Parte Unica

¿Por qué? Se preguntaba una y otra vez sin encontrar una respuesta coherente que llegase a proporcionarle su cerebro en ese mismo instante.
Solo era capaz de sentir su corazón latir a una velocidad que jamás creyó posible junto a la mirada llena de desdén que su contrario le brindaba.

¿Acaso la mataría?

¡Pues eso era obvio! ¿Por qué lo dudaba siquiera? Acababa de hacer algo que desafiaba al mismo instinto de supervivencia de todo ser humano. Que estúpido había resultado aquel acto.
Llegó a pensar incluso que su mente la había traicionado con tal impulso propio de una masoquista, o mejor dicho de una suicida, ya que estaba claro que este era su fin; y aún así se preguntaba ¿Cómo era posible que aún siguiera respirando?

Creyó que no tardaría tanto tiempo en morir. Pero no, se dio cuenta de que quizás habría una oportunidad de escapar al volver a posar su vista en el rubio cenizo que no hacía más que presionar sus muñecas contra la fría pared, sosteniéndola como si de una presa se tratase. Eso dejaría marca, Uraraka estaba segura de aquello, aunque de lo que no estaba segura es del por qué tardaba tanto en reaccionar. Debería haber pedido perdón, intentando salvar su dignidad, o al menos forcejeado un poco por soltarse. Pero no lo hizo. Tan solo estaba ahí, aprisionada como esclava contra un rincón de la habitación de Bakugou, intentando no encontrar miradas con él mientras este la observaba fijamente con un aura por demás de intimidante, esperando como animal débil a ser devorada, y no de una buena forma si no de la peor manera que pudiese existir. Después de todo lo que había hecho era grave, pero no podía negar que su impulso le ganó en ese momento de ante mano, y no se arrepentía de haberle dado la razón, ya que si no hubiese reaccionado ante el momento nunca habría llegado a probar el agridulce sabor de sus labios. Los labios de Katsuki, esos que hacía rato se preguntaba como sabrían.

Tragó saliva y se percató de la poca velocidad con la que esta bajaba por su garganta, como intentando recordarle que estaba sumamente nerviosa y no saldría con facilidad de lo que le esperaba.

... pero no.

Solo bastó una efímera mirada llena de valentía de parte de Uraraka hacia los ojos color rubí que no dejaban de intimidarla para que estos últimos nombrados se abrieran con sorpresa. Pero eso solo duró por unos segundos, segundos tan cortos que antes de que la morocha pudiese notar la reacción de su contrario aquellos ojos volvían a observarla con un—según se veía a simple vista— enojo feroz.

Así estaban ahora, ambos viéndose fijo, sin miedo,—o al menos no que se mostrase— mientras que la tensión se expandía como oxígeno.

—No sé si eres demasiado valiente o demasiado estúpida —. Fue lo único que llegó a salir de los labios de Bakugou mientras aflojaba de a poco el severo agarre que llevaba hacia un buen rato en las muñeca de Ochako. Había tantas cosas que tenía para decirle. Tantos insultos, para ser más claros. Pero en este mismo instante solo quería que se fuese, o estaba seguro de que aquella paciencia y autocontrol que venía teniendo a pesar de lo que pasó se esfumaría como una nube tras el paso de un veloz avión. –Lárgate de aquí.

Uraraka solo sintió como la presión en su piel desaparecía por completo junto a la presencia de Katsuki, el cual se alejaba con pasos firmes en dirección a la puerta del dormitorio, con seguridad para así abrirla y enviarla a la propia muchacha fuera de la misma.

Se había salvado. Él no la mataría hoy, ya que había dejado pasar por alto lo que hizo.

...Aunque por alguna razón Uraraka se sentía profundamente decepcionada con eso.

Y ahí era cuando volvía a reaparecer el instinto masoquista que ella creía llevar por dentro. Y si, le llamaba así por que no pensaba que hubiese otra explicación para lo que sentía. Estaba completamente decepcionada al ver que Katsuki no había hecho nada ante el beso que ella robó de sus labios mientras este dormía. Como si en verdad no lo hubiese hecho. Como si aquel acto no existiese.

No le gustaba sentirse así. No le hacía bien ser perdonada como inocente. Como si no fuese lo suficiente fuerte para un castigo. ¿O acaso la estaba tomando como alguien que había hecho algo de tan poca importancia que siquiera necesitaba uno?

Su mente iba a enloquecerla.

Sus ojos no dejaban de divisar la ancha espalda del rubio, haciéndola sentir un vacío interno cada vez que este se acercaba un centímetro más a la puerta. Eso fue lo que la hizo reaccionar, logrando que diese un salto como si alguien la hubiese empujado de repente y con fuerzas haciéndola chocar contra el chico explosivo y llevándola a notar que comenzaba a aferrarse a él sin dudar siquiera.

Como era sabido, la única reacción de Bakugou tras eso fue detenerse...y explotar, pero extrañamente a esto último esta vez no lo hizo literal, si no por dentro. Era como si sus sentimientos hubieran sido expandidos con dinamita y estampados por todos los rincones de su cuerpo. Tal vez porque en realidad eso es lo que estaba esperando, que ella lo detenga, aunque él nunca fuese a admitirlo.

—No pienso irme a ningún lado

En ese mismo instante fue cuando Katsuki notó que su auto control acababa de irse por la borda y probablemente no volvería.

Uraraka se sujetaba de su espalda con miedo de desvanecerse, ya que no estaba segura de que reacción tendría su contrario ante su declaración. Acababa de hacer algo peligroso. Acababa de hacerle frente a Bakugou.

Sus piernas temblaban, y lo hicieron más cuando la gran mano del chico explosivo fue a parar a su muñeca para luego presionar esta y enviarla de un fuerte y potente tirón sobre la desordenada cama que se encontraba a la izquierda de ambos.

Bakugou la observó con unos ojos que Uraraka nunca había logrado contemplar, mientras ella se encontraba como un débil animal a punto de ver su fin. Y es que así eran. Bakugou era una fiera, una bestia. Mientras Uraraka era una simple presa que lo estaba desafiando.

¿Y qué sucede cuando dejas encerrada a una bestia con su presa?

La devora.

Ochako estaba a punto de ser devorada por Katsuki.

El aire de pronto cambió en medio de ambos. La tensión de este se había transformado en pesadez, aunque ninguno de ellos comprendían que significaba esto, ni les importaba. Estaban demasiado ocupados viéndose como si el tiempo para los dos estuviese detenido. Esperando cada uno por su parte algún movimiento imprevisto del otro.

Los pensamientos de Uraraka habían vuelto a tomar un giro de 180°, logrando que estuviese mucho mas confundida que antes y, volviendo a reclamarse el por que de sus acciones, se preguntaba si en verdad esto era lo que creía.

¿Estaba por matarla o por...?

Cualquier duda que tuviese recorriendo su mente se esfumó como por arte de magia al ver como los ojos de Katsuki tomaban una apariencia distinta a la vez que este, decidido, se comenzaba a acercar a su débil e indefensa presencia que aun persistía sobre la cama, dejando nada mas que una evidente repuesta de lo que estaba a punto de sucederle.

Aquella teoría fue nuevamente confirmada por Ochako al sentir de un momento a otro los labios del rubio invadiendo sin permiso y con un brutal movimiento los suyos, dejando su mente en blanco.

Él no perdía el tiempo, y mientras se adueñaba de la boca de Uraraka también se había apresurado a aprisionar sus manos al igual que antes, dejándola sin escapatoria, solo entre su cuerpo y las blancas sabanas de algodón.

Ochako siquiera pensó en forcejear ante la brutal pero esperada acción por parte del rubio cenizo, y mientras notaba como sus piernas dejaban de responderle le dio por intentar seguir el paso con algo de torpeza a la apresurada e intrépida lengua que lograba ganar terreno sumergiéndose con soltura en la boca ajena sin vergüenza alguna, recorriendo toda la misma de un lado a otro, profanando la poca inocencia que quedaba en los pensamientos de la muchacha los cuales terminaron de nublarse por completo al sentir como no solo su lengua correspondía a Bakugou, si no también su cuerpo, el cual comenzó a reaccionar de una forma extraña, haciéndola sentir de una manera en la que nunca antes se había sentido.

La excitación la estaba corrompiendo.

El oxigeno comenzó a fallarle. Podía notar como su falta de aire se hacia cada vez más potente, pero aun así su cuerpo inmovilizado bajo el de Katsuki no podría ayudarla ya que apenas lograba moverlo. Aunque para su suerte tal parecía este último nombrado logró notar ello y sin intensión de asfixiarla liberó sus suaves labios de la sofocación que le brindaba su boca dejando ante ambos luego de esa leve separación un casi invisible hilo de saliva que los conectó por unos efímeros segundos antes de cortarse por completo, volviendo a demostrarles que esa unión no seria suficiente.

Los ojos de Katsuki se posaron una vez mas en la, ahora, jadeante Uraraka la cual seguía inmovilizada y a su merced, llenos del desden que llevaban desde un principio, pero también con algo mas que eso. Deseo.

El deseo que había en sus pupilas eran tal cual el de un animal en época de apareamiento. Y si, siquiera él lograba comprende aquel enfermizo pensamiento que pasaba por su mente, y mucho menos lograba aceptar que quien lo provocaba era esa chica. Esa estúpida perra que no creyó llegaría tan lejos. Tan profundo en su interior.

Nunca imagino que ella pudiese llegar a tocarlo de una forma emocional tan fuerte y peligrosa.

...Pero aun así ahí se encontraba. Tirando su auto control al suelo y pisándolo como trapo de piso a punto de ser desechado. Rogando por que no sea un sueño y vaya a despertar en cualquier momento con el sonido del irritante despertado el cual cada mañana desea hacer explotar y luego arrojar por la ventana.

—B-Bakugou...kun... —Sintió como su nombre escapaba de los labios de Ochako, envuelto en un dulce y entrecortado tono que llegó a hacer que un pudor recorriera su espalda.

—Cierra la boca.
—Soltó con la misma brutalidad con la cual decía y hacia todo.

Sus ojos no dejaban de desobedecerle, recorriéndose sin su permiso ante la escena que se presenciaba frente ellos. Una Uraraka con respiración agitada, con sus ropas y cabellos desordenados, observándolo con una mirada que por primera vez veía, sin poder moverse ni —a su parece— querer hacerlo.

—B-Bakugou-Kun...—Volvió a musitar logrando traerlo nuevamente a la realidad.

El único acto que efectuó el susodicho tras oírla fue fruncir su ceño; y, presionando con mas fuerza sus muñecas, se acercó a la oreja de su contraria y soltó, al estar ya allí, una leve bocanada de aire en este, logrando que Ochako reaccionará ante ello al sentir en ese momento como su estomago comenzaba a cosquillear.

—Dije que te callaras.
—Gruñó a centímetros de su oído, para luego dirigir sus labios hacia el hombro de Uraraka, y sin perder ni un segundo presionar la suave y blanca piel que posaba en aquella parte de su cuerpo con sus dientes, dejando la visible marca de una mordida. Al compás de todo ello la boca ajena soltaba un potente alarido, el cual fue silenciado antes de que llegase a los oídos de alguien que no fuese Katsuki, tras este poner una de sus manos sobre los labios de Ochako, soltando al fin una de sus muñecas y presionando ahora esa parte de ella que ya había profanado anteriormente.

—Que necia eres, demonios.
—Se quejó el rubio liberando la cavidad bucal de Uraraka de su mano para así no interrumpir su ingreso de oxigeno, chasqueando a la vez su lengua como señal de desaprobación ante los anteriores sonidos que la muchacha había soltado.

Ochako solo podía concentrarse en respirar con moderación. No esperaba llegar a esto.
En un principio solo había venido a por un beso, y con eso le bastaba. Con solo eso en aquel instante hubiese podido morir tranquila. Pero ahora no. Ya no era suficiente. Su instinto le rogaba a por otra cosa, dejándole en claro que lo que buscaba en un principio ya no seria suficiente...¡e incluso todo esto no era suficiente! Quería seguir. lo necesitaba.

—¿Acaso me estas oyendo, ¡maldición!?

—Bakugou-kun—. Y allí iba de nuevo esa mirada furiosa que se posaba en su presencia indicándole enojo por haberla oído decir otra vez aquello que claramente le indicó callar desde un principio, pero el enojo en aquellas pupilas no duró demasiado tras oírla continuar. —...No te detengas.

Katsuki sabia que eso era una orden mas que una petición, pero a pesar de ello no pudo reaccionar como normalmente haría tras algo así ya que una media sonrisa de orgullo dominó a la ira que debería haber estado en su lugar, y antes de que pudiese volver a oír a Uraraka exigirle por segunda vez que continuara sus labios volvieron a tomar la boca ajena como propia, pero esta vez con una intensidad mucho mayor que la que se había sentido antes entre ambos.

No había duda. Ahora estaba completamente seguro. Él la devoraría de todas las formas que pudiese imaginar.

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