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No se lo esperaba en lo absoluto cuando muchos mensajes de Renjun comenzaron a llegarle de repente, tuvo que esperar que la escena fuera grabada para poder correr hasta su celular y así leerlos.

“Lo siento, Rinah”.

“Te prometí que no lo diría, pero Jaemin es demasiado insistente”.

“Creo que está enojado”.

Al principio no lo entendió, estaba bastante perdida a decir verdad ya que su mente estaba más bien metida en el drama que grababa. ¿Acaso él sabía lo de Minjae?

Vamos, ella no se haría la tonta asombrándose cuando Renjun le confesó “creer” que su compañero estaba enamorado de ella, y es que siendo sinceros Na Jaemin no sobresalía por ser un chico discreto y que escondía sus sentimientos, no, el mismo Mino se lo dijo a ella luego de la primera vez que lo vio comentando en una publicación de su hermana.

Solo que no quería romper sus ilusiones diciéndole la verdad, prefería actuar como una “noona cariñosa” con él teniendo la esperanza de que en algún momento comenzara a verla como tal. Se sentía culpable de no sentir nada por él.

Tuvo que soltar el celular para ir a quitarse el caluroso traje con el que grababa prácticamente todas las escenas, no sabía bien cómo reaccionar ante los mensajes. Si bien no correspondía sus sentimientos, no creía ser capaz de confesar lo que ella en realidad sucedía, sin embargo fue muy difícil mentirle diciendo que no se sentía enamorada de nadie. Realmente odiaba mentirle, en el tiempo que llevaba conociéndolo de una forma asombrosamente rápida se había ganado un gran territorio en su corazón, lamentablemente no de la forma que él deseaba.

Unas ganas incontenibles de llorar la atacaron cuando intentaba llamarlo y este simplemente declinaba sus llamadas, le dolía el hecho de que no quería saber nada de ella pero no podía darse el lujo de llorar frente a tantas personas. Le esperaba un largo viaje en auto hasta llegar a su casa.

No podía escribirle, no sabía siquiera que le diría si llegaba a contestar alguna de sus llamadas. ¿Qué podría decirle? Y, ¿por qué se encontraba al borde del llanto si ni siquiera gustaba de él? Fácil, cuando quieres a una persona como Rinah quiere a Jaemin, lejos de ser romántico, mucho más que simples amigos, el hecho de saber que has lastimado a esa persona puede literalmente romperte el corazón.

“¿Por qué, noona?”

Mordió su labio con fuerza cuando recibió ese solitario mensaje, pero secando la lágrima rebelde se apresuró a rogar verse, necesitaban hablar y fue un alivio cuando este aceptó sin muchas explicaciones, ni siquiera se molestó en decirle algún lugar. Ella se arriesgó al darle la dirección de los dormitorios de Nct al conductor el cual conocía hace tiempo y luego ponerse a rogarle que no le dijera a su mánager o tendría unos cuantos problemas. Luego de prometer llegar más temprano para salir a los eventos ya se encontraba en camino.

Al llegar en ambas muñecas tenía marcas rojizas y largas de las veces que inconscientemente rascaba la piel sensible debido al nerviosismo. La falta de sueño, el cansancio de grabar cada día todo el día, las repentinas y fuertes emociones, todo era mucho para una sola persona.

Cordialmente agradeció al hombre luego de que le dijera que la esperaría justo ahí y sin pensarlo mucho bajó de la camioneta. Solo hasta ahí no había pensado, pues en ese instante el pánico que la atacó. Realmente no había caído en lo que estaba a punto de hacer, se dio cuenta que realmente no estaba lista para enfrentarlo. No tenía idea de lo que haría, de lo que diría, no sabía cómo todo resultaría.

Pero en menos de lo que esperaba se encontraba tocando la puerta débilmente, seguramente no la escucharon, o eso pensó pues al poco tiempo esta fue abierta por un chico desconocido pero muy sonriente, sonrisa que despareció y se volvió una expresión de curiosidad cuando preguntaba quién era en un idioma diferente.

— ¿Quién es? —Había tomado al menos dos lecciones de chino y medio entendió lo que Chenle llegó diciendo al igual de la pregunta del otro—. Ah.  ¡Hola, noona!

Trató de sonar tranquila al saludarlo pero antes de poder preguntar por Jaemin el joven comenzó a presentarle a este chico desconocido quien al parecer se llamaba Hendry o algo por el estilo, hablaba realmente rápido y no dejaba que ninguno de los dos hablara, hasta el nuevo chico se daba cuenta que estaba interesada en algo que no era él.
Pero hacer callar a Chenle no es fácil.

— ¿Quién era, chicos? —llegó ahora Kun quien al verla sonrió como siempre saludándola al instante que la invitó a pasar—. Dime, buscas a Jaemin, ¿cierto?

Avergonzada se ruborizó por ser tan obvia cosa que hizo reír levemente a los chicos y al recibir la ya esperada respuesta afirmativa hizo que el menor la guiara a los dormitorio de los demás, al parecer estaban divididos por unidades o algo así.

El chico emocionado aceptó tomando su brazo para que lo siguiera por un pasillo que dio a lo que parecía la puerta trasera mientras de nuevo soltaba con rapidez las palabras, ahora decía que aquel chico era uno de los nuevos futuros miembros del grupo y que era una unidad únicamente con miembros chinos por lo que debía guardar el secreto. Si ese pequeño supiera que su cabeza estaba más concentrada en otras cosas, pero sin interrumpir lo dejó hablar.

Cuando con entusiasmo se dispuso a tocar otra puerta luego de cruzar una pasarela blanca que unía ambos edificios sintió de nuevo el temor creciendo, ¿y si Jaemin abría la puerta?

—Oh, hola, noona —no pudo evitar sonreír, empezaba a gustarle ser llamada de esa forma por los chicos—. ¿Qué sucede?

Luego de hacer su cometido Chenle se despidió de ambos luego de hacerle prometer que lo visitarías más seguido, y por fin se fue corriendo.

— ¿Está Jaemin? —preguntó con simpleza logrando sacar algo de voz al encontrarse de repente sola con Jeno quien frunció el ceño al escucharla. Solo él se daría cuenta de lo extraño que era ella llamándolo por su nombre y no el típico Nana.

Aunque ella no lo supiera, para los demás también llega a ser una persona bastante obvia con respecto a sus emociones. Muy fácilmente se daba cuenta que las cosas no estaban bien, claro que el hecho del repentino cambio de actitud en Jaemin también colaboraba en esta deducción.

Asintió dando una pequeña sonrisa de consuelo, si bien siempre sonreía esta era diferente y ella lo sabía. En silencio lo siguió mientras en una voz de repente baja explicaba que hace algunas horas lo habían visto subir a la azotea pero, por pedido de Renjun, lo dejaron solo.

Gracias al cielo no tuvo que dar explicaciones a los chicos pues su amigo se encargó de llevarla con silencio evitando la sala donde estaban la mayoría reunidos comiendo, era la primera vez que entraba por completo a los dormitorios pero no tenía el valor o la mente de ponerse a ver los detalles pues el temor crecía cuando salieron a una especie de pequeña terraza. Deseándole suerte le señaló una escalera de metal antes de irse y dejarla sola.

Unos segundos después ya estaba en el techo teniendo que apartar el cabello de su rostro pues el fuerte viento lo había hecho volar.

No dijo nada cuando lo vio, sentado con las piernas cruzadas casi al borde del techo pero cuidadoso de no estar en la cornisa. Una vez le contó que habían regañado a Chenle por sentarse ahí y tambalear asustando a los demás.

—Hola —murmuró al estar sentada junto a él aún sabiendo que no le contestaría, él mientras se encontraba con la mirada perdida en el oscuro cielo sin una sola estrella. Desventaja de vivir en el centro de la ciudad.

Entonces se fijó en las manos del chico que se aferraban con fuerza a un pequeño objeto algo rosado. No supo cómo reaccionar al identificar el peluche que le había traído de Japón durante el pequeño tour, no creía que aún lo conservara al ser solo un pequeño muñeco que había ganado luego de varios intentos en una maquina.

Ahí supo cuales palabras debía decir al menos en un momento.

—Lo siento —habló ahora más alto. Si escuchabas bien oirías su voz rompiéndose—. Sé que tuve que decírtelo.

—No, no tenías ninguna obligación con un simple amigo. —No quiso decirle nada por el tono que había usado, estaba en su derecho.

No se preguntaba cómo se sentiría en ese momento. Ella sabía lo doloroso que es estar enamorada de alguien que en realidad no tiene ojos para ti sino para otra persona.

Antes de que pudiera decirle algo vio con un terrible dolor como cubría su rostro al dejar escapar un sollozo empezando a llorar cubierto por sus manos. Estaba justo a su lado pero se sentía tan lejos de él, tan incapaz de hacer o decir algo.

Se sentía toda una cobarde.

— ¡Pudiste simplemente decírmelo desde el principio, eso hubiera dolido menos! —Exclamó secando con furia las lágrimas que caían por sus mejillas—. No tenías porque crearme falsas ilusiones.

¿Ilusiones? Ahora Rina de verdad se encontraba confundida. ¿Ella en algún momento le había hecho creer que… Dios, quería golpearse a sí misma en ese momento.

—No fue mi intención —dijo sintiendo que ya había dejado salir lo peor pero solo recibió una risa sarcástica de su parte—. Jaemin, en serio cree lo que te digo: en ningún momento fue mí pensar en lastimarte.

—Claro, cómo no sabes cuánto duele —masculló enfocando su mirada en el suelo, ahora quién rió amargamente fue ella.

—Créeme, sí que lo se —asegura con una sonrisa ladina recibiendo una mirada de reojo del chico muy obvia, tal vez cuestionando si era una buena idea preguntar—. Sé lo que duele mirar a la persona que más quieres y saber que está ahí amando a alguien más. Duele.

Ambos sin darse cuenta estaban en la misma situación: amando locamente a un mayor el cual únicamente ve en ellos un hermano o hermana menor. La única diferencia es que únicamente Rinah debía actuar emocionada cuando escuchaba a Minjae hablar entusiasmado de su nueva y reciente relación con una actriz, el hecho de tener que lucir feliz por él cuando por dentro se sentía miserable.

No lo sabía pero Jaemin tenía suerte de que ella al menos lo supiera y fuera comprensiva con eso.

—Sí sabes que él no te quiere, ¿Por qué —comenzó a preguntar siendo incapaz de mirarla pero tomó valor para terminar la pregunta— sigues detrás de él?

— ¿Me quieres, Nana? —preguntó obligándolo a mirarla dándole una amplia sonrisa, la cual escondía más de lo que alguien se imaginaría. Las lágrimas se acumularon en sus ojos viéndolo asentir—. ¿Por qué lo haces si no me gustas?

El silencio reinó entre estos dos, ninguno sabía bien qué decir o tal vez era completamente necesario que callaran para pensar bien lo que debían decirse.

Rina estaba por completo preparada para irse de ahí siendo odiada por el chico, lo veía venir y ciertamente no sabría qué hacer con eso. No quería separarse de él, no podría.

Pero por otro lado Jaemin estaba maquinando a toda velocidad, tenía tantas palabras regadas por la mente que no le permitían formular bien frase alguna. Le aterraba que ella simplemente se cansara y se fuera de ahí por lo que ante la más mínima señal de que fuera a moverse, inconscientemente su mano fue a parar a su muñeca deteniéndola, sin saber que ella solo se acomodaba.

—Por favor, olvídalo —suplicó viéndola a los ojos con tal intensidad que la hacía estremecerse, no era común que lo hiciera—. Solo dame una oportunidad y prometo hacer que lo olvides, solo una.

Sentía sus oídos pitar, de repente se encontraba algo mareada y su vista fue a dar al juguete rosa tirado junto a los pies de Jaemin. El agarre del chico en su brazo se hizo más fuerte tal vez sin él darse cuenta, estaba desesperado por una respuesta.

La necesitaba.

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