18. Invitada de honor (6ª parte)
–¿Mierda qué? –inquirió Roca acercándose hasta invadir su espacio personal.
–Capitana, estoy cansada –informó con tono de súplica.
–¿Ser una manipuladora cansa? –preguntó peligrosa.
–Pues... sí –terminó por reconocer Nameless–. ¿Podemos dejar para mañana lo que estés planeando hacer ahora?
–¿Y qué crees que planeo? –retó Roca aproximándose aún más, por lo que ella retrocedió hasta chocarse contra la cama.
–Pues... tienes cara de... como mínimo, querer jugar a estrangular. Pero no tengo c-claro lo de "jugar".
–Ahora que lo dices, sí, me apetece.
Nameless se subió a su cama de un salto.
–Vengaaaa –se quejó–. Te recuerdo que, de entrada, estoy cansada por la tensión de sospechar de Sica, por mucho que tú me dijeras lo contrario.
Roca enarcó las cejas.
–Ya te he pedido perdón por eso y el chantaje emocional no funciona conmigo.
–¿Qué chantaje? –preguntó Nameless, disimulando que sí lo había intentado–. Enumero las cosas por las que estoy cansada.
Roca intentó agarrarla por la pierna y ella saltó hacia atrás, amagando quedarse pegada a la pared de espaldas, pero no duró más de un segundo.
–Tan cansada no estarás si puedes pegar esos saltos –señaló Eisentblut.
–Porque que me estrangules es agotador –exclamó Nameless yéndose hacia la cabecera para seguir eludiéndola–. Esto es porque quieres demostrar que, por muy rata manipuladora que sea, tienes poder sobre mí, ¿verdad?
–Pues sí que aprendes rápido –opinó Roca, alargando el brazo de nuevo, así que Nameless saltó hasta la otra cama.
–Y eso es lo que pone de los nervios a Sica. De la misma forma que a ti no te gusta el poder perder poder sobre mí, valga la redundancia. Así que a las dos os molesta perder el control.
–¿Me estás comparando con ella?
–No tanto como crees, pero reconozco que no ha sido una buena jugada a mi favor.
–No, no lo ha sido. Y ahora siéntate y deja que haga lo que quiera contigo.
–Qué mal suena eso –se quejó Nameless y continuó escapándose.
–Y malo será si no te paras ya.
–¡Pero si claro que tienes poder sobre mí! –exclamó Nameless a la desesperada–. Me tienes bajo tu dominio. Lo sabes. Lo sé. Fin de laggh...
Roca se había movido repentina e inesperada rápido, la cazó por un tobillo y la derribó sobre su propia cama, para estar al instante sobre ella. Nameless resopló agobiada.
–No te ensañes, por favor –rogó sintiendo que se le empañaban los ojos–. Estoy muy...
–Sí, sí, cansada –desdeñó con una mueca maliciosa.
–Y se supone que querías que lo encontrara divertido, ¿no? Si lo haces como castigo, voy a asociarlo con...
Roca farfulló un "Ya me estás liando la cabeza otra vez", así que Nameless se quedó quietecita intentando transmitir inocencia e inocuidad.
–De acuerdo –terminó aceptando su Capitana–. Dejaré la asfixia para un momento mejor, y será divertido.
–Seguro que sí –apoyó con voz temblorosa, deseando que la dejara libre ya.
–Así que ahora...
Nameless pasó de estar muy agobiada a aterrada cuando sintió el contacto frío y duro del cañón de la pistola. Una marea de miedo físico se extendió desde aquel punto de su costado hasta abarcar todo su cuerpo, penetrando hasta la médula, estrujándole el corazón y paralizándole el cerebro.
–¿Prefieres esto? –planteó Roca con maldad–. Vaya, ¿no tienes más comentarios ni análisis?
Nameless sacó fuerzas para negar con la cabeza un poco y volvió a quedarse congelada en su enfermizo pavor.
–Qué cara se te ha quedado –se burló Roca, paseando el arma hacia arriba, pasando entre sus pechos y siguiendo sobre el esternón.
Nameless miró el pistolón como un ratoncillo a una serpiente enorme.
–¿Es...? ¿Está...?
–¿Sí?
–¿Car...gada? –logró preguntar con la última bocanada de aire que fue capaz de tomar.
–Claro. ¿Por qué llevaría arma sin cargarla?
Nameless no respondió, suficiente tenía con el ataque de pánico que le estaba entrando. Se sacudió como si le dieran descargas eléctricas, al mismo tiempo que luchaba por quedarse quieta para que no ocurriera una desgracia. Para colmo, Roca se pegó más a ella y aspiró directamente de su cuello. Nameless deseó que apareciera Virginia Kramer con el hacha y la llevara a casa.
–Ahora me gustaría tener el olfato de Regi –deseó Eisentblut, recordándole que no estaba tan lejos de ser una Darkheart.
–S-S-Seguro que apesto –balbuceó en un instante de conexión mental.
–Seguro que sí –asintió.
Entonces Nameless sintió un contacto húmedo y caliente en el cuello y se sobresaltó, aunque se quedó quietecita al clavársele la boca del cañón en las costillas sobre el corazón.
–¡No mezcles! –chilló para no escuchar su propio terror–. ¡Elije!
–¿Qué dices ahora? –preguntó Roca.
–¿M-Me acabas de lamer el cuello?
–Sí –contestó sin más.
–¡¿Y quieres que le coja el mismo pánico que a la pistola?!
Roca dudó, y gruñó al darse cuenta de que dudaba.
–Ya me estás queriendo liar otra vez –acusó y le clavó el cañón en el hueco bajo la mandíbula.
Nameless se quedó petrificada como si le hubieran echado un maleficio. Intentó hablar, pero no fue capaz de articular los sonidos. Era peor que cuando la había enchufado a la silla eléctrica.
–¿Sí? –preguntó su sádica Capitana, bajando el arma a su hombro.
–Que... no te... lío.
–¿No? –cuestionó escéptica.
–Q-Quiero que seas consecuente... c-contigo misma. S-Si quieres que le c-coja fobia al... sexo, vas de m-maravilla.
Roca rugió un poco, se irguió, pasó una pierna sobre ella para sentarse a horcajadas sobre su cadera y le apuntó a la frente.
–Joder –gimió Nameless, totalmente deshecha ya.
–¿Quién tiene el poder aquí? –inquirió Roca, aunque lo sabía bien.
–Tú –musitó medio ida. Sentía que la pistola le estaba matando neuronas por necrosis.
–¿Y tú eres...?
–Una rata cobarde –contestó automáticamente.
–Demasiado cobarde –suspiró su Capitana retirando el arma.
–Gracias –respondió al notar la ausencia de la amenaza en forma de tubo metálico escupidor de muerte.
–Largo de mi cama antes de que la manches –ordenó quitándose de encima.
–Te odio –murmuró Nameless, rodando para bajar al suelo, contra el que se acabó dando de morros tras descubrir que sus articulaciones eran de gelatina–. Ay.
–Patética –se burló Roca y la enganchó por el cogote para arrastrarla a la otra cama, donde la soltó como un trapo.
–Decídete –gruñó Nameless, bocabajo contra la colcha–. Si hago cosas, porque me vengo arriba; si me humillo ante ti, porque me vengo abajo.
–Decídete tú, que eres la que subes y bajas.
–Subo cuando puedo, bajo si no me queda otra.
–Bajas muy rápido.
–¿Y me lo dices tú, que disfrutas hundiéndome? –señaló crispada, logrando erguirse un poco.
–Por eso mismo, no es divertido si no pones resistencia.
–No tengo fuerza comparable a la tuya, así que cuando me resisto con argumentos, me acusas de manipuladora.
–¿Y? ¿Me vas a decir que no es cierto?
–Eh... Es en defensa propia...
–¿Y? ¿Me vas a poner excusas como Regi?
Nameless parpadeó, ¿la vampira ponía excusas? Bueno, sí, normalmente intentaba justificar por qué mangoneaba...
–¡Eres tú la que me lía la cabeza a mí! No soy como Darkheart, no estoy a tu altura, no va a ser igualado ni divertido, y no vamos a pasar de torturas a sexo ¡porque no sé dónde está el maldito nexo de unión!
–Pues el otro día bien que te mojaste.
–¡Estaba lunática! Y fue poco. ¿Te crees que no hay días en los que no mancho sin necesidad de tocarme ni nada? –le soltó antes de pensar qué demonios estaba diciendo.
–¿Pero pensando en...?
–En nada. En nada... sexual, quiero decir. Asumo que será... parte del ciclo hormonal... no sé –dijo perdiendo fuerza–. Podría ser que lunática me pasara algo así... s-sin necesidad de excitarme.
Aunque sí que se había excitado al invertir posiciones y tratar de estrangular a Roca, pero no tenía claro si podía considerarlo de carácter sexual, había sido divertido y nada más... ¿no? De cualquier manera, encontrar divertido jugar a las estrangulaciones ya la confundía suficiente.
–Pues qué abundancia de flujo –opinó Roca con naturalidad.
–Pues sí –contestó y se metió entre las sábanas–. Y te sigo odiando. Buenas noches.
Su Capitana rio por lo bajo y apagó la luz.
–––
Una parte del cerebro de Nameless se despertó al notar movimiento, su intención era otear la superficie de la consciencia para confirmar que todavía era noche cerrada y que Roca seguía en su cama. Pero el rápido examen la alertó de que había una tercera persona en la zona central moviéndose hacia su espalda.
–Nam...
El susurro la sacó de la parálisis de terror nocturno directa al sobresalto y el susurro se convirtió en una exclamación ahogada. O asfixiada. Nameless incorporó y percibió a alguien pataleando a un par de palmos de cualquier superficie sobre la que pudiera apoyarse.
Roca encendió la luz, ya apuntando con su pistola.
–¡¿Sica?! –exclamó Nameless al verla ahorcada por multitud de filamentos negros, que se deshicieron al segundo y Morilec pudo aterrizar tosiendo.
–¡¿Pero por qué la sueltas? –le reprochó Roca–. ¿Es por la luz?
–No creo que quisiera atacarme.
–¿No? Porque me parece que ha venido a aprovechar que has bajado la guardia.
–Si hubiera querido matarme, digo yo que no me habría susurrado ni se habría movido tan lenta –contestó Nameless blandiendo la lógica.
–Ni en la oscuridad, donde empiezas a tener más ventaja que yo –contestó Sica sin darle importancia–. Disculpad, tendría que haber llamado, pero no quería armar más alboroto.
–Bien hecho –respondió Roca sarcástica.
–¿Qué pasa? –se interesó Nameless.
–Darkheart estaba merodeando por el pasillo, yo sólo hubiera atacado si hubiera intentado entrar en mi cuarto, pero mi invitada no tiene tanta tolerancia y...
–¿Ha atacado a Regi? –se sorprendió Roca.
–Cuando las he dejado, la tenía arrinconada. Le he dicho que no la mate, por ahorrarnos líos, pero no sé si la habrá troceado ya.
Roca emitió una corta carcajada desdeñosa, no se lo creía.
–Tiene una fuerza descomunal para el cuerpo que tiene –advirtió Sica–.Ya has visto lo que le ha hecho a Satán. Nameless, ¿vienes? Se ha acordado de ti y dice que no puedes estar en este lugar "plagado de monstruos".
Nameless resopló, no sentía haber dormido más de diez minutos, pero se levantó con pesadez y fue a ver qué podía hacer. Roca le ordenó que no tardara en volver.
Tal como había dicho Sica, la invitada tenía arrinconada a Darkheart en la habitación de Morilec. La puerta estaba rajada desde dentro con un hachazo y el arma ahora estaba en el extremo del brazo extendido de la chica despeinada, a la que no le temblaba el pulso pese al peso de ésta. Sí, contaba con una fuerza monstruosa.
–Ah, habéis venido –dijo Regina con una sonrisa que intentaba no ser nerviosa–. Vuestra amiga es más rápida de lo que me esperaba.
Nameless se fijó en que había marcas de hachazos en la pared, a pocos centímetros de su cabeza.
–Vaya, ha hecho caso a lo de no matarte todavía –comentó Sica.
–Vaya, podrías haberle dicho que la matara y así librarte de su influjo –añadió Nameless con ligereza–. Y Satán no podría culparte a ti, sobre todo si hubieras estado despertándome.
Sica se volvió hacia ella con los ojos muy abiertos, al mismo tiempo que Darkheart ponía cara de haber sido cruelmente traicionada.
–No se me había ocurrido –reconoció Morilec sincera.
–¿Vas a hacerte una libreta con ideas mías, como Jeff y Ludo? –propuso jocosa, no queriendo plantearse a Sica poniendo en práctica sus ideas retorcidas. Aunque, por otro lado, le extrañaba que no se le hubiera ocurrido a la sicaria.
–Nam –se quejó Darkheart.
–¿Qué? ¿No querías que aprendiéramos la una de la otra?
–Tú de ella, no ella de ti.
Nameless se encogió de hombros.
–Por lo menos no le digas cómo acabar matándote a ti también –alegó la vampira.
–Tu plan... –habló por fin la invitada– es malvado... y cruel.
–¿El mío? –quiso asegurarse Nameless al comprobar que no atacaba a nadie.
–Sí... –musitó volviéndose hacia ella, tenía pena en la mirada y el hacha vibró un poco a escasos centímetros de la barbilla de Darkheart.
–Soy una rata retorcida –probó a responder.
La invitada giró del todo hacia ella, lo que fue un problema respecto al hacha. Por suerte, Sica la detuvo agarrándola por el mango. Aunque, de todas formas, no se trataba de un ataque.
–¿Qué te están haciendo? –gimoteó la chica, con los ojos encharcados en lágrimas de repente.
–Eh... Llevo dos semanas aquí y me tengo que adaptar para sobre... –se interrumpió al recibir un abrazo por parte de la invitada– ...vivir.
–Lo de las ideas retorcidas seguro que lo traías de casa –opinó Regina.
–Darkheart, vete ahora que puedes –ordenó Sica.
–Sí, será lo mejor. Buenas noches, chicas, ya hablaremos –se despidió como si no acabara de pasar un rato peliagudo. Aunque seguramente podría haberse librado poniéndose vampíricamente terrorífica.
–Tengo que sacarte de aquí antes de que sea tarde –gimió la invitada contra el hombro de Nameless.
–Mira, hace dos semanas, y una también, te hubiera dado la razón, pero la verdad es que me las empiezo a apañar. Se me da bien ser una rata escurridiza.
–No perteneces a este lugar. Tengo que llevarte a tu casa.
Al ver que no pretendía llevársela a rastras otra vez, Nameless le devolvió el abrazo, con la esperanza de que volviera a entrarle sueño.
–Nameless, ya sé que te he he dicho que no te preguntaría qué es lo que te ha traído aquí –empezó Sica y la aludida se tensó. Ya estaban otra vez con aquello–. Pero todo lo que decís... ¿Qué hiciste?
–Eh... Preferiría no hablar de eso... –intentó evadirse, pero su despeinada invitada la estrujó entre los brazos hasta dejarla sin respiración.
–Mentir está mal. Sólo hace daño.
–No... –jadeó Nameless–. La que me hace daño... eres tú.
_________________________________________
_________________________________________
Deberían hacer deporte olímpico el saltar de la sartén al cazo, Nam se llevaría todos los oros.
Qué duro es ser protagonista. Nam, deja de hacer amigas, que entre todas te van a matar.
Bueeeeeno, pues como ésta es la penúltima parte de la primera temporada, tengo unas cosis que deciros. Pero antes una pausa para publicidad (?)
Si sentís que vais a echar de menos el Instituto del Mal, un cafetito estaría bien [https://ko-fi.com/A6031PUM]. Y si no vais a rasgaros las vestiduras llorando de pena, pero, oye, os he amenizado los martes y viernes, pues el cafetito estaría igualmente bien.
El Libreteka podéis pillar mis cosas y, estad atentes, porque "pronto" (lo que tarde en escribirlo y esas cosas) pondré ahí el recopilatorio anual de IEvsHA + spin-offs que no veréis publicados de gratis por aquí (qué terrible y malvada persona soy). Así que no perdáis esta dirección [http://libreteka.es/es/]
Vale, cosis que quiero deciros:
1) Sí, habrá segunda temporada. Siempre que no me muera antes y esos infortunios. Pero anda que no tengo material esperando ser escrito cual horda bárbara llamando a la puerta con ariete.
2) ¿Me seguís todes en Twitter? Mi cuenta es @Cirkadia. Para que no os perdáis cuando publique el recopilatorio con los extras o vuelva la segunda temporada. Ya sabemos que los avisos de Wattpad son muy de fiar (Pista: No). Pongo el hastag #IEvsHA y así no tenéis por qué tragaros el resto de mis mierdas depresivas (?)
3) ¿Tenéis preguntas que hacer? Había pensado en responder las preguntas en un hilo de Twitter con monigotes de Zalagath. Sí, ahí en abierto, así que cuidado con lo que preguntáis. O no. A la gente le va el morbo (?) Podéis ir poniendo ya las preguntas.
4) ¿Vais teniendo ganas de encuesta de popularidad? Asumo que hay personajes que se habrán movido un poco después de sus escenas especiales. Pondré la lista de nombres (cada vez más larga la jodía, jaja) en la siguiente parte y los resultados he pensado publicarlos en ese hilo de twitter que os comento. La última vez se dieron 8 puntos, ¿no? Creo que lo dejaremos así de momento, peeeeeero voy a separar a la peña de la Academia, que ya empiezan a proliferar.
Eeeeeen fin, que esto se acaba >___<
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top