13. Bailar con el Diablo bajo la Luna IV (62)

Nameless procuró correr lo más rápido posible haciendo el menor ruido que era capaz. Las placas de percepción extrasensorial le permitían saber por dónde pisaba y cuándo tenía que girar, pero no tenía ni idea de qué rumbo trazar. La clase de Cacharros estaba cerca, pero no tenía claro qué hacer. Además, le perturbaba que Zack le hubiera dicho "Ah, te has encontrado con mi otra prima", porque eso significaba que: uno, le estaba haciendo creer que era más lento de lo que en realidad era y había llegado a ver su encontronazo con Tess, para luego ir retrocediendo ante ella para llamar su atención en el momento que le interesaba; dos, tenía una vista nocturna de verdad y le había visto los morros ensangrentados; o tres, que el vampiro podía oler la sangre desde metros de distancia, lo que significaba que, por mucho que lo dejara atrás, él la seguiría gracias al rastro que estaría dejando en el aire.

Se metió rápidamente en la clase de Cacharros, atrancó la puerta y usó un soplete para inutilizar tanto el cerrojo como los goznes. Después corrió a repasar las paredes llenas de piezas y herramientas. Sí, podía apañar algo rápido, pero no sería suficiente... Oh, por suerte ahí seguían sus inventos de la tarde. Sonó un chirrido en la puerta de la clase y Nameless se puso a trabajar con toda la sangre fría que le era posible. Segundos más tarde sonó un golpezado cuando quien quería entrar descubrió que estaba bloqueada. Nameless inspiró hondo y trabajó, luchando por no dejarse dominar por el temor mientras los golpes se sucedían cada vez con más fuerza y a la puerta le crujían los goznes fundidos. Percibía los contornos, pero no veía nada, por lo que no sabía de qué colores eran los cables, de qué voltaje la bujía o si la pila usada era de litio y no de uranio enriquecido. Su invento improvisado se balanceaba entre que el efecto fuera irrisorio y reventar medio Instituto.

La puerta acabó saltando destrozada y luego entró la figura persecutora.

–Estás siendo una presa más complicada de lo esperado –reconoció Zack acercándose.

Nameless accionó una palanquita y retrocedió con los ojos fuertemente cerrados.

–Espera –rogó, chocándose de espaldas contra un pupitres, que palpó con cautela.

–¿Esperar a qué? Cuanto antes lo haga, antes dejarás de sufrir. O no –remató perverso.

–¿No podemos... hablarlo?

–¿Hablarlo? –se mofó él.

–Soy la Subcapitana de Roca... –empezó, mientras por dentro le rezaba a un cacharro.

–¿Y? –planteó él, dejando claro que no por ello se iba a contener.

Entonces el chapucero invento de Nameless se calentó al fin y creó un potente estallido de luz que llegó a hacerle daño a través de los párpados fuertemente cerrados. Zack gritó y derribó un par de mesas al saltar queriendo alejarse del repentino faro con la fuerza del sol de mediodía.

–Y nada –gruñó Nameless, echando mano de su invento número tres del día: el lanzador de pelotas asesinas, que en este caso dirigió al pecho de Zack.

El vampiro, que seguía aturdido, recibió tal pelotazo que salió despedido hacia atrás, llevándose por delante otro par de pupitres. Nameless no se detuvo y, dando gracias a Ludo por no fabricarle una gafas que la hubieran deslumbrado también, agarró su invento del día número dos, la ballesta lanzadora de redes con ganchos. Pero Zack se movió lo justo como para eludir la red y ésta acabó abrazando un par de mesas. Y ya no tenía vía libre para hacer diana con la eléctrica. El vampiro se parapetó gracias a los pupitres durante un par de valiosos segundos, hasta que se apagó la bomba lumínica y Nameless pudo ver cómo, en la absoluta obscuridad, el vampiro era deconcertantemente rápido. Y así acabó estampada sobre la mesa de Wolfenstein.

–Decididamente eres la presa más peleona. Roca tiene razón, lunática tienes tu puntillo –apreció cerniéndose sobre su cara mientras la retenía con todo su cuerpo. Él no daba ni la mitad de calor que su prima, más que nada porque estaba bastante fresco–. Si te vieras la cara ahora... –ronroneó y le pegó un lametón en la barbilla.

–¡Es mía! –le bramó ella, soltándole un cabezazo con toda su mala leche. Sonó un crujido.

–Au... –se quejó Zack desapasionado y con voz aflautada. La colocó como a Foster, sujetándole las manos sobre la cabeza con una sola mano, sólo que en horizontal. Era tan o más fuerte que Roca, pero casi lo hacía con delicadeza y no con la brutalidad de su Capitana. Por el momento. La otra mano no la usó para sobarla, sino para recolocarse su propia nariz. Después volvió a cernirse sobre ella–. Como iba diciendo, Roca estará orgullosa de ti cuando sepa todo lo que has peleado. O todo lo orgullosa que puede estar de una rata cobarde –desdeñó.

Nameless estuvo tentada de responderle que su Capitana últimamente la llamaba "rata cruel", aunque también era verdad que a él no le había hecho nada especialmente cruel, sólo astuto, y entonces le cayó un gota tibia de algo más denso que el agua.

–Oh, vaya –rio Zack por lo bajo–. Parece que me has hecho sangrar –comentó y continuó goteándole sobre la cara–. ¿Sabes lo que pasaría si te la tragaras? –le susurró demencial.

Nameless apretó los labios con fuerza, por lo que él recogió una gota con el pulgar, se la llevó a ellos y se los pintó. Ella empezó a gruñirle con la garganta. Quería morderle el dedo, pero, de hacerlo, seguramente se tragaría la sangre vampírica. Y además él podía ser inmune al pequeño dolor que le causaría. Y también podía darse el caso de que Zack disfrutara metiéndole el pulgar en la boca, no sería de extrañar con lo pervertida que era allí la gente.

–¿No quieres? ¿No te van las drogas? Chica lista –felicitó socarrón–. O no. Porque te daría el poder extra que ahora te gustaría tener –sugirió ladino.

Pero Nameless no se dejó liar y aguantó estoica.

–De acuerdo, tú verás –aceptó Zack y le bajó la mano al cuello.

"¿Otro que me va a estrangular?", pensó ella poniendo los ojos en blanco.

–Te noto muy hostil hacia mí...

"¡No me digas!"

–...pero, aun así, te lo voy a proponer –anunció, agachándose hasta susurrarle al oído–. ¿Quieres ser mi tercera?

–¿Tercera cena o qué? –le gruñó ella casi sin separar los labios, por si acaso.

–Oh, no, lo de la cena no te doy opción de rechazarlo. Me refiero a ser mi tercera pareja sexual de la noche.

Nameless abrió mucho los ojos a la negrura. "Oh, dioses, ¿qué les pasa a todos en este Instituto?". Aunque parecía que era sobre todo asunto de Zack y Roca, debía de ser cosa de familia. Eso sí, si realmente le daba la opción a rechazar el sexo a sus cenas, eso significaba que el loco de la moto había estado dispuesto. "Todos como cabras salidas".

–¿No te apetece? Podríamos hacerlo aquí. ¿Te concentrarías en las próximas clases? –planteó malicioso.

–¿En las dos parejas anteriores va incluido Foster? –preguntó Nameless–. Porque si es así, le has dedicado muy poco tiempo –añadió desdeñosa, con intención de herir.

El vampiro titubeó, la acusadora pregunta lo había pillado desprevenido. Nameless aprovechó para examinar la clase en busca de algo que pudiera servirle, la ecolocalización era un nuevo sentido que aún no dominaba.

–A él le vale con uno rápido para seguir a lo suyo.

–Claro, ¿qué otra cosa ibas a decir? –lo despreció como si todo le diera igual, mientras repasaba su desesperante entorno. No tenía cacharros a mano.

–¿Quieres que a ti te dedique más tiempo? Porque podríamos estar hasta el amanecer –le susurró con un puntillo peligroso.

–Ah, no, a mí no tienes que dedicarme más tiempo sólo porque haya herido tus sentimientos.

Zack sonrió y se relamió, no porque le hiciera gracia, sino porque estaba esforzándose por encajar con elegancia las pullas de Nameless.

–¿Y quieres saber quién ha ido en primer lugar? ¿El motivo por el que te he dejado jugar en el comedor más de una hora?

–¿Aparte de porque entrar con las campanadas de medianoche queda resultón?

–Sí, aparte de eso –contestó conteniendo muy bien la exasperación, lo había pillado.

–¿Te haría ganar puntos o sólo es por fardar de conquistas?

–No sé, tal vez te lo replantees –sugirió encogiéndose de hombros–. Es alguien que conoces.

–Entonces me hago una idea –contestó como si nada.

–¿Sí?

–Has dicho que Roca te ha dicho que tengo un puntillo como lunática.

–Qué rápida eres –apreció reacomodando la mano que le retenía las muñecas–. ¿Y no te sorprende nada lo de que seamos primos?

–Sois una panda de depravados –soltó Nameless encogiéndose de hombros.

Lejos de ofenderse, Zack se carcajeó divertido, que era precisamente lo que Nameless buscaba.

–Sí, lo som-

Antes de que terminara de reivindicarlo, Nameless ya le había encajado un puñetazo en la barbilla. Usó las nudilleras metálicas robadas a Killgore para añadirle personalidad. Fue suficiente para desestabilizarlo y tirarlo de la mesa de un empujón. Ella le fue detrás, aterrizándole con una rodilla en la entrepierna. Fue extraño, los libros de anatomía le habían mostrado que allí había partes blandas y cartilaginosas, o tal vez duras, dependiendo del momento; y la cultura popular le había prometido que aquel ataque dolería horrores. Pero Zack se limitó a resoplar dolorido y ella sintió lo mismo que cuando había golpeado a Roca. ¡¿No tenía nada allí abajo?! Mierda, había basado su contraataque en eso.

El vampiro ya la estaba agarrando cuando ella empuñó la pistola paralizante y le disparó a la cara, para después subirse de nuevo a la mesa de un salto. Tenía menos tiempo del calculado, de modo que no se lo pensó dos veces. Trepó hasta el techo, donde había una rejilla cerrando un conducto de ventilación. La arrancó con una mano y se la lanzó a Zack, que se estaba empezando a mover, pero no le acertó en la cabeza. Nameless escaló por el espacio, suficientemente ancho para moverse con facilidad y suficientemente estrecho para usar las cuatro superficies que la rodeaban en su ascenso valiéndose de manos, pies, codos y rodillas. El trayecto estaba lleno de telarañas polvorientas, a juzgar por lo que sentía en la cara, pero no tenía tiempo para para andarse con remilgos. El vampiro ya se estaba aupando a la boca del conducto de ventilación. Nameless se ancló con los pies en paredes contiguas y la cadera contra la esquina contraria, y disparó hacia abajo un par de veces. Él esquivó el primer haz de luz, pero no el segundo, por lo que se quedó tieso y se resbaló hacia la clase. Ella se echó el arma a la espalda y continuó trepando a toda prisa, ascendiendo metros hasta que se topó con otra rejilla en una de las paredes. El conducto seguía hacia los tejados, pero Nameless decidió apearse allí. Empujó la rejilla sin andarse con sigilo; si el vampiro olía la sangre ya coagulada de su cara, estaría dejándole una evidente línea roja por todo su camino.

Estaba en el piso a ras de superficie, tenía que subir uno más para llegar a los dormitorios. No tenía claro en qué dirección quedaban las escaleras, pero eligió ir por la derecha. Lo importante era no parar de correr, entorpecer todo lo posible al vampiro y manipular a Roca para que se pusiera posesiva respecto a ella para que se enfrentara a su primo. No era imposible.

Giró pasillos y cruzó la zona de clases. Vale, ya sabía dónde estaba el Comedor y dónde las escaleras que subían. Una parte de ella, la más cuerda, seguía insistiendo en el plan de esconderse detrás de Roca, pero otra parte, seguramente la lunática, quería regresar al mapamundi, rearmarse y hacerle a Zack algo peor que cegarlo y pegarle un pelotazo en el pecho.

Entonces percibió que había alguien más adelante en el pasillo, así que, por si acaso, aminoró la marcha para no darse de morros con la nueva enemiga. Por las formas, podía ser Karla, aunque era algo más alta y no se movía para nada como ella. La luz de la luna le descubrió que, efectivamente, era otra muchacha. Nameless, que venía de la oscuridad absoluta llena de colores fruto de la ecolocalización, parpadeó al ver el aspecto de aquella alumna. Su piel era pálida con un tono de humana viva, y se podía comprobar que era uniforme por todo su cuerpo, gracias al vestido, si es que se le podía llamar así a un top negro y unas bragas del mismo color, unidas por multitud de correas, y aderezadas con un par de gasas que le habían las veces de capa, y otra en el centro por delante, muy graciosa porque, lejos de tapar nada, solo le daba elegancia al destape. Sí, era como si el padre de Roca, el tal Elegans, hubiera aparcado los trajes de funeral durante un raro y se hubiera decidido a diseñar algo que una calenturienta mente creadora de mundos de fantasía le pondría a una hechicera oscura. Nameless volvió a parpadear y prácticamente se detuvo frente a ella; notaba que tenía algo muy peligroso, pero no terminaba de sentirse amenazada.

La chica reparó al fin en su presencia y se volvió hacia ella, haciendo bambolearse las ondulaciones de su pelo negro. Que menudo volumen, aquello parecía las olas del mar en plena tempestad.

–Hola –decidió saludar Nameless–. Paso rápido y no te molesto –prometió por si acaso.

–¿Tienes prisa? –se interesó la chica y, sí, había peligrosidad en su tono, pero a saber qué era exactamente.

–Bueno... es que me están persiguiendo. Así que...

–¿Quién te persigue? –quiso saber y hubo un aumento de intensidad de peligro, pero Nameless seguía sin sentirse directamente amenazada.

–Eh... Zack... Zacharias Darkheart –contestó y lo percibió a escasos metros a su espalda. Mierda.

–¿El vampiro? –inquirió con... no era entusiasmo, se parecía al interés... con cierta ansia... y más campanitas de peligro.

–Sí. El mismo. Quiere morderme y tal –contestó y se atrevió a avanzar hacia ella al notar que él hacía lo mismo–. Está muy pesado –añadió con tono conversacional. No tenía idea por qué le estaba contando aquello a una desconocida en traje de elegante dominatrix, pero sentía que la estaba poniendo de su parte–. Hasta ha querido drogarme con su sangre.

Los ojos de la muchacha se entrecerraron un milímetro, volviéndose duros. Sí, decididamente allí había peligro y Nameless estaba en el lado seguro. Su nueva amiga volvió la mirada hacia el pasillo y de las tinieblas surgió, caminando despacio y devolviéndole la mirada hambrienta, Zack.

–Nameless, no te vayas lejos, no me hagas elegir entre ella y tú.

–Jah –le soltó la aludida, poniéndose poco a poco detrás de la chica con correas.

–¿Por qué? –dijo, por otra parte, su voluptuoso escudo–. Quédate conmigo, yo puedo darte lo que buscas –prometió con dulzura de miel envenenada.

Si Nameless hubiera apreciado a Zack, le hubiera advertido que se alejara de aquella chica antes de que le escupiera ponzoña a los ojos, pero como no era el caso, deseó que tuviera artimañas de planta carnívora.

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¿Lleváis bien la Noche de los Monstruos?

¿Alguna pregunta para semejante caterva de elementos peligrosos?

¿A que Zack es to' lo majo? ^^ *le pegan una colleja*

Por cierto, Ana, felicidades por adelantado XDDD

EDIT: Anda que la primera aparición de Nova... XD

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