Cap 59. Adopción.
-¿Qué?- digo en shock.- ¿Dime qué estás bromeando?
-No, ___- dice Nat.- Pero...
-Pero nada- le dijo frustrándome.- Eso significa que me lo van a quitar.
-___- me dice pero la ignoro.
-Que se va a ir con otra familia.
-___.
-Lo van a separar de mi lado- digo al borde de un colapso.
-___- insiste.
-Lo voy a perder- exploto.
-¡___!- grita haciendo que la mire.
-¡¿Qué?!- le grito de vuelta.
-La familia es la mía- dice con una amplia sonrisa.
Mis ojos se abren tanto que se podrían salir, y mi boca se deja caer de golpe.
-¿Ahora sí que me estás vacilando, no?- digo en shock.
-Nop- dice sin quitar su sonrisa.
-¿En serio?- le digo.
-Que sí tonta- dice divertida.
-¿Cómo es eso posible?- le pregunto confundida.
-El día que todo esto pasó fue el mismo día que los padres de Tom los denunciaron. Desde es...- dice pero la interrumpo.
-¿Cómo que los padres de Tom pusieron la denuncia?- le pregunto confundida.- ¿No fue Tom?
-No- me responde.- O sea, sí. A ver, cuando sus padres se enteraron quisieron denunciar, pero Tom dijo que esperarán hasta que tú despertaras- joder, cada vez me siento peor por cómo lo he tratado.- Sus padres dijeron que, aun así, los denunciarían, quisieras o no, pero aceptaron. Lo que hizo cambiar de opinión a Tom fue cuando le dijeron que te tuvieron que inducir el coma y que estarías unos días inconsciente. No quiso esperar y le dijo a sus padres que denunciaran.
-Yo pensé que fue idea suya y que lo hizo sin pensar en que opinaría yo- digo apenada.
-No, él siempre pensó en ti- dice ella con una leve sonrisa.- Estuvo atento a cualquier noticia de la policía, y se culpaba por haber denunciado sin tu permiso, aunque sabía que era lo mejor.
De verdad que ahora no me puedo sentir más mal, bueno mejor me callo que encima invocaré el sentirme aún peor.
-Bueno, continuo- dice ella.- Al día siguiente te quitaron el medicamento que te inducía el coma y dijeron que en un par de días te despertarías. Pues justamente al día siguiente encontraron a Dyl. Estaba con tus padres a las afueras de Londres lo iban a meter en un internado. El peor de los internados, ese en el que está consentido que te peguen- trago duro y miro a Dyl, dando gracias porque no esté ahí.
-¿Y qué pasó?- le pregunto sin apartar la vista de él.
-A tus padres los detuvieron, pero no los metieron en la cárcel. Están bajo arresto domiciliario hasta después del juicio.
-¿O sea que están en mi casa?
-Sí- dice apenada.- Pero vuestra custodia ya la han perdido. Llevaron a Dyl a una casa de acogida. Tom consiguió adivinar en cuál y en menos de una hora ya estábamos ahí.
*Lo que pasa es que el primer día cuando volví a casa, estaba llorando por lo que te había pasado. Mis padres al verme me exigieron una explicación y no pude negársela. En cuanto se enteraron estuvieron al tanto de ti.
En cuanto llegamos a la casa de acogida llamé a mi madre y le expliqué que lo habíamos encontrado. Estuvimos ahí hablando con una señora y nos dejó ver a Dyl. A los 10 minutos mis padres llegaron, sorprendiéndome.
Mi madre me dijo que habían hablado y que no podían dejar que os separaran el uno del otro, y tampoco que os cambiaran la vida de un día para otro. Me sorprendió aún más cuando dijo que decidieron adoptaros, a los dos.*
-Gracias, Nat- digo abriendo mis brazos para abrazarla, ella se acerca para poder hacerlo.
-De nada- me dice sin soltarme.- Pero no solo me lo tienes que agradecer a mí.
-Hablaré con tus padres- le digo cuando se separa.
-Vendrán en unas horas- me dice.
-También tengo que hablar con Tom- digo en un tono de voz bajo.
-¿Quieres que hable con él?- me pregunta.
-No, soy yo la que tengo que hablar con él- le digo.
-Está bien.
Nat se queda un rato más junto con Dyl. Dyl me explica que ha estado haciendo estos días en casa de Nat. Y con Nat quedamos en lo que pasará cuando salga de aquí.
Dyl ya está viviendo en su casa y yo también lo haré. Hablarán con el juez para dejar salir de casa a mis padres durante unas horas en lo que nosotros sacamos mis cosas de ahí.
No me puedo creer que me vaya de mi casa. Ahí he crecido y Dyl igual, he vivido mil momentos en esas paredes. No quiero irme, pero es lo mejor.
Después de que Nat se va junto con Dyl, llegan Ily y Jack, quienes me hacen compañía durante una hora aproximadamente.
Y la última visita antes de comer son los padres de Nat, a los cuales tengo que agradecerles mucho.
-Muchas gracias, en serio- les dijo.
-Ya nos has dado las gracias 5 veces- dice Maite con una sonrisa.
-Es que se las debo- les digo.
-Tutéanos- me dice Maite.- ¿Sabes ya cuándo te dan el alta?
-No- digo haciendo una mueca.- Pero espero que sea pronto.
-Ya verás que sí- dice el padre de Nat.
<<Toc-Toc>> La puerta se abre sin pedir permiso y de detrás de ella aparece una enfermera con una bandeja, que supongo es mi comida.
-Te traigo la comida- dice ella. Bingo, acerté.
-Gracias- le digo en cuanto me la deja en la pequeña mesa con ruedas.
-No hay de que- me dice con una sonrisa antes de salir por la puerta.
Maite mueve la mesa de ruedas para que quede justo encima de mí. He subido lo suficiente la camilla como para quedar sentada.
-Te dejaremos comer- dice el padre de Nat.
-Hablaremos de la mudanza cuando sepamos el día del alta, ¿vale?- me dice Maite.
-Claro- le digo mientras asiento con la cabeza.
-Que aproveche- dicen ambos abriendo la puerta.
-Gracias- les digo y ambos salen de la habitación, dejándome a mí sola.
Abro la bandeja y dejo la tapa a los pies de la cama. Al ver lo que me han traído no puedo evitar poner cada de asco, no tiene buena pinta.
Cojo un papel que hay al lado del agua y leo lo que pone. Pone el nombre de la comida que me han hecho. De primero tengo puré de verdura el cual no sé si me va a gustar; de segundo merluza la cual sé que no me va a gustar; y de postre un plátano. Para beber obviamente agua.
A regañadientes saco la cuchara y abro el bote del puré. Hundo la cuchara en ese semilíquido y la lleno por la mitad. Cierro los ojos mientras me la llevo a la boca.
En cuanto mi lengua saborea eso, abro los ojos. No está malo; al contrario, está bastante bueno. Yo creo que me gusta porque básicamente me sabe a patata.
Me como el puré rápidamente, ya que está muy bueno. En cuanto acabo vuelvo a cerrar el bote y guardar la cuchara. Saco el tenedor y corto un trozo de merluza.
Sé que esto no me va a gustar. Cosa que confirmo en cuanto el trozo está en mi boca. Rápidamente, abro la botella de agua y bebo un trago enorme.
Cuando me recupero del mal trago, nunca mejor dicho. Dejo los cubiertos en el plato, no pienso comer más de esta mierda.
Directamente, cojo el plátano, lo pelo y me lo como. Es una de mis frutas favoritas y es lo que más agradezco de todo el menú.
Cuando acabo vuelvo a cerrar la bandeja con su respectiva tapa y con un poco de dificultad aparto la mesita con ruedas.
<<Toc-Toc>> Vuelven a abrir sin pedir permiso por lo que no me sorprendo al ver a la enfermera que me había traído la comida.
-¿Qué tal?- me pregunta amablemente.- ¿Te lo has comido todo?
-Casi todo- digo mientras ella coge la bandeja.
-Bueno, al menos tienes algo en el estómago- dice con una sonrisa. Me alegro de que no la abra y vea que me he dejado todo el pescado.- Adiós.
-Adiós- le digo antes de que salga.
La habitación se inunda de un enorme silencio haciéndome sentir sola. Nunca había estado sola. Antes de que naciera Dyl no tenía la edad de quedarme sola por lo que siempre estaba con mis padres o con alguien que me "vigilaba". Y lo digo así por qué en realidad no me hacían ni caso.
Después de que naciera Dyl he estado con él todos los días. Sí que es verdad que he tenido momentos a solas, ya que él dormía o cualquier otra cosa. Pero al menos sabía que él estaba en casa conmigo.
En cambio, ahora no hay nadie, solo estoy yo. Debería disfrutar de estos pocos minutos de tranquilidad pero no. Me siento demasiado sola.
Miro a mi alrededor en busca de algo con lo que entretenerme, pero no hay nada. Decido volverme a tumbar por lo que le doy al botón de bajar la camilla.
Lo primero que se me viene a la mente es Tom. Necesito hablar con él, pero no ha aparecido. No lo he vuelto a ver desde nuestra discusión de esta mañana, por la cual estoy muy arrepentida.
Ojalá pudiera verlo ahora mismo. ¿Se habrá ido? ¿O seguirá aquí? Si se ha quedado, ¿dónde ha estado todo el día? O mejor dicho, ¿dónde está ahora?
<<Toc-Toc>> Esta vez la puerta no se abre sola por lo que supongo que será alguno de mis amigos. Tom cruza por mi mente por lo que no tardo en contestar.
-Adelante- digo con esperanzas de ver a Tom.
Pero al abrirse la puerta mi esperanza cae al suelo de golpe. Aun así, estoy feliz, ya que son mis gemelos favoritos, junto a mi pecoso favorito.
-¡___!- grita Paddy corriendo hacia mí. En cuanto llega a mi lado me envuelve en un fuerte abrazo que me hace soltar un quejido.
-Paddy le estás haciendo daño- escucho que le riñe una voz femenina. Él se aparta de mí y levanto la vista para encontrármela ahí, tan guapa como siempre.
-Hola, Nikki- la saludo.
-Hola, preciosa- dice acercándose y dándome un leve abrazo.-¿Cómo estás?- dice separándose.
-Dolorida, pero bien- le digo con una sonrisa.
-Cómo me alegro- dice Dom a su lado.
-Hola, Dom- lo saludo.
-Hola- dice él con una sonrisa.
-Oye, que nosotros también existimos- se queja Harry.
-¿Te has olvidado de nosotros o qué?- pregunta Sam con una sonrisa divertida.
-¿Cómo me voy a haber olvidado de mis gemelos favoritos?- les digo con humor.- No digáis tontería. Anda venir aquí.
Ambos me hacen caso y les doy un corto abrazo doble. En cuanto se separan recibo un bombardeo de preguntas sobre cómo me he sentido, cómo me he despertado, cómo estoy...
Contesto a cada una lo más rápido posible, no estoy muy de humor como para hablar sobre estos temas. Ahora mismo solo quiero disfrutar de su compañía, nada más.
-Tom está fuera- me susurra Harry.
Me he quedado embobada mirando al suelo mientras los padres de Tom, Sam y Paddy, hablaban sobre un tema del colegio del menor. Pero en cuanto Harry me susurra eso salgo de mi trance y lo miro.
-No se ha ido- sigue susurrando.- ¿Os habéis peleado, verdad?
-Le he gritado e insultado sin darle tiempo a explicarse- le susurro triste.
-¿Por qué no has hablado con él?- pregunta susurrando con el ceño fruncido.
-Créeme que es lo que más quiero- le digo hablando igual.- Pero no ha aparecido en todo el día- bajo la mirada apenada.
Harry no dice nada más, pero no lo vuelvo a mirar, supongo que no sabe qué decir.
-De nada- dice y dirijo mi mirada a él quién me mira con una sonrisa malvada. Antes de poder preguntarle el porqué, habla o, mejor dicho, grita.- ¡¡Toooom, corree!!
En un segundo, Tom entra corriendo a la habitación y no para hasta llegar a mi lado. Agarra mi cara con sus manos y me mira directamente a los ojos.
-¿Estás bien?- dice preocupado y rápidamente.- ¿Te duele algo? ¿Te encuentras mal? ¿Quieres algo? ¿Qué pasa?
-Nada, estoy bien- le digo con una leve sonrisa. Él frunce el ceño y me suelta mientras se gira a mirar a Harry.
Todos en la habitación miran la escena sin entender nada. Harry me mira y sigue con la misma sonrisa que hace unos segundos.
-Solo quería saber cuando le daban el alta a ___- dice Harry tranquilamente.
-¿Me estás diciendo que has gritado solo por eso?- dice Tom enfadado, Harry asiente con la cabeza.- Eres un cabr...
-Tom- lo interrumpe Nikki, regañándole.
-Perdón- le dice a ella. Vuelve su vista a Harry y si las miradas matasen Harry ya estaría muerto y enterrado.- Seguramente, le den el alta mañana.
-¿Tan pronto?- pregunto yo captando su atención.
-Sí, pero tendrás que guardar reposo unos días y tomar medicamentos durante un par de semanas- me dice sin apartar sus intensos ojos de los míos.
-Claro- digo asintiendo con la cabeza. Me siento tan pequeña, débil y sumisa ante esa mirada tan profunda.
-Creo que nosotros nos deberíamos ir yendo- dice Harry levantándose de la silla.- ¿No, mamá?- le dice con un tono extraño.
-Sí, creo que sí- dice Nikki.
Todos se despiden de mí y se van de la habitación. El último en salir es Harry quien al llegar a la puerta se gira y me guiña un ojo con una sonrisa para después salir.
Tom se deja caer en la silla que hay al lado de mi cama. Apoya sus codos en sus rodillas y apoya su cabeza en una de sus manos. Mi mirada está en él y la suya en el suelo.
-Tom- murmuro suavemente haciendo que me mire.- ¿Podemos hablar?
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