Sentencia satisfactoria

Hasta el abogado más capaz suele ser indulgente consigo mismo. Para desterrar esta tendencia en mi vida, me sometí a juicio por atentar contra mi vida amorosa.
Vale aclarar la dificultad de oficiar como abogada acusadora, defensora, jueza y acusada al mismo tiempo, peso pese a este inconveniente intenté mantenerme imparcial ante los hechos.
Una declaración de "solo vivís para trabajar" seguida de abandono de hogar por parte de mi pareja, fue el pilar fundamental del argumento de la parte acusadora. A eso se sumaron pruebas de una afección en la columna por exceso de trabajo sedentario.
La defensa nada pudo hacer, y ante el estupor del público presente, una mandarina y dos bananas, fui declarada culpable del cargo y sometida a la pena de solo trabajar para vivir. Desde entonces mis relaciones ya no tienen fecha de vencimiento.  

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