Los Miller, cariño.

—¡Llegaron las reinas!— grité al entrar a casa junto con mi hermana.

—¡Ahhhh!— Lucy corrió hacia nosotras emocionada.

—¡Enana!— Cassidy la cargó— no estás tan enana... ¿creciste mientras no estábamos?— la miró sorprendida.

—Pequeña cabeza de chorlito...— la abracé mientras aún estaba en los brazos de Cassidy— te extrañamos demasiado.— besé su mejilla.

—Las extrañé tanto, hermanitas.— dijo sonriente.

—Y nosotras a ti.— dijo Cassie antes de bajarla.

—Pensé que jamás llegarían...— mamá se aproximó hacia nosotras de brazos abiertos y nos abrazó— las hechamos mucho de menos... Están más hermosas que cuando se fueron.— nos miró sorprendida.

—¿Y de qué te sorprendes, mamá?— inquirió Cassie alzando una ceja— somos las hijas de Stella Miller, duh...— dijo en tono de diva.

Obvio... duh.

Mamá sonrió— Tienes razón, no sé de qué me sorprendo, tengo a las hijas más bellas de todas.

Todas nuestras amigas dicen que no entienden cómo es que nuestra madre puede ser tan genial. Y es porque nuestra querida Stella es una madre joven, y gracias a eso nos entiende en la mayoría de las cosas. No podría haber pedido una madre mejor, bueno, no creo que exista alguien mejor que mi mamá a decir verdad.

Nos tomó de las manos a ambas y nos dirijo al sillón— Bueno, ya basta de tanta habladuría... quiero que me lo cuenten todo.— sonrió pícara— ¿cómo es eso de que tienen un nuevo profesor que está para morirse?

Me puse roja como un tomate al recordar que el profesor Ian había escuchado mi conversación por teléfono con mi mamá.

Qué venrgüenza.

—Sobre eso...— hice una mueca— Cuando hablaba contigo, el profesor me escuchó diciendo que estaba súper guapo.— tapé mi cara avergonzada.

Cassidy rió, haciendo que la fulminara.

Mamá tapó su boca escondiendo una risita.

—No es gracioso.— las miré mal a ambas.

—Si lo es.— dijeron a unísono.    

—En fin, en fin... dejemos de hablar de eso o moriré de vergüenza, por favor.— dije.

—Está bien, hablemos de lo insoportable que Max y tú se comportaron hoy.— dijo mi hermana.

La miré ofendida— No me comporté insoportable...— miré a mamá— Verás... Hoy llegaron dos chicos nuevos, que resultaron ser primos, y uno de ellos es hermano del profesor Ian.— comencé a contarle a mamá.

—Pero espera... no son chicos cualquiera... mamá, tenías que verlos, parecen unos dioses, sin exageración.— dijo Cassie.

Asentí dándole la razón— Cuando entraron, literalmente todas las chicas comenzaron a babear, incluyéndonos. Y milagrosamente nos tocó hacer el trabajo con ellos. Estaba emocionada hasta que el idiota de Max abrió la boca... el muy estúpido comenzó a discutir conmigo diciendo que su familia es más alocada que la nuestra.

Cassie rodó los ojos— ¿Puedes creer que pasaron toda la tarde peleando por esa ridiculez?

—Pero espera, ¿acaso le contaste la vez que su tia Alicia fue detenida en Waltmart por culpa de Justin?— preguntó mamá mirándome.

¡¿Vieron?, sabía que mamá me apoyaría en esto?!

—Oh por Dios...— Cassidy rodó los ojos.

—¡Lo hice, y él siguió diciendo que los Jones son más dementes!— dije.

—Es él el que está loco.

¿Ven por qué amo a mi mamá?

—Me daré una ducha, par de inmaduras.— Mi hermana se levantó.

—Es ella la inmadura...— le susurré a mamá.

—Oye... te estuve llamando.— mamá frunció el ceño— ¿qué sucedió con tu teléfono?— preguntó.

Raios.

—Es que... se me... es que... se me resbaló.— dije mientras jugaba con mis manos.

Hizo una mueca— ¿En dónde se te resbaló, Sophie?

—En el... inodoro.— sonreí nerviosa.

Mamá negó— ¿Cómo es posible que siempre seas tan descuidada? ¿Cuántos teléfonos llevas este año?

—¿Oíste eso?, creo que Lucy me está llamando para que juguemos...— mentí y me levanté.

—No me cambies el tema, niña.

—¿Papá ya trajo las maletas?, es que les trajimos regalos a todos.— dije mientras me alejaba lentamente.

—Sophie...— me miró mal.

—¡Ya voy, enana!— corrí escaleras arriba.

***

—Y por último, pero no menos importante... toma, tia Ash.— le tendí el vestido que le compramos en Hawai.

Besó nuestras mejillas— Por eso siempre serán mis sobrinas favoritas, gracias.— dijo sonriente.

—¡Oye!— todos nuestros primos la miraron ofendidos.

—Oh, vamos... no es como si no lo supieran desde antes.— Cassidy los miró.

—Me dueles, tia Ashley.— mi prima Emily se quejó con una mano en el pecho.

—La verdad a veces duele, pequeña.— me encongí de hombros.

—Seguro no lo dijo en serio, hija...— mi tia Alicia colocó una mano en el hombro de su hija— tú eres un unicornio, obviamente eres su preferida.— susurró lo último haciendo que riera.

Decidí cambiar de tema— ¿Saben familia?— dije mirando a la familia Miller sentados en la sala de mi casa— Hoy conocí al chico más insoportable del mundo.

Mi hermana rodó los ojos— Y aquí vamos de nuevo...— se levantó y se fue al patio.

—¿Te hizo algo o qué?— el tio Jace puso su modo celoso on.

Negué divertida— No, tio...— continué contando mi historia— el muy estúpido comenzó a discutir conmigo sobre que su familia es más loca que los Miller, ¿pueden creerlo?

Los tios Justin y Austin se levantaron rápidamente— ¡Inaudíto!— dijeron al mismo tiempo.

—Más que inaudíto...— la tia Scar hizo una mueca— ¿acaso le contaste la vez que detuvieron a Alicia en Waltmart?— alzó una ceja.

Asentí— Eso y muchas cosas más, y aún así continuó diciendo que los Jones están más dementes.

—¿Jones?... Hasta el apellido suena aburrido, no se compara con Miller.— dijo Dustin.

—Se me ocurre una idea.— dijo mi primo Zack alzando un dedo— ¿Qué tal si hacemos una competencia con esos tal Jones?— propuso.

—¿Competencia de qué?— preguntó mi prima Jasmine.

—¿No es obvio?, algo así como una competencia de retos extremos, que al final prueben cual de las dos familias está más demente.— dijo el pequeño.

—Buena idea, hijo.— el tio Austin le chocó los cinco.

—Me gusta la idea.— dije.

Y como lo supose, todos estuvieron de acuerdo con la idea de mi primo.

¿Lo ven?

¿Qué clase de familia aceptaría hacer este tipo de cosas?

Sólo una muy loca... Los Miller, cariño.

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