Perfecto [Mark x YoungJae]
Una tarde de marzo, YoungJae tuvo el infortunio de toparse con Jackson, Mark lo ve de esa manera, aún si el menor insiste en que conocer al chico de origen hongkonés fue un acto divino.
El pelinegro lo cataloga como un encuentro accidental que terminó en un flechazo que el destino había deparado para él, Mark simplemente piensa que fue un error, porque el destino puede cometerlos.
A partir de esa tarde, YoungJae se propuso a cambiar para llamar la atención de Wang, y vaya que fue una decisión tremenda y arriesgada, porque él era el más que introvertido hasta la médula. Las miradas llenas de nerviosismo poco a poco cambiaron hasta convertirse en saludos cortos y bajos por los pasillos de la universidad, los cuales a su vez evolucionaron junto con otros aspectos de YoungJae, como el color de su cabello y la ropa que se arriesgó a usar.
El menor optó por cambios ligeros que pudieran servir de transición hacia otros, no quería transformarse de la noche a la mañana porque temía no poder lidiar con eso. Siempre se sentía inseguro con cada paso que daba, así que Mark se encargó de hacerle saber lo bien que se veía por medio de halagos que resultaban ser ciertos de su punto de vista, sin embargo, era difícil convencerlo de la veracidad de sus palabras. Mark estuvo en todo momento, en cada duda que YoungJae tuvo, en cada suspiro esperanzador que soltaba el menor al pensar que su platónico lo miraría con otros ojos.
Los resultados fueron los mismos durante un tiempo; saludos ocasionales e intercambios de no más de diez palabras, YoungJae se frustraba mucho, se decepcionaba enormemente y el progreso de su autoestima regresaba al mismo punto de antes. Sin embargo, saber comprender a YoungJae es algo que se le da con naturalidad y el hecho de conocer sus miedos, inseguridades, deseos y aspectos que lo hacen sentir seguro, facilitan el trabajo de Mark para mejorar su estado de ánimo y sacarle una sonrisa. A él le encanta hacerlo, porque verle recuperar parte de su brillo es todo lo que necesita para sentirse feliz.
Para acelerar las cosas, el menor se vio decidido a hacer las mismas cosas que Jackson, empezó a ir al gimnasio y prestó especial cuidado en su alimentación, se aferró a otras cosas que al hongkonés le agradaban para tener algo que compartir al momento de hablar. En ese punto Mark vio un cambio en la actitud del menor, se notaba más seguro, más suelto, pero una pequeña parte de sí mismo le decía que comenzaba a modificar su esencia. Mark comenzó a preocuparse cuando YoungJae empezó a contar las calorías que consumía y se privaba de alimentos que realmente le gustaban. No estaba en contra de que adquiriera una vida más saludable, el problema era que lo hacía para entrar en el radar de Jackson, no lo hacía por él, ni para verse bien o para tener buena salud.
Bajó de peso, tonificó su cuerpo y aún así Jackson no lo vio como algo más que un amigo, por más que hizo lo posible por apegarse al tipo de persona con la que Wang saldría. YoungJae no sabía qué hacer, se le habían agotado las ideas, fue por eso que recurrió a su última opción, aquella que evitó desde el principio porque temía demasiado al resultado que podría obtener.
Mark se sorprendió mucho cuando vio a YoungJae con una apariencia totalmente nueva, estilo diferente, color de cabello llamativo y ropa que lo hacía bufar incómodo. Jackson Wang era un buen tipo, pero definitivamente no se merecía a alguien como el menor. Desde un principio, el chico no tendría por qué haber atravesado por todos esos cambios y sacrificios.
Mientras está sentado dentro de su auto- resguardándose de la lluvia- Mark se imagina cómo habría sido si YoungJae se hubiera fijado en alguien más o simplemente no lo hubiera hecho. Tal parece que todo aquello sirvió para que Mark se diera cuenta de muchas cosas, y afortunadamente, también hizo que YoungJae aprendiera sobre el amor propio y el de los demás.
En el cielo aparecen los últimos rayos del sol y las gotas de lluvia continúan cayendo sobre el parabrisas. Mark se había quedado afuera del departamento de Kunpimook, donde minutos atrás YoungJae entró para pasar el rato con otros amigos. Su mente había divagado durante un rato y por eso se quedó ahí mientras el sonido de la lluvia envolvía todo por completo.
Lanza un último suspiro antes de encender el auto, pensando si debería ordenar pizza o comida china cuando llegara a casa. No esperó que la puerta se abriera de golpe y que un chico al borde de las lágrimas se dejara caer en el asiento.
—Hey, ¿qué ocurre?— le pregunta en un tono quedito.
YoungJae no dice nada durante unos minutos y lo único que escucha son sus ligeros sollozos y la lluvia creando eco de fondo. Justo cuando piensa que el menor no hablará en ese momento, sus palabras bajas logran escucharse dentro del auto.
—Jackson estaba ahí— Debió imaginarlo. Sólo por algo como eso YoungJae se vería tan afectado. —Dijo que me veía... Extraño.
—Quizás no...
—Sé que no se refería a algo malo, justo después dijo lo mismo que suele decirme con el mismo tono de voz y el mismo sentimiento. Te ves bien. Finalmente me di cuenta de lo patético que debo verme haciendo todo por que alguien se fije en mí.
Mark no dice nada, deja que YoungJae continúe sacando eso que lo está consumiendo.
—Desearía no haberlo hecho jamás. Antes de salir vi mi reflejo en la pantalla de mi teléfono, y eso hizo darme cuenta de lo fatal que luzco. No sé que me hizo pensar que todos esos cambios se verían bien en mí.
Mark puede ver que esa situación le ha causado un nuevo conflicto interno. Antes de entrar a la casa de BamBam, YoungJae sonreía contento y mostraba su entusiasmo, ahora sus labios formaban un puchero casi imperceptible y la decepción junto a la tristeza lo envolvían dentro de una burbuja.
Su cabello caía por sus ojos, la ropa que llevaba puesta se encontraba un poco mojada, aún podía ver gotitas descender por su rostro, algunas confundiéndose con las pocas lágrimas que le quedaban arremolinadas en las esquinas de sus ojos.
Mark tanteó el interior del compartimento lateral, en donde guardaba servilletas de papel para ocasiones en las que pudiera requerirlas, como esta. Con delicadeza hizo a un lado los mechones azules y procedió a retirar la humedad de su rostro con toques suaves, hasta que por fin consiguió que YoungJae fijara su vista en él.
—Jae, te ves increíble. Todo luce bien en ti, no importa la ropa que te pongas, ni el color de tu cabello o tu peso, eres perfecto. Lo eras antes y lo sigues siendo.
YoungJae sólo le observa con ojos confundidos y las mejillas sonrosadas.
—Siempre has sido perfecto para mí, y no necesitas nada de eso que te hace sentir incómodo para verte hermoso.
Al principio le ve dudar, pero de la boca del menor no salen las palabras que acostumbra decir, en su lugar, Mark escucha una voz apenada con un tono escondido por debajo que él logra percibir como uno esperanzado.
—¿Estás diciendo la verdad, Mark?
—Desde luego. ¿Cuándo te he mentido?
—Nunca, tú nunca me has mentido.
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Al llegar a la residencia del menor, Mark se encarga de hacer desaparecer ese estado de ánimo que lo mantiene apagado. Condujo lo más rápido que pudo bajo esa lluvia -con todas las precauciones, por supuesto- para que YoungJae no cogiera un resfrío, así que lo primero que hizo al llegar fue llevarlo directamente al baño, ya que conociendo al menor él se hubiera tirado a la cama, importándole muy poco esa ropa mojada.
Se aseguró de que el agua no estuviera demasiado caliente antes de dejar a YoungJae bajo la regadera y colocar una toalla limpia a su alcance, porque el chico era descuidado y siempre olvidaba colocarla en su lugar.
Para cuando regresó con una caja de pizza y bebidas para ambos, YoungJae ya se había metido bajo las sábanas donde había dejado un espacio para que Mark se metiera también. Creyó que el peliazul se negaría, pero se sorprendió cuando le vio dar una mordida a la primera rebanada, cuando llegó a la mitad de la segunda, YoungJae comenzó a llorar de nuevo.
—Está bien si no quieres más, no te obligues a comer si no lo deseas.
—No es eso— YoungJae se secó rápidamente las lágrimas con la manga de su suéter y continuó comiendo. —Es que no puedo creer que pasé un año sin comer pizza.
Lo único que Mark pudo hacer fue sonreír por la ternura que YoungJae exoneraba mientras hacía muecas felices al comer.
Todo pareció quedar en el olvido, al menos hasta que se acomodaron para dormir.
La inquietud del chico era demasiado palpable, Mark intervino porque estaba claro que YoungJae no planeaba hacer ni decir nada para eliminar sus ideas equivocadas.
—¿Sigues dudando de lo que te dije?
—No... Sólo... Eso fue...
—Real. Todo lo que pienso sobre ti es real. No tienes por qué pensar lo contrario.— Mark se dio la vuelta y ambos quedaron frente a frente. Con sus dedos se encargó de enfatizar esos puntos que tanto adoraba sobre él. —Por Dios, ¿te has visto en un espejo? Tus ojos son preciosos, tu nariz es linda al igual que tus pestañas, tu boca, tus mejillas... Oh, tus mejillas, siempre tengo ganas de tocarlas— sus dedos recorrieron todo lo largo de su rostro, hasta llegar a su cabello. —Y este color se ve espectacular en ti. Simplemente eres perfecto.
—Mark, yo n...
—¡Claro que lo eres!— el mayor estiró los brazos y YoungJae se acurrucó inmediatamente entre ellos. Lo sintió resguardarse contra su pecho y su respiración le causó cosquillas que recorrieron todo su cuerpo. —Ante mis ojos siempre has sido perfecto.
YoungJae se aferró al suéter de Mark y levantó la mirada, ocasionando que quedaran cerca. Él aprovechó esa oportunidad y se acercó hasta que la punta de su nariz tocó la contraria, frotando ligeramente para sacarle sonrisas gráciles que endulzaron sus sentidos.
Mark amó esas sonrisas, porque hacía tanto tiempo que YoungJae no se veía tan contento y a gusto como en ese instante. Cuando YoungJae acomodó la cabeza sobre su emocionado corazón, Mark no hizo más que besarle la frente y jugar con sus cabellos azules, otorgándole mimos que le hicieron dormitar.
Estar juntos era cálido y perfecto, pensó YoungJae, y amó cada sensación electrizante que recorría su cuerpo, en especial ese sentir burbujeante en el pecho que le indicaba en letras grandes:
Este es tu lugar.
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Una historia soft, porque necesitaba escribir algo así para hacer desaparecer el estrés de los exámenes.
Good night~
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