12. Frenesí V (56)
Nameless corrió hacia el exterior y buscó el sol, huyendo de las tinieblas y del frío de la mazmorra de Kill, pero cuando se sintió flojear, se dio cuenta de que tampoco era buena idea, sobre todo si alguien le iba detrás. Se metió en el bosque y se dijo que, ya que estaba, iba a probar a correr hasta el río, pero por las ramas altas de los árboles. Al llegar a atisbar la orilla de verde más claro, se decepcionó por no encontrar allí a ninguna de las heroínas que ya conocía.
Regresó al Instituto cuando calculó que se acercaba la hora de comer, aunque lo hizo con miedo de que Kill estuviera plantada en la puerta para arrastrarla de vuelta a la mazmorra. Por suerte, nadie la esperaba para cazarla. Además, había calculado bastante bien el tiempo y entró en el gran comedor junto con los primeros alumnos.
Pero entonces se dio cuenta de lo tranquila y segura que había estado en su escapada al bosque. Se caló bien la capucha y se dispuso a rodear el Cabo de Buena Esperanza.
–He oído que has liado una buena.
Nameless dio media vuelta y remontó rápidamente África cuando Jack la interceptó, pero por la zona de la Península Ibérica estaban las Animadoras Infernales, de modo que se subió a la mesa a la altura de Nigeria, cruzó hacía Sudán, saltó a la Península Arábica y de ahí a Pakistán, por lo que enseguida estuvo sentaba en su hueco frente a Vietnam. Por el camino rapiñó algunos platos que no había probado hasta el momento, más que nada para que nadie pudiera decir que aquella maniobra había sido una simple huida. Una chica sentada junto a la India le soltó un airado "¿Pero tú quién te crees?", a la que su amiga le dio un golpecito y le recomendó que se anduviera con cuidado. Posiblemente fueran de segundo.
–¿Con ganas de experimentar? –planteó Full yendo a sentarse a su lado.
–¿Eh? –contestó Nameless, concentrada en localizar a Jack.
–La comida –aclaró el tahúr.
–Ah, sí. Me apetecía –mintió distraída. ¿Dónde demonios se había metido el chaval con gabardina?
–Menuda la has liado –comentó Hedera cuando se sentó y Nameless se tensó más. ¿Cómo de estúpido era lo que había hecho?
–¿Se ha enfadado mucho Kill? –preguntó incómoda.
–Oh, sí, muchísimo –aseguró el científico de primera generación.
–Nah, no más de lo normal –contradijo Full.
Nameless se quedó dudando de si creer al chaval que evidentemente se divertía contemplando su sufrimiento en el Instituto del Mal, o al tahúr que mentía con una sonrisa pícara y elegante.
–Veo que has saqueado otras tierras. Vas aprendiendo –celebró Roca sentándose a su otro lado.
Nameless iba a responderle con un murmullo desganado cuando se fijó en la herida que su Capitana tenía en el labio inferior.
–¿Qué te ha pasado? –preguntó, preocupada de que, en su ausencia, Kill la hubiera tomado con Eisentblut.
–Nada. Kill me ha electrocutado por la frustración de lo que le has hecho –contestó como si realmente no fuese nada y Nameless pensó "vaya, he acertado"–. Así que yo la he estrangulado con una cadena y la cosa se ha puesto interesante –añadió divertida.
–Para que el labio se te haya puesto así, ha tenido que ser extremadamente interesante –consideró Nameless.
–Sí, nada que tú puedas aguantar –contestó Roca automáticamente, empezando a comer–. Bueno, puede que hoy sí –reconsideró y Nameless decidió ignorarla antes de que aquello terminara en el ring del gimnasio.
Al cabo de un rato apareció Jeff llevando a rastras a Ludo. El cocinero parecía estar en un equilibrio entre la paciencia y el cabreo.
–¿Os queda algo de comida todavía? –preguntó echando un vistazo a la mesa–. Bien, servirá.
Echó a Ludo sobre la mesa, entre Full y Nameless, y lo retuvo con fuerza mientras enrollaba un tenedor con espaguetis con salsa de guindilla extra picante, seguramente cultiva por internos de un psiquiátrico en alguna selva muy cerrada, y le obligó a comerlo.
–Lo he tenido que noquear para que dejara de construir cosas en clase de Guaridas –explicó hastiado a los espectadores–. Ahora su guarida entera ES un Rayo de la Muerte. ¡Fríe cualquier cosa que entra! –exclamó mientras recargaba el tenedor.
–Tengo ideas –se quejó Ludo, intentando incorporarse.
–Y yo tengo hambre –le contestó Jeff hostil y le metió más espaguetis en la boca.
Nameless se levantó con suavidad, caminó hasta Australia esquivando las islas de Indonesia, rapiñó un par de platos desatendidos y regresó a Vietnam con la misma agilidad.
–Y las descargas no le hacen nada –estaba quejándose el cocinero–. Seguro que le he dado más fuertes que las de Kill, ¡y a los dos segundos seguía tan campante! Y mirad ahora, ni lagrimea con las psicoguindillas.
–Tampoco es que pueda verle los ojos –comentó Full mirando las greñas castañas que cubrían las gafas de soldador.
–Maldito Khaos, ¿en qué se transforman en luna llena? –gruñó Jeff–. Oh, ¿esto es para mí? –preguntó dulcificándose al reparar en los platos que había traído Nameless.
–Si quieres... –concedió ella, alcanzándose un helado de chocolate "negro como la noche" con virutas de fresa "corazón escarchado".
–Ey, ¿y tú has comido bien? –se interesó él después de tragar un puré "ciénaga", que en realidad no llevaba cosas espantosas, a no ser que se odiaran las espinacas y las algas, y se hubo encargado de seguir alimentando a Ludo.
–Sí. Sólo estoy un poco... irritable –reconoció mientras comía helado usando un tenedor con forma de pequeño tridente.
–Tan irritable que ha metido a Kill bocabajo en un bidón de agua electrificada –se chivó Full.
–¡¿Qué?! –exclamó Jeff, olvidándose un rato de Khaos–. ¿Cómo ha sido eso? Contadme, contadme.
El tahúr siguió relatando, mientras Nameless arrugaba la nariz. Aquello de haberse disuelto en niebla negra dudaba mucho haberlo dominado todavía, por muy luna llena que fuera a ser, y Roca negó con la cabeza para desmentírselo, pero dejaron que Full pusiera algo de fantasía a la historia.
–Molas un montón, Nam –le dijo el cocinero cuando hubo escuchado todo el relato y, aparentemente, se lo hubo creído todo–. Y, sobre todo, molas porque no se te olvida comer –felicitó y siguió haciendo de niñero de Ludo.
–––
Tras la comida tenían clase Mascotas, por lo que Nameless se esperaba una hora tranquila. De hecho, fue demasiado tranquila. Después de saludar y dar de comer a Atenea, el búho jugó un poco con ella, pero no tardó en acurrucarse en lo alto del árbol fosilizado a echarse un sueñecito. Ella permaneció en silencio un rato, mirando las rejas, hasta que se aburrió.
Salió de la celda, echó un vistazo buscando a Mister Kërmill, con intención de pedirle otra actividad, y lo localizó casi en el otro extremo del pasillo, tratando de entender por qué Ludo de repente había decidido que quería como nueva secuaz no-humana una colonia entera de termitas. Nameless paseó en aquella dirección, curioseando dentro de las otras celdas, incluso estuvo un minuto largo observando a Killgore jugar con un perro lobo negro más grande que él. Cuando el cánido reparó finalmente en ella, Nameless se deslizó hasta la siguiente celda, por lo que el macarra no alcanzó a verla.
Así llegó a la jaula de las urracas, donde Full estaba haciendo trucos de prestidigitación. Las aves revoloteaban a su alrededor y elegían cartas, a veces acertando y otras veces no. Pero había una en concreto que siempre atinaba, por lo que se llevaba más premios que las demás.
–¿Ésa va a ser? –se interesó Nameless después de colarse en la jaula.
El tahúr se sobresaltó un poco al percatarse de que ella estaba dentro y la bandada de urracas levantó el vuelo para dar un par de reducidas vueltas en el habitáculo. Todas menos la más avispada, que se acercó a ella con curiosidad dando saltitos.
–Ah, hola. Sí, ésta es mi nueva amiga. Desde el primer día me robó el corazón y el reloj –contestó socarrón.
–Hacéis buena pareja –consideró Nameless–. Tramposos y elegantes.
Full le dedicó una sonrisa pícara.
–¿Y tú qué tal? He oído que tienes otro pajarito.
–Sí, un búho. Ahora se está echando una siesta, así que he salido a curiosear.
–Haréis buena pareja –le devolvió el tahúr–. Silenciosos y misteriosos.
Ella asintió y se retiró hacia una pared al escuchar acercarse a Kërmill.
–¿Todo bien? –se interesó el profesor.
–Sí, señor. Ya ha aprendido todos los juegos de trilero que me sé –contestó Full–. Ahora quiero enseñarle a robar llaves.
–Bien, siga así –aceptó y continuó adelante.
–¿No te ve? –se interesó el tahúr cuando volvieron a estar sólo ellos dos y más de media docena de urracas.
–El lunes le costaba verme, hoy supongo que más –contestó Nameless encogiéndose de hombros.
–Sí, hoy estás más difusa. Será por la luna llena.
–Será... Oye, ¿puedo hacerte una pregunta sobre tu familia?
–Dispara –respondió él, dándole una golosina a su urraca.
–Dijiste que tu tía Lisandra viene de una rama de los Morilec, ¿no?
–Sí, la más vividora, por decirlo de alguna manera –contestó tras disimular rápidamente que aquella no había sido la cuestión esperada–. ¿Qué quieres saber?
–¿Entonces sabes cosas de los Morilec?
–Sí, sé cosas –afirmó, como si todas fueran oscuras y truculentas.
–¿Entonces qué opinas de que quiera ser amiga de Sica? –soltó sin rodeos.
Full chascó la lengua y la urraca, en cierta manera, le dio la réplica.
–Si no fueras de primera generación, te diría que estás demasiado loca –advirtió con una sonrisa algo tirante–. Con las cosas que se dicen de los Morilec...
–¿Se dice algo de Sica?
–No. Pero tampoco se dice que haya tenido amigos. Las únicas personas con las que se relaciona son sus padres, y esos tres siempre se están intentando matar entre sí.
Nameless enarcó las cejas. Cómo no iba a tener mala fama una familia que no se soportaba a sí misma.
–Si te gusta jugar sobre seguro, te recomendaría que no te acercaras a ella más de la cuenta. Eisentblut es peligrosa, extremadamente despiadada, pero se la ve venir de lejos y casi nunca miente. Yo... mentiré y engatusaré y nunca sabrás con qué cara te vengo –avisó pícaro guiñándole un ojo y torciendo la sonrisilla atractiva–, pero no soy muy peligroso, sólo quiero pasármelo bien –aseguró mientras acariciaba el pico de la urraca–. Pero los Morilec tienen lo peor de ambos estilos: despiadados y mentirosos.
–¿Y si me quisiera arriesgar un poco?
Full suspiró y la urraca se fue a jugar con sus congéneres.
–Hay un suceso que no es muy conocido –empezó a relatar–. Hará unos diez años, los Morilec le dijeron a su hijita que era hora de demostrar de qué estaba hecha y la mandaron a matar a otra niña. La niña era la hija de mi tía Lisandra y lo que los padres de Sica querían hacer, aparte de comprobar de qué estaba hecha la suya, era demostrarle a mi tía lo que pasaba cuando te desvías de la pureza de los Morilec.
Nameless escuchaba conteniendo el aliento y hasta salió un poco de su capucha.
–El caso es que cometieron un error, y fue transmitirle a Sica que la niña objetivo era una inútil, por lo que no fue todo lo preparada que pudo haber ido y mi prima le plantó cara. La neutralizaron y Lisandra estuvo tentada de acabar con ella, para demostrarle a los Morilec lo que pasa cuando subestimas a los Laquesis, y también para proteger a su hija. Pero al final se apiadó de Sica. Mi tía dice que Sica tiene cicatrices que indican que sus padres la han adiestrado de la peor manera, con un "lo que no te mata te hace más fuerte" en toda regla. En fin –se encogió de hombros–, la dejaron libre, prometiéndole que la próxima vez no tendría tanta suerte... Mi tía sospechaba que los Morilec se cargarían a su propia hija por haber fracasado, pero parece que Sica es más fuerte que esos cabrones. El asunto es que en esta década no ha vuelto a intentar nada contra ellas, aunque sabemos que de vez en cuando las espía. Parece que sobre todo le gustan las cenas –comentó Full como dato–. Y no sé qué pensar. Casi diez años, ya tiene que saberlo todo sobre mi prima, si quisiera finiquitarla, podría haberlo hecho hace mucho; pero se limita a mirar. No sé qué pensar –reconoció con un resoplido–. Y creo que no te he aclarado mucho.
–No, está bien tener todas las perspectivas –contestó Nameless calándose bien la capucha de nuevo–. Gracias –añadió antes de salir de la jaula.
Recorrió el pasillo, pasó junto a Kërmill, que estaba asegurando a un par de alumnos que un sedoso conejito podía ser un útil, y peligroso, secuaz no-humano, que ya había precedentes. Nameless entró en su celda y se aupó al árbol, justo a tiempo para estar presente cuando el profesor estuvo delante.
–¿Todo bien? –se interesó él, cuando la hubo localizado.
–Hoy ha preferido dormir –señaló Nameless, encogiéndose de hombros.
–Normal en un animal nocturno. Tendrá que venir una noche. Aunque dejaremos que pase la luna llena –indicó y fue a decirle a Killgore que hiciera que su perro lobo dejara de aullar.
__________________________________
__________________________________
Hoy tocaba capítulo tranquilillo para que Nam recuperara el aliento, porque lo que toca en la siguiente parte... ejejejeAJAJAJAJAJA.
Ejem. También me molaba que supierais una pincelada más sobre Sica :3
¿Preguntas? ¿Alguien tiene preguntas que puedan ser respondidas de forma alocada?
Y, nada, podéis demostrar vuestro amor hacia la historia pillando el PDF recopilatorio en La Libreteka http://libreteka.es/es/inicio/27-ievsha.html
O incluso invitándome a un café en https://ko-fi.com/cirkadia
Ayyyyss, todo sea por perpetuar la maldad *ojitos malvados* (?)
EDIT: Full se arrepiente de no haberla advertido mejor e__e;;
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top