No soy nadie para decir que mi vida apesta. Últimamente han pasado cosas malas, sí, pero nada digno de merecer la muerte. En cambio hoy estoy planeando matarme. Tengo que matarme.

Un filoso cuchillo, unas pastillas en dosis exageradas, un brinco del automóvil en movimiento; son sólo formas que se me vienen a la mente. Ya me da igual el método, con que sea efectivo me basta.

Y es que tengo miedo, un miedo irracional a seguir viviendo. Tengo planes y estoy saliendo del hoyo, pero de la nada se ha detonado este miedo a la vida. A lo que implica.

¿Es una razón demasiado vaga para suicidarse? Seguramente lo es, sin embargo, me está orillando cada vez más a acabar con mi vida. Ya no quiero seguir aquí. Ya no quiero sentir. Ya no nada.

Ya no creo resistir nada.

Y me pesa, porque dejaré sola a mi hermana, mis padres no sé si lo soporten y mi novia... no merece más problemas, menos de esta índole.

Me va a pesar desamparar a mis perritas, me va a pesar romper la promesa que le hice a mi familia, y me va a pesar no haber visto una última vez a mi chica.

Pero ya no puedo, ya ni quiero...

Perdónenme, soy una cobarde y ese orgullo que merecen no podré darles.