14. Resaca IX (74)
Nameless estaba distraída con pensamientos incómodos, segura de que Roca seguiría con el temita cuando regresara a la habitación.
–Nam... –llamó Jeff para sacarla de su abstracción.
–¿Mmh?
–Tu juguete me ha atado las manos –señaló, o más bien, indicó levantando un poco las muñecas.
–Ah, sí, me ha parecido interesante que una bomba haga eso mientras el tiempo sigue corriendo.
–Tengo que preparar la cena –recordó él.
–Bueno –dijo ella echándole un vistazo al temporizador–. Sólo quedan tres minutos.
–¿Y entonces qué? –quiso saber Ludo, que aquella vez se había librado del agobio.
–¿Sabéis?, hoy hemos estado jugando a las electrocuciones.
–Vale, ya –murmuró Jeff resignado.
–¿Y cuánto tiempo? –se interesó el que estaba libre de peligro.
–¿Eh? ¿Tiempo? –preguntó como si acabara de caer en la cuenta–. Pues... no he pensado en eso... –mintió.
–¡Eh! Si no le has puesto algo para que pare, ¿cuánto voy a estar aquí friéndome?
–Eh... ¿Hasta que... se acabe la batería? –sugirió Nameless con una sonrisilla nerviosa.
–¡¿Batería?! ¡Nam! –exclamó Jeff sacudiendo la bomba que le aprisionaba las muñecas.
–A ver, tranquilo –intervino Khaos, alicates en mano–. Ahora te libro y ya está.
–Uf –resopló Nameless, como si aquello fuera una mala idea, echándose hacia atrás.
–Espera, espera, primero mira si puedes desactivarla –exigió el cocinero.
–Te está liando –aseguró Ludo.
–Puede que las cuerdas tengan algo, que si las cortas, provoca algo peor.
–Son bridas, mis bridas. De plástico. No pueden transmitir nada a la bomba.
Nameless se limitó a hacer un ruidito de consideración.
–Creo –añadió Khaos.
–Puede que las haya recubierto de¡EHH!
Pero Ludo ya había cortado las bridas y Jeff pudo apartar las manos sin que le pasase nada terrible. Nameless se acercó, levantó una tapa con cuidado de no soltar un fino alambre casi invisible cortó un par de cables y terminó de quitar la tapa. Con una sonrisilla de suficiencia, señaló un nudo sobre en los circuitos.
–Oh –dijo Ludo y podría haber sonado hasta avergonzado.
–¿Qué? –quiso saber Jeff, que no entendía el tinglado con sólo echarle un vistazo.
–Que está preparado para que la propia electricidad fría los circuitos a los pocos segundos. Te habría dolido poco.
–Mierda. Jodida mentirosa maquiavélica –gruñó el cocinero y se puso a preparar la cena–. Pues te voy a poner extra de picante –sentenció–. Y te lo vas a tener que comer todo.
–Vaya, ¿dónde quedó lo de reírse de Ludo el otro día? –recordó, empezando a desmontar su bomba para poder reutilizar las piezas en la siguiente ocasión.
–A que te pongo extra extra picante –amenazó Jeff, pero ya no sonó tan serio.
–––
Roca bajó a cenar con Zack para que le siguiera hablando de aquella extraña gente que no sentía atracción sexual por nadie, porque había nacido así, no estaba enferma y, por lo tanto, no había cura. Una vez que había aceptado que tendría que ser verdad, más que nada porque Darkheart controlaba más sobre temas de sexo, Roca pasó a pensar que qué vida más aburrida tenía que ser.
–No puedes aburrirte de no sentir algo que nunca has sentido –contestó Zack echando un vistazo al Comedor–. Veamos dónde me siento hoy...
–¿No tienes un sitio tuyo? –inquirió su prima con dureza.
El vampiro emitió una risita.
–Claro que lo tengo. Toda Europa, y parte de Asia y África, son mías, y por ello me siento donde me apetece –explicó con suficiencia, lo que fastidió a Roca–. Vamos a Noruega, así podré seguir explicándote con calma.
–Eso –arremetió ella para no perder fuerza–. Vale, digamos que me creo que hay gente así, que no está rota y que mi Subcapitana lo es.
Él le dedicó una mirada aburrida por plantear la opción de no creérselo.
–¿Entonces cómo cuadra lo de que se pusiera cachonda? –retó.
Zack suspiró y se sentó en el hueco que acaban de abrir diligentemente los comensales de Noruega.
–Una cosa es la "atracción por alguien" y otra, la libido, el impulso sexual. Me dirás que nunca has estado más salida que la torre norte sin necesidad de que interviniera alguien –dijo para devolvérsela y empezó a comer.
–Eso sí. Pero anoche intervino alguien. Yo. ¿Cómo explicas eso si no es lesbiana?
–Puede que no la excitaras tú, sino la situación o la actividad.
Roca dedicó un segundo a pensárselo.
–No lo veo –soltó tajante.
El vampiro suspiró, se limpió la boca con meticulosidad usando la servilleta y, de repente, estaba agarrándola de la barbilla con una mano mientras la otra se deslizaba entre sus muslos. Roca se estremeció contra su voluntad.
–Si no te gusta lo que ves... –empezó a plantear, acariciándole la garganta con las uñas– ¿por qué te calientas? –preguntó acercándose hasta echarle el aliento tibio sobre los labios.
–Sólo tengo que cerrar los ojos e imaginarme lo que...
–¿Y si te obligara a seguir mirándome... –preguntó y sus ojos rojos no le permitieron bajar los párpados ni para pestañear– crees que tu cuerpo no reaccionaría? –propuso subiendo la mano de los muslos todo lo que pudo y Roca sintió que se humedecía.
–Por ser tú, que conoces todo lo que me gusta –cedió a regañadientes.
–Oh, ya estás haciendo concesiones –se deleitó bajando la otra mano al cuello para estrangularla un poco. Roca se estremeció más.
Joder, empezaba a tener ganas de morrearle incluso con esa cara.
–¿Ves ahora posible que tu Subcapitana se excitara anoche aunque tú, persé, no la atraigas?
Roca asintió mientras pensaba en arrancarse los pantalones y poner la cabeza del vampiro entre sus piernas.
–No, aquí no –le susurró malicioso, recordándole que en aquella situación, teniéndola a su merced con la hipnosis vampírica, podía llegar a leerle la mente. Sobre todo si le gritaba sus deseos.
–¿En serio? –intervino una nueva voz, rompiendo el encantamiento–. ¿Os lo vais a montar aquí? –preguntó Jack, que se había sentado al otro lado de Zack, donde los comensales también habían abierto hueco sin rechistar.
–Sólo era una demostración, no te escandalices –dijo el vampiro, apartando las manos de Roca, dejándola incómodamente excitada.
–¿De incesto y exhibicionismo? –propuso el humano.
–Somos primos segundos, por favor –exclamó Zack–. Y he dado placer hasta a mi hermana.
–No me lo recuerdes –murmuró Jack.
–¿Celoso? –propuso el vampiro, aproximándose tentador a él.
–Acabo de volver de la Enfermería. Se ha despertado –informó con seriedad mientras comía, sin reaccionar, aparentemente, a las caricias de Zack.
–Oh. Vale, ahora entiendo por qué refunfuñas –dijo dejándose de tonterías–. Pues como rápido y voy. Roca, come rápido si quieres venirte.
–Cómeme el coño, y no rápido –gruñó y empezó a cenar furiosamente.
–Luego, luego. Ahora tengo algo importante que hacer.
Roca fue a la Enfermería tras ellos, maldiciendo que su primo la hubiera puesto a mil para dejarla a medias. Allí había un par de tíos vestidos de negro, uno de ellos todavía sentado en la cama, aunque con evidentes ganas de marcharse ya. El otro era Foster.
–¿Y qué pasa con éstos? –inquirió Eisentblut cruzándose de brazos.
–Quédate aquí, por favor –pidió Zack señalándole un rincón y acercándose al de la camilla con su suavidad felina–. Hola, Sinister.
–Um –se limitó a murmurar él, rascándose el cuero cabelludo bajo la melena negra. Tenía ambos brazos vendados desde las muñecas hasta los codos.
–Perdón por no haber aparecido anoche –se disculpó con cautela y Roca puso los ojos en blanco con hastío.
–Meh –soltó Sinister sin hacer contacto visual.
–Se lo habías prometido, capullo –arremetió Foster.
Zack se envaró para encararse con el motero.
–No se puede confiar en mí lunático. Podrías habérmelo recordado tú –señaló con dureza.
–Yo tampoco soy fiable con lunatismo –exclamó Foster para quitarse culpa–. Pero podría haberme llegado a acordar, después de lo nuestro, si no te hubieras ido corriendo detrás de la novata –acusó.
Sinister resopló y se bajó de la camilla. Zack lo agarró antes de que se desmoronase hasta el suelo.
–Cuidado –indicó el vampiro, cogiéndolo en volandas.
–Qué mas da –farfulló Sinister, dejándose caer como un peso muerto, por lo que Zack tuvo que echar mano de toda su fuerza vampírica para mantenerlo en brazos.
–Siento mucho lo de anoche, de verdad. Soy escoria.
Roca iba a pegarle un grito de qué hacía humillándose así, pero Jack le arreó un codazo en las costillas, y el muy cabrón esquivó todos sus contraataques con bastante más facilidad que Nameless.
–Yo soy escoria –contestó Sinister, colgando como un pesado trapo–. Entiendo que una novata es más interesante que una mierda como yo...
–No fue eso para nada –aseguró Zack saliendo de la Enfermería con él en brazos–. La estaba persiguiendo para cenármela, la subestimé y me preparó una trampa eléctrica que me frió con nada menos que con dos rayos enteros.
–¿Caídos del cielo? Qué envidia.
Roca salió al pasillo detrás de ellos, sintiendo ganas de vomitar por ver tan humilde a un Darkheart.
–Y después me pilló Karla, aprovechando que estaba hecho mierda, y me ató a su parrilla.
–Y yo en mi cuarto muriéndome del asco...
–Y cuando conseguí librarme de Karla, me atrapó Nova y me rajó a base de bien.
–¿Quién es Nova? –se interesó Sinister, poniendo un poco de su parte para mantenerse en los brazos del vampiro.
–Una novata de primero que apuñala que da gusto.
–Uh...
–Sí, pero para cuando he sido capaz de ponerme en pie, ya estaba amaneciendo.
–Ya... No pasa nada, no ha sido culpa tuya –musitó rodeándole el cuello con los brazos.
–Tengo que encontrar una alarma para que me lo recuerde cuando estoy lunático, aunque va a tener que ser una bien fuerte. Roca, ¿me harías el favor?
–Me das náuseas –contestó despiadada.
–Bueno, ya te convenceré. Y, Sinister, me gustaría compensarte.
–Ahora sólo quiero dormir...
–Entonces te dejo en tu cama y mañana hablamos, ¿vale?
Roca hizo amago de llevarse dos dedos al interior de la boca.
–Déjale que lo haga, ¿vale? –le increpó Foster.
–¿Que hostias le ha hecho este lugar a mi primo? –preguntó ella con asco.
–Convertirlo en un tío decente –le contestó Jack y, por si acaso, puso distancia entre ambos al instante.
Zack cumplió su palabra y llevó a Sinister a la habitación de éste y Foster, le puso el pijama negro desastrado y lo metió en la cama. ¡Incluso le dio un beso en la frente y otro muy casto en los labios!
–Cuida de él –le dijo a Foster–. Y ya hablaremos de cómo nos las apañamos en la siguiente luna –añadió dándole una palmada en el hombro.
–¿A qué ha venido esto? –le espetó Roca mientras Zack cerraba la puerta–. ¿Qué pretendes demostrar?
–Nada, simplemente tenía que hacerlo ahora.
–¿Qué tienes con ése para que tengas que disculparte así?
–Le prometí que le ayudaría con su lunatismo, se me olvidó y ha pasado en estado crítico todo el día –contestó Zack haciendo una mueca de fastidio.
–¿Qué hizo, rajarse las venas por despecho? –desdeñó Roca.
–Sí a lo primero, no a lo segundo. Sinister tiene un lunatismo de carácter autodestructivo y temerario. Le gusta bajar a saludar a la Señora Muerte y así recordar que en realidad quiere estar aquí. Yo le ayudo a ir de visita y volver sin necesidad de pasar el día de resaca en la Enfermería. Ya sabes que se me da bien.
–Sí –asintió Roca, que había sido resucitada un buen puñado de veces–. Pero no entiendo por qué lo haces.
–Sinister es de mi grupo.
–¿Tu qué?
–Su rebaño –intervino Jack, que iba unos pasos por detrás sin hacer ruido.
–Pensaba que no te gustaba esa palabra –dijo el vampiro.
–No, pero así tu prima seguro que lo pilla.
–La gente que tienes bajo tu poder para sacarle sangre –asumió Eisentblut.
–Mmmh, sí pero no. No están bajo mi poder a la vieja usanza Darkheart.
–Ya, aquí no puedes secuestrarlos porque el Instituto no es tuyo.
Zack se detuvo para decir las siguientes palabras:
–No los retengo con amenazas ni chantaje, tenemos una simbiosis, cuido de mi grupo.
–¿Cuidas... de tu rebaño? –repitió entre atónita, asqueada y decepcionada.
–No lo digas como si fuera un jodido héroe. A ésos les dices que básicamente me dedico a darles buen sexo y otros placeres y les parecerá pura depravación. Además –añadió, para adelantarse a su desdén– a ti también te considero parte de mi grupo, más ahora que estás tan cerca.
–¡Yo no soy de tu rebaño! –rugió ofendida.
–Te digo que no es un rebaño. ¿Y te doy buen sexo a cambio de sangre?
–Sí –gruñó Roca al darse cuenta de que era cierto–. ¿Y vas a dármelo ahora?
–Sí –contestó con una sonrisa.
–No os entretengáis más allá del toque de queda –pidió Jack alejándose–. Y no me digas que entre de todas formas. Mañana es nuestro primer viernes par y tengo que estar fresco para dar la talla.
–Pero ponte Regina –indicó Roca, empujándolo al interior de la habitación forrada de negro y plata.
–Mmmh, no me apetece –rezongó Zack llevándola a la cama.
–Si te cambias... –le echó un vistazo abajo y se relamió.
–Que no me interesa. Sólo voy a terminar lo que he empezado en el Comedor.
–¡Pues no te la pienso chupar!
–¡Bien! Así puede que veas que, aunque llegues a excitar a Nameless, no tiene por qué desearte ni querer chuparte nada.
Roca volvió a gruñirle por orgullo, pero al instante se le convirtió en un ronroneo de placer. Su primo tenía unas manos muy hábiles.
_____________________________________
_____________________________________
¡Se acabó el espectáculo, querides míes! Dejad que les primes incestuoses estén a lo suyo *corre una cortina, aunque eso no evita que se escuchen cosas*
Pobre Jack, lo que habrá tenido que soportar durante estos dos años y pico X'''DD
Bueno, pues nuevo personaje al canto *lo añade a la larga lista*
Podéis apoyar la depravación y la reivindicación (¿de la asexualidad? ¿del incesto? ¿de la paciencia de Jack?) invitándome a un café https://ko-fi.com/cirkadia
O pillar el recopilatorio de las primeras 50 partes ahora que vamos para las 75 http://libreteka.es/es/inicio/27-ievsha.html
PD: En la parte anterior se creó (bueno, a mí me dio por ahí) un nuevo ship: El de Sica y Nova. El SINO. ¡Porque el DESTINO así lo ha querido! XDDDD
Ea, a comentar.
EDIT: La verdad es que no siempre se me ocurre qué decir. Blablablabla
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top