☞059
—Hyung, ¿no hay ninguna ruta para que lleguemos más rápido? —le preguntó a Johnny, quien conducía el auto, asomándose por los asientos delanteros quizás por quinta vez.
Jeno, quien se encontraba sentado junto a él, lo tomó por los hombros haciéndolo sentarse nuevamente antes de que Kun hablara—. Si sigues preguntando, te vamos a tirar por la ventana y vas a tener que llegar al aeropuerto caminando.
—Creo que caminando llegaría más rápido —dijo entre dientes mientras cruzaba sus brazos, recibiendo una mala mirada del conductor por el espejo retrovisor.
Su pierna subía y bajaba sin el poder controlarlo, ni siquiera Renjun que había tratado de mantenerla quieta lo había logrado, a cada cinco segundos mirada su celular con la esperanza de que llegara un mensaje diciendo "Decidí quedarme, Nana". Sabía que no debía hacerse ilusiones pero era lo único que le quedaba.
— ¿Sabes siquiera qué vas a decirle? —cuestiona Jeno tratando de distraerlo para que se tranquilizara.
—Voy a disculparme con ella —fue lo primero que dijo sin siquiera pensarlo dos veces—. Tengo que disculparme con ella por haber reaccionado de esa forma, quiero... quiero que se quede.
Los mayores se miraron entre sí por unos segundos tratando de decidir cuál de los dos debería decirle.
Estaban preocupados por él, sí, pero al menos era otro tipo de preocupación. Ya no se encontraba desconsolado y llorando al más mínimo nombramiento de la chica, mentirían al decir que no les aliviaba el hecho de que su pena se hubiese convertido en esperanza, en brío de al menos pelear por lo que quería, pero aquello también conllevaba a la inminente caída al vacío si todas sus esperanzas terminaban siendo en vano.
Lo último que querían era verlo roto de nuevo.
—Nana, si ella ya está en el aeropuerto, no creo que decida cambiar de opinión con respecto a irse —comentó Kun con un tono suave girándose para observarlo de frente—. Lo sabes, ¿verdad?
—No voy a perder a esperanza —dice con una determinación revitalizada en el momento en que el aeropuerto apareció en su campo de visión.
—Pero al menos considera la idea de que pueda irse —dijo ahora Renjun despegando su cabeza del cristal—. Tienes que considerarlo, tienes que pensar en cómo arreglar las cosas con ella independientemente de que decida irse o no.
El auto se quedó en silencio después de esto, Renjun lo había dicho mejor de lo que cualquiera de ellos lo hubiese hecho mientras que Jaemin le daba vuelta mil y un veces a las palabras que quería decirle, que necesitaba decirle a Rinah antes de que tomara su decisión.
Todos se preparaban para bajarse del automóvil para cuando Johnny estacionó, solo que ninguno esperaba la rapidez con la que Jaemin actuó. En meno de lo que se dieron cuenta el chico se encontraba pasando sobre Jeno para abrir la puerta y salir corriendo del vehículo sin prestarle la más mínima atención al llamado de sus compañeros.
Caminaba lo más rápido posible entre la gente dentro del aeropuerto, deseaba simplemente echarse a correr pero terminaría llamando la atención más de lo que seguramente ya lo había hecho. Su corazón latía el doble de rápido de lo que sus piernas se movían, lo escuchaba golpear cada vez con más fuerza dentro de su pecho mientras la angustia se hacía más y más insoportable.
¿Y si ella no lo había esperado? ¿Y si el avión ya había partido?
Trataba de dejar a un lado todos los pensamientos negativos mientras se apresuraba en llegar al área donde ella debía estar aún esperando, donde rogaba que siguiera esperándolo.
—Por favor, sigue ahí. Por favor, sigue ahí —rogaba en voz baja mientras subía las escaleras de dos escalones por vez.
Y ahí estaba, su corazón se detuvo al ver aquel suéter beige que él mismo le había regalado, yacía sentada junto a sus hermanos y los que parecían ser sus padres, aunque en el momento en que puso ambos pies en la cima de las escaleras vio cómo la chica se ponía de pie y daba varios pasos en su dirección, observándolo con una sonrisa en el rostro.
Antes de darse cuenta se encontraba corriendo hacia ella casi tumbándola al suelo cuando chocaron, atrapándola en un fuerte abrazo.
— ¿Por qué lloras? No llores —dijo al sentir el sollozo ahogado del chico, tratando de separar su rostro para verlo sin lograrlo con éxito.
—Lo siento, jagi —lloriqueó apretando aún más el agarre del abrazo
Todas y cada una de las palabras y frases en las que había pensado para decirle en cuanto la viera, todo el discurso que había planeado en su mente se esfumó en el instante en que sintió una de sus manos acariciar su cabello mientras la otra sobaba su espalda tratando de calmar su llanto.
—Sabía que vendrías —susurró haciendo aún más intensos sus sollozos.
—Por favor, perdóname —suplica al momento de romper el abrazo, calmando su lloriqueo mientras Rinah se encargaba de secar sus lágrimas viendo de reojo cómo su hermana se llevaba a su familia para darles espacio de poder hablar—. Fui un estúpido, lo sé, no debí reaccionar de esa forma. Lo lamento, lo siento.
Ella no dejaba de sisear tratando de calmar su llanto, secando sus lágrimas a la vez acariciaba su rostro.
—No fue solo tu culpa, ambos fuimos algo tontos —aseguró apresurándose antes de que empezara a llorar de nuevo—. Así que deja de llorar o yo empezaré a llorar y ahí sí que no habrá vuelta atrás.
Sorbiendo su nariz optó por asentir con la cabeza. Solo entonces alzó la mirada para encontrarse con los brillantes ojos cafés de la chica, ojos que siempre lo miraban con el mismo amor fuera cual fuera la situación.
—¿No estás enojada conmigo? —preguntó con un hilo de voz haciendo que Rinah negara de inmediato con la cabeza— ¿No vas a terminar conmigo?
— ¿Qué? ¡Por supuesto que no! ¿Quién te dijo eso? —Ambos se quedaron en completo silencio luego de la pregunta, un tanto más calmados a decir verdad pero sin saber qué decir.
Rinah soltó un suspiro antes de tomar la mano de Jaemin y llevarlo hasta las sillas donde ella antes había estado sentada con su familia—. Nana, no terminaría nuestra relación solo por una pelea, ¿qué clase de pareja crees que somos?
—Creí que no querías sentirte atada a nadie si te ibas a Estados Unidos —confesó con los ojos cerrados a sabiendas del regaño que le vendría—. Por eso pensé que querrías terminar conmigo antes de irte.
Unos segundos de silencio le obligaron a abrir de nuevo los ojos únicamente para encontrarse a Rinah juzgándolo con la mirada mientras negaba con la cabeza, esto justo antes de levantar una de sus manos y, en un rápido movimiento, golpear su frente con su dedo.
— ¡Noona, duele! —exclamó cubriendo su rostro por el golpe tan repentino.
—Eso es para que dejes de pensar en cosas sin sentido, ¿entendido? —Este, aún con una mano sobre su frente, no tuvo más opción que asentir— Voy a Estados Unidos a trabajar, cariño, no a buscar pareja. Y sé que será difícil estar lejos por tanto tiempo pero para mí no es un impedimento para que sigamos juntos, ¿no lo crees así?
No pudo evitar sonreír al ver como los ojos aún rojos de Jaemin se iluminan escuchando sus palabras, como sus manos buscaron las suyas con emoción antes de apretarla de nuevo en un fuerte abrazo.
—¡Gracias, gracias, gracias! —exclamaba una y otra vez entre medio de los besos que repartía por todo su rostro, volviendo a su novia un manojo de risillas y mejillas sonrojadas.
—¡Aw, que bello es el amor! —el grito de Mino los hizo separar de inmediato, girando para ver al rapero siendo golpeado por su hermana
—Rompiste su momento, por esto es que no tienes novia, troglodita.
Rinah rió viendo a sus hermanos discutir, aunque entonces su mirada cayó en los otros dos adultos detrás de ellos. Con una sonrisa ladina se puso de pie, extendiendo una mano hacia Jaemin—. Ven aquí, te presentaré a mis padres.
Soltó una risotada al ver sus ojos abrirse desmesuradamente cuando desvió su mirada hacia la pareja, acto seguido comenzó a mover con suma rapidez la cabeza de un lado a otro.
Antes de que pudiera negarse, la chica sujetó su mano obligándolo a ponerse de pie junto a ella para luego arrastrarlo sutilmente hacia donde su familia se encontraba. Debía aguantar la risa al sentir como este apretaba su mano conforme más se acercaban a ellos.
—Papá, mamá, este es Jaemin...
—¡Aquí están! —Todos giraron hacia las escaleras al escuchar el grito, encontrándose con el alto rapero llegando con los otros tres chicos a sus espaldas. Los cuatro se disculparon al analizar por un segundo la situación, mientras que Jaemin no veía la hora de llegar a casa y poder acusarlo de avergonzarlo de esa forma—. Lo siento.
Tanto Rinah como sus padres soltaron una pequeña risa ante el cambio tan repentino de su voz en comparación a su primer grito.
—Y ellos cuatro son sus compañeros de grupo, mis amigos.
[...]
Casi toda la familia Song se encontraba al borde de las lágrimas, sería a primera vez que la "bebé" se iría sola tan lejos de toda su familia y amigos. La pobre Rinah se encontraba secando su rostro luego del extenso y sentimental abrazo con su madre, solo que al instante en que se giró hacia los otros chicos, se sintió abrumada de repente con el aroma del perfume característico de Jeno.
—Por favor, no llore~ —canturreó moviéndola de un lado a otro, logrando únicamente que esta llorara aún más mientras lo abrazaba.
Todos se encontraban frente al área de embargue, justo donde deberían dejarla ir por su cuenta lo que significaba la despedida inminente que tenía sensible no solo a los Song.
—Los extrañaré tanto —balbuceó entre sollozos siendo aún mecida por Jeno.
—Y nosotros a usted, noona, pero prometo que la llamaremos todos los días —al momento de separar su cabeza de su pecho, le regaló una brillante sonrisa tratando de contagiarle la alegría—. La llamaremos todos juntos cada vez que podamos.
—¿Lo prometes en serio? —pregunta en un tono suave haciendo que el chico asintiera con entusiasmo.
—Si no le crees, yo también lo prometo —dice entonces Renjun entrando a la escena, el cual sin haber transcurrido cinco segundos ya se encontraba siendo abrazado por la chica—. Te extrañaré, mini mi.
—Igual yo, Junie. —Ambos se sonrieron mutuamente justo antes de romper su abrazo.
Solo faltaba él, el pobre Jaemin que había empezado a luchar con sus lágrimas desde el momento en que Rinah comenzó a despedirse de sus hermanos. Rogaba poder contenerse para evitar que ella llorara aún más, deseaba solo abrazarla y despedirse sin derramar ni una sola lágrima.
Pero ahí estaba, sollozando desde el instante en que su novia giró para verlo luego de soltar a Renjun.
—Ay, Nana, no llores —dijo al instante de sentir el rostro del chico escondido en su cuello, podía sentir sus lágrimas mojando su piel al igual que las suyas bajando por sus mejillas—. Sabes que te extrañaré más que a nadie.
—Llévame contigo, por favor —balbuceó mientras calmaba sus sollozos tan solo haciendo reír a su novia.
—Si tu agencia no me asesinara lo haría con gusto, bebé, pero por el momento debes quedarte aquí, ¿si? Algún día vendré a visitarte, a visitarlos a todos.
—¿En serio? ¿Cuándo? ¿Cuántas veces? —comenzó a preguntar con rapidez una vez que separó su rostro del suyo— ¿Lo prometes?
Con una risita asintió con la cabeza posando sus labios sobre su frente—. Prometo intentarlo.
La voz por los altoparlantes llamando al embarque de su vuelo rompió la burbuja que ambos habían creado, la realidad volvió a golpearlos y el nudo en sus gargantas volvió a surgir.
Se abrazaron una vez más, se dieron un último beso, se juraron amor nuevamente, todo antes de que Rinah tomara su maleta y se fuera por aquel largo pasillo, haciendo que la última imagen que tuviera Jaemin de ella por mucho tiempo fuera su espalda alejándose cada vez más de él.
Sentía su corazón roto, pero su promesa, tan solo su promesa de un reencuentro mantenía juntos cada uno de los pequeños trozos de su dolido corazón.
¡Hola, mis bellas criaturitas!
Actualizando a las 11:00 pm porque actualizar casi a medianoche es mi pasión, pero en fin espero que hayan disfrutado del nuevo capítulo, totalmente narrado como se los había prometido, y estaré leyendo sus comentarios de lo que opinan.
Por cierto, ni se crean que las cosas se calmarán por ahora. A partir de este momento es que las cosas se pondrán feas.
Así que, ¡hasta la próxima, mis bellezas!
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