XXVIII
-Hablen lo que tengan que hablar, los esperamos en el departamento- Jungwon dejó a Sunoo y Ni-ki en la puerta del edificio HYBE.
Al irse los demás del grupo y solo quedar ellos dos, se miraron sin saber qué decir o qué hacer.
-Y-yo... no quise... romper contigo- Sunoo, con cada palabra, las lágrimas de asomaban en sus ojos. -P-pero.... yo... ¿Puedo volver contigo? Por favor, realmente yo--
Aún en la puerta del edificio, sin fijarse si había alguien mirando o no.
Ni-ki tomó su cintura y con delicadeza unió sus labios creando un pequeño pero significativo beso, uno que respondió la pregunta de Sunoo sin falta de palabras.
-Quiero volver contigo- unió sus frentes, tomó su mano y conectó sus ojos -Digámosle a Engene... cuando estemos listos.
-Sí...
.
.
-Ah~- Sunoo sentía los besos contrarios en su cuello, estaban en un hotel a las 10 de la mañana, solo ellos dos, consolidando su amor.
-Te amo- Ni-ki susurraba mientras metía sus manos en la remera contraria.
-Yo también te amo.
Ambos estaban tan nerviosos, como si fuera su primera vez.
-Pareces un virgen- Ni-ki rió viendo las expreciones y reacciones de su lindo novio.
-Y tú también- sentía las manos temblorosas de su pareja en su cintura que con delicadeza retiraba su ropa.
Pronto la remera de Sunoo fue retirada y tirada por algún lado, este fue levantado y acostado delicadamente en la cama.
-Oh~- Sunoo gemía sintiendo las manos de su novio masajear su trasero.
-¿Me extrañaste?
-Cada día- le sacó la ramera a su novio mientras este le sacaba el pantalón. -Cada día desde hace tres meses, me sentía tan incompleto...- de igual manera le sacó el pantalón -así que, complétame.
El menor sonrió besando sus labios cortamente, haciendose espacio entre sus piernas para tener más control en las acciones.
-Te amo- susurró Sunoo en el oido contrario, abrazando con sus piernas la cintura contraria, meneando sus caderas de un lado a otro en círculos para tener contacto en su zona baja.
-Yo te amo más- susurró de igual forma en su oido, mordiendo el lóbulo de su oreja bajando sus besos hasta su cuello donde mordió y succionó varias zonas dejando varias marcas.
-¡Ah!- su rosado y duro pezón derecho fue pellizcado.
-Te gusta que te toque aquí- bajó su boca hasta esa zona lamiedo uno de sus rosados botones y el otro lo manejaba con su mano -Dime ¿se siente bien?
-¡Sí!- su cuerpo temblaba levemente por las sensaciones sentidas, sus caderas se movían creando una deliciosa fricción.
-¿Y aquí abajo?- metió su mano en la ropa interior contraria rozando con sus dedos la entrada necesitada de su mayor.
-¡Se siente bien!- exclamó con las mejillas rojas y sus ojos suplicantes -Por favor...
-Hace tiempo que no lo hacemos, no quiero dañarte- besó su mejilla y buscó en el cajón de la mesita de noche del hotel, lubricante, encontrándolo rapidamente -Solo será un momento.
Le quitó la ropa interior, y como si fuera su primera vez viéndolo desnudo, el pelirosa cerró sus piernas sintiendo de alguna manera, una enorme verguenza al ser visto así.
-No hay nada que no haya visto- recalcó abriendo sus piernas para susurrarle algo -mantenlas abiertas.
Parecía que Sunoo tenía un fetiche, ante un Ni-ki dominante que le daba órdenes y no peticiones, oh, era tan sexy.
Sin aviso, dos dedos entraron en su interior, se sentía tan raro, pero pasaron pocos segundos hasta que se empezó a sentir bien.
-¡Ah!- el tercer dedo pronto entro, moviendose en diferentes direcciones, cerrando y abriendo para una mejor dilatación, Sunoo se sentía a punto de tocar el cielo, ni lo había metido y ya sentía que podía correrse.
-Creo que ya- sacó sus dedos y también se sacó la ropa interior dejando ver su gran erección, tomó las piernas de Sunoo y con una mano alineó su miembro con su entrada.
Sunoo estaba tan ansioso que movía poco su cadera para sentir más la hombría contraria.
Y de una sola estocada, se adentró del todo en su estrecho interior.
-¡Ahh!- un grito agudo y fuerte se hizo escuchar en toda la habitación.
Sunoo acababa de correrse, solo por tener a Ni-ki en su interior.
Pero no era el único en ese estado, Ni-ki sentía que podía correrse solamente por haber entrado, se sentía como el cielo puro, aquel interior tan suave, tan estrecho y tan cálido.
-Estás muy estrecho...- susurró el menor con algo de dificultad para apreciar el rostro contrario.
Su rostro era un total dilema, el pequeño pelirosa tenía lágrimas de placer cayendo por sus ojos, sus mejillas rojas, sus labios abiertos dejando salir toda clase de sonidos, sus rosados labios temblando y todo eso acompañado de las marcas que estaban en todo su cuerpo.
-Voy a moverme- el menor avisó después de que pasaran unos segundos.
-E-espera, acabo de co- sintió su interior ser embestido -¡Ah!- una y otra vez, se sentía increiblemente bien, como si estuviera tocando cielo mismo.
-Oh... Sunoo.
-¡Oh! ¡Sí!- sentía ese punto ser atacado con repetición, su punto dulce.
Cada vez que tocaba o rozaba ese punto, sus piernas temblaban y de sus labios salían agudos y fuertes gemidos.
La habitación era testigo de todos los sonidos obcenos que salían de ahí, sus pieles chocando, sus labios gimiendo, sus ojos llorando.
-¡Ni-ki!- sentía que pronto volvería a correrse, se aferró a su torso, clavando sus uñas en la espalda de su menor.
-Aguanta un poco más- su voz era ronca y grave, haciendo que la piel del mayor se erizara.
-¡Ah!- no podría aguantar tanto, unas cuantas embestidas más y se corrió en medio de sus abdómenes apretando sus paredes internas y gimiendo el nombre del contrario.
-Agh...- llenó su interior quedándose en su lugar por pocos segundos. -Una vez más- cambió de posiciones dejando a Sunoo sentado en su miembro y él mismo apoyado en el espaldar de la cama. -sabes cómo hacerlo, adelante.
Sunoo apretó sus labios empezando a menear su cadera en circulos para comenzar a saltar después de poco.
-¡Ah!- de esa manera, llegaba aún más adentro, pero le encantaba.
-Sí... hazlo así- empezó a besar su cuello mientras que entre sus dos manos apretaba y masajeaba las dos nalgas redondas y rosadas de su mayor, eran como duraznos, rosaditos, suavitos y blanditos.
-¡Ah!- su cuello fue mordido con algo de fuerza, ahora quedaría marca de algunos días hasta que pueda borrarse.
-Quiero que todos sepan que eres mío... que todo en tu cuerpo es mío- sonrió al ocurrirse algo poco cómico -que soy el mejor Sunooista del mundo.
-Y-ya tienes el título- hablo con dificultad sin dejar de saltar.
-Un poco más...- apresuró las embestidas sosteniendo su cintura.
-¡Ah!- se aferró a su cuello, abrazando y rasguñando a su gusto.
-Te amo.
-¡Yo también te amo!
Se miraron, ambos a punto de correrse y esa chispa creció en ambos, sus labios conectaron, tan bien como la primera vez que lo hicieron.
A veces las palabras no significaban lo que tenían que significar, pero ese beso significaba un "te amo" tan puro como ningún otro, tam cierto como nadie puede explicar, tan sincero que nadie podría separar.
Ellos eran el AMOR con todas sus letras.
3/?
Cami~
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