Cap 60. No tú.

Se sienta bien en la silla mientras se frota el puente de la nariz antes de mirarme.

-Claro- dice en tono neutral.

-Yo...emm...- digo bajando la mirada.- Lo siento.

-¿Nat te lo ha contado, no?- me pregunta por lo que lo vuelvo a mirar.

-Sí- murmuro.

-Es lo que te quería decir, pero...- lo interrumpo.

-No te dejé- digo apenada, él asiente y yo aparto mi mirada de la suya.- Lo siento mucho Tom. No debí gritarte, mucho menos insultarte- hago una pausa.- No pienso que seas un imbécil- digo aún sin mirarlo.- Perdóname por todo lo que te he dicho y te he hecho pasar estos 5 días. Todo esto es culpa mía- me tapo la cara con las manos dejando caer alguna lágrima.

Las manos de Tom apartan las mías de mi rostro dejándome verlo. Me mira fijamente, pero su rostro es neutral.

-No es tu culpa- me dice suavemente.- Es de tus padres. Y en todo caso si alguien más tuviera la culpa sería yo- no, no, no.- Yo tenía que haberme quedado a...

-No- le corto haciendo que me mire un poco sorprendido.- Nada de esto es culpa tuya Tom, nada. Llevo 5 días, unas horas para mí, escuchándote decir que es culpa tuya y no es verdad- digo sin apartar mi mirada de la suya.- Fui yo la que se dejó pegar, no tú. Fueron mis padres los que me pegaron, no tú- hago una pausa esforzándome por no volver a llorar.- Fui yo la que tenía que haber denunciado, no tú. Pero eso debería haberlo hecho hace tiempo- nada más decir eso bajo mi mirada al suelo.

-Tienes razón no es mi culpa- dice él haciendo que lo vuelva a mirar.- Pero tampoco es la tuya.

-No los denuncié- digo en un hilo de voz.

-Porque tenías miedo- dice uniendo nuestras manos, acto por el cual sonrío.- No querías perder a Dyl.

-Habéis denunciado y, aun así, no lo he perdido.

-Gracias a Maite. Si no fuera por ella, tú hubieses tenido razón y te habrían quitado a Dyl. No querías eso, por eso no denunciaste, querías cuidarlo. No puedes culparte por eso.

-Tienes razón- le digo con una leve sonrisa, la cual me devuelve haciéndome sonreír aún más.- ¿Me perdonas?- le pregunto y le pongo cara de cachorrito.

Él suelta una risa en un suspiro y rueda los ojos mientras niega con la cabeza.

-No le puedo decir que no a esa carita- dice acercándose hasta unir nuestros labios en un corto pero lento beso. Cuando nos separamos se queda a escasos centímetros, haciendo que nuestros labios se rocen.- Ha sido una espera larga, pero ha merecido la pena.

Me rio por su comentario mientras él, sonriente, se vuelve a sentar en la silla. Nuestras manos siguen unidas y no puedo evitar sonreír al verlo.

Hasta que un pensamiento cruza mi mente haciendo que mi sonrisa se esfume y haciendo fruncir el ceño a Tom ante mi acción.

-¿Qué pasa?- me pregunta confundido.- Hace un segundo estabas feliz y ahora, ahora no.

-¿Mañana me dan el alta, no?- le pregunto ignorando lo que me ha dicho.

-Sí, ¿por?- pregunta aún sin entender.

-Me mudo a casa de Nat.

-Sí- dice aún con el ceño fruncido.- ¿Qué tiene eso de malo?

-Nada, al contrario- le digo confundiéndolo aún más.- Su familia nos quiere mucho a Dyl y a mí. Siempre nos han tratado bien.

-¿Entonces?

-La casa de Nat está a 4 calles de la tuya- al decirle eso abre un poco más los ojos.- Vamos a dejar de vivir el uno al lado del otro- le digo y él baja la mirada, apenado.- No podremos hablar en las noches de Insomnio. Ni nos veremos en el balcón- al nombrarlo levanta la vista hacia mis ojos.- Nuestro balcón.

Una lágrima cae por mi mejilla. Tal vez otras personas piensen que estoy exagerando o dramatizando, pero creerme cuando digo que no es así.

En ese balcón lo conocí, nos volvimos amigos, me ayudó, le dije que sí a que fuéramos pareja... En ese balcón nos dimos nuestro primer beso como novios.

-Tranquila. Eso no significa que vayamos a separarnos- me dice acariciando mi mano.- Te recuerdo que sigues siendo mi chica, eh- dice de forma divertida haciéndome reír con él.

-Tienes razón- le digo cuando dejamos de reír.- ¿Cómo haré para recoger mis cosas de mi casa?- y despedirme de ella.

-Tus padres estarán en comisaría durante dos horas, tiempo en el que sacarás vuestras cosas de tu casa- me responde.

-Vale- le digo y le dedico una sonrisa.- ¿Sabes a qué hora me darán el alta?

-No- dice.- Pero las altas suelen darse por la mañana.

-Bff, tendré que madrugar- digo haciéndolo reír.

Seguimos un rato más hablando. Intento evitar pensar en mañana, al menos mientras estoy con Tom. No quiero estar triste mientras estoy con él, ya le he molestado demasiado.

8:31 pm

Me traen la cena, la cual tiene mejor pinta que la comida de esta mañana. De primero tengo sopa de fideos, de segundo una tortilla francesa (omelette) y de postre un yogur de fresa.

-Iugh, está sosa- digo haciendo una mueca de asco en cuanto pruebo la sopa.

-Te han puesto unos paquetitos de sal- dice Tom sacando esos paquetitos de un lado de la bandeja.

-Gracias a Dios- digo arrebatándole uno y abriéndolo para después verterlo en la sopa.

-Deberías guardarte ese para la tortilla- me dice en cuanto le quito el otro sobrecito.

-Tienes razón- le digo y dejo el sobrecito en una esquina del plato de la tortilla.

Mezclo la sopa para que la sal haga efecto. Cuando me tomo la siguiente cucharada sabe mejor, sigue estando un poco sosa pero al menos no tanto como antes.

Me acabo la sopa y abro el sobre de sal para ponérselo a la tortilla. Al igual que con la sopa, le da un gusto más agradable, pero, aun así, no sabe del todo bien.

Extraño tanto estar en mi casa y hacer mi propia comida. Esta comida no se puede comparar a la de casa, aunque si soy sincera pensaba que la comida de hospital estaría peor.

Cuando acabo el segundo plato cojo el yogur de fresa y leo el envase.

-Bien, azucarado- digo alegre leyendo que es con azúcar.

Abro el envase y hundo en el yogur la cuchara pequeñita. Me lo como en menos de 2 minutos. Vuelvo a ponerle la tapa a la bandeja y Tom aparta la mesita.

La enfermera llega en unos minutos y se lleva la bandeja, pero me deja un vasito pequeño de plástico donde hay dos pastillas.

-¿Pastillas?- pregunta Tom leyéndome la mente.

-Sí- dice la enfermera.- Cuando estabas en coma te ponían un medicamento débil y lo hacían vía suero- dice señalando la bolsa que cuelga a un lado de la cama.- Pero al despertar no se sigue haciendo por suero sino por pastillas. Además, este medicamento es más fuerte.

-¿Y cada cuánto me las tengo que tomar?- le pregunto.

-Una vez al día- me contesta con una sonrisa.- Preferentemente después de cenar.

-Vale, gracias- le digo con una sonrisa.

-No hay de que- dice la chica antes de salir.

Cojo la botella de agua que hay en una mesita al lado de la cama. Meto la primera pastilla en la boca y me la trago junto con un sorbo de agua. Repito la acción con la segunda y última pastilla.

-¿Mañana me podrás ayudar con la mudanza?- le pregunto.

-Te iba a ayudar aunque no preguntaras- me dice con una sonrisa.

-Gracias, cariño- le digo con una dulce sonrisa.

-Cómo me encanta que me llames así- me dice con sonrisa ladeada.

-Solo te he llamado así dos veces.

-Y, aun así, ya me encanta- dice haciéndome sonreír.

Me intento acercar a él para besarlo, pero un dolor en el estómago hace que pare de golpe y suelte un quejido mientras hago una mueca.

-¿Estás bien?- me pregunta en cuanto vuelvo a mi lugar.

-Sí, solo que me duele cuando hago un movimiento brusco- le digo.- Yo solo quería un beso. ¡Mierda! ¿Lo he dicho en voz alta?- le pregunto avergonzada.

-Sí- dice soltando una pequeña risa.- Pero yo puedo solucionar tu problema.

Se acerca a mí hasta rozar su nariz con la mía. Hace un beso de esquimal haciéndome reír y él sonríe ampliamente.

-Te quiero- me susurra rozando sus labios con los míos.

-Yo también te quiero- le digo del mismo modo.

Une nuestros labios en un beso un poco más largo que el que nos dimos hace un rato. Siento un pequeño dolor en el labio debido a la pequeña herida que tengo, pero ignoro el dolor y continúo besándolo.

Nos separamos en cuanto nos falta el aire. Se separa de mí mientras se lame los labios. Suelto una sonrisa boba por su acto.

Seguimos hablando durante unas horas más, dónde se cuela algún que otro beso. Mientras estamos en medio de una conversación sobre Marvel, Tom suelta un bostezo tan profundo que dura unos cuantos segundos.

-Tom, cariño, ves a dormir- le digo dulcemente.

-No, tranquila, estoy bien- dice con voz somnolienta.

-Eso no es verdad, te estás quedando dormido- le digo.

-Pero tú no tienes sueño así que aguanto hasta que tengas sueño- me dice parpadeando pesadamente.

-Por Dios, Tom, ves a dormir- digo frustrada por lo cabezota que es.

-No, no, estoy bien- suelto un bufido mientras pongo los ojos en blanco.

-Por favor, Tooom- le digo hablando como una niña pequeña.- Quiero que descanses.

-Está bien- dice rendido con una sonrisa adormilada.-Buenas noches, amor- dice y me da un corto beso.

-Buenas noches, cariño- le digo en cuanto se separa.

Me deja un dulce beso en la frente antes de dirigirse al sofá que hay aquí. Se tumba en este y en menos de dos minutos ya está completamente dormido.

Con cuidado me quedo sentada en la camilla tocando el suelo con mis pies. Con dificultad me levanto de la cama, pero me apoyo con una mano en el colchón.

Quería caminar por la habitación durante todo el día, ya estaba cansada de estar en la cama todo el rato. Pero sabía que Tom no me dejaría así que aprovecho ahora.

Me cuesta caminar un poco, ya que llevo días sin moverme. El dolor en el estómago no ayuda.

Cuando llevo 10 minutos caminando y ya estoy acostumbrada, ya camino con normalidad, paso por enfrente del sofá. Me fijo en Tom, quién duerme tranquilamente.

Me acerco a un lado del sofá donde hay una pequeña manta. La cojo y con cuidado de no despertarlo se la pongo por encima.

Esta vez soy yo la que me acerco y le doy un beso en la frente, como él lo ha hecho hace unos minutos. Le acaricio sus preciosos rizos y vuelvo a la cama.

Me siento en esta y observo la habitación hasta toparme con el móvil de Tom, el cual está en la mesita al lado del sofá. Me vuelvo a levantar y voy a por él. Lo cojo y desbloqueo la pantalla para mirar la hora.

12:14 am

Lo dejo donde estaba. Vuelvo a la cama en la que me subo con dificultad debido a mi estómago y al tumbarme suelto un suspiro de alivio. Pensaba que los golpes no habían sido tanto como parecía pero en verdad sí. Va a ser difícil volver a la rutina con este dolor.

Con el mando que tengo en la cama apago las luces dejando una luz muy tenue. Miro por última vez a Tom quién se ha dado la vuelta y ahora me está dando la cara.

Sonrío por lo tierno que se ve y cierro los ojos para quedarme dormida pensando en lo que me espera mañana.

Mañana tengo que salir de aquí e ir a mi casa. Recoger todo para llevarlo a casa de Nat, dónde viviré a partir de ahora.

Pensar en tener que despedirme de mi casa donde he vivido toda mi vida es duro. Vale sí, ahí me han maltratado tanto psicológicamente como físicamente, pero también he vivido muchos momentos buenos, sobre todo con Dyl.

Va a ser duro.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top