Los asistentes se limpiaban las lágrimas e incluso el presentador porque la manera en la que Sehun relataba su bella historia de amor era como todos quisieran que hablaran de ellos. Sehun aún tenía la mirada perdida como memorizando cada nota que salía de la boca de Luhan.

—Dinos, Sehun, ¿en qué acabó esta historia de amor?

Solo sonrió y empezó a relatar como Luhan se le fue como agua entre las manos.

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Oficialmente Sehun le pidió ser pareja para poder gritarlo al mundo y Luhan estuvo encantado de decirle que sí una y otra vez mientras Sehun le daba vueltas con un fuerte abrazo. Su amor y sus promesas surgieron lentas como si quisieran que todo fuera perfecto y eterno en su vida porque ni siquiera después de entregarse por amor lo habían hecho oficial con palabras.

Sehun ya había cumplido 20 años cuando sintió que lo mejor era irse de casa de su madre porque solo le faltaban dos años para graduarse y cuando esa meta estuviera tachada en su lista se pondría de rodillas enfrente de Luhan y sacaría ese anillo de compromiso que acababa de comprar. No había necesidad de hacerlo ahora porque sabía que el amor que ambos se profesaban no tendría fin.

Sin embargo, había cosas, muchas de ellas que ignoraba porque Luhan no hablaba. Él creía que no era momento de contar las cosas que se venían para su futuro porque llegaría el momento en donde tendría que decir adiós y nada ni nadie podría detener esa dolorosa despedida.

Porque su cabeza dolía mucho, porque se olvidaba de muchas cosas, porque sabía que había cosas muy sencillas que olvidaría con el tiempo.

—Hannie, cariño.

—Aun no puedo decirle, abuela. Aún no quiero ver su carita llorando, aun no puedo romperle el corazón.

Y tampoco pasaba desapercibido para Sehun el cambio drástico que su novio estaba dando, sin embargo, respetaba que no quisiera decirle nada, hasta el día que le mostró esos boletos de avión.

—Tienes que estar jugando conmigo, Luhan.

—No —Luhan tomó su mejilla y contestó—. Tengo que irme con mi madre un tiempo, pero te juro que voy a regresar.

—¿Y si no lo haces?

—Ve por mí.

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—Supongo que no lo dejaste ir.

—Por el contrario, fueron 5 años que resistí.

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Contra todo pronóstico Sehun incluso terminó su servicio militar, para que cuando pudiera correr detrás de él amor de su vida no hubiera impedimento alguno para estar juntos para siempre. Ahorró todo lo que pudo y se despidió de su madre jurándole que regresaría para casarse. Se fue a China con los sueños y las ilusiones que creyó se harían realidad.

Se paró frente al lugar que estaba en la única carta que Luhan le mando porque le parecía sumamente romántico esperar por una.

Tocó la puerta y lo recibió una mujer con rasgos muy delicados y con una sola mirada pudo saber que se trataba de la madre de Luhan.

—¿Sehun? —preguntó la mujer dejándolo aún más asombrado—. ¿Eres Sehun?

—Señora ¿Se encuentra Luhan?

—Han... yo...

La cara de la mujer asustó a Sehun como sabiendo que no había buenas noticias, se hizo a un lado y lo invitó a pasar con una sola seña, le pidió que por favor perdone a su hijo y Sehun seguía sin entender.

—Necesito que no llores y que no lo asustes.

La habitación estaba llena de posters de pokemon y muchas películas infantiles que no sabía que le gustaban a Luhan. ¿Por qué no había nada de esto en sus mensajes? ¿Qué estaba pasando?

—Lu... ¿Amor?

—Mamiiiiiii —Sehun vio a su chico sonreír y sonrió, pero algo no estaba bien— ¿Quién es él, mami?

—Él se llama Sehun, como tu osito ¿Recuerdas?

—Oh sí, mi osito Sehun ¿Te gustan los juguetes?—le preguntó a Sehun y Luhan abrazó su osito y jugó con él por un rato, después los volvió a mirar a su mamá—. Mami, ¿Quién es él?

Luhan padecía Alzheimer que heredó de su abuelo paterno, sabían que en algún momento de su vida se iba a presentar, pero no esperaban que a tan temprana edad, porque apenas había cumplido 25 años y pasó de ser un adulto a empezar a comportarse como un niño pequeño.

—Él escribió un diario y cartas antes de que esto empeorara —la mujer entregó todo en una caja—. Cuando tiene lucidez me pregunta por ti y cuando está mal se aferra a ese oso que llamó Sehun, pero no sabemos por qué.

—Él nunca me lo dijo.

—No quería decirlo.

—¿Qué han dicho los médicos?

—Le dan dos años más hasta que su cerebro olvide hacer cosas básicas y complique aún más su vida.

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Sehun no se fue, Sehun no lo dejó, ahí estuvo en todo momento. Ver como su chico olvidaba como comer, olvidaba como bañarse, olvidaba todo e incluso se ponía agresivo porque olvidaba que él también estaba a su cuidado no fue fácil porque cuando entraba a bañarse o a dormir en la habitación que le dieron, lloraba hasta más no poder.

Hasta esa noche.

—¿Sehun? —Su puerta fue abierta. Era él.

—Han, es hora de dormir.

—Viniste por mí, no me olvidaste Hun. —Se sentó de golpe y se acercó a él.

—¿Estás bien?

—Mejor que nunca, Hun te extrañe ¿Cómo has estado?

La lucidez era su peor tortura, y en este momento no sabía cómo pedirle que nunca lo olvide, que por favor se quede a su lado.

—Te extraño, Lu —lo abrazó fuertemente y lloró en su hombro.

—Estoy contigo, Sehun. Yo nunca me voy a ir de tu lado.

Ojalá eso fuera cierto, ojalá esa noche y ese momento de lucidez fuera eterna.

Se fundieron en un tierno beso que quisiera que durara para siempre, sobre todo cuando las manos de Luhan exploraban partes ya conocidas del cuerpo de Sehun, se amaron esa noche como las personas físicas que eran, no como esas personas que ahora sufrían y dolían. Sehun sabía que mañana nada esto existiría, por eso adoro a Luhan tanto como pudo regalándole suspiros y caricias que no podría darle otra vez, contándole cada uno de los planes que ojalá hubieran podido hacer realidad.

Le contó la vida que planeó desde el momento en el que lo vió. Le contó lo que vivió y lo mucho que lo ha extrañado. Le contó todos sus sueños y metas que iba a cumplir en su honor.

La vida no les dio tiempo, el destino les jugó malas bromas y la muerte le arrebató su más preciado tesoro.

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—Vaya, estoy... no puedo ni hablar. Terminaste el libro de manera abrupta, sin un epílogo, sin un fin como tal.

—Porque así es la vida, tiene un final abrupto y el epílogo es lo que sucede después de que nosotros nos vamos, el libro fue de la vida de Luhan y el epílogo es lo que me queda de vida.

—Increíble, hermoso y lamento mucho lo que tuviste que pasar.

—Ahora soy feliz, a lado de mi esposa e hijo, mi maravilloso SeHan.

—Se llama así por Sehun y Luhan me imagino.

—Sí, te digo que mi esposa es un Ángel, es lo mejor que me ha pasado.

—Cambiar los nombres en tu libro no sirvió de mucho porque declaraste al inicio que se trataba de ti y de Luhan, fue valiente y hermoso. Te deseo de todo corazón, Oh Sehun, que tengas una maravillosa vida y a tu esposa la felicidad del mundo.

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Apagó la televisión, quería ver esa entrevista porque era la única en donde se había sincerado como tal, cargó a su hijo y se dirigió a la cocina para cocinar, ese era un día especial.

Fue a su cuarto para acostar a su pequeño quien había caído dormido y regresó a su cuarto a cambiarse. Vió la foto de su boda y estaba agradecido por todo lo que había pasado en su vida para llegar a ese momento. Vió las cartas en su cajón, además de todos sus manuscritos y poemas, nada era tan hermoso como cuando pensaba en Luhan, la flor, su flor más bella.

—Llegué —escuchó en la sala

—Hola, preciosa.

—Sabes que eso solo lo acepto en vivo, pero en casa soy tu hombre.

—Han, por favor.

—Además —contestó dándole la espalda—. Sigo sin perdonarte que me hayas matado en tu libro, es trágico.

—El drama vende, corazón. Además, es lo mejor, nadie sospechara que sí me case con el amor de mi vida y están demasiado desesperados por saber quién es mi mujer, tienes pene y jamás sospecharán.

—Te amo, Sehun —Luhan se giró y abrazó a su esposo—. Gracias por entrar a esa florería y cambiarme la vida.

—A ti, mi amor, por ser mi inspiración.

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Se casaron con 25 años y Sehun se dio cuenta de todos los sentimientos que su novio provocaba y terminó escribiendo libros, poemas, canciones, todo lo hermoso que le provocaba mientras estuvo en el servicio militar.

No todo fue miel sobre hojuelas, sin embargo, lo superaron bien y firmaron el papel que los uniría después de darse cuenta que querían una vida al lado del otro para siempre.

La adopción fue rápida porque la hicieron fuera del país donde aún no les ponían muchas trabas. Cuando le llegó el primer contrato con una editorial a Sehun ambos se alegraron, pero cuando la prensa empezó a fijarse mucho en el joven y atractivo escritor a Luhan le causó ansiedad y le pidió que por favor el no tuviera nada que ver con el espectáculo, además que quería garantizar la seguridad de su hijo.

Seguían siendo jóvenes y siguen perdidamente enamorados.

Su vida no fue trágica como en el libro, fue mágica y maravillosa. Los días los disfrutaban como uno a la vez y estaban empeñados en demostrar cuanto se amaban cada momento del día.

Sehun escribía en su laptop su nueva obra, una historia acerca de un chico con una discapacidad y sus tontos amigos que lo ayudaban a encontrar al amor de su vida y en un momento se quedó en blanco, no sabía cómo seguir la historia, pero cuando su precioso esposo se sentó a su lado, le dio un beso en la mejilla para después recargar la cabeza en su hombro se sintió lleno, se sintió feliz y las letras fluyeron como si de magia se tratara. Porque su corazón se sentía inspirado cada vez que veía a Luhan, porque se imaginaba los miles de escenarios en los que lo pudo haber conocido y las diferentes maneras de tener su felices para siempre. No importaba la manera, sus historias siempre tendrían un final feliz a partir de ahora porque él tenía su final feliz.

—¿Por qué ese personaje es tan idiota? — preguntó Luhan.

—Está un poco inspirado en mi

—Y los protagonistas son adorables.

—Como tú —contestó y le dió un beso en la nariz a su esposo.

—¿Alguna vez dejarás de decirme cosas tan preciosas?

—Nunca, Lu. Nunca.

—Mmmmm entonces, deja eso y hazme el amor.

Se tomaron una vez más. Sehun agradeció al cielo por todos los momentos vividos y por ponerle en su camino a su inspiración.