Capitulo 14
Tal y como Daiana dijo, tuvimos una tarde bastante ocupada y divertida, no compramos el vestido de novia porque no iba a casarme hoy, pero sí algo parecido, un vestido blanco, corto, estilo campana, con transparencia en mi vientre y espalda, iría descalza, con la corona de flores que hicieron los hermanos Hale, un ramo de camelias que simbolizan mi compromiso con la manada y bueno... creo que eso es todo en cuanto a mi vestimenta. Daiana me llevó al salón contándole a todas sus amigas que la Alfa predestinada por fin aceptó, lo que hizo llover los abrazos y felicidades ¿Qué tienen estas personas en contra del espacio personal? Estoy muy agradecida, lo digo en serio, pero tengo un serio problema con la invasión de mi espacio vital, yo nunca recibí abrazos en el mundo humano, ni siquiera una mínima muestra de afecto, por lo que se siente muy extraño recibirlas ahora, me costará acostumbrarme, pero haré todo lo posible por hacer que todo encaje. Cómo decía, terminamos yendo al salón, donde arreglaron mi cabello en un moño alto y poco apretado, una trenza cruzaba mi cabeza, una especia de tomate cerca de mi nuca y un par de cabellos sueltos por aquí y por allá, dando un look fresco y jovial (O eso dijo la mujer que me peinó) también hubo maquillaje y champagne para celebrar, esa parte no se la diríamos a los chicos, era nuestro secreto, una mujer debía celebrar en su fiesta de compromiso.
Terminados los preparativos previos, ya solo teníamos veinte minutos para llegar al evento, la manda estaba notificada de la festividad, todos asistirían a celebrar la unión, ahora es cuando me entraban los nervios y releía mil veces los votos que haría con mi pareja y la manada, estuve escribiéndolos todo el día esperando que saliera perfecto, hacer el ridículo me aterraba.
– Daiana ¿Qué pasará con Almendra?
– Tenemos un plan para ella, pensábamos notificarlo a la manada – susurrando– pero en vista a que nos brindó la información de que hay más infiltrados, lo mantendremos en secreto, ella está en el sub suelo, oculta en una de las celdas y así se quedará, el exilio sería un premio para una traidora cómo ella.
– Solicito unirme a los rastreadores – observándola– soy muy buena en ello, puedo rastrearlos a distancia, así podríamos averiguar un poco más de donde se están quedando, estoy segura de que es una cueva por la particularidad del aroma que desprendían esos lobos de cabello opaco y desaliñado.
– ¿Sabes? A Jackson le molestará mucho eso, pero como las mujeres no somos princesitas que se sientan a beber el té de pierna arriba, dejaré que te unas a los rastreadores y como su alfa, eres realmente hábil en eso, sé que podrás encontrarlos, y en cuanto lo hagas, da la orden de que los queremos a todos muertos, esa manada es un riesgo para la nuestra, no dudes en matar.
– Lo entiendo, gracias Daiana, haré mi mejor esfuerzo para que esta manada esté bien.
– Tenemos muchos niños y adultos mayores, todos nosotros debemos velar para una mejor vida para ellos.
– Tienes razón, pero no te preocupes, los encontraré y mataré a todo quien amenace a mi familia, esta manada lo es.
– Es tú manada también – empujándome amistosa con su cadera– comienza a pensar en ella cómo tuya desde ahora, serás la próxima líder, tomarás parte en todas las decisiones desde ahora, es la forma de transmitir los conocimientos a los próximos Alfas.
– Mi manada... suena bastante bien.
Rodeó mis hombros con su brazo caminando hasta su camioneta.
– Es bastante trabajo, pero muy gratificante, ya lo verás. Ahora vamos a tu fiesta cariño, llegaremos tarde, pero la estrella jamás llega temprano.
Reí.
– También tenías este sentido del humor cuando éramos pequeños, siempre bromeabas así con mamá.
Guiñó un ojo en mi dirección.
– Seré la Alfa, pero jamás hay que dejar de ser una misma, todo en la vida se trata sobre buscar el equilibrio.
Eso quedó muy grabado en mi cabeza.
Equilibrio...
Llegando al bosque, al lugar donde se realizaban las reuniones de lobos, quedé maravillada viendo lo lindo que estaba, los arboles estaban adornados de blanco y con hermosas flores de un rosa muy pálido, casi blanco, luces por todas partes, el puente en el área de los niños estaba iluminado por bellos candelabros, había una mesa enorme, donde toda la manada podría comer y compartir después, luego estaba el altar... un camino de flores, troncos repartidos de manera uniforme para asemejar bancas, luces, flores, y ahí estaba él... muy guapo y en esmoquin... jamás lo vi tan sexy en mi vida.
– Ve con él Becca, estaremos en primera fila viéndolos.
– Si esto es la fiesta de compromiso, no quiero ni imaginar la boda...
Entregándole el papel donde escribí mis votos, ya no lo necesito.
– Oh no cariño, esto es algo pequeño, ya verás la boda.
Dando media vuelta se marchó para tomar su lugar junto al alfa en la especie de altar, ellos nos darían su bendición y todo eso, ya vendría alguien a casarnos en su momento, hay una persona que lo ha hecho por años, sabe lo que somos, o eso me explicó Daiana hoy.
– Te ves preciosa.
Besó mi mejilla tomando mi mano.
– ¿Sabes que se me antoja ahora?
Susurrando en su oído.
– Creo que lo mismo que a mí nena... – dando un ligero apretón a mi mano– después...
– Será nuestra celebración privada.
Sonriendo cómplices, nos separamos parándonos frente a sus padres, paralelo a los invitados.
Sam parecía haber llorado, estaba orgulloso, podía verlo en su mirada.
– Bien chicos, ya que han decidido tomar este gran paso frente a nuestra enorme familia – comenzó Tyler– Me gustaría escuchar las razones de ambos ¿Qué dicen si comienzan con sus votos?
– Jackson, hijo, puedes comenzar.
Este asintió tomando ambas manos, se movió un poco cambiando el peso de un pie hacia el otro, se notaba a kilómetros lo nervioso que estaba.
– Un paso más cerca de nuestro felices por siempre, tú puedes.
– Qué vergüenza que mi chica me de ánimos para decirle lo mucho que la amo, practiqué todo el día, te lo juro.
Tomó una larga respiración.
– Yo también practiqué todo el día, comienza para que pueda decir mis votos yo.
– Sí, lo sé, aquí voy nena – sonrió– Yo, Jackson Hale, próximo Alfa de esta manada, te tomo hoy a ti Becca Mitchel como mi prometida. Prometo cuidarte en la salud y en la enfermedad, tu copa nunca estará vacía porque yo seré tú vino – alguien estuvo viendo el cadáver de la novia– jamás dejaré que ningún peligro llegue a ti, será parte de mi obligación hacer cada uno de tus días felices, porque a partir de hoy, seremos uno – soltó mis manos estrujando sus dedos– Dios... normalmente soy bueno con los discursos, de verdad me vuelves loco Becca, quiero que esto sea perfecto, te amo, tal y cómo eres, por esa razón, prometo escucharte en todo momento y aprender de ti cada día de mi vida. Creeré siempre en ti y celebraré cada uno de tus triunfos, gozaré de cada uno de tus triunfos y enfrentaremos juntos todo lo que el futuro nos depare.
Sonreí.
– Fue precioso cariño, gracias – tomando sus manos otra vez, realmente hermoso.
– Eso fue muy lindo hijo – Daiana estaba muy emocionada– ahora Becca es tu turno, lo ensayaste todo el día.
– Ok, aquí voy. Yo, Becca Mitchel, te tomo a ti Jackson Hale como mi prometido, mi compañero de vida, mi amigo, mi confidente, somos el complemento perfecto, por eso elijo caminar a tu lado toda mi vida, bajo el sol y la lluvia, entre las sombras y la luz, disfrutando de tus alegrías y apoyándote en tus tristezas, el destino nos depara muchas sorpresas, ambos sabemos que el camino no será fácil, muchas dificultad vendrán, pero sé que si estamos juntos nada podrá destruir lo que hoy comenzamos a construir, nuestro compromiso, la unión de nuestras familias, la protección y guía de la manada, todos somos uno desde el día de hoy, te agradezco a ti por hacerme parte de esto, le agradezco a todos por hacerme parte de esto, desde hoy, comenzaré mis preparativos para ser lo que cada uno necesita, porque seré la futura Alfa, es un compromiso que adoptaré hasta el final de mis días.
Tomando los anillos que anteriormente nos habíamos quitado entregándoselos a Derek (Quien era el más sensato de los hermanos Hale) los tomamos otra vez, colocándolos en los dedos del contrario sellando el pacto.
– Demos nuestras felicidades a la pareja de comprometidos.
Gritos de euforia, aplausos y arroz comenzó a rodearnos, la gente estaba realmente emocionada de ya tener una pareja de lideres a futuro, así todos podían relajarse ya que la estabilidad de la manada estaba frente a sus ojos.
– Eres muy buena con los discursos ¿Te lo habían dicho?
Besando mis labios.
– Dicen por ahí que soy muy buena con las cosas bajo presión – recibiendo otro de sus besos, me sentía en las nubes– ponme a prueba cuando lleguemos a casa.
– Mmm... no tienes idea de lo que tengo planeado.
– Eso suena bastante tentador.
Antes de que mis pensamientos pudieran ir más allá, comenzamos a recibir un montón de felicidades y abrazos, también regalos que no sé realmente en qué momento esta gente tuvo tiempo de preparar, pero de todas las maneras lo agradecimos, ahora teníamos muchos regalos que abrir en casa, pero eso ya podríamos hacerlo mañana, teníamos mejores planes.
Todo iba perfecto hasta que llegamos a la mesa para comer con la manada, la comida ya estaba sobre la mesa y las personas se acercaban para tomar asiento, pero fue la presencia de Leah la que me alarmó, Emma guardó un puesto para ella bastante cerca de nosotros, lo que desató mi furia, pero como era mi fiesta de compromiso, no quise armar un alboroto, solo me incliné hacia Jackson presionando la mano con fuerza.
– ¿Qué se supone que hace esa zorra aquí? Debería estar encerrada con su tía.
Apretó los labios.
– No pensé que tendría el descaro de venir...
– ¿A qué te refieres? ¿Qué mierda hace ella aquí?
La observé por breves segundos con unas malditas ganas de arrancarle los ojos, la maldita de Leah tuvo el descaro de tuvo el descaro de saludarme colocando su típico rostro de "Yo no mato ni una mosca". Odiar es un sentimiento demasiado grande, pero yo realmente la odio.
– ¿Y bien?
– No te enojes.
– Me enojaré si no me dices lo que está pasando Jackson, y no quiero hacer una escena en nuestra fiesta de compromiso.
– Está bien, tranquila – suspiró tomando– mira, ella está aquí y no con su tía por... porque...
– ¿Me lo dirás o no?
Ya estaba perdiendo la cabeza, si no me lo decía en los próximos cinco segundos saltaría sobre Leah y la haría hablar yo misma, era capaz de eso y más.
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