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@song.rina✔️: Walking in the middle of the night, looking at the starry sky. #내 아기들

Se ha etiquetado a: @zhongchenle @parkjisung

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@marklee✔️: Solo digo que ustedes casi hacen que le de un infarto a Taeyong hyung

@thevision: En serio no entiendo por qué a tanta gente le cae mal la chica, ¡yo me he enamorado de ella!

@realllllmino✔️: No hay literalmente una sola estrella en el cielo, ¿de qué hablas?

@song.rina✔️: Déjame en paz, quiero sonar interesante @realllllmino

@neocrackheadtech: Rinah dándonos mejor contenido que SM, la amo

@zhongchenle✔️: We are the stars, right? @song.rina

@najaemin✔️: I am HER star @zhongchenle

@song.rinah.official: Tres bebés sueltos en la noche en Seúl, alguien cuide de ellos.

@leehaechan✔️: Jaemin celoso parte #74

@leetaeyong✔️: ¡Algún día voy a morir de preocupación por ustedes tres! Al menos aVISEN CUANDO VAYAN A SALIR

@jisungpark✔️: Fue idea de Chenle, yo no hice nada @leetaeyong



La mayoría del grupo ya estaban durmiendo, habían estado viendo algunas películas pero, cuando se dieron cuenta de lo tarde que era, Taeyong mandó a Dream a dormir ya que al día siguiente estarían muy ocupados al ser la primera vez que presentarían su nueva canción We Go Up. Sin embargo no estaban todos y no todos los que estaban se fueron a dormir.

Desde el instante en que el líder de 127 se enteró que los menores del grupo se encontraban con Rinah, sintió como un enorme peso se alejaba de sus hombros a sabiendas de que esta cuidaría muy bien de ellos. Sin embargo ahí estaba sentado en el sofá en la espera de los chicos al no poder pegar el ojo hasta que llegaran sanos y salvos.

Pero Jaemin, já, Jaemin no se iría a dormir ni loco al saber que su novia muy probablemente iría a los dormitorios para acompañar a sus compañeros.

—Mañana tendrás un día ocupado, ve a dormir —dice el mayor viendo como el chico estaba recostado en el suelo con los pies apoyados en el sillón.

—Chenle y Jisung también estarán ocupados mañana y no están aquí —replica con simpleza haciendo bufar al mayor.

A veces se sentía como una madre cuando uno de sus hijos consigue a su primera novia, no entendía nada de lo que hacía o decía y le era extraño verlo actuar como tonto luego de verla. Un claro ejemplo de lo que sucedió a continuación ya que, cuando escuchó como unas llaves eran introducidas en la cerradura de la puerta, salió disparado hacia esta.

Taeyong no pudo evitar rodar los ojos levantándose con tranquilidad, al llegar a esta pudo ver como los dos maknaes dejaban sus zapatos a un costado mientras Jaemin parecía querer ahorcar a Rina con lo fuerte que la estaba abrazando. Pero cuando ella se dio cuenta de la presencia del mayor, separó a Jaemin de ella para hacer una reverencia.

—Oppa, lamento haberlos traído tan tarde, yo no sabía que usted no sabía que iban a salir —se disculpó al levantarse para darle una mirada asesina a los chicos, quienes se encogieron en sus lugares ante el silencioso regaño—. Ellos mismos me habían dicho que le pidieron permiso para salir a caminar.

Este rápidamente la tranquilizó ya que ella no era la culpable de que casi se hubiese muerto cuando, a la hora de la cena, le dijeron que sus dos bebés no estaban en casa desde la tarde.

—No te preocupes, me calmó saber que estaban contigo —dijo poniendo una sonrisa en el rostro de la castaña. En ese momento los chicos quisieron aprovechar que estaba entretenido hablando con Rinah para huir en silencio hacia sus habitaciones, un intento fallido ya que el mayor tomó a cada uno del cuello de las camisetas manteniendo su expresión sonriente—. Los chicos siempre hablan maravillas de ti, sé que cuidas de ellos.

—Lo intento, cuido de que no se metan en problemas. Ninguno de ellos —afirma dándole una significativa mirada al pelirosa a su lado quien, haciendo un puchero, enrolló su brazo con el suyo.

Taeyong no pudo dejarla ir así como así, empezaba a hacer frió y esta trataba de ocultar sus temblorosos dedos entrelazándolos entre sí. Sin dejarla negarse la hizo entrar y mandó a Jaemin a soltarla un momento para ir a hacerle un té, esto mientras él se llevaba a los menores al pasillo para darles su merecido sermón.

El chico se fue a regañadientes a la cocina siendo secretamente seguido por Rinah, esta cubría su boca para no soltar una que otra risita viéndolo discutir solo y tratando mal a los pobres utensilios.

—Esa tetera no tiene la culpa de nada, NaNa —aseguró riendo cuando este puso con rabia el tetera en la cocina, sobresaltó al chico logrando hacerla reír más.

—No te oí llegar.

Su expresión de fastidio no se vio más cuando una sonrisa la reemplazo, una gran sonrisa cuando corrió hacia ella para abrazarla de nuevo. Esta nada más pudo regresarle el abrazo por el torso riendo al escuchar como Jaemin le decía una y otra vez cuánto la había extrañado.

—Eres un exagerado, no ha pasado una semana —rió alzando la barbilla para ponerla sobre su hombro.

—Te extraño cada vez que no te veo —asegura al separarse de ella para mirarla con una mirada digna de un actor de romance, para luego echarse a reír dando un beso en su mejilla e irse a ver la tetera.

Aquella simple frase, incluso dicha como broma, había revuelto algo en su interior. No era extraño que el chico fuera tan dulce con ella, era algo cotidiano, pero, solo cuando se ponía a pensar en ello, este acto dejaba un sabor amargo en su boca, no por él sino porque veía como ella misma casi nunca podía ser tan demostrativa como él. Eran contadas las veces en que, en un arrebato de valentía, se aproximaba a darle un estrecho abrazo o cuando, sin darse cuenta, dejaba un corto beso sobre sus labios.

Una mueca reemplazó su sonrisa.

Se apoyó en la mesa con los brazos cruzados, tenía la mirada caída y mordía su labio pensando en las palabras justas para decir.

—Jaemin —lo llamó con un hilo de voz ya que al último segundo pareció arrepentirse.

— ¿Qué sucede, jagi? —dijo dando media vuelta para verla, observar su semblante fue suficiente para saber que algo sucedía— ¿Todo bien?

—Tú... ¿preferirías si yo fue más, ya sabes, cariñosa? —preguntó sin poder despegar su mirada del suelo por lo que pudo ver los pies del chico asomarse en su campo de visión al acercarse a ella.

— ¿A qué te refieres?

—Ya sabes. Sé que no soy muy demostrativa, me retengo cuando se trata de mostrar cariño y pensé que eso te molestaba —confiesa dejando salir por fin todos los pensamientos que la atormentaban—. No soy como tú, no me la paso todo el día abrazándote y dándote besos. Además todo el mundo piensa que no deberías estar conmigo, que no te quiero lo suficiente y que te trato...

El discurso fue cortado cuando la mano del cantante fue a parar sobre la boca de su novia, los ojos de ambos se encontraron y, por primera vez en mucho tiempo, Rinah pudo ver en su mirada algo diferente, seriedad, confusión y enojo.

Soltó un suspiro cuando su boca fue libre de nuevo, sin embargo su mano no la soltó del todo ya que, junto a la otra, sujetó las manos de la fémina entrelazando sus dedos.

—Yo te amo —fue lo primero y único que Jaemin dijo por unos momentos, era la primera vez que lo decía sin una sonrisa en su rostro—. Y tú me amas, lo sé aunque no lo digas, lo veo en tus ojos y no necesito nada más para tenerlo presente. No necesito que me abraces todo el tiempo, que me beses todo el tiempo, esto hace que, cuando lo hagas, sea de corazón y que me entusiasme cada vez más.

Con cada palabra los ojos de la chica se ponían más aguados llegando a soltar una pequeña lágrima, aunque esta no llegó a caer ya que Jaemin llevó su mano, aún sujetando la de ella, hasta su mejilla para quitarla.

—No me interesa lo que diga el resto del mundo, ellos no te conocen de verdad como lo hago yo, ni siquiera tú misma lo haces —dice poniendo una pequeña sonrisa en su rostro al hablar—. Me doy cuenta del pequeño brillo en tus ojos, del sonrojo que logro poner en tus mejillas con tanta facilidad y...

—Ya, ya, ya, suficiente por hoy —lo interrumpió sintiendo efectivamente el calor en sus mejillas mientras el chico soltaba una carcajada.

Entonces el silencio reinó entre ellos dos, un silencio bastante cómodo que muchas veces disfrutaban cuando estaban juntos. Seguían con los dedos entrelazados, Jaemin sonreía al ver como los dedos de Rinah quedaban estirados ante la gran diferencia de tamaño entre sus manos.

Pero el silenció fue roto por la chica, y de qué manera.

—Te amo, Nana —dijo con una sonrisa esquivando un mirada por un momento antes de querer verlo a los ojos por un instante, encontrándose con la sorprendida mirada de su novio.

Este ni siquiera le dio tiempo de reaccionar ya que, antes de darse cuenta, se había abalanzado hacia adelante apresando sus labios entre los suyos creando un dulce beso soltando sus manos para posarlas en su cintura.

—Chicos, ya es... ¡Jaemin! —Rinah empujó por los hombros al chico cuando escuchó la voz de Taeyong detrás de ellos. Quería que la tierra lo tragara—. Voy a hablar seriamente contigo.

—Hyung, yo...

— ¡Tendremos la charla, Na Jaemin! 

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