reunión que el trío de idiotas (créditos a Belladona por ese apodo) había propuesto realizar, pero eso no me detiene para comenzar a descargar toda mi frustración sobre mi hermana cuando estoy lo suficientemente cerca como para que ella pueda escucharme sin necesidad de gritar (y no porque no quiera hacerlo, sino porque si activo nuevamente la alarma en tan poco tiempo me meteré en serios problemas en los cuales, sinceramente, me da demasiada pereza siquiera pensar).

— ¡¿Pero en qué demonios estabas pensando?!— arremeto contra ella en un tono suficientemente bajo para que solo nuestra mesa escuche, pero suficientemente rudo como para que entienda mi estrés, ocasionando que incluso el mismo Frank se aparte un par de pasos hacia atrás, antes de arrepentirse y volver a su posición junto a ella— ¿Acaso se te está empezando a pudrir el cerebro por andar juntándote con esta banda de idiotas descerebrados?

— Y esos somos nosotros, ajá— escuchó la voz sarcástica de Leo Valdez, sin embargo continúo. — Gracias por el cumplido.

— Las cosas pudieron salir muy mal, Haz, demasiado mal— los enormes ojos dorados de mi hermana me observan fijamente, y hay un ligero deje de arrepentimiento en ellos, junto con otro sentimiento... ¿ternura, quizás? Puede que se alegre de que me preocupe, yo que sé, alguna de esas cosas bobaliconas de chicas— ¿Y por qué diablos no me lo dijiste? ¿Por qué aceptaste en primer lugar?

— Eso... en realidad, es mi culpa— la suave voz de Will pronuncia a mi lado. Lo ignoré por completo, no lo culpo por nada y no me interesa lo que tenga que decir justo ahora. Hazel es la única culpable por haberse metido en un embrollo así, porque la conozco lo suficientemente bien como para saber que solo aceptó porque es una tremenda orgullosa y testaruda chica loca. Punto.

— ¿Ir sola? — Sigo diciéndole— ¿Sola, Hazel? Si no querías pedirme ayuda a mí, está bien— No, realmente no está bien, lo habría odiado con todo mi ser— Pero debiste al menos hacerte acompañar por alguno de ellos...— empiezo a señalar al resto de chicos en la mesa y luego se me ocurre— ¿Sabes qué? Olvida lo que acabo de decir. Todo fue una completa estupidez desde un inicio. Ni siquiera entiendo por qué carajos... ¿Una cita? ¿En serio? ¿EN SERIO, HAZEL? ¿Con ese asqueroso estropicio repugnante salido del más sucio y apestoso estiércol ruso? ¡NO PUEDES SALIR CON ESE HIJO DE PUTA, HAZ!

— Oye... oye... oye...— ella me detiene en medio de mi discurso, antes de que se me ocurran más calificativos para poder describir a Dimitri, rueda los ojos cual adolescente haciendo berrinche y luego se cruza de brazos— ¿Qué te pasa? No puedes decirme con quien salir y con quién no... ¿Y si me gustara, qué? — Sentencia en tono caprichoso, y juro que casi sentí el comienzo de un infarto.

Todo a mi alrededor parece detenerse de pronto, un escalofrío recorre todo mi cuerpo, al tiempo que siento como si un cubo de hielo gigante estuviera deslizándose por encima de mi columna vertebral. Un extraño tic nervioso comienza a atacar mi cuello y mi ojo derecho, y juro que por un momento tengo que obligarme a respirar profundamente para no sufrir un ataque emocional en ese mismo momento.

—Will... — llamé al rubio con voz neutra. — ¿Puedes traer un poco de antipsicóticos? Mi hermana necesita una, dos o tal vez TODO EL CONTENIDO DE LA PUTA CAJA. ¡QUÉ DIABLOS DICES, HAZ?

— ¡OH POR TODOS LOS DIOSES! — Mi hermana contraataca con la misma fuerza que yo, y por primera vez, me siento algo intimidado por su repentino arrebato. Oye, oye, se supone que yo soy el único psicópata asesino aquí. — ¡¿Cuándo vas a parar de gritarme como una vieja mercadera, "Nico Di Rudo"?!

— Pero que chiste tan tonto— le devuelvo, molesto— Y te voy a gritar todo lo que quiera mientras te mantengas comportándote de una forma tan descabellada. Además es completamente absurdo que te molestes... No es como si él realmente te gustara...— entonces dudo un momento lo cual hace que mis palabras suenen más suaves por un momento— ¿Cierto?

Observo como la atención de todos los chicos de la mesa, vuelve a colocarse sobre Hazel, y ella se sonroja, sobre todo al sentir los rasgados ojos de Frank Zhang perforando prácticamente su alma, esperando por su respuesta. Sus manos comienzan a jugar con sus propios dedos, con su timidez aflorando nuevamente hacia la superficie. Calipso Belladona se pone pálida ante su inseguridad, y por primera vez, compartimos sentimientos similares.

— Haz, — vuelvo a insistir, sintiendo las ganas de gritar de impaciencia. — Por favor, dime que no te gusta ese gorila mandón...

— Pues... No... claro que no...— empieza a balbucear, al tiempo que niega también con la cabeza, y la tranquilidad empieza a apoderarse de mi cuerpo. — Pero ese no es el punto.

Bien un problema menos. Frank Zhang, suelta un suspiro casi imperceptible por su parte. Ah, no, no, ¿qué no ve que es menor de edad? Él tiene 18 y ella 16, ¡Esto debería también considerarse delito! Quiero gritarle que también se aleje de mi hermanita, pero tantos espectadores en la mesa es lo único que me detiene. Me dejo caer en el asiento al lado del de ella y de pronto todos se sientan también, como si tomaran esto como un acuerdo de paz.

Will Solace empieza a hablar con Calipso sobre algo que no llegué a oír, y Percy Jackson está mirando demasiado hacia Annabeth Chase, quien intentaba ignorarlo con todas sus fuerzas. Jason habla con Piper, y Leo mira disimuladamente hacia Calipso con curiosidad. Y ese último hecho, me intriga. Ellos apenas y se soportaban.

—Entonces no hagas suposiciones tontas— la regaño una última vez, aunque esto suena casi como un susurro serio— Tu gusto no puede ser tan malo, Haz... Además, padre nos mataría si eso fuera cierto.

— Y no queremos terminar en un internado en Haití, de acuerdo.— apoya Hazel y luego se muerde el labio inferior con duda, para al final, sin poder retenerse más, acercarse hasta pegarse completamente a mi hombro y levantarse sutilmente para poder susurrar en mi oído sin que el resto la escuche. Sin darle demasiada importancia tomo una cajita de jugo que está tentadoramente frente a mí, para inmediatamente abrirla y dar un sorbo que estoy a punto de escupir cuando escucho lo que mi hermana tiene que decirme— Creo que... Tal vez... esté empezando a gustarme un poquito, Frank...

Aparto mi jugo lentamente de mí e intento disimular, lo máximo posible, lo que pudo haber terminado en un ataque de tos muy abrupto. Los ojos de Hazel se mantienen fijos en mí, esperando la reacción que tendré. La mayor parte de los otros chicos, sobretodo Annabeth y Leo Valdez (una porque no le gusta no entender, y el otro por chismoso) nos miran con los ojos entrecerrados al no haber escuchado ni una sola palabra.

—No puede ser... ¿tú también?— Inquiero con cansancio sin realmente esperar una respuesta, Hazel me mira con desconcierto, pero me mantengo absolutamente callado esta vez, sin compartirle lo que sé sobre los sentimientos correspondidos de Zhang. Decido que no me voy a meter, al menos por el momento, en el asunto... Mientras ellos no sepan que se gustan entre sí... No habrá ningún problema.

¿Perverso de mi parte? Puede ser. ¿Traidor? Efectivamente. ¿Me molestará mi conciencia al respecto? No, ni en lo más mínimo.

Hazel simplemente, termina por darme una sonrisa condescendiente al final, y no dice ni una sola palabra más, quizá satisfecha con el hecho de que mi reacción hacia Frank, no sea tan mala como mi reacción hacia Dimitri... Pero... ¡Vamos! No existe siquiera un punto de comparación entre esos dos.

—De acuerdo— Annabeth se cansa de esperar explicaciones y comienza a hablar, llamando la atención de todos— Es mejor que empecemos de una vez o no nos dará tiempo de arreglar nada... Creo que debemos establecer ciertas reglas, no podemos permitir que una situación semejante a la de ayer vuelva a darse...

—Tampoco es como si todo hubiera salido completamente mal, ayer— susurra Percy, al tiempo que atenaza la carne dura de dudosa procedencia en su plato, con el tenedor de plástico, con lo cual no consigue siquiera poder introducir las puntas ni un poco. El ojiverde hace un puchero con forme pronuncia sus palabras, sin embargo, no sé si está enfadado con la carne, con Annabeth o con la vida— Se rescatan cosas geniales... ¿Se te acabaron los estudiantes de buena calidad, di Angelo? ¡Este filete parece estar hecho de plástico!

—No sé qué me preocupa más— interrumpe Will después de soltar un suspiro exasperado— Si el hecho de que aún pienses que Nico es un asesino que suministra carne humana a la cocinera, después de que ya lo hemos conocido mejor. O el que aun pensando de esa forma, insistas en intentar comerte eso...

—Tengo hambre— se limita a contestar Percy.

—Mis productos siempre son de buena calidad, discúlpame— contesté a la pregunta de Percy con tono ofendido, solo para molestar aún más a Will, y de inmediato la sonrisa burlona de hace rato vuelve a sus labios— ¿Tú crees que si me pagaran lo que exijo no habría vendido ya a Frank para hacer una buena carne asada?

El chino canadiense se pone pálido como un muerto, mientras Will comienza a reír nuevamente de forma audible. Calipso y Jason, casi al mismo tiempo apartan sus respectivos platos, con su apetito casi completamente dañado, lo cual ocasiona que también Piper comience a reír y saborear incluso con más pasión su plato de ensalada vegana. Hazel, por el contrario, me mira con un reclamo tácito en sus ojos.

—¡Qué asco!— suelta Leo, quien ahora mantenía su frente completamente pegada contra la mesa, mirando algo en medio de la superficie de madera y su propio regazo— ¿Quién querría comerse a Frank? Te aseguro algo, yo definitivamente no. Aunque de seguro podría comerme a cierta dulzura de chocolate que...

— ¡Cállate, idiota!— Jason lo censura de inmediato, sin embargo no lo suficientemente pronto como para que yo no entienda a lo que se refería, mis ojos se entrecierran en su dirección, con ganas insaciables de cortarle la cabeza

—Nadie va a comerse a nadie— bufa Annabeth, llamando nuevamente a la cordura antes de que me dé tiempo de iniciar mi cometido— ¡Hay que concentrarnos! Establecer reglas y normas de supervivencia. No podemos estar lanzándonos en medio de piscinas para escapar de nuestros persecutores todo el tiempo.

—Reitero, — Musita Percy, mirándola fugazmente entre sus párpados caídos. (Y el contenido sugerente en ese tono es demasiado obvio) — Tampoco es como si eso hubiese salido mal...

— ¿Así que eso fue lo que hicieron para escapar?— interrumpe Calipso, como si estuviese defendiendo de algo a Annabeth— ¿Y te bañaste luego, Annabeth? Dicen que si compartes el agua con un hombre se te puede pegar su estupidez, y tomando en cuenta que hablamos de Percy... yo creo que estás en alto riesgo.

—No te preocupes, nuestra genialidad solo se contagia por contacto directo— Leo le contesta con una sonrisa completamente falsa y ligeramente furiosa, forzándose en sus labios— Pero descuida, puedo ir a colarme en tu cuarto más tarde cuando menos te lo esperes, para darte un contacto directo de cuerpo a cuerpo de mi parte — se inclinó hacia Calipso, adoptando una postura elegante y extrañamente seductora, que nunca pensé que fuese capaz de lograr. — Puedo ser bastante bueno con el contacto, especialmente con mis manos, nena. Tal vez ayude un poco a tu mal humor... Tengo unos dedos muy ágiles, además... Sí me entiendes.

—¡LEO!— vuelve a regañarlo Jason, está con un tono más agudo y alarmado, Will casi se lanza encima de Calipso esperando poder evitar que la chica ataque al latino como perra rabiosa, sin embargo, ella no se ha movido ni un solo centímetro, y cuando habla, lo hace con una calma que es incluso atemorizante.

—Espero que lo hagas — Sisea Belladona — Porque apenas pongas un pie en mi cuarto, aprovecharé para tener una buena razón para cortarte esos supuestos dedos ágiles, ¡Y HACÉRTELOS TRAGAR, MALDITO HIJO DE PUTA DEGENERADO!

Inevitablemente, su voz llama la atención de todos en el comedor, pero a ella no parece importarle en lo más mínimo. Leo y Calipso se concentran en una dura batalla de miradas, cada uno, mostrando una curiosa determinación en sus orbes tan distintos. Retándose mutuamente a doblegarse al otro. Pero ninguno de los dos lo haría, ambos eran demasiado testarudos y explosivos por igual para retroceder.

— ¿Podemos alguna vez? — Inició Piper con un tinte de frustración, — ¿Reunirnos y evitar a cada rato matarnos? En verdad esto es tan agotador, — bufó. — Al grano. Leo, cállate. Chicos, creo que lo más importante es que tengamos un arma con nosotros en todo momento. Así, cuando incluso estemos separados, tendremos una forma de defendernos.

— Bien, eso suena a un buen plan. — Corroboré, pero fallando estrepitosamente en alejar el sarcasmo en mi voz cuando continúe. — Exceptuando en un pequeño detalle, McLean. ¿Dónde carajos vamos a conseguir armas en este Instituto, en donde hasta los tenedores son de plástico y los platos de cartón? ¿Eh?

—Hasta un lápiz afilado puede ser de mucha ayuda, ¿okay? — Ella contraataca, con un ligero sonrojo de bochorno en sus pómulos.

—Sí, claro. Tienes razón. — Me mofe, a la par que mordía la pajita de mi jugo con diversión. — Apuesto a que Dimitri se caga encima, de miedo, cuando vea que está siendo amenazado con un lápiz con dibujitos de Mickey Mouse. — Hazel me da un codazo en mi costado, de forma recriminatoria. Yo me limito a encogerme de hombros mientras le digo un inocente: ¿Qué?

— Ya sabemos cuál es la primera regla, irreprochable. — Anuncia Annabeth, volviendo a traer la seriedad en el grupo. — Evitar a toda costa, caminar por los pasillos solos. Al menos debemos estar acompañados de una persona más, y evitar también, los lugares sin salida.

—Leo ha logrado hacer funcionar unos walkie talkie, por cierto. — Comenta Jason, e incluso se ve algo orgulloso por el ingenio de su amigo. Como una mamá, que alardea de las hazañas de su cría. — Uno lo tendrán ustedes, chicas, y el otro lo tendremos nosotros. Para mantenernos comunicados incluso después de clases.

— En caso de que haya cualquier emergencia, — agrega Leo, y mira juguetonamente y con ligero rencor hacia Calipso. — Ya saben, nos llaman, y nosotros iremos corriendo a rescatar sus bonitos traseros.

— O, nosotros iremos a rescatarlos a ustedes. — Contrarrestó Belladona, alzándole una ceja descarada y con desafío. — Y a sus apestosos traseros.

El timbre que anuncia el fin del almuerzo suena en este momento. Causando que un montón de alumnos, se levanten de sus asientos y empiecen a encaminarse hacia las salidas o en dirección al baño para luego entrar en clases.

—Bien, — Asiente Jason. — Se levanta la sesión, y se pospone para más adelante, con previo aviso. ¿Objeciones?

—Ninguna. — Decimos todos al mismo tiempo, y acto seguido, vamos hacia la próxima clase como una pandilla callejera, conmigo liderando el grupo. Abriéndome camino al frente como si los espantara con mi aura maligna, y lo amo, amo el efecto que causa. No era más ni menos, que un puto rey en este instituto. Buscando dominar sobre el otro Reino. Proclamarse como un único gobernante por encima de un montón de lagartijas sin importancia.

Y era completamente genial.

Sin embargo, nuestro derroche de poder se ve sumamente agotado en el momento en que, diez minutos después, la profesora Tesla entra al salón, con una sonrisa perversa brillando en su rostro, y sin siquiera dirigirnos ningún tipo de saludo, comienza a repartir un folleto gigantesco, que coloca sobre cada mesa, boca abajo, como una clara señal de lo peor que puede pasarle a un estudiante en cualquier Instituto del mundo, no importa si eres delincuente o no.

Examen sorpresa.

— ¡Oh mierda, no!— uno de los Stoll suelta con penumbra al tiempo que mira a su hermano, sentado casi al otro lado del salón a causa de los campos fijos que nos asignaron a principio de curso. El otro Stoll se limita a regresarle la vista con pánico irradiando en su rostro.

—No.... No, no, no, no, no— Percy comienza a moverse en su propio pupitre, como si fuera Hannibal Lecter intentando escapar de sus ataduras— Por favor, no. Todo menos esto. Haré lo que sea. ¡Jason! ¡Jason, bro, ayúdame! ¡Haz algo!

—Ay, ay... No estoy lista, no estoy lista— Piper no se encuentra en mejor situación que Percy, pero ella le dirige miradas suplicantes a Annabeth— ¿Por qué hoy? ¿Qué hicimos para merecer esto?

Entonces todo el mundo comienza a gritar como judíos antes de entrar a las cámaras de gas, lloran y patalean, con miedo, suplicando por piedad ante la barbarie que nos espera, lo que será una masacre pura, llena de sangre y cabezas cortadas, hasta que la maldita profesora perversa empieza a golpear su cartuchera de metal contra su escritorio, lanzando insultos para que nos callemos.

— ¡Silencio, insolentes!— grita— Cállense o se arrepentirán.

— ¿Nos arrepentiremos? — Sé que es una altanería que supera la mitad de mis otras acciones de siempre, pero, me importa un carajo— ¿Qué más puede hacernos? ¿Enviarnos a cumplir un castigo? ¿A todos juntos? Sí, eso sería muy provechoso e inteligente, me muero por verlo.

Por un momento todo el mundo se queda en silencio esperando la posible explosión de la profesora, pero esta también se encuentra atónita, probablemente sorprendida por mi repentino cambio del silencio al habla... Está evaluando lo que debe hacer a continuación, está meditando sobre las medidas que debe tomar conmigo. Pero eso les da un momento a los delincuentes para asimilarlo... y reaccionar.

—Uhhhhhhh— todos sueltan casi al mismo tiempo, haciéndole saber a la señora Tesla que he anotado un tanto en su contra. Y esto no le hace ninguna gracia.

— ¡A callar!— exclama nuevamente— Comiencen a solucionar el examen, y esté seguro, señor di Angelo, de que hablaré con el director de esto.

— ¿Por qué? ¿Por decirle la verdad en la cara?— le regreso casi en un susurro que, sin embargo es escuchado por todos, al tiempo que giro el folleto para encontrarme con todas las preguntas de la prueba— ¡Qué delicada!

Escucho varias risitas discretas, que luego son reemplazadas por el silencio absoluto. Y entonces, empieza la masacre, pero ninguno de nosotros morirá sin antes haber batallado todo lo que puede. Claro que no. Eso sería como darle el triunfo a la profesora del Diablo, y esa vieja... no lo merecía. No podíamos darle esa satisfacción.

Copiar, nunca fue algo difícil para mí, de todas formas nadie me prestaba atención, por lo que prácticamente podía sacar el libro y ni una sola alma, se daría cuenta, pero esta vez, por primera vez, me encontré siendo yo quien empezara el movimiento colaborativo. Mientras más personas aprobaran el examen, peor para Tesla, y mejor para nosotros. Entonces dirigí mi mirada hacia donde sabía que encontraría unos orbes azules concentrados en mí.

Pero no. También por primera vez, en todo lo que llevamos de curso, Will no estaba mirándome, sino que leía, casi con calma, su propio folleto. ¡En buen momento se te ocurre dejar de acosarme, Solace! Busco una segunda opción, una de la cual es más fácil de llamar su atención. Hazel. Con solo un diminuto golpe de mi lápiz sobre el escritorio, ella levanta la mirada, y la dirige hacia mí. Entonces, antes siquiera de que yo haga ningún gesto para hacerle entender lo que quiero, ella comprende y sonríe con divertida perversión.

Mi hermana deja caer su mochila al suelo, se disculpa por el ruido y la profesora deja de prestarle atención, pero ella ya hizo lo que era necesario, ahora, con una sola patada, consigue sacar y abrir el libro con la materia, y voila. Tenemos al menos tres o cuatro respuestas del "Desarrolle" al alcance de nuestras manos.

Por otro lado, abrí tranquilamente mi propio cuaderno, tal y como lo predije, nadie está prestándome atención más allá que mi propia hermana. Pero necesitamos más. Más personas, más emoción, más adrenalina. Will al fin levanta la cabeza y su vista viene a mí, se sorprende al notar que yo estaba observándolo a él en primer lugar, pero se repone pronto. Entonces es él quien me sorprende a mí, cuando me dice, en una especie de lengua de señas, el orden que marcará para "comparar respuestas". "A" es igual a "frente", "B" es igual a "nariz", "C" es igual a "labios" y "D" es igual a "barbilla".

Por otro lado, Piper y Leo están utilizando los Walkie Talkies para apoyarse mutuamente, mientras el latino observa, por encima del hombro de Jason las respuestas correctas. Annabeth, ha tenido compasión de Percy, y ha empezado a mover sus labios conforme escribe, de modo que el ojiverde puede comprender lo que pone. ¡Bendita y muy útil habilidad para leer los labios!

La profesora está a punto de atrapar a Piper en el momento exacto en que ésta le pasa un papel lleno de respuestas a Clarisse, pero antes de que eso sucediese. Leo carraspea sonoramente de repente, de forma abrupta y desvía la atención de la profesora cuando escupe una enorme bola de saliva por la ventana. Fue distracción suficiente para salvar a su mejor amiga.

—Lo siento, el catarro estaba ahogándome. — Miente, y sonríe con toda la inocencia que un duende latino puede mostrar.

Después de un rato, Will ha empezado a transmitir las respuestas de la selección única para Frank y Calipso, esta vez turnándose los dedos detrás de su propia cabeza. Mientras que yo estoy por completar la última respuesta larga, viéndola textualmente en el cuaderno para luego empezar a transcribir todo a un borrador, con la letra más pequeña que puedo adaptar. Cuando termino, se lo lanzó a Hazel al tiempo que ella me lanza el suyo, utilizando la misma estrategia.

Ambos borradores van a caer a manos de Will Solace después de algunos cuantos minutos, cuando tanto mi hermana cómo yo hemos acabado nuestros exámenes, y este se las arregla para pasárselos, más tarde, a Travis Stoll quien termina haciendo varias copias al respecto y transmitiéndolos primero a su propio hermano, y luego a Katie y Miranda. Cuando Mirada termina de escribir, le pasa su folleto completo a Clarisse, al tiempo que Katie se levanta y va hasta el frente para hacer una supuesta pregunta y distraer a la profesora. Piper aprovecha la distracción y le pasa su folleto a Silena quien a su vez comienza a copiar lo más pronto que puede y le pasa las respuestas a Beckendorf.

Cuando finalmente el tiempo para resolver el examen termina, no puedo evitar que una sonrisa se mantenga sobre mis labios. La sirena suena y todos nos levantamos para salir del salón. Hazel se lanza sobre mi espalda por un momento y luego se baja, pero sé que también se ha divertido tanto como yo. Quien sabe, tal vez esté tomándole el gusto a esto de trabajar en grupo.

— Eso ha sido genial— dice mi hermana, feliz, y no puedo hacer más que darle toda la razón.

●●●●

—Toc, toc, tooc — Canturrea Leo en tono juguetón, al mismo tiempo que da golpecitos contra la puerta de la habitación. — ¿Hay alguien en casa?

La puerta se abre antes de que pasen siquiera tres segundos, dejando a la vista a un muy sudoroso y malhumorado Travis Stoll por el inminente calor que debía haber dentro de su cuarto. Está sin camiseta y solo usa unos shorts cortos, nos mira a ambos con un deje de desdén y alza una ceja al empezar a hablar con impaciencia.

— ¿Qué quieren?

— ¡Mi buen amigo Travis! — Exclamó Leo, y está a punto de poner una mano en su hombro, cuando advierte que éste está repleto de sudor, y se lo piensa mejor. — Venimos en busca de un poco de caridad por tu parte. Ya sabes... — dice, y le guiña un ojo sin terminar la frase. — Luego de la batalla ganada de hoy, tenemos bastante sed, y no de agua. — guiño, guiño.

Travis lo mira con cara de póker, y justo en ese momento, el aire acondicionado detrás de él empieza a soltar extraños y ruidosos sonidos como los sollozos de una motosierra. Oigo a Connor Stoll, farfullando maldiciones, en alguna parte del fondo de la habitación, y luego se oye como si estuviese golpeando algo de metal delicado.

— Déjame adivinar — inició a decir Travis, cruzándose de brazos frente a nosotros. — Vienen en busca de algo de licor o whisky para llevar, ¿no? Igual que la chica, McLean, el otro día.

— ¿Qué? — Solté sorprendido. — ¿Ella ya ha estado aquí?

—Así es — afirmó, moviendo su atención hacia mí con desgana. — Pero al igual que ella, deben dar algo a cambio para convencerme. — Dijo, y luego empezó a sonreír con socarronería como si se recordara de algo muy bueno. — Y lo que ella me dio, créanme, les será muy difícil de superar.

Leo y yo, compartimos una mirada silenciosa.

— ¿Podemos saber qué fue lo que hizo ella? — Inquirió Leo, con un tono temeroso. Travis sonrió de nuevo, incluso aún más grande de ser eso posible.

—Bueno, digamos que tiene talento para quitarse el sostén a una gran velocid...

—Okay. Suficiente información. — Lo cortó mi amigo a media frase, y rodó los ojos, probablemente pensando en regañar más tarde a su mejor amiga. — ¿Qué te parece esto? Tú nos das un poco de licor o lo que sea con alcohol que tengas, y yo les arreglo el aire acondicionado en un santiamén.

Con esa propuesta, todo el rostro de Travis se iluminó repentinamente como un árbol de Navidad en verano. Y antes de que incluso él pudiese decir algo, su hermano Connor, apareció delante de nosotros en medio de la puerta, con todo el rostro rojo y sudoroso; y gritó prácticamente, mitad feliz y mitad desesperado:

— ¡Hecho! — luego, los hermanos al unísono exclamaron. — ¡Trato hecho!

~~~

— Paso uno, logrado con éxito. — Anuncia Leo con entusiasmo, luego de que hubiésemos terminado de solucionar el problema del aire acondicionado de los Stoll, ahora, nos acercábamos cada vez más hacia la habitación de nuestra siguiente misión. La cual, podría considerarse incluso la más arriesgada y letal. — Comencemos con el paso dos, conseguir aliados.

—Hecho.

—Oh, y, mejor no le contamos a Jason lo de Piper y Travis, ¿no? — Inquiere, carraspeando con algo de incomodidad.

— ¿De Piper y quién? — Fingí demencia, frunciendo el ceño con cara boba. — Yo no recuerdo nada de ellos. — Leo echó una risilla traviesa, y asintió complacido.

Finalmente, llegamos delante de una puerta en específico, y con un movimiento de mentón por parte de Leo, (para indicarme que actúe) me armé de valor, y toqué la puerta del chico con fama de asesino. Para luego esperar unos largos y tensos segundos, por que apareciera por esa puerta. Y rezar que esté de buen humor. De lo contrario, no sabía cuál sería nuestro destino.

De pronto la puerta se abrió con un fuerte tirón, dejando entrever a un Nico Di Angelo con cara de pocos amigos y somnoliento. Detrás de él, Will Solace miraba por encima de su hombro con rostro alegre, y saludó con una mano hacia nosotros. Luciendo totalmente el antítesis del chico oscuro que estaba delante de nosotros ahora.

— ¡Nicoooo! — Leo había exclamado apenas el susodicho abrió la puerta. — ¡Nuestro nuevo aliado! ¡Mira lo que tenemos aquí! — acto seguido, le mostró las dos botellas de licor que sujetaba en ambas manos. — ¿Quieren pasar tú y los demás compañeros de tu cuarto, un agradable rato con nosotros para jugar reto o...?

—No. — Respondió, y sin más preámbulo, cerró la puerta frente a nuestras narices, dejándonos atónitos en nuestros lugares. Segundos después, oíamos los murmullos molestos por parte de Will detrás de la puerta y sin hacernos esperar más, ésta vez Will fue él, quien abrió la puerta, dándonos una sonrisa avergonzada y conciliadora.

— ¡Hola! Disculpen a mi compañero antisocial, por favor. — Dijo, juntando sus dos manos en un gesto de súplica bastante mono. Contrarrestando perfectamente el aura oscura que Nico lanzaba hacia nosotros en este momento. — Nos encantaría, a TODOS, ir a pasar un buen rato con nuestros nuevos aliados, claro.

Minutos después de una apresurada caminata con las puntas de nuestros pies para no hacer ruido y llamar la atención de los guardias del primer piso. Ahora ambos acompañados de Zhang, Solace y un Di Angelo que dejaba envolturas de caramelos detrás de él. Llegamos hasta la zona segura nuevamente, y nos apresuramos a ingresar de nuevo dentro de la guarida del trío Tormenta Marítimo de fuego.

—¡¡Hemos vuelto!! — Chilló Leo emocionado apenas abrió la puerta de nuestro cuarto, donde Jason nos esperaba sobre su cama. — ¡Y traemos bebidas, joder!

— ¿Tuvieron que empeñar el alma para conseguirlas? — pregunta mi rubio amigo al tiempo que se incorpora y mira, disimuladamente, que también hemos conseguido traer a nuestros aliados con nosotros. Él les sonríe, consiguiendo que Will y Frank le devuelvan el saludo, mientras Nico se limita a cerrar la puerta tras él. Pero hey, sigue aquí, eso ya es un adelanto.

De inmediato, en menos de unos cinco minutos, Jason saca los vasos plásticos de la gaveta de su mesita de noche y se sienta en el suelo, para instarnos a hacer lo mismo a su lado. Luego, con la velocidad de un rayo, repartimos los vasos rebosantes de licor. ¿Pequeños shots? ¡Eso es para cobardes! Nosotros somos machos. Machos que juegan a "verdad y reto" como camaradas con mucha testosterona. Esto no es ningún tipo de pijamada, ni nada por el estilo.

—Bien, yo empiezo — digo para luego dar un sorbo profundo a mi propio vaso y acercárselo de vuelta a Jason para que vuelva a llenarlo.

— ¿No se supone que debes tomar solo como castigo en caso de que tu mentira sea descubierta?— pregunta Nico con mirada escéptica, pero luego toma un sorbo de su vaso y niega con la cabeza— olvídalo, no dije nada, hagámoslo a su manera.

Pero el hecho de que haya llamado mi atención hace que un espíritu maligno empiece a susurrar ideas perversas en mi oído, ideas completamente malévolas, pero muy divertidas también. Y recuerdo lo que Jason nos comentó, acerca de lo que hablo con Piper, haciéndonos jurar que no diríamos nada al respecto por nuestro propia salud física y emocional. Pero... nunca dijo que no pudiéramos buscar el modo de que "otros" hablen al respecto. ¿Cierto?

— ¡Will! — suelto entonces, con una sonrisa malvada en mi rostro, gesto que el doctor sin diploma devuelve con inocencia —Cuéntanos tu mayor secreto— pero luego se me ocurre que debo ser más específico si quiero obtener algo de todo esto— y no me refiero a eso de "¿Dónde metiste las medicinas?" Porque seamos sinceros a ninguno de nosotros nos interesa. Quiero que nos digas ese pequeño secreto relacionado a di Angelo. Y piénsalo dos veces antes de elegir "reto" porque puedo hacer que la situación empeore— añadí para garantizarme de salir ganador en esto.

— ¿Relacionado a... qué?— di Angelo pregunta confundido— Me he perdido. ¿Yo que tengo que ver con él?

El rubio se queda en silencio por un momento, quizá intentando encontrar una salida a toda la situación incómoda en que lo he metido, pero ¡Vamos! Hay que divertirnos un poco ¿no? Will toma un sorbo grande de su propio vaso y veo a Jason tomar una larga bocanada de aire, probablemente a punto de intervenir y darle una mano, pero él habla antes de que sea necesario.

— Nico...— inicia y no puede evitar que sus mejillas se pongan un poco rojas, luego dice a una velocidad bastante alarmante— inicias un proceso bioquímico en mi hipotálamo causando segregación de dopamina.

Silencio. Nadie dice ni una sola palabra, principalmente porque todos estamos intentando comprender qué demonios es lo que ha dicho. Nico entrecierra los ojos en su dirección y abrió la boca para decir algo... Will prácticamente no está respirando y entonces...

— ¿Hipo... hipo.... Qué?— es lo que el italiano pregunta haciéndole saber que realmente no comprendió absolutamente nada. Yo tampoco entendí. Me siento estafado. Pero Jason piensa algo muy diferente, porque suelta una carcajada bastante orgullosa.

— ¡Qué no se diga que no cumplió!— dice — Buena jugada, Solace. ¡Siguiente!

Will suspira profundamente y se apresura a decir lo primero que le viene a la mente, para poder dejar el tema completamente atrás. Pero lo que pregunta es tan interesante que realmente llama la atención de todos nosotros y lo dejamos pasar. Incluso el propio di Angelo

— Nico... ¿Qué fue lo que hiciste para que te encerraran aquí? — suelta como una bomba.

— Reto. — pide di Angelo, y tengo que admitir que el gusanillo de mi curiosidad me hizo sentir decepcionada ante su negativa para contestar. No soy el único, puedo ver a Leo frunciendo los labios con desdén antes de tomar un poco de licor y los ojos de Will apagando un poco su brillo

— De acuerdo... — el rubio piensa por un momento, mientras Leo lo sacude exigiendo que lo mande a "matar al Señor D" o "bailar la Macarena", o "robar las prendas íntimas de Clarisse (de nuevo), con lo cual se gana una mala mirada de Frank. Entonces el brillo vuelve a sus ojos— Besa a Leo...

— Demonios no— suelta sin siquiera esperar ni un solo segundo. Will ríe.

—...O.... abrázame por diez segundos— termina de decir. ¡Maldito y listo Will Solace! JA. Eso es usar el cerebro.

Nico hace una mueca de desdén, sin embargo, su reacción no es tan negativa como lo fue antes con lo de Leo. Sin decir ni una sola palabra en contra del reto impuesto, sus brazos rodean a Will y el rostro de este se esconde en el cuello del italiano, con suficiente cuidado como para no lastimarse con el collar de acero. Los diez segundos pasan rápido, e incluso se quedan así por unos cuantos segundos más, (ambos, demuestran una absoluta paz en sus rostros) para luego apartarse y hacer como si nada hubiera pasado.

Aunque a Will, le está costando demasiado ocultar su sonrisa bobalicona y sus mejillas encendidas como lámparas rosas.

— Eso fue... la cosa más gay que he visto hoy—. Comenta Leo, y da otro largo sorbo, que termina en fuertes toses cuando Nico lo golpea por la nuca con fuerza.

Entonces el juego continúa, Nico le pregunta a Jason por su desmayo después del beso con Piper y como éste no quiere hablar al respecto, lo reta a gritar "Uso más maquillaje que Drew Tanaka" en medio del pasillo. Lo hizo, y se ganó un: "Y por eso eres el más gay del trío" por parte de Charlie Beckendorf. Luego Jason le pregunta a Frank acerca de si disfruta ser el vigía de su hermana Clarisse cuando nos castiga en los inodoros y éste se limita a contestar un claro y rotundo "Claro que sí". Y así consecutivamente durante unas cuantas horas.

— ¿Sí no tuvieses otra opción, a quién elegirías para tener sexo salvaje? — Leo me interroga. — ¿A Drew Tanaka, o a Nico Di Angelo?

— Definitivamente, tendría sexo salvaje con Di Angelo. ¡Ah, baja esa botella, Solace, bájala lentamente!

Luego de un par de vasos y sorbos, estábamos bastante tocados por el alcohol. Cada uno de nosotros, pero especialmente Leo y yo, ambos definitivamente, nos habíamos pasado con los "pequeños" sorbos. Tanto, que nuestras bocas empezaron a soltar cosas que de estar sobrios, jamás diríamos. El poder del alcohol siempre era algo que no se debía subestimar.

— Me siento tan caliente. Como una enorme bola de fuego. — Confesó Leo, casi tropezándose a la vez con sus propias palabras. Jason se lo quedó mirando con impresión. — ¿Pero saben quién está más caliente? — Nos Inquirió con un tono santurrón. — Calipso. Belladona. ¡Ya lo dije!

—La loca anti hombres, ¿en serio? — Empezó a burlarse Nico. — Te gusta, ¿ella? ¿De todas las mujeres locas de este Instituto? Tenías que elegir a la reina de la locura.

— Oye, —lo apuntó Leo con un dedo acusador. — ¡Tú eres el último hombre que puede juzgarme en esto! Eres gay, —se atreve a decir, y da otro sorbo largo, ignorando la mirada asesina que ha puesto Nico de repente —. no lo entenderías.

Por un momento, todos quedamos tiesos y en silencio. Expectantes en sí comenzaría un homicidio o no en esta habitación. La mirada de Nico es furibunda, y sus labios se han apretado tanto hasta quedarse pálidos. Sin embargo, para sorpresa de todos, toma una honda exhalación, y acto seguido, echa una risa oscura y sarcástica, que resulta más peligrosa y tétrica que sí hubiese dicho las intenciones sinceras de su sonrisa diabólica.

—Oh, ya veo. Excúsame — Sigue riéndose Di Angelo, jugando con mover el líquido de su vaso. — Así que, dime, gran hombre con pelotas de acero. Dime que has visto en Calipso, que yo, "un gay" jamás podría notar.

—¿Han notado que aunque siempre lleve ropa holgada y estirada? Tiene un cuerpazo de reloj de arena, oh demonios, y esa boca bravucona tan sexy, la suya. Y esa ferocidad en su mirada —confiesa, moviendo el cuello y cerrando sus ojos como si la sensación fuese más fuerte que él. — Me dan ganas de callarla con un fuerte beso y estirar su hermoso pelo con mis dedos, mientras...

—Wow, Wow, ya entendimos. ¿Puedes parar con el porno auditivo, amigo? — Le interrumpo, y me alegro desde el fondo de mi alma que no hayamos invitado a las chicas en nuestra reunión de machos. — Ya entendimos que le tienes muchas ganas a esa chica.

— Qué les digo, Hazel es bellísima, ¿pero Calipso? — susurra, — ella incendia todo dentro de mí. — de pronto, todo su rostro se comprime en una mueca tosca, y suspira con tristeza al continuar. — Pero no tengo oportunidad... Es decir, sí ni siquiera alguien como "Percy" todo guapo y alto como él, puede conseguir a la chica que quiere, ¿qué oportunidad me queda a mí?

—Eso es porque Perseo, es un cobarde. — Suelta Frank repentinamente, llamando la atención de todos nosotros con gran estupefacto. — Solo espera a que las cosas pasen, y uno debe buscar que esas "cosas" pasen, para que suceda.

—Mira quién lo dice, — Escupí molesto, frunciéndole el ceño. — Tú no haces nada para conquistar a la hermana del sicario. Eso sí es cobardía.

—Ey, con mi hermanita nadie se mete. — Advirtió Nico, pero fue totalmente ignorado, (tal vez la bebida nos había llenado de coraje).

—Lo mío es diferente, tú sabes que ella te quiere. Yo en cambio, no tengo ni la más mínima idea. — Resopla Frank, y reposó su mentón sobre la palma de su mano con pesimismo. Mientras enviaba una mirada esperanzada hacia Nico. — ¿Verdad? ¿Nico? Tú... ¿ella no te ha dicho nada, cierto?

No recibió respuesta del italiano, para pesar suyo. Se limitó a ignorarlo y desviar la mirada como si no existiera, fingiendo estar demasiado interesado en el líquido transparente de su vaso de plástico. Tal vez sabía algo o no, pero lo que era seguro, era que él jamás lo diría. Ni bajo las más duras torturas de la inquisición.

—Como sea, apoyo la moción del compañero. — Exclama Leo en voz alta, a la par que alza su vaso en alto como un brindis.— Eres un cobarde, puedes ser feliz y besuquearte en este momento con una linda chica, pero en vez de eso, prefieres emborracharte con tus asquerosos amigos. ¡Eres una deshonra!

—¡Claro que no! — Grité de vuelta, como todo un borracho cabreado. — ¡Ya me he declarado! ¡No funcionó!

—¡Mientes! — Atacó ahora Will, con un brillo travieso en sus ojos algo afectados por el alcohol. —¡No tienes pruebas!

—¡Lo he hecho!

—¡Demuéstralo!

—Sí. — Asiente Leo, levantándose del suelo, repentinamente lleno de furor. — ¡TE RETO PESEUS JACKSON, HA DECLARARTE A ANNABETH CHASE EN ESTE MISMO MOMENTO! ¡CON TESTIGOS PRESENTES!

—¡BIEN! ¡LO HARÉ, JODER! — Concedí, mientras también me levantaba del suelo (tambaleándome ligeramente, como si el suelo estuviese empujándome con olas) me acerqué hasta la ventana, y empecé a abrirla con dedos torpes. — ¡PERO SOLO PARA QUE RETIREN ESA INFAMIA DE QUE SOY UN COBARDE!

—¿Qué vas a hacer? — Jason me pregunta preocupando, tal vez pensando que me lanzaré del tercer piso para matarme y evitar el reto. — ¡Ey, harás que el aire acondicionado se salga y entre el calor! ¡¿Pero qué haces?!

En vez de contestar, seguí con mi cometido hasta que logré abrir la ventana con esfuerzo. El intenso calor del desierto choca por mi cara, es casi tan potente que creo que hasta ha dejado roto mis labios de deshidratación. O tal vez estaba demasiado borracho y comenzaba a delirar. Pero para lo que haría, era mejor estar así de ebrio para no acobardarme. Esta era mi oportunidad.

Tomé una honda exhalación.

—ANNABETH CHASE. HEY, ANNABETH CHASE, ABRE LA MALDITA VENTANA Y MÍRAME AHORA MISMO. — Vociferé, con tanta fuerza, que incluso me dolió la garganta. Aun así, de ella todavía no había rastro. — ¡ANNABETH CHASE! ¡SÉ QUE ME ESTÁS OYENDO! SAL YA.

—Carajo, no pensé que lo haría. — Empezó a reírse Leo, de forma histérica y nerviosa.— ¿Deberíamos detenerlo?

—Nah, — Negó Nico. — Veamos qué tan lejos llega.

—ANNABETH CHASE, — seguí gritando, observando aquella ventana de su habitación, donde empezaba a distinguir ciertas figuras moviéndose detrás de la cortina. Todos los demás, del edificio de las chicas ya habían abierto sus ventanas para fisgonear y chismosear, incluso los de mi edificio, todos los chicos miraban hacia mí, preguntándose entre ellos si finalmente me había vuelto loco. Todos me miraban, incluyendo los guardias de seguridad. Excepto ella, esa rubia, aún no se dignaba a salir. — AAANNABEEEETH CHAAAA...

La ventana se abrió de golpe, al otro lado del patio, (interrumpiéndome abruptamente) de aquel edificio, de aquella habitación. Ella apareció, junto con Piper y Clarisse en el fondo, luciendo enojada y escandalizada.

—¡¿QUÉ?! — Gritó de vuelta. Totalmente desconcertada. — ¡¿PERO QUÉ QUIERES?!

— QUIERO CONFESARME. A LA CHICA QUE ME GUSTA, PERO DEMASIADO, JODER. Y LO VOY A HACER. — Sonreí como un lunático, me sentía extasiado, no me importaba lo que pensará el resto, solo aquellos ojos grises que eran todo mi mundo en este momento. — ME GUSTAS ANNABETH CHASE.

—Dioses, no puede ser. — Exclamó ella, poniéndose completamente roja. Desde el cuello hasta las orejas, mientras Piper detrás de él gritaba de felicidad y dicha a la vez que intentaba abrazar a una gruñona Clarisse. — ¡¿Estás hablando en serio?!

— ESTOY ENAMORADO DE TI, ANNABETH CHASE.— Sentencié, alzando los brazos a la altura de mis hombros. — ENAMORADO TOTALMENTE DE TU CABECITA NERD MUY RUBIA. Y DE TU LOCA OBSESIÓN DE TENER SIEMPRE LA RAZÓN, AUN CUANDO NO LA TIENES.

Un montón de "awwwws" y "Qué romántico" suenan de parte de los chicas que miran desde sus ventanas. Algunas chillando y otras casi sollozando, mientras nos observan. Los chicos en cambio, tenían diferentes reacciones. Algunos levantaron el pulgar con camaradería y respeto, otros simplemente, empezaron a burlarse de mí sin compasión. Llamándome, ridículo, dominado, y desesperado. Y muchas otras cosas más. Al fondo, pero sin importarme en lo más mínimo, también observa el ruso con atención y una sagacidad en sus ojos. Pero mi mente está demasiado nebulosa en este momento para que eso le importe o le alarme.

—ESTÁS BORRACHO, PERCY JACKSON. — Nota Annabeth desde su ventana, riéndose a carcajadas, a la vez que niega con la cabeza varias veces.

— Y TÚ ESTÁS HERMOSA. — Devuelvo con galantería, dándome palmaditas por dentro por mi ingenio. — ¡¿QUIERES SALIR CONMIGO?!

Piper aparece tenebrosamente detrás de ella, y zarandea su hombro como loca mientras le dice un montón de cosas que no oigo. Lo único que sé es que parece estar a punto de tener un ataque. Todos los demás están expectantes a su respuesta, al igual que yo... Y finalmente, ella curva sus delgados labios, sus ojos brillan con emoción, al tiempo que asiente lentamente con su cabeza, dándome un sí, completamente mudo, y juro que esa sonrisa hace que ponga todo mi mundo de cabeza. Lo juro, estaba completamente seguro, de que el alcohol, no tenía nada que ver con el millar de sensaciones que me embargaba ahora.

—Sí me sigues mirando así —. Susurré con ternura, mirándola fijamente, con mi pecho llenándose de la felicidad más pura que alguna vez había sentido—. Harás que termine amándote, listilla.

Paso # 22: Prueba tu valentía. Utiliza el alcohol si es necesario, pero nunca permitas que tus propios miedos te nieguen la oportunidad de obtener aquello que tanto deseas. Si puedes soñarlo, puedes lograrlo. No seas cobarde. Inténtalo, sé valiente.

***

RL: Hola, hola corazones... ¿Qué tal el cap? ¿Quién se ve mejor ebrio? Al que conteste que "RLkinn" le parto su madre... Por cierto... eso es una historia 75% verídica jajaja

Amer: Quiero confesar, que estoy recuperándome de mi vicio con el juego, Free Fire, en donde me pueden encontrar como "Amer1Reptal" o sin el uno, no recuerdo... Y no quiero entrar a verlo, tengo miedo ;-;

RL: Tengo exámenes esta semana y la semana pasada también tuve, ya saben lo que pasa, no actualización de mi parte, lo siento. Escribir este cap, incluso junto con mi sis, me quitó demasiado tiempo.

Amer: Lo siento :( estábamos tan cerca sis, T^T soy una mala influencia. Además, tuve recaída de ansiedad esta semana. Pero, me voy estabilizando. Eso espero... veremos que tal enfrento esta semana...

RL: Nos vemos, delincuentes. Besos pervertidos para todos ustedes.

Amer: ¿Cuál fue su reto favorito chicos? 7.7 

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