4. Guía de supervivencia I (10)

Para la séptima flexión, Nameless ya no podía con su alma y si consiguió llegar a la décima con gran sufrimiento fue para que Roca no la ejecutara ya de un tiro.

–He dicho cien –le recordó su compañera de cuarto.

–No... puedo... más.

–Puedes hablar, sigue.

Dos flexiones después, Nameless se desplomó.

–Doce mal hechas... Sería más humanitario ahorrarte la agonía ahí fuera y matarte ya –dijo Eisentblut como si hablara consigo misma.

Nameless la creía capaz, de modo que sacó fuerzas para otras dos más. Después, se comió el suelo y se quedó pegada a él. Escuchó cómo Roca empuñaba su pistola y cerró los ojos.

–Eh, no creerás que voy a matarte, ¿verdad? –planteó dándole un golpe en el estómago con el pie descalzo, fue como si le hincara una barra de hierro.

–¿Sinceramente? –farfulló Nameless entre jadeos.

–Ajá.

–Te creo capaz... Aunque no puedes... –se incorporó a duras penas.

–¿Y por qué no? –Roca entrecerró los ojos, como si se lo hubiera tomado como un desafío.

–P-Porque Satán... –balbuceó encogiéndose– se ¿enfadaría?

–Eso es ruin, cobarde y rastrero –gruñó Eisentblut fulminándola con la mirada.

Nameless retrocedió hasta su cama, reprochándose el no haberse callado.

–Pero no tienes nada mejor, ¿verdad? –continuó Roca–. Porque eres débil.

No supo qué responder, no quería cabrearla más aún.

–Vas aprendiendo –apreció de repente Eisentblut, sorprendiéndola–. Si no eres fuerte, sé una rata ruin, cobarde y rastrera –añadió mientras se calzaba–. Lo importante es sobrevivir y conseguir los objetivos. Vamos –indicó poniéndose en pie.

Nameless se había quedado petrificada, aquello sí que no se lo había esperado. Se puso la sudadera y siguió a su Capitana al pasillo.

–¿Y tu arma? –preguntó la militar nada más traspasar la puerta.

–Ah, sí –retrocedió sobre sus pasos y se echó el rayo paralizador a la espalda–. ¿A dónde vamos? –preguntó insegura, se sentía demasiado indefensa como para pasearse por el colegio.

–A recoger nuestros horarios, mañana empezarán las clases.

–¿No podrían darme un par de días para que me acostumbrara a... esto? –rumió desesperanzada.

–¡Eh! Una villana nunca dice cuándo está en desventaja –le espetó Roca.

–Vale...

Bajaron al vestíbulo y de ahí pasaron a una sala anexa. Nameless se tensó al reparar en la niña pelirroja que estaba limpiando las ventanas.

–¿La conoces? –preguntó Roca al percatarse de su reacción–. Es la Conserje. Nunca pises donde acabe de fregar, no pongas las manos en los cristales ni derrames líquidos. Si te pilla haciéndolo, se te echará encima a matar.

–No, si ya lo he comprobado... –Nameless apretó el paso antes de que pudiera fijarse en ella.

–Pero tiene muy mala memoria –añadió Eisentblut–. ¡Eh, Conserje, buen trabajo!

Nameless se quedó paralizada cuando la adolescente psicópata se giró hacia ellas.

–¡Gracias! –contestó la pelirroja dando un saltito jovial.

–¿Ves? No se acuerda de lo que sea que hayas hecho –le demostró Roca continuando adelante.

Suspiró aliviada. Accedieron a un pasillo en el que se encontraron de frente con las animadoras. Las dos con las que había tenido el encontronazo le hicieron gesto amenazantes, las otras le dedicaron una mirada seria que la traspasó. Para colmo, la de pelo morado y ojos amarillos añadió un "Ya nos veremos".

–Pero ésas no olvidan –dijo Roca cuando pasaron de largo.

–Estoy jodida –murmuró Nameless aterrada.

–Además de endurecerte, tendremos que pensar pronto un plan para quitárnoslas de encima.

–¿Eh? Tú...

–Eres mi Subcapitana y no voy a dejar que toquen lo que es mío.

–Ah...

¿Qué más podía esperarse de una villana? Por lo menos parecía que ese sentimiento posesivo la mantendría viva.

Llegaron a lo que parecía ser la secretaría, donde una figura totalmente embozada les largó dos sobres sin preguntarles los nombres. En el interior del suyo encontró un horario. El lunes tendría sólo tres clases: "Apariencia y trucos villanos" y "Domesticación de secuaces y guardaespaldas no humanos" antes de comer, y después...

–¿Tú también tienes "Técnicas de combate, persuasión y eliminación"? –preguntó Eisentblut estupefacta.

–¿Qué pasa? –inquirió tensa Nameless, algo en su tono la había puesto en alerta.

–Que la da Kill –le informó junto con una mueca sarcástica–. Si eres capaz de aprobar su asignatura sin morir en el intento, serás una villana excelente –pronosticó maliciosa.

Nameless trató de tragar saliva, pero se encontró la boca seca.

–Ay... ay... –gimió con las piernas temblorosas.

–¿Vas a venirte abajo? –le preguntó Roca con desdén.

–N-No... No puedo mostrar que estoy en desventaja –murmuró e inspiró hondo–. ¿Hay algo que pueda hacer para que Kill no me mate? Quiero decir... –añadió al ver cómo su Capitana alzaba una ceja, escéptica– acabas de decirme cómo hay que actuar con la Conserje, ¿no puedes...?

–Tú lo que quieres es un manual de instrucciones de éste Instituto, ¿verdad?

–Llamémoslo "guía de supervivencia" –sugirió Nameless mientras regresaban a su dormitorio–. Empieza por Kill. Por favor.

–Para que no se ensañe contigo tienes que ser dura: no llores, no supliques, aunque se aceptan tacos e insultos, no te quejes, no te distraigas, no la contradigas a no ser que estés dispuesta a no retroceder, ten valor y jamás hagas nada patético –enumeró Roca.

–Suena... complicado –pronunció, por no decir "totalmente imposible para mí".

–Tu cara refleja terror –le reprochó Eisentblut.

–Vale, nada de terror, por lo menos no exteriorizado... -musitó, preguntándose cómo demonios se conseguiría aquello–. Supongo que ella tampoco podrá matarme para no cabrear a Satán... ¿no?

–Esperemos. Pero eso no le impedirá torturarte, su segunda mayor afición –le auguró con maldad.

–¿Sabes? Eso no ayuda –le aseguró, aunque sabía que decírselo no cambiaría nada.

–Por eso tienes que endurecerte –indicó Roca.

Hicieron el resto del camino hasta su dormitorio en silencio.

–¿Sabes lo que te ayudaría a quitarte de encima ese miedo? –preguntó Roca, poniendo la metralleta en la cabecera de la cama al sentarse sobre ésta.

–Déjame adivinar –suspiró Nameless–. ¿Flexiones?

Roca asintió y le hizo un gesto para que bajara al suelo.

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EDIT: Pobre Nam... dónde fue a caer ^^;;;

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