Maravilloso [JinYoung x Jae Beom]
La mañana es hermosa, con un agradable clima que no es frío y que tampoco roza el calor, simplemente es agradable. Los rayos del sol van acariciando las copas de los árboles y haciendo que todo luzca vivaz conforme los minutos pasan. A Jae Beom le gusta salir los fines de semana a esa hora a regar las flores que con mucho cuidado su mamá ha plantado tanto en el frente como en el patio de la casa.
Le gusta respirar el aire fresco que aún conserva el rocío acumulado durante la noche, también le gusta observar como el mundo comienza con su rutina, hasta lo que para cualquiera podría ser insignificante como ver una mariposa agitar sus alas, porque Jae Beom es una persona que se maravilla ante todas las cosas, desde el olor del café hasta los colores vibrantes de un arcoíris que aparece en el cielo después de una agradable llovizna. A lo largo de los años se ha maravillado con un millar de cosas, incluso cuando las presencia de manera frecuente, pero si hay algo que nunca dejará de asombrarlo una y otra vez, es la imagen de JinYoung levantándose por las mañanas.
Con su cabello ligeramente enmarañado, algunas veces con los ojos hinchados y marcas rojas en las mejillas por haber dormido boca abajo, o con el ceño fruncido y labios abultados mientras se acostumbra a la luz de un nuevo día. Contrario a Jae Beom que suele estirarse y rodar sobre las sábanas como todo buen felino debe hacer, JinYoung se pondrá de pie y lo hará una sola vez, para luego recoger por completo las cortinas blancas y asomarse por la ventana a saludarlo.
Y viéndolo sonreír desde ahí con el fondo de las avecillas cantar, Jea Beom solo puede pensar, y rectificar, cuan maravilloso es el pelinegro. Siempre pensó que lo era, desde que lo conoció al mudarse al pueblo donde sus abuelos paternos vivían. En ese tiempo su mamá estaba pasando un momento difícil, no podía lidiar ni con ella misma luego de la ruptura con su novio de aquél entonces, un tipo grosero que no le convenía para nada. El Jae Beom de siete años se alegró al saber que no lo tendría que ver más, porque no le caía bien un tipo que se comía sus galletas y aparte molestaba a su mamá, pero no se puso tan contento al ver que ella estaba afectada. La mudanza fue lo mejor para ambos, ella necesitaba recuperarse y ocupar su mente realizando cosas que en la ciudad no podía hacer, como plantar flores.
Jae Beom estuvo feliz porque ahora vería a sus abuelos todos los días, sin embargo, el cambio repentino lo descolocó. Siempre fue tímido y a causa del cambio se encerró más en su burbuja, apenas hablaba con los familiares y ni qué decir de los extraños. Él corría a esconderse detrás de las piernas del abuelo –o de quien se encontrara primero– cuando llegaban las visitas.
En el vecindario no había muchas familias con niños de su edad, la casa contigua de los Park era una de las pocas. No conoció a JinYoung hasta pasados dos meses, ya que Jae Beom difícilmente salía. Fue duro convencerlo de que tenía que regresar a la escuela, hubo ojos tristones y lagrimitas rodando una que otra vez, pero pudo acoplarse en un abrir y cerrar de ojos gracias al pequeño JinYoung de cinco que lo invitó a jugar con sus peluches y las muñecas de su hermana.
En el preescolar estuvieron en el mismo salón, a pesar del año de diferencia el pelinegro se desenvolvía bien con los demás y estaba a la par con los niños y niñas de seis. Fue curioso que Jae Beom estuviera más ansioso que JinYoung cuando este, con un año menos, era increíblemente valiente y se enfrentaba a lo que fuera.
"No te preocupes, Jae Beom, yo te voy a salvar", JinYoung le decía cuando a él le daba miedo salir a jugar al patio o a la calle debido a los sapos que iban saltando de paseo por los jardines, lo que era común con la llegada de la temporada de lluvias.
El pelinegro dio la cara por él muchísimas veces, en muchos lados y en diferentes situaciones, así que cuando estuvo a punto de cumplir la mayoría de edad se planteó como meta ser quien diera la cara por JinYoung de ahora en adelante. Estaba ansioso por cumplir dieciocho y saber saber su rango, el quería, anhelaba con fervor ser un alfa porque pensaba que así sería más sencillo cuidar y ver por su amado, pero grande y decepcionante fue cuando un día despertó con un olor a manzanilla, muy tenue, lo que era característico de los betas. Por un instante se alegró de haber obtenido un aroma agradable en lugar de uno que no le gustara, pero eso acabó muy rápido.
Sobra decir que estuvo desanimado un gran, gran tiempo, y nuevamente, fue su mejor amigo quien poco a poco le ayudó a comprender que estaba bien no haberse presentado como alfa, que los rangos no lo definían ni hablaban por él, ya que lo que mayor peso tenía era lo de adentro.
"Los betas también son maravillosos, Jae Beom. Antes de presentarte ya eras maravilloso".
Pero no tanto como tú, solía pensar.
Aceptó su rango gracias a las palabras de Park y de su familia, pero se volvió inseguro cuando llegaron al último año, momento en el que todos comenzaron a darse cuenta de las cualidades de JinYoung, de lo hábil que podía ser y la magnificencia que emanaba de forma sutil sin siquiera mover un solo dedo. El shifter zorro era bueno en todo, y lo tenía absolutamente todo; el número uno de la clase, bueno en los deportes y guapísimo con esas cejas marcadas, labios regordetes, piel lisa y cuerpo esbelto.
Aun siendo reservado –aunque ya no como antes– Jae Beom sabía que no tenía oportunidad como otras personas que se acercaban a JinYoung para tratar de ganarse su corazón. Es decir, era un torpe y distraído tigre beta que lucía más como un jodido topo por su terrible vista. No tenía nada en contra de los shifters topos, pero ellos al nacer con ciertas características no debían sufrir como Jae Beom lo hacía... en fin, regresando a lo importante, JinYoung había dicho que los betas eran maravillosos, pero Jae Beom estaba seguro que no lo era tanto, no comparado con los demás.
Estaban los conejos que portaban belleza en sus genes, los osos que poseían fuerza, los lobos dotados de agilidad y demás shifters con cualidades estupendas. Siendo un tigre se suponía que fuera astuto, pero quizás heredó una cualidad diferente pero muy típica de los felinos. Dormir mucho. Podía ser algo increíble, sin duda, pero eso no le ayudaría en impresionar al menor.
Se lo dijo, desde luego, ocultando que estaba enamorado hacía varios años que ya no recuerda el momento exacto de su enamoramiento. Y por supuesto, JinYoung volvió a decirle refunfuñando con el entrecejo fruncido que no debía compararse con los demás, porque Jae Beom era único a su manera.
"Son los demás quienes no pueden compararse contigo. No te llegan ni a los talones. Así que calla y haz tu tarea".
Aparte de lo que podía observar –JinYoung por las mañanas, por las tardes y noches, JinYoung feliz, JinYoung cohibido y mucho más– ese tipo de palabras hacían que su corazón se agitara contento e ilusionado por ser elegido como la pareja de JinYoung. Así como pensó que siendo alfa sería más sencillo enfrentar un sinfín de adversidades por el chico de sus sueños, creyó que si el menor se presentaba como beta las cosas serían igual de sencillas, sin embargo, con la llegada del cumpleaños de JinYoung se dio cuenta de que el universo no estaba a su favor al verlo presentado nada más y nada menos que como un alfa.
"Yo quería ser un alfa, quería que estuvieras orgulloso de mí, pero después quise que fueras un beta igual que yo. Para que todo fuera más fácil".
"¿A qué te refieres con fácil?"
"Protegerte. Yo quería ser quien tuviera que enfrentar lo más duro, porque tú lo has hecho todo este tiempo por mí ".
"Lo que hice no fue por compromiso u obligación, fue porque quise. Y qué importa que yo sea un alfa y tú un beta, de ahora en adelante podremos enfrentar todo si estamos juntos".
Quizás estuvo medio triste por su futuro imaginario ahora siendo modificado, pero una vez más, se maravilló completamente con JinYoung, su rango recién adquirido y su desenvolvimiento con el mismo.
Qué maravilloso era sentir su fragancia, muy parecido al rocío y granos de café, dos cosas que el tigre adoraba.
"Amo el rocío por las mañanas, amo el café, pero es JinYoung a quien amo más. Lo amo, lo amo, lo amo".
Suspiró solo como un enamorado podía hacerlo, sonriendo entre apenado y divertido, sintiendo un agradable calor instalado en su pecho.
—¿Lo dices en serio?— Jae Beom dejó de cortar las espinas de los rosales y soltó la tijera. Por un momento su corazón se detuvo, temiendo haber metido la pata hasta el fondo. No se dio cuenta en qué momento el pelinegro había cruzado hasta el jardín, pero ahora ahí estaba, con la sorpresa retratada en su rostro. —¿No me vas a responder?
Hizo el intento por emitir sonido alguno pero de su boca no salió nada. Se sintió estúpido por no haber controlado sus palabras, hablar consigo en ocasiones es un rasgo que además de raro le ha metido en aprietos. Como en ese instante. No sabía qué hacer. ¿Estaba bien salir corriendo? ¿Ignorarlo y esconderse? Eventualmente tendrá que toparselo y convivir con él porque:
Número uno; son vecinos.
Número dos; son mejores amigos.
Número tres; van a la misma escuela.
Esas dos opciones quedaban descartadas. Luego de haberlo analizado a la velocidad de la luz, se percató de lo vergonzoso que sería.
Entonces, ¿qué debía hacer?
JinYoung lo tomó totalmente desprevenido, se acercó hasta tocar las manos temblorosas de Jae Beom y acariciar su lóbulo con los labios.
Bueno, ha fallado en seguir manteniendolo como un secreto. No podía decir que era mentira porque en primer lugar, no lo era, y en segundo poque era un mentiroso terrible. De tantas veces que quiso retroceder y enfrentar las cosas por su propia cuenta, supo que ya era hora de ser valiente, el tigre ya estaba cansado de verse y sentirse débil, poco capaz de hacer las cosas de la manera adecuada, adjuntando también que el shifter zorro merecía lo más honesto de sus sentimientos.
—Sí, lo digo en serio.
JinYoung se movió para quedar cara a cara, su respiración entrecortada le hacía cosquillas y la poca distancia solo ocasionaba que estuviera ansioso, con el estómago lleno de burbujas que hacían pop al ver esos ojos rasgados de ensueño mirándole con alegría inmensa.
—No puedo creer que mi deseo se cumpliera. — dijo sonriendo y mostrándose brillante a la par que los rayos del sol recién despiertos. —Cuando soplé las velas pedí como deseo ser correspondido por mi amor.
—¿Tu... amor?
—De toda la vida.
En todas las veces que soñó con besar a JinYoung, esto no se comparaba con nada, era un centenar... no, un billón de veces mejor. Tan suave, cálido y un poco húmedo, de un sabor inigualable y con la fragancia fuerte del alfa rodeándolos debido a su emoción, era magnífico, inmenso, increíble y jodidamente maravilloso.
JinYoung lo era por su propia cuenta.
Jae Beom también.
Pero juntos, lo eran aún más.
.
.
.
To Fani.
Cortito pero hecho con cariño.
Feli cumple atrasado, sweetie.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top