Karma


La habia jodido todo. Yo era el único culpable.

Primero, hace diez años era un niño estúpido sin cabeza que le gustaba únicamente jugar al fútbol y las chicas. Tenía dieciséis años e iba a lo que iba.

Pero había una chica especial, llamémosle X, que me tenía loco. Morena, ojos celestes, curvas. Era perfecta. ¿Lo malo? Yo no era lo perfectamente guapo para X. Creo que ni siquiera se fijó en mí.

Poco después, apareció ella. No era una chica agraciada que digamos, pero era la primera chica que se fijó en mi. Y, joder, no iba a perder la oportunidad de follar de una puta vez.

Creo que follamos cuando llevábamos cuatro meses. Fue una puta mierda. Parecía de broma. Ni siquiera tuve el detalle de prepararle algo bonito, porque es que no la quería, para ser claro. Solo me la quería follar. Y no fue para nada agradable. Ella lloraba, yo no sabía que hacer. Una puta mierda.

Pero, mierda, después de eso la traté como si fuera basura porque sabía que yo le gustaba y me perdonaría. No quise follarmela más hasta dos meses después de la Pena que fue la primera vez.

Poco a poco las cosas empezaron a cambiar, la conocí mejor y me di cuenta de que era una dulzura de niña. Y bueno, empecé a enamorarme, algo. Poco. Muy lentamente. Sin saberlo.

Luego, las cosas cambiaron drásticamente, como ella. No sé, adelgazo unos cuantos kilos, se comenzó a poner más bonita a los ojos de todos. Y, de repente, mi novia se había convertido en un pivonazo.

De repente, de ser invisible, pasó a ser conocida por todos los tíos del pueblo. De 4 me gusta en Instagram, a 400. De puta broma. Ahora todos los tíos eran una amenaza.

Pero la broma llegó cuando sin querer, queriendo, le puse los cuernos con dos pibas. Lo sé, era un mierdas, hasta yo lo sé, pero en ese momento solo había pensando en mi disfrute personal.

Ella se enteró. Uno de mis colegas me traicionó, ocho años después sigo sin saber quien fue. Pero, no sé cómo logré convencerla de perdonarme. ¡Si que estaba ciegamente enamorada de mi! Pero lo peor de todo es que había tenido que perderla para darme cuenta de que yo también estaba enamorado de ella.

Ahí, lo juro, empecé a cambiar. Me prometí no hacerla más de llorar.

Lo que pasó es... joder, ella me había perdonado pero no lo había olvidado. Su mente no paraba de dar vueltas, de imaginarme con otras, nunca lo superó. Y eso que le hice... la jodió de tal forma, que poco a poco, lentamente, dejó de quererme.

Yo no me di cuenta, ella estaba bien, hoy no, hoy sí y así. Pero yo era tan pasota que ni le preguntaba. Iba a mi bola.

Hasta que llegó un día y discutimos, creo que era porque su gata se había cagado en la bañera y me dió un asco de la hostia.

A la mañana siguiente cuando llegue de trabajar, había recogido sus cosas y se había largado. Me había dejado, así sin decir ni una palabra.

Creía que podría convencerla, como antes, pero ya habían pasado ocho años desde que me perdonó aquella vez.

Cuando la vi, me dijo que había dejado de quererme hacía muchísimo tiempo. Que ya no le molestaba nada de lo que yo hiciera, que le daria igual si me encontrase una conversación con otra mujer en el teléfono, que no sentía nada por mi, solo pena por romper la relación.

Me pregunté cuánto tiempo y cuantas lagrimas a escondidas le habría costado dejar de quererme. Cómo no me di cuenta antes.

Si lo hubiera sabido antes quizás lo hubiera intentado arreglar. O no. Lo más seguro es que después de la infidelidad ya nada podría haber resultado.

Ya hace más de cinco años que no la veo, bueno, solo cuando le investigo el Instagram. Ahora es feliz, es madre a los treinta, se enamoró de un tío de Inglaterra o del norte de Europa, no sé. Creo que ni siquiera vive en España.

Yo sigo soltero desde que me dejó.

Supongo que el Karma va a resultar ser una mierda.

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