| 2 |

Mi piel se erizó en ese pequeño roce. Nuestros dedos meñiques apenas se habían tocado, pero sólo eso bastó para que mi corazón comenzara a latir rápido.

Noté tu sonrojo y creo que eso hizo que me sonrojara también. Ambos estábamos muy nerviosos ya que era algo nuevo y lindo, una burbuja que estaba naciendo sólo para encerrarnos a nosotros dos.

Recibimos algunas miradas curiosas y otras no muy amigables cuando por fin entrelazamos nuestras manos, pero eso a mí no me importó y al parecer a ti tampoco, porque en ningún momento me soltaste.

Seguimos caminando, callados, hasta una banca debajo de un árbol. Al llegar, volteaste a verme directamente a los ojos y me sonreíste, yo te sonreí de vuelta y con la cuchara te dejé algo de helado en la nariz. Tu cara de sorpresa hizo que valiera la pena lo caros que me habían salido nuestros helados.

No lo pude evitar y comencé a reír, mientras tú entrecerrabas los ojos y tratabas de hacer lo mismo conmigo a pesar de que yo te esquivaba. Fue entonces que una sonrisa traviesa apareció en tu cara y besaste mi mejilla. Me quedé atónito y aprovechaste para embarrarme tu helado, pero para mí eso quedó en segundo plano.

Al darte cuenta de lo que habías hecho me pediste disculpas y escondiste tu rostro entre tus manos, después de todo era la primera vez actuabas así con otro chico.

Tomé tus manos y las aparté. Nuestros rostros estaban cerca el uno del otro y tus ojos brillaban tanto que podía jurar que la luz del sol no era la única culpable.

Eras hermoso y deseaba más que nunca besarte, así que lo hice y se sintió como lo más bonito que me había pasado en la vida. Tú me correspondiste y al final reíste.
Después de eso, nuestra segunda cita marchó perfecto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top