18. Invitada de honor (2ª parte)
Nova tuvo una cena de lo más inusual que la dejó obnubilada. Había regresado de Neutralia con Herilane, después de haber visitado un par de tiendas de ropa, una armería y haberse asomado al gentío que se había amontonado en el local de las máquinas recreativas. Habían regresado al Instituto y habían entrado juntas en el Comedor. Nova había dado por hecho que allí habría acabado su maravillosa tarde y se disponía a buscar su sitio, que consistía en el hueco libre que encontrara cada vez, pero Herilane le había hecho un gesto para que la siguiera.
–Ven, te voy a presentar a Mambo.
Y así Nova acabó sentada frente a la costa de Portugal, en la zona del Algarve, con Herilane a su izquierda y, un poco más allá, la tal Mambo, la compañera de cuarto de su benefactora, que le había explicado que su nombre no venía de ningún baile, sino de su título como bruja vudú. Nova todavía estaba asimilando aquello cuando nueva gente se acercó a la península.
–Hola, chicas –saludó alegremente una vampira de ojos rojos y melena negra–. ¿Os importa si nos sentamos aquí?
Automáticamente, toda la costa mediterránea desde España hasta Italia se movió para hacerles hueco en Andalucía. Nova observó alucinada la capacidad movilizadora y después miró otra vez a la vampira que se sentaba en el estrecho de Gibraltar para controlar ambos continentes.
–Sí, es Darkheart –le confió Herilane con un susurro, aprovechando que la vampira estaba saludando como una reina a la costa africana.
–¿La misma persona? –exclamó Nova, procurando no levantar la voz.
–Sí, querida –le respondió la vampira pese a todo–. Ahora puedes llamarme Regina si Zack se te hace raro. Y cuando quieras, repetimos lo de la noche lunática –añadió guiñándole un ojo con picardía, lo que la turbó por completo.
Y entonces, mientras Nova intentaba guardar las apariencias, Roca, que estaba sentándose al otro lado de Darkheart, le metió un brutal pero quirúrgicamente conciso codazo a la vampira en el costado.
–¡Auch! Ugh... –se resintió Regina–. Dice mi prima, con su sutil y cariñoso gesto, que no pretenda acapararte –explicó masajeándose el costado–. Y eso demuestra que no tiene ni puñetera idea de cómo hago las cosas, porque yo no acaparo a nadie –añadió con cierta saña bajo su jovialidad.
Jack, más allá de Roca, tosió como si se le hubiera atascado un trocito de pan en la garganta.
–No acaparo demasiado –se corrigió la vampira–. Pero eso es porque soy una viciosa, no una celosa. Tú sí, que no me dejas ni mirar a tu Subcapitana –acusó con tono teatralmente afectado.
–Yo también quiero un grupo –gruñó Eisentblut por lo bajo.
–¿Tantas ganas le tienes a Nova? –preguntó Regina, para mayor turbación de la aludida, que empezaba a preguntarse si no sería mejor tirarse ya al suelo–. Ah, no, que es por ella. Pues entonces sí que vas a necesitar pacieeeeeeencia.
–Calla, Regi –ordenó Roca.
–¿Y vosotras qué tal? –se interesó "Regi" sin perder ni un segundo–. Algo he oído de unos héroes buscando pelea.
Herilane resopló.
–Ha sido casi como un giro de guion la mar de oportuno –opinó la jefa de las animadoras–.Nosotras contándonos nuestras vidas y, de repente, ahí estaban esos gilipollas.
–¿Te han traído recuerdos, Nova? –preguntó Darkheart.
–Pues... sí. ¿Y se supone que ellos son los buenos?
Regina rio por lo bajo como si hubiera contado un chiste buenísimo, Jack soltó un "Jah" y Herilane negó para sí misma. Roca no parecía tener una opinión al respecto, o directamente importarle un pimiento.
–No funciona así –aseguró la vampira.
–Aunque Ellos dirán que sí –intervino Herilane y Jack asintió.
–Estar en el bando heroico no significa ni garantiza ser buena gente, de la misma forma que estar en el bando villanesco no significa ni garantiza ser mala gente. Como, por ejemplo, vosotras. Vosotras no estáis aquí por lo que hicisteis, sino por cómo lo hicisteis y qué sois. Si hubierais sido tíos liándose a hostias con violadores, como mínimo seríais antihéroes, héroes violentos, con modales no se quieren en héroes, peeeero héroes resueltos y gallardos de todas formas. Pero resulta que sois mujeres.
–Es político –dijo Herilane entre bocado y bocado–. La división entre el Instituto y la Academia, sobre todo en cuanto a la primera generación, es política.
Nova se lo pensó un poco. Sí, aquello tenía sentido.
–Me pregunto qué hizo Nameless... –murmuró por lo bajo, porque quería saber si podía llevarla de caza, y se encontró con la mirada penetrante de Roca.
Sintió que había sacado un tema que no debía y bajó la cabeza para seguir comiendo, esperando no meterse en ningún lío. Allí la gente tenía unos temperamentos y modales peligrosos, ya lo había visto con Sica Morilec, y costaba averiguar qué era mejor no hacer.
Pese a mantener la cabeza gacha, captó que ahora el codazo fue de Regina a Roca.
–A mi Subcapitana no le gusta hablar de por qué ha acabado aquí –dijo Eisentblut, casi a regañadientes.
–¿Por qué? –se atrevió a preguntar Nova a pesar de todo.
–No... se siente muy cómoda con ello –contestó Roca entre dientes.
Como Eisentblut tampoco parecía muy cómoda, Nova prefirió no insistir, ya le preguntaría a la propia Nameless cuando se tuvieran un poco más de confianza.
–¿Y cómo os ha ido a vosotros esta tarde? –se interesó Herilane.
–¿Te refieres en la sala de torturas? –planteó Regina con tonillo sugerente que hizo que Nova abriera mucho los ojos, pero no levantó la cabeza y siguió comiendo.
–Entre otras cosas –aceptó Herilane sin turbarse.
–Pues... no ha ido mal –contestó la vampira–. No puedo decir que haya ido perfecto, pero al menos no ha salido nadie herida. Y creo que vamos haciendo avances.
Nova se preguntó se preguntó si estaría hablando de las cosas que hacía en aquella mazmorra o de otro asunto.
–¿Hablas de lo de Morilec? –inquirió Roca–. La tienes pillada con pinzas, ¿verdad? –añadió con dureza.
–No, la tengo controlada –aseguró Darkheart.
–Ni mi Subcapitana se lo cree.
–Porque es más suspicaz que la propia Morilec –exclamó Regina–. A ti te va bien con Morilec, ¿verdad? –se dirigió a Nova.
–Eh... sí. ¿Por qué? ¿Pasa algo con ella?
–Nada, sólo que es una sicaria de una familia de sicarios despiadados con fama de terminar matando a sus allegados –informó Jack como si nada y bajó la cena bebiendo.
–Jack, ¿desde cuándo eres la voz de la desesperanza? –se sorprendió Regina.
–Desde que tú eres la voz de la loca amistad, supongo. Hay que compensar.
–Estoy haciendo lo mejor que se puede hacer.
–Estás creando una bomba.
–La bomba ya está montada. Se montó al poco de conocerse las dos. Ahora estoy procurando mantenerla inactiva.
–¿Y si llega a explotar, lo hará más fuerte que si tú no hubieras metido la zarpa?
–Sí... eso sí –terminó reconociendo la vampira, lo que provocó que la zarpa de Roca le cayera en la nuca–. Pero tú vas a estar ahí para impedirlo, ¿verdad? –se apresuró a plantear.
–Yo voy a estar ahí para que no vuelvan a juntarse jamás –prometió Eisentblut, intentando estamparle la cara contra la mesa, pero Darkheart aguanto el pulso erguida.
–Morilec necesita una amiga...
–Ay, pobrecita –se burló Roca.
–...de la misma forma que necesita respirar –completó Regina–. Aunque ella misma lo niegue e intente no respirar, terminará tomando una bocanada. ¿Tienes idea de las tonterías que hacen sus progenitores para tener amigos de vez en cuando?
–No, y me importa una mierda.
–Tonterías que ponen en peligro a todo el mundo. Por eso hay que tenerla controlada.
Roca le soltó al fin la nuca y se quedó pensativa.
–O sea, me estás diciendo que no me queda otra que...
–Ayudarme –acabó la vampira.
–...cargármela ya –terminó por su cuenta Roca.
Regina se llevó una mano a la cara con toda la expresión de "Señor oscuro, dame paciencia".
–¿Y qué tal llevas eso? –preguntó Jack–. Lo de ser capaz de matarla.
Roca se volvió hacia él violentamente ofendida, pero Jack no estaba sentado a su derecha, sino de pie en el hueco entre Regina y Nova, que estaba alucinando tanto con el diálogo como con el borrón ocre que había sido la gabardina de Jack cuando se había movido.
–Yo no soy tan rápido como ella y no me pillas –continuó él, sentándose en el Golfo de Cádiz–. Claro que ahí está Nameless, ella promete, pero obviamente no te va a ayudar a matar a Morilec –añadió, aprovechando que Roca estaba demasiado frustrada para hablar.
–Es decir, que no os queda otra que ayudarme a que la bomba no explote –retomó Darkheart–. ¿Sí? –le preguntó directamente a Eisentblut, que gruñó molesta–. ¿Sí? –repitió para Nova.
–¿Yo qué puedo hacer? –preguntó insegura.
–Básicamente, que Sica no mate a Nam –respondió Regina encogiéndose de hombros.
–Ah...
Nova todavía no estaba muy ubicada en el Instituto del Mal y no se sentía gran cosa, pero, sí, estaría bien que nadie matara a nadie y que, en la medida de lo posible, ella pudiera ser útil.
–¿Y qué tal tu tarde, Jack? –preguntó a continuación Herilane, como si hubiera estado ausente toda la conversación.
–Ah, de relax –contestó él con una sonrisa, también como si el diálogo anterior no hubiera tenido lugar–. En la sala de juegos, jugando un poco, viendo una intervención de Ragestorm en el TA3... Aunque hoy se ha encontrado con la pequeña horma de su zapato, la ha pasado factura y no ha ido más allá del cuarto escenario –lamentó–. Aunque el enfrentamiento ha estado divertido –compensó–. ¿Sí, Eisentblut? –dijo al ver su desconcertado ceño fruncido.
–¿Cómo has visto la intervención entera de Ragestorm?
–Ah, arriba hay una pantalla emitiendo los mejores momentos del TA3 y tiene una alarma que advierte cuando se conecta Ragestorm, entre otros jugadores de nivel, así que la hemos visto en directo arrasando escenarios. Cuando ha palmado, han pasado a analizar los logros de Némesis, la pequeña horma de su zapato, la que la ha desgastado tanto.
–¿Esa Némesis es conocida en el mundillo del juego? –continuó interesándose Roca.
–Un poco. Tiene unas estadísticas bastante regulares, es muy sólida y es quien acumula más puntos de daño contra Ragestorm. Parece que le está cogiendo el pulso a ese monstruo.
–Um, vale –asintió Roca.
–¿A qué viene ese interés? –quiso saber Regina.
–He conocido a Némesis –contestó Eisentblut poniéndose en pie y, sin dar más explicaciones, se marchó.
–Mmmh, Jack, ¿en esa partida en la que estaba Némesis, también había una Behemoth? –preguntó la vampira viendo alejarse a Roca.
–Pues sí, creo que sí. Una con gorra de plato. ¿Es el avatar de tu prima?
–Pues sí –contestó Darkheart relamiéndose–. Qué interesante.
A Nova lo que le parecía interesante era que acababa de enterarse de que Regina y Roca eran primas. Los árboles familiares villanenses eran sorprendentes.
–––
Roca subió al gran desván del Instituto y buscó la pantalla de la que había hablado Jack. La localizó en la pared junto a la puerta que daba acceso a la salita de las consolas de TA3. Justo estaban dando los mejores momentos del día, las peleas más épicas y brutales, alguien haciendo la carrera de la semana, el saqueador del mes...
–Y Ragestorm esta vez no ha llegado a sus siete escenarios habituales, lástima –dijo una de las comentaristas.
–No, porque se ha topado con Némesis –contestó su compañera–. Lo que no ha estado nada mal.
–Esta chica promete. Esperamos verla en el campeonato.
–Sí. ¿Será la heredera de Ragestorm?
–¿Ya quieres jubilarla? Que no te oiga o viene a destrozarnos.
–Ups. Pues dentro el recopilatorio de "Las 10 cagadas más hilarantes".
Roca entró cabreada a la salita del las TA3. No habían dicho nada de Behemoth y aquello le picaba. Había alguien más allí jugando, podría ser que Ravana, del que pasó y fue al fondo. "Hola de nuevo, Behemoth", le saludó la consola.
Se metió en una sala de treinta y dos y se centró en arrasar metódicamente. Allí no había ninguna Némesis con la que distraerse jugando, por lo que fue implacable y eficaz, hasta que fue la última en pie. "Aniquilación Total", celebró la consola, para, a continuación, comunicarle que tenía diez segundos antes de que la hicieran saltar a otro escenario. Roca hizo rápidos estiramientos y entró en su segundo escenario dispuesta a arrasar, pero sólo le quedaba un tercio de vida, que no le duró más allá de cuando aún quedaban cinco avatares en pie. Roca se quitó el antifaz de realidad virtual con un rugido de rabia en cuanto la consola le hubo pegado un chispazo y dejado libre.
–¿Me permites que te haga una recomendación? –preguntó Ravana a su espalda. Ya se había bajado de su consola y se había acercado.
–¿Qué? –preguntó Roca con sequedad.
–Por una Aniquilación Total, en el siguiente escenario, tienes opción a coger un botiquín que te subirá la vida al tope.
–¿Ah, sí? –contestó, molesta por no haberlo sabido.
–Sí, te lo marcan con una columna de luz azul que sólo ves tú y puede aparecer en cualquier parte. No siempre lo ponen fácil, pero, mientras no pierdas toda la vida que te quede intentando conseguirlo, saldrás ganando.
–Vale –murmuró Roca, aceptando una nueva partida–. Por cierto, ese top es espantoso –añadió mientras esperaba, en referencia a la cosa marrón que había visto que se ponía.
–Ya, pero es cómodo. Normalmente voy con binder, pero para hacer ejercicio como que mejor no.
–Ya te hablaré de la colección Inframundo –dijo justo antes de que la pelea comenzara.
Logró hacer otra Aniquilación Total, aunque esta vez quedándose con un veinte por ciento de vida, de modo que, antes de ponerse a machacar en el segundo escenario, fue corriendo a por el botiquín, que estaba en lo alto de un maldito cocotero. Después ya pudo seguir machacando, directa a conseguir su segunda Aniquilación Total consecutiva, hasta que un muro viscoso, naranja y mortal se la llevó por delante.
–¿Pero qué mierdas...? –rugió Roca, todavía sacudiéndose por la descarga eléctrica. Aquellas consolas estaban programadas con un castigo más duro que las de Neutralia, aunque ése no era el problema.
–Sí, en el escenario de la isla volcánica hay que tener cuidado con las erupciones volcánicas –señaló Ravana, ya tarde.
–¿Tú eres bueno en esto? –gruñó, preguntándose si tenía humor para un tercer intento.
–Soy de los primeros como Trampero –contestó poniéndose la sudadera–. Por cierto, ¿crees que a Nameless le interesaría? Creo que sería buena Corredora.
Roca iba a contestarle que no conocía los distintos estilos de juego que tenían las ratas que no iban de cara, pero entonces recordó a su Subacapitana y el hecho de no tener que dejarla al alcance de Morilec. Además, sonó la alerta de toque de queda.
–¿Y qué es eso de "colección Inframundo"? –se interesó Ravana mientras bajaban, se le veía agradecido de tener compañía que espantara a los perros guardianes.
–Ah, la línea de ropa interior de la marca Elegans. Siempre que te guste el color negro, es comodísima y si la quieres con efecto reductor de pechos, la hay. Te lo digo porque la he probado, reduce todo lo que se puede sin perderse capacidad pulmonar –le soltó del tirón como la mejor comercial Elegans.
____________________________
____________________________
¿Queríais saber quién gritaba? Sorry not sorry, soy mala gente.
A cambio sabéis que Roca no estaba retozando con su prima (?)
¡Trío calavera for the win!
Pobre Nova, lo estaba flipando XDDDDD
Por cierto, había una cosa que os quería decir de Ravana, pero quería decirla de una forma... ¿diferente? Se ha pillado, ¿no? Como la escena está desde el punto de vista de Roca, no le produce ninguna sorpresa.
Bueno, os recuerdo lo de siempre, por si cuela y queréis apoyarme económicamente por el buen rato que pasáis. Podéis invitarme a cafés en Ko-Fi [https://ko-fi.com/A6031PUM] y pillar mis libros en Libreteka [http://libreteka.es/es/]
Disfrutad de este capítulo, porque es el último de la temporada. ¿Y qué tal va vuestros ranking de personajes favoritos~?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top