21. Instinto
Jugué con Thomas hasta que el pequeño se cansó de caminar, ya lo hacía bastante bien él solito, de vez en cuando perdía el equilibrio y ahí estaba yo para sostenerlo, su sonrisa era completamente adorable, ya tenía todos sus dientes, muelas... ninguna, estaba en esa edad de querer meterse todo a la boca ¿Seré parecida a su madre? ¿Por eso el pequeño parece tan feliz? ¿O es que sintió la misma conexión que yo cuando lo vi? ¿Existirá ese sentimiento que experimentan las parejas "Mate" con niños que no nacieron de ti?
– Thomas ¿Qué dices si vamos a conocer a tu nuevo papá?
Cargándolo en mis brazos sonriendo al pequeño.
Este hizo pequeños sonidos divertidos, balbuceos, y otras palabras un poco extrañas, me tomaría un tiempo poder entenderle.
Salí de la tienda cubriendo a Thomas con una manta para que no se enfriara para buscar a Jackson, las mujeres mayores ya estaban enteradas de mi decisión, Thomas era un Hale desde ahora.
– ¡Becca! ¡Despertaste!
DIDI corrió hacia mí tan enérgicos como siempre, al ver al bebé entre mis brazos se detuvieron observándome extrañada.
– ¿Y ese bebé? ¿De quién es?
– Les presento a su sobrino, acabo a adoptar a este niño, su nombre es Thomas.
– ¿Thomas? ¿Sobrino?
– ¿Lo adoptaste?
Sin entender nada.
– Así es. Sus padres murieron protegiendo a la manada y cuando lo vi... sentí una conexión especial, es mi hijo.
– Bueno... son tus decisiones – Dominique fue el primero en acercarse para acariciar el ondulado cabello del pequeño– bienvenido a la familia enano, tus tíos son muy locos así que cuidado.
– Muéstraselo a Jackson, el idiota siempre quiso una familia abundante – Aplaudió Dante– bienvenido a la familia Thomas, tu mamá es una mocosa, pero ya tiene cara de mamá, existe esa conexión de la que ella habla, me alegro de que encontraras familia.
Hablando al niño que no dejaba de balbucear cosas en respuesta a las palabras de DIDI parecía feliz de incorporarse a un nuevo círculo.
– Gracias chicos por el buen recibimiento, hablando de Jackson ¿Lo han visto?
– Sí, está con los menores jugando al balón, les hizo unos arcos improvisados, sus padres están trabajando así que los solteros cuidan de ellos.
– Iré a visitarlo entonces, tengo que darle la noticia.
– Suerte enana.
– Ponle el pie en el cuello y no lo sueltes ¡Somételo!
Reí.
– Ya regreso, adiós.
Despidiéndonos, caminé hasta la improvisada cancha que Jackson y los otros hicieron para los niños. Mi hombre estaba corriendo tras los niños, fingiendo que ellos eran demasiado buenos para él, lanzándose al piso para divertirlos, casi podía verlo como un niño más.
– ¡Jackson! ¡Puedes venir un poco!
– ¡Claro nena, ya voy!
Secó su sudor y trotó hasta mí.
– ¿Quién es este niño precioso? – le hizo caras graciosas arrancando carcajadas del niño– Estás en los brazos de mi chica, que picarón más afortunado.
Este le estiró los brazos, Jackson no pudo evitar enternecerse y cargarlo mientras lo mimaba.
– Sus padres murieron hace pocos días, es huérfano.
– Pobre pequeño... espero encuentre una buena familia que se haga cargo de él, odio eso de las guerras, las perdidas, los niños sufren mucho...
– De hecho, encontró una familia.
Sonriendo.
– ¡Qué buena noticia! ¿Quiénes son?
– Nosotros.
Solté sin más.
– ¿Quién?
Dejó de sonreír observándome pasmado.
– Nosotros cariño – cargando al pequeño otra vez– Cuando me observó... sentí una conexión especial, el niño es muy malo con las demás cuidadoras, llora y las muerde, pero conmigo... es así de tranquilo – sonriéndole a Thomas– sé que debí consultarte antes, pero no puedo dejar que se crie como huérfano, lo siento en mi corazón, es mi hijo.
– Cariño... eres joven aún, muy joven ¿Sabes a lo que te enfrentas?
– Lo sé muy bien, sé a lo que me enfrento, pero no puedo dejarlo sólo, él me necesita.
Jackson se quedó de pie frente a nosotros observándonos detenidamente, a Thomas y luego a mí, cómo si estuviese pensando. Temí que no quisiera al pequeño, que se enojara conmigo por la decisión apresurada que tomé.
– ¿Cuál es su nombre?
– Thomas.
Observándolo.
– Thomas Hale ¿Suena bien no crees?
Mi sonrisa fue formándose en cámara lenta mientras analizaba sus palabras.
– ¿Lo dices en serio?
– Entiendo tus motivos preciosa, y este pequeño es... adorable, lo veo a él y es igual a ti – cargándolo– es nuestro hijo, desde hoy es nuestro hijo.
Abrazándolo a él, me rodeó con uno de sus brazos mientras cargaba a Thomas con el otro.
– Con mayor razón debemos sobrevivir a esta guerra, ahora tenemos un pequeño que nos esperará en casa.
– ¿Qué dices si le presentamos a Thomas al resto de la familia? Ya conoció a DIDI.
– Claro que sí preciosa, iremos a la tienda de los líderes, Tom debe estar con mis padres, nuestra tienda está junto a la de ellos.
– ¿Qué esperamos?
Abrigando bien al pequeño para protegerlo del frio.
Se despidió de los niños y abrazándonos, caminamos juntos hasta la tienda de los Alfas. Cómo Jackson predijo, Tom estaba ahí, planeando en conjunto una estrategia.
– ¡Hola familia!
Grité animada llamando la atención de todos.
– ¡Becca hola! Vaya... te tomaste muy en serio lo de cuidar niños ¿Ese pequeño es Thomas?
– Así es – Acercándonos– saluden al pequeño, desde hoy es su nieto, les presento a Thomas Hale.
– ¿Lo dices en serio?
Daiana parecía muy sorprendida.
– Becca es muy buena para las bromas ¿Estás segura de lo que dices?
Tom se acercó cauteloso al pequeño y a nosotros, como si temiera que Thomas se desvaneciera si lo tocara.
– Jackson ¿Ese niño es tu hijo? ¿Es tu heredero?
– Así es papá, es... Becca lo dijo primero, habló de la conexión con el niño, luego lo cargué yo, me vio directo a los ojos y tocó mi rostro... lo supe entonces, sería mi hijo, mi heredero, un Hale legítimo.
Luego de sus palabras, todos se acercaron felicitándonos por la decisión que tomamos, estaban felices de que ya tuviéramos un heredero, un nuevo Hale en la familia.
– Adaptaremos la tienda para el bebé, le diré a las mujeres mayores que lo hagan, Thomas necesitará ropa, juguetes, comida de bebé, leche... tendrás que ir a alimentarlo con las demás mujeres en la tienda lila.
– Me preocuparé de mi hijo y de los demás pequeños, ayudaré a los mayores, cocinaré, haré todo lo que hacen los lobos aquí, comenzaré a expandir mis conocimientos y pediré consejo sobre las experiencias de otras madres para ser lo que Thomas necesita.
– ¡Esa es la actitud hija! Estoy tan feliz, otorgaste paz y felicidad a la familia por un momento, ahora debemos pelear por Thomas también.
Jackson y yo nos quedamos para aportar ideas sobre las tácticas de guerra, debíamos estar al tanto de lo que se haría en caso de emergencias, nosotros también teníamos ubicaciones especiales en caso de que los enemigos logren llegar a nosotros, debíamos ser muy inteligentes.
– Sabes bien que las noches de sexo desenfrenado se acabaron ¿Cierto?
– ¿Quién dijo eso?
Alzando una ceja divertida, estábamos caminando hacia nuestra tienda para conocerla.
– ¿Qué pasará con Thomas?
– Los bebés duermen Jackson, cuando Thomas duerma tendremos todo el sexo que queramos, te necesito ¿Sabías eso?
– Yo tengo hambre de ti.
Entrando a la tienda viendo todo bien acomodado de manera bastante humilde, pero a mis ojos, era perfecto.
– Aliméntame.
Sonriendo feliz.
– Está bien, alimentémonos primero, después, iré con las mujeres mayores para preguntarles como hacer una cuna para este pequeño revoltoso, quiero hacerla yo.
– Gracias Jackson.
– ¿Por qué?
Sin entender a lo que se refería.
– Por querer hacer una familia conmigo, por permitir que Thomas sea parte de nuestro presente y nuestro futuro.
– Lo digo en serio cariño, sentí esa conexión con el pequeño – besando mi frente– Tú eres mi Mate, lo que quiere decir que nuestras emociones están conectadas, nuestros pensamientos, nuestras almas son uno ¿Lo entiendes? – asentí– cuando tú dices que sentiste esa conexión, antes de que llegaras, pude sentir esa calidez recorrer mi pecho, hablo de cuando Thomas se infiltró en tu pecho. Antes de que llegaras yo la me sentía parte de él y él parte de mí.
– Vaya... es... tan extraño e irreal.
– No somos personas comunes y corrientes, la magia existe, los seres mitológicos también ¿O crees que somos los únicos en el mundo?
– Tengo la solución a nuestro problema.
Se me encendió la ampolleta.
– ¿De qué hablas?
– Necesitamos aliados.
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