16. Malos instintos (4ª parte)



Sica se quedó plantada en mitad del cuarto, sin hacer nada ni moverse ni un ápice, pero en su mente tenía un torbellino. Se le ocurrían mil formas de matar a Nameless. Incluso cuando salió al pasillo envuelta en sombras neblinosas seguía siendo fácil. Pero no la siguió y dejó que se alejara. Continuaba siendo fácil de matar. Cuando entró en su dormitorio, bajaron las posibilidades, Roca era un elemento a tener en cuenta. Además de que Nameless estaba alerta y se le daba bien colaborar con otra gente, sumaba e incluso multiplicaba. Seguía habiendo posibilidades, pero con incontables variables. No era un escenario propicio. Y Nameless no suponía un peligro inmediato. La operación podía esperar.

Sica se sentó en la cama y se quedó mirando la que siempre estaba vacía. No quería matar a Nameless, apreciaba su compañía. Pero sentía que era lo que debía hacer para protegerse. Nameless no era un peligro en ese momento, pero había demostrado ser una buena recolectora de información y se le daba aún mejor gestionar los recursos que disponía. Aprendía muy rápido, ya empezaba a demostrar su peligrosidad en las clases de Supervivencia. Quién sabía lo que podría hacer al cabo de un mes, de un trimestre o de un año. Tal vez entonces fuera demasiado escurridiza, manejara mejor las sombras y tuviera más aliados. Nameless era un peligro porque, no habiendo alumno que por si solo pudiera vencer a Sica, la novata podría ser el aglutinante de los suficientes. Lo más sensato sería eliminarla mientras fuera sencillo.

"¡Pero no quiero!", se rebeló apretando los puños. Quería una amiga y Nameless le caía bien. Era la única que no le decía que estaba paranoica, comprendía todos sus actos. Incluso el de planear su muerte.

Sí, porque la conocía demasiado bien. Podía adelantarse a sus movimientos. Era un peligro.

Y por eso podía explicarle cuando no tenía ningún sentido actuar violentamente.

Y por eso podía llegar a liarla, confundirla, mentirle. En un futuro cercano.

¡No! Nameless no actuaba así. Era honesta.

No, ni hablar, era una artera mentirosa. Sólo había que ver cómo había liado a Darkheart.

Porque el vampiro era su enemigo.

¿Y qué era ella sino su enemiga?

¿Su... amiga?

No, no podía serlo. Si se confiaba, le pasaría factura. No podía considerarla su amiga.

Pero entonces Nameless también la percibiría como una enemiga y ya sí que no podría fiarse de ella en ningún momento.

¡Exacto! Mejor no confiar en ella en ningún momento.

Entonces Nameless triplicaría sus esfuerzos, aprendería sus trucos y debilidades, para protegerse.

Y por eso era necesario eliminarla cuanto antes. Esa misma noche estaría bien.

Pero estaría prevenida...

No, porque asumiría que todavía no sería tan peligrosa como para merecer ser ejecutada.

...Era probable... pero también era Nameless... que se adelantaba a sus movimientos, que no consideraba paranoicas sus precauciones...

Sica se llevó las manos a la cara y metió los dedos entre el pelo para clavarse las uñas en el cuero cabelludo. Inspiró hondo. Exteriormente no dio más muestras de la angustia que la atormentaba, pero si su mente se hubiera reflejado físicamente, la habitación hubiera saltado hecha trizas.

Finalmente se puso en pie y se rearmó. En aquel estado no podía dormir. Salió por la ventana con intención de internarse en el bosque hasta que el peligro remitiera.

Pero continuó por toda la fachada, porque sólo había una forma de remitir el peligro: eliminándolo.

Bueno... podía echar un vistazo a cómo dormía Nameless, asegurarse de que no estuviera planeando estrategias junto con Eisentblut.

Y si estuviera con la guardia baja...

...la dejaría en paz, porque no corría prisa.

¿Y cuándo sería el momento entonces? Si iba a hacerlo al día siguiente, ¿por qué no aquella noche?

Porque... Porque... Se le acaban los argumentos. Aparte de que no quería. Pero eso no era...

...más que sentimentalismo, que la llevaría a la tumba.

Alcanzó la ventana de la habitación de Nameless y Eisentblut. Estaba cerrada, firmemente cerrada, y muy oscura, ¿la habrían tapiado? Al mirarla de cerca, a la luz de la luna en proceso menguante, vio que los cristales estaban negros como la tinta. De las rendijas salían unas hebras de... Sica apartó la mano antes de que se le enredaran y se alejó rápidamente.

¡Estaba protegida! Nameless no se había confiado, había levantado defensas al instante. No quedaba otra que esperar unos días a que se cansara y aburriera de estar siempre alerta.

Sica bajó al suelo y sonrió, lo que en su caso significaba que ambas comisuras de la boca hicieran el amago de estirarse un milímetro durante una fracción de segundo. Nameless no se había confiado, había levantado las defensas al instante y estaba alerta y protegida. Podía esperar unos días.

–––

Con Roca lo mejor era saber, no había duda; por mucho que en algún momento la acusara de manipularla, no parecía que le molestara demasiado, siempre que la dictadora supiera que podría someterla físicamente cuando quisiera. Pero con Sica era todo lo contrario, cuanto más sabía, más peligro corría. Había comprobado que a su Capitana la enfurecía hasta límites genocidas la traición, y eso era algo que se podía evitar y, en caso de cometerla o saber que Roca lo interpretaría así, prepararse para la tempestad y capearla con los mejores argumentos y pruebas. ¿Pero qué podía hacer en el caso de Sica, cuando el peligro residía en averiguar cualquier cosa de ella? ¡Era imposible no aprender absolutamente nada si la tenía cerca y la veía actuar! La mayoría de las veces serían cosas nimias, insignificantes, pero de repente podría encontrarse con algo más importante, o que la acumulación de todas las anteriores creara un conocimiento valioso... Lo único que podía hacer era cerrar los ojos, apagar las plaquitas de las sienes y taparse los oídos cuando Sica estuviera cerca. O fingir extremadamente bien, pero no, Morilec lo sabría, no colaría. ¿Hubiera sido mejor no empeñarse en llevarla a la Enfermería? ¿No apaciguarla en el baño? ¿No socorrerla en la ducha? ... ¿No rematar yendo a confirmarle que podía descubrir sus secretos? ¡Aquello había sido una soberana estupidez! ¿Pero hubiera sido mejor dejar que Sica lo descubriera cualquier día y le diera por ejecutarla sin previo aviso? Jajá, como que estar alerta serviría de algo.

–Nameless –llamó Roca desde su cama y la aludida se quedó muy tiesa, preguntándose si habría hecho ruido mientras discutía consigo misma–. que estás despierta.

–¿...Sí?

–Que me estás agobiando, joder –gruñó su Capitana.

–¿He... hecho ruido?

–¿Ruido? Mira la habitación.

Nameless se incorporó un poco. No veía un pimiento, por lo que se llevó la mano a la sien.

–Sin usar los chismes de tus sienes, ¿ves algo de luz?

–Ah... no. Está muy oscuro. Demasiado oscuro.

–¿Y por qué crees que es, idiota? ¡Estás usando la Oscuridad que Invade!

–Oh –dijo sobresaltándose y la oscuridad aclaró un poco, dejando entrar algo de luz de luna, permitiendo ver la silueta de Roca sentada en su cama–. No... me había dado cuenta.

–¿Qué coño te pasa? ¿Esto es por eso que dices de que Morilec te quiere matar?

–...Ssss...'pongo.

Su Capitana resopló, encendió una linterna y se puso en pie. La luz atravesaba como podía las telarañas negras que ocupaban toda la estancia.

–Lo que pensaba. Será la que Invade, pero la estás usando para defenderte. Tu zona casi no tiene. Hazme un hueco –ordenó acercándose.

Nameless se fue contra la pared y Roca se sentó, iba tan sólo en bragas y estaba empapada en sudor.

–Uff, aquí mucho mejor –apreció dejando la linterna en la cama–. Ya puedes dejar de intentar contenerla.

Nameless se encogió como pidiendo perdón y las telarañas negras se tupieron, ahogando la luz que llegaba del exterior. Como Roca era más alta, tuvo que recostarse contra la cabecera para que la densa niebla no se le cerrara en torno a la cabeza.

–Y ahora explícame por qué hostias funcionas del revés –exigió–. Cuando todos te decíamos que Morilec es peligrosa, tú fuiste de cabeza a hacerte su amiga; y ahora que colaboráis, que se pone de tu parte y luego tú la proteges, y luego la ayudas en el baño... de repente me vienes con que te va a matar. Explícamelo, porque no entiendo una mierda.

–Por eso mismo, por lo de ayudarla. Bueno, más bien por descubrir que estaba tirada en la ducha.

–Ah, que le molesta que la hayamos pillado en un momento de debilidad.

–Sí...

–Pero no tiene de qué avergonzarse. Después de un puñetazo como ése, que siga viva es suficiente –dijo socarrona poniendo las manos sobre sus abdominales, con regocijo–. Aunque sólo agrietada... –añadió amargándose un poco.

–Si estuvieras en su lugar... Imagínate que alguien más fuerte que tú te atiza y, aunque consigues llevarlo bien, con el agua caliente te da un bajón o algo así, y tres personas lo descubren.

–Sí, supongo que me jodería –gruñó retrayendo el labio superior, dejando ver el canino de un lado.

–Pero a ti te ofendería, ¿no? Te cabrearía.

–Sí, claro, y buscaría el momento de devolverle la hostia.

–Pues Sica creo que más bien... se siente amenazada.

–Oh, que me tiene miedo –exclamó encantada.

–Bueno... más bien no quiere que se sepa.

–No creo que nadie se atreva a reírse de ella. Aparte de yo, claro.

–Pero si no hubiéramos visto lo del baño, podríamos pensar que tus puñetazos sólo la tumban, pero no le pasan factura.

–¿Y? La tumbé, eso es lo importante. ¿O estás pensando en estrategias retorcidas de rata de dejarla escaparse sabiendo eso?

–Lo importante es lo que Sica piense que podemos hacer con esa información.

Roca resopló y se pasó una mano por la cara.

–Me estás dando dolor de cabeza.

Nameless hizo una mueca de disculpa y se acurrucó más. La Oscuridad bajó un palmo.

–¿Así que dices que Morilec te quiere matar... porque has descubierto eso? –cuestionó–. Si es así, tendría que venir también a por mí, y va apañada.

–No, quiere matarme porque se ha dado cuenta de que yo podré averiguar más cosas como ésas –musitó mirándose los pies.

–Así que ya no sois amigas. Bien, lejos de ella estarás mejor –sentenció satisfecha, pero se dio cuenta de su cara–. No me jodas que sigues queriendo ser su amiga.

–Es que... aunque no vaya con ella y esas cosas... sólo con que estemos en la misma clase... ya aprenderé cosas. Como en la última clase de Supervivencia. Y Sica lo sabe –respondió, sin añadir que ella misma le había adelantado aquello.

–Ah. Así que Morilec te tiene miedo, ¿eh? –se regodeó Roca.

–Me considera una amenaza –puntualizó Nameless.

Roca rio por lo bajo y se acomodó en la cama.

–A mí no me hace gracia –murmuró Nameless–. Pero supongo que me irás a decir que me lo he buscado.

–Lo que me hace gracia es que una Morilec tenga miedo de una civil.

–Tampoco es tan inconcebible, teniendo en cuenta que Sica está alerta ante todo. Está a la que salta, aunque no se note por fuera.

–Venga, venga, túmbate y duérmete, que mañana entrenaremos a tope. Ahora tenes una buena motivación, no me lo puedes negar –dijo tirando de ella.

Nameless no dijo que ni en diez años podría prepararse para Sica yendo en serio a por ella, y se dejó tumbar, aunque seguía tensa y con los ojos como platos. La Oscuridad bajó otro par de palmos.

–Me voy a quedar aquí hasta que aclares la habitación, que esto es irrespirable –explicó metiendo la mano en la bóveda negra y sacando algunas volutas de oscuridad.

–Perdón... no puedo recogerlo...

–Y no podrás mientras sigas tan tensa y asustada. Ya se lo he visto hacer a Zack cuando quiera aislarse.

–Ah...

–¿Al final va a resultar que vas a tirar por ese camino?

No había mucha malicia en su pregunta, pero Nameless no respondió. Ya lo que le faltaba, que la metieran un camino lleno de vampiros sádicos y desquiciados. Bueno, aquello no tenía importancia en ese momento, Sica ocupaba toda su preocupación en ese momento. Se puso de lado, de cara a Roca, se acurrucó bajo la manta y cerró los ojos.

–¿Sabes qué te vendría bien ahora? Un polvo –soltó Roca como si le recomendara una tila.

–¿Qué? No –graznó Nameless automáticamente.

–¿No? ¿Nunca te has masturbado para dormir?

–Pero... porque no podía dormir... sin más –reconoció sin mirarla a la cara–, no porque temiera ser asesinada.

–Mmh, ya –aceptó Roca, que por suerte no hizo ningún comentario incómodo respecto a su confesión–. Pues seguro que te relaja –añadió poniéndole una mano en la pierna, por encima de la manta.

Nameless se tensó aún más, ahora por un nuevo motivo.

–No me apetece.

–¿No?

–No sé, yo conmigo es una cosa, pero... contigo... –se estremeció un poco.

–¿Tanto asco te doy? –preguntó Roca algo ofendida.

¿Asco? No. Pero no me atraes, ¿recuerdas?

–Meh, con lo bien que se me da. Pues hazlo tú –concedió, retirando la mano–. Pero yo me voy a quedar aquí hasta que quites la oscuridad.

–Jah –soltó Nameless–. De todas formas, no sé si quiero relajarme.

–¿Cómo que no? –exclamó Roca–. ¿Quieres quedarte ahí, tiesa, y no dormir en toda la noche? Mañana estarás echa polvo y así no sé cómo vas a evitar que Morilec te mate.

–También es verdad... ¿Pero y si viene ahora? ¿Y si decide cortar por lo sano cuanto antes?

–Oye, que estoy aquí. ¿Crees que Morilec me puede vencer? –inquirió molesta.

–No sé, ¿dormida esquivas bien las puñaladas en el corazón? –planteó Nameless con acidez–. Porque yo no.

Roca resopló.

–Creo que estás paranoica con todo esto.

Nameless soltó una corta carcajada desquiciada.

–¿Qué pasa, se te ha ido la olla ya? –preguntó Roca sorprendida.

–Que me parece muy irónico que me llames paranoica por estar alerta por lo que haga alguien a quien llamáis paranoica por estar alerta contra todo.

–Así visto... –se replanteó Roca–. Bueno, pero algo sí que te podrás relajar –añadió apagando la linterna–. Mientras sospeches, tu oscuridad no se irá, aunque se aclare. Y si Morilec intenta entrar, te enterarás al momento. Y entonces yo me enteraré y terminaré de reventarle la jodida cabeza –aseguró con un tono todo lo amable que podía ser con su personalidad–. Eres mi Subcapitana, recuerda, no voy a dejar que te maten así como así, por muy Morilec que sea –gruñó y se metió bajo la sábana ahora que se le debía de haber enfriado y secado el sudor. Nameless se turbó un poco por la invasión de su espacio personal, pero mientras no la tocara...–. Por cierto, esa risa desquiciada te queda bien, repítesela a Bohém, le gustará.

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~Sica está fatal de la cabeza~

Pero sé que seguirá gustándoos ¯\_(ツ)_/¯
Y, esperad, que todavía hay más e3e

Pobrecica Nameless, lo que tiene que aguantar en ese Instituto u3u
Pero, ey, para que luego me digáis que Roca no es maja y comprensiva (?)

Weno, espero que la actualización esté bien y no haya fallos de falta de espacios (estoy en Madrid)

Os recuerdo lo de comprarme cafés (hacedlo por Sica (?)) [https://ko-fi.com/A6031PUM} y lo de que podéis pillarme cosas en Libreteka [http://libreteka.es/es/]

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