Conocí imágenes del descarrilamiento del tren una hora antes del hecho, también supe de forma anticipada del choque en cadena y del incendio de la fábrica. Sin embargo, nada pude hacer para ayudar a las víctimas. Por fin hoy comprendí que poseo sólo un papel testimonial, soy un espectador del sufrimiento, no un salvador. Mi última visión revela que mi maldición está por terminar. Si agudizo el oído puedo escuchar una muchedumbre embravecida que se dirige hacia mi casa. La sospecha de mi participación en las tragedias se ha esparcido por todo el pueblo. Moriré desangrado al amanecer.

Cantidad de palabras: 98

Cuento escrito para el "Desafío relatos espeluznantes"