8. felicidades, estás corriendo.
Bien... esto ha sido lo más extraño que he presenciado desde que llegué aquí ¿Me acababa de amenazar? Ni siquiera se dirigió a mí directamente, pero bien sabía que se trataba de mí ¿De qué se supone que iba a arrepentirme? ¿Qué se supone que iba a frenar? ¿Sus problemas mentales? ¿Su paranoia?
– ¿Estás bien?
– Pero si a mí ni me tocó ¿Tú estás bien?
Viendo rasguños en sus brazos.
– Sí, solo dame un par de minutos y ya no estarán – Abrazándome por los hombros– ven, vamos con el resto, pronto tendremos que recitar el mantra ¿Lo recuerdas?
– Sí, agradezco tener buena memoria.
Acercándonos a sus padres, el tío Sam se nos unió, entonces Tyler dio el pie para que todos se reunieran observando la luna en su punto más alto comenzando a recitar al unísono.
– "Como lobos debemos valorar y respetar a nuestros hermanos sin importar su manada, sus costumbres, o su experiencia, somos familia, y un lobo caído es una extremidad perdida, si estamos unidos, somos invencibles, separados... llegará pronto nuestra perdición"
Nuestros parientes sonrieron al ver que logré decirlo sin fallas la primera vez, admito que estaba nerviosa de cometer algún fallo, quería hacer las cosas bien desde ahora, demostrar que no iba a ser un problema.
– Llegó la hora, iremos a la fogata de nosotros.
– Está bien...
– Nos vemos mañana preciosa ¿Vienen a almorzar con nosotros?
– Está bien, yo encantada Daiana.
– ¿Jackson?
– Ahí estaremos mamá.
No muy feliz.
– Adiós preciosa.
– Adiós tío Sam.
– Nos vemos mañana en casa de los Hale.
Sonreí asintiendo, luego me dejé llevar por Jackson unos cuantos metros más allá donde los jóvenes se reunían.
– ¿Dónde creen que van sin nosotros?
Gemelo uno y gemelo dos nos abrazó por los hombros comenzando a saltar mientras caminaban.
¿No se les agotan las baterías?
– Tú gemelo descerebrado, mírame.
Así lo hizo.
– Eres... mmm... – analizando bien su rostro– ¿Dante?
– ¡Así es! Por fin ya no me llamas gemelo uno o dos.
– Supongo que nos veremos muy seguido, debería aprenderme sus nombres.
– ¿Cómo supiste que era yo?
– Derek dijo que tenías un lunar en la nariz y una cicatriz cerca del labio, por eso lo supe.
– Realmente tienes buena memoria, me sorprende tu habilidad.
– En el mundo mundano, lo único que podía hacer cuando llegaba a casa era leer libros o buscar porquerías en internet, leía todo tipo de libros, anatomía, fisiología, mitología griega, novelas románticas, misterio... lo que estuviera a mi alcance, y me fui dando cuenta de que retenía más información de la necesaria ¿Han visto matilda? No me sorprendería que comenzara a manejar objetos con mi mente después de toda la información que retiene mi cerebro.
– Yo la he visto, es vieja, pero buena.
– La niña tiene padres horribles y se queda con la maestra ¿Es esa?
– Así que Dominique también la has visto.
– No somos incivilizados, tenemos internet y televisión por cable – riendo– hemos visto las mismas cosas que tú.
– No es lo que decía, pero gracias por eso, cuando llegué a mi casa pensé que estaba desconectada completamente del mundo exterior, este pueblo... es extraño, el clima es más frío, el cielo está más despejado, las personas... más civilizadas, es... otro mundo.
– En Raventown las cosas no son como parecen, pero te divertirás como en ningún otro lugar.
– ¡Oye tú, afuerina!
Mierda y más mierda. Estas chicas me volverían loca.
– ¿También vienes a insultarme hoy?
– No, todo lo contrario – acercándose con una sonrisa en los labios– lo más sano es que llegaras a romper el extraño compromiso de Jackson y Leah, ella es mi amiga pero estaba obsesionada con este muchacho – tocándole el brazo– ni siquiera podíamos hablar con él por más de cinco minutos sin que nos amenazara.
– Yo no entiendo como esa Omega loca no es Alfa, es demasiado dominante.
– Exactamente por eso no es un alfa, los alfas son líderes natos, guías, personas que piensan en el bienestar general antes que en el propio y Leah es muy egoísta, así que pienso que cuando se acabe toda esta locura por ser la esposa del próximo Alfa, nos llevaremos todos muy bien –Abrazándome– Por cierto, no sé si me recuerdas, mi nombre es Alexandra.
– Recuerdo tu nombre – tardé un poco en devolver su sorpresiva muestra de afecto– gracias por el recibimiento y las palabras, de todas las amigas de estos chicos, eres la única que muestra un poco de simpatía, yo no vine aquí con intención de romper nada.
Separándome le dediqué una sonrisa tímida.
– Pareces buena chica, las demás piensan como yo, pero Emma... ella es otra cosa, tenían la misma niñera cuando niñas así que pasaron demasiado tiempo juntas, cree que Leah es su hermana mayor, por eso actúa como su lacaya.
– ¿Lo escuchaste? Que vergonzoso...
– La pusiste en su lugar, es justo lo que necesitaba –tomando mi mano– Vamos a conocer al resto, conocer de verdad.
– Si ella me hubiera dado el recorrido estoy segura de que ya conocería a todos los lobos de la manada.
– Estoy segura de que sí, Alexandra no se calla jamás, se llevarán bien.
Comenzando a seguirla con Jackson rodeando mis hombros y sus hermanos pisando nuestros talones, no sabía si sentirme una celebridad o un bicho raro, porque todos nos estaban mirando.
– Chicas, les presento a la compañera de Jackson, Becca, la chica que le plantó cara a Leah y Emma.
– Vaya, chica valiente, estábamos esperando verte por aquí hoy, estas reuniones son divertidas.
– Tú eras... Katie ¿no es así?
– Esa soy yo, una beta como Alexandra, Mary – señalando a la chica a mi lado– es Omega, y este es nuestro grupito – sonriente– de hecho me acuerdo de ti, te juntabas conmigo y Mary cuando eras pequeña, nuestras casas están en la misma calle.
– Vaya... ahora sí me tomaste desprevenida ¿Cómo es que me recuerdas?
– De hecho estuve todo el día buscando en las fotografías antiguas, tenemos las fotos de curso de los cuatro años y de los cinco – buscando en su mochila– estaba segura de que me resultabas conocida.
– Creo que lo guardaste en el bolsillo pequeño – señaló Mary– haber, deja que yo lo haga.
Katie sostuvo la mochila mientras Mary buscaba hasta que dio con las dichosas fotografías.
– Esta eres tú ¿No? Estás igual Becca.
Me acerqué para ver las fotografías, claramente la niña junto a ellas, sonriendo y abrazadas era yo, en una de estas me faltaba un diente, me trajo a la mente tantos recuerdos...
– De verdad esa soy ¿Cómo... me reconocieron? Yo no me acuerdo de mucho, eramos tan pequeñas.
– Lo recordamos porque nos juntábamos contigo, íbamos a la casa de una y jugábamos a las muñecas, estudiábamos, hacíamos tardes de piscina, todo juntas hasta que te fuiste luego de la muerte de tus padres, después de eso comenzamos a juntarnos con Emma, ella nos hizo conocer a Leah y esta última a Alexandra, Leah y Emma nos llevaron un día con los chicos Hale, así de pequeños todos comenzamos a ser amigo, de no haberte marchado probablemente también serías amiga nuestra de la infancia también.
– ¿Lo dices en serio? ¿Esta niña es esta chica?
Señalando la foto y luego a mí.
– Soy yo ¿Era muy guapa no?
– Es que tú... se supone que nosotros...
– ¿Qué nosotros qué?
Todos parecían perplejos.
– Cuando éramos pequeños, esta niña de aquí, o sea tú... mis padres y los tuyos eran muy amigos, se sabía que yo sería el próximo alfa y necesitaría un compañera, esa ibas a ser tú, pero como te marchaste de un momento a otro, Leah llegó reclamando su derecho, dijo que me conocía mejor que nadie, que sabía los protocolos y siempre vivió cerca del Alfa por lo que ella merecía el lugar que iba a ser tuyo a mi lado, así es como... las cosas se volvieron a como son ahora.
– ¿A eso se refería mi tío entonces con lo de explicarme cuando creciera? La pregunta de tu padre, las respuestas correctas, la comparación con Leah, sus planes son comprometernos – hizo el ademan de hablar pero levanté un dedo en señal de que callara, así lo hizo– no pienso casarme.
– No iba a decir eso.
– Quiero decir... lo paso bien contigo, estos escasos días... de verdad me encanta estar contigo, pero hay que ver qué sucede luego del calor y quiero elegir, tú también deberías elegir, además ni siquiera estoy en edad.
– Eso es verdad – encogiéndose de hombros– pero calor o no, estás menos loca que Leah y me apoyas, crees en mí, no me molestaría casarme contigo.
– No tiene que no molestarte tarado – golpeándolo en la parte trasera de su cabeza– tienes que amar a tu esposa, tienes que desearla, tienes que creer firmemente que no necesitas a ninguna otra mujer que no sea ella, esa es tu meta cuando se trata de buscar una esposa ¿Entendiste?
– Vaya... yo no sé si decir que está loca o demasiado cuerda, me agrada esta mujer, tiene al próximo alfa a su merced y lo está mandando a buscar calabazas.
– Es que yo no soy quien para estar obligándolo a que se case conmigo, además, también quiero elegir a mi esposo, esto lo hago por él y por mí.
– Ya veo por qué Leah y Emma la odia, fuiste el tema de conversación del día de hoy.
– Odio que hablen sobre mí – rodando los ojos– ¿Qué dijeron?
– Zorra oportunista fue lo más suave – observándome acomplejada– lo siento Becca, ellas son muy temperamentales.
Me encogí de hombros.
– Jamás me ha importado lo que dicen sobre mí así que no se preocupen, ahora... ¿Qué tal si me muestran lo que hacen por aquí? Intento acostumbrarme lo antes posible.
– Mira, una de las primeras cosas que se hacen cuando llegas aquí, a esta fogata, es tallar tu propio lobo – mostrándome un collar con un hermoso lobo de madera que llevaba sujeto al cuello– es lo más cercano a llevar tu otra mitad de manera visible para sentir que no eres un humano, eres un hombre lobo, somos Lycans, y bueno... es un lindo detalle.
– Acabas de arruinar mi sorpresa.
Jackson la observó entrecerrando los ojos.
– ¿De qué hablas?
– Yo estuve toda la noche de ayer tallando un lobo para esta chica, ella no sabe tallar, no se lo enseñaron, por lo mismo decidí yo hacerle uno para que se sintiera aprte de nosotros, todos tenemos uno.
Metió la mano a su bolsillo sacando un collar muy parecido al que Alexandra me mostró tendiéndolo hasta mí.
– ¿Lo dices en serio? ¿Tú lo hiciste? ¿Para mí?
– Claro, es mi... regalo de bienvenida.
Sonriendo tímida, lo tomé observándolo detenidamente.
– Es hermoso... es... perfecto ¿Me lo pones?
– Esto suena a propuesta caliente para mí.
– Callate Dominique, arruinas el momento.
A pesar de todo Jackson tomó el collar, le di la espalda sujetando mi cabello esperando a que sujetara bien mi regalo, no quería perderlo.
– Listo – besó mi hombro desnudo– date la vuelta para observarte.
Así lo hice sintiendo mi cuerpo aumentar de temperatura.
– Precioso...
Sentenció.
– Me encanta, es un gran detalle, lo digo en serio.
– No es nada, un día de estos te enseñaré a tallar, será divertido.
– Espero con ansias esa clase entonces.
– Oye Jackson ¿Qué dices si vamos a... beber al acantilado como los viejos tiempos? todos juntos.
– Vamos Becca, te divertirás.
– Adoro el alcohol, yo me apunto.
Aplaudiendo animada.
– ¿Segura?
Alzó una ceja mordiendo su labio inferior.
– Pues claro, no le digo que no al alcohol, menos a la posibilidad de conocer más sobre mi pasado.
– Es verdad... estas chicas eran tus amigas – asintiendo– Bien, iremos, pero primero debemos robar un par de botellas de la fogata de los adultos, aquí no todos tienen el permiso de beber y controlan mucho esa situación.
– ¡Yo lo hago!
– ¡Yo la acompaño!
Riendo como idiotas.
– Los gemelos siempre hacen esa tarea.
– Bien, nosotros robamos, ustedes esperen en el árbol de siempre, en cuanto lleguemos hacemos carrera.
– La ropa la guardamos en la mochila de Mary.
– ¿Carrera? Yo... aún no sé correr como lobo.
Avergonzada.
– En ese caso guardaremos la carrera para más adelante – Katie rodeó mis hombros con su brazo– por hoy tomaremos esto como un ligero paseo para admirar el hermoso bosque y el cielo nocturno.
– Gracias, por todo.
– Para qué están los amigos.
Guiñándome un ojo.
– Bueno, nosotros iremos a la fogata adulta, ustedes adelántense.
– Está bien, los esperamos allá.
– No hay problema.
Despidiéndose a lo militar, se escabulleron directo al bosque, ahora era nuestro turno.
– Por aquí Becca, sígueme.
Sujetando mi mano, sonrió como un niño a punto de hacer una travesura, nos escabullimos todos hacía el bosque caminando entre arbustos, grandes senderos y saltando troncos hasta el tronco más enorme que he visto en mi vida.
– Aquí esperaremos a los gemelos – tomando asiento– ¿No es bonito aquí?
– Es muy bonito, el viento, el paisaje, la luna – maravillada– el cielo estrellado, que ganas de vivir mi vida completa aquí, es tan... hermoso.
– Bienvenida a casa Becca.
– Gracias chicas.
Tomando asiento junto a él, froté mis dedos nerviosa ¿Estos chicos siempre se desvestían juntos? Yo... no sé si pueda hacer eso, para mí es algo extraño.
– Los huelo, aquí vienen.
Derek se levantó.
Veinte segundos después, dos lobos negros corrían a toda prisa hacia nosotros con una mochila cada uno en el hocico.
– "Misión cumplida"
Escuché en mi cabeza.
– "A beber cachorros"
Sin chistar, todos comenzaron a desnudarse sin pudor alguno, sin observarse unos a otros, así que para no quedar como una imbécil inadaptada, consciente del rubor en mis mejillas, me quité la ropa con la misma rapidez guardando todo en las mochilas que llevaban las chicas, entonces me transformé.
Lobos grises, negros de diferentes tamaños, castaños, pelirrojos me rodeaban, el más alto de todos ellos me hizo una señal con la cabeza para que los siguiera, así lo hice, primero caminamos lo suficiente para que lograra acostumbrarme a la sensación de caminar en mis cuatro patas, luego trotamos, preguntándome cada cinco minutos si estaba bien con eso o quería descansar, pero no, todo lo que quería era comenzar a correr, sentir el frio viento aliviar mi calor, la vibración de la tierra bajo mis patas, la adrenalina recorriendo todo mi sistema... no sé en qué momento sucedió, solo... me di cuenta cuando Jackson habló dentro de mi cabeza "Felicidades, estás corriendo" posicionándose a mi lado tan eufórico como yo.
– "¿Soy solo yo o esto me está subiendo la temperatura? No puedo dejar de pensar en ti desnudo en mi cama"
Hablando dentro de su cabeza, estaba caliente otra vez, necesitaba mi dosis de sexo.
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¡HOLA MIS AMORES BELLOS! PASO POR AQUÍ PARA DEJAR UN NUEVO CAPITULO, HOY ME SIENTO INSPIRADA FULL.
UN BESOTE PARA TODAS USTEDES.
LAS LEO.
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