ཋྀ | Capítulo diez.

Había veces en las que ChanYeol tenía pesadillas, pero no como esas en la que proyectas arañas de un tamaño descomunal, o sentir que caes de un acantilado sin fin. Eran unos donde el miedo era mucho mayor, y el dolor inmenso.

Malos sueños donde KyungSoo ya no estaba a su lado, y desaparecía sin dejar rastro.

Podía jurar que sentía a flor de piel las sensaciones de un lazo roto, la ausencia del hombre que amaba produciendo punzadas a su débil corazón. Cuando finalmente despertaba, las lágrimas no se detenían, y terminaba por empapar las almohadas.

Una total locura proviniendo de un alfa tan... impenetrable e impoluto como lo era él. ¿O tal vez esa sólo era una contrucción basada en estereotipos errados?

Reiteradas veces sucedía aquel problema durante sus noches más desoladas, frías y oscuras en su vacío departamento. Vivir solo era uno de esos incovenientes, y no tener a nadie en esos momentos con quien poder hablar de sus inquietudes, era su más grande pesar.

Tampoco es que estuviera totalmente solo, tenía a sus padres y hermano que de vez en cuando pasaban a visitarlo, sus mejores amigos que lo llamaban algunas veces para preguntar como le estaba yendo u organizar juntadas.

Pero aún así, sentía que algo faltaba para llenar ese vacío que nada saciaba.

Viendo de reojo el perfil de un somñoliento KyungSoo, no pudo evitar sonreír. El estarlo llevando en su coche hasta su departamento, llenaba su pecho de ansiedad y alegría.

¿Le agradará el aroma de mi casa? ¿Le gustarán las decoraciones? No lo creo, son muy aburridas... ¡Mierda, olvidé lavar la ropa del cesto!

Internamente, una batalla se hallaba en proceso, porque quería que todo fuera perfecto para KyungSoo, y que pudiera sentirse cómodo en su hogar.

Se despaviló y centró su atención en el camino, el pelinegro ya se encontraba en el quinto sueño y él no estaba mucho mejor que digamos, pero debía ser un conductor responsable.

Ya estando a unas cuadras de su edificio, intentó despertar a KyungSoo con un par de sacudidas, pero solo logró que se removiera un poco y de respuesta un "Deja de joder".

ChanYeol se indignó.

ㅡ Tan agradecido saliste, ¿no duendecito? ㅡ Habló entre dientes. Luego de decir eso, recibió una patada en su pierna ㅡ. ¡Oye, estoy manejando Don genio!

ㅡ No grites, por el amor de Dios. ㅡ Malhumorado, KyungSoo fue abriendo lentamente sus ojos a la vez que bostezaba, estirando sus brazos ㅡ. ¿Dónde estamos?

Después de estacionarse en el garaje, apagó el motor.

ㅡ En mi casa.

El castaño esperó una reacción exagerada o una contestación sarcástica por parte de KyungSoo, pero contrario a todo pronóstico, simplemente le dedicó una mirada cansada.

ㅡ Oh, cierto.

Se sacó el cinturón y abrió la puerta del copiloto, esperándolo afuera. ChanYeol se apresuró, disimulando su asombro, y buscó las llaves de su departamento en sus bolsillos.

Saludó con un movimiento de manos al de seguridad que era íntimo amigo suyo, el amable Kim JongDae que estaba siempre en las mañanas tomando un café.

ㅡ Buen día, chicos. Linda mañana, ¿no?

ㅡ Uno de los mejores, diría yo. ㅡ Habló primero ChanYeol, con una gran sonrisa.

ㅡ Las mañanas frescas son las mejores.ㅡ Contestó KyungSoo con voz ronca.

La amargura que detonaba cada palabra que salía de su boca, produjo escalofríos tanto en el alfa como en el beta Kim. El lobo del más alto tuvo una pequeña reacción, extasiado ante aquel tono tan intenso.

ㅡ Cla... Claro, nosotros iremos entrando.

El guardia sólo rió ante la vacilación en el habla del castaño, asintiendo con su cabeza.

ㅡ ¡Hasta luego chicos!

Con el azabache siguiéndolo por detrás, estaba aún más nervioso, pero se dirigió así mismo palabras de aliento, intentando relajarse o de lo contrario sabía que la cagaría.

ㅡ Esta zona es muy linda y tranquila, me gusta. ㅡ Habló de pronto KyungSoo.

ChanYeol tocó el botón para llamar el ascensor hasta la planta baja.

ㅡ Si, fue por eso que elegí vivir en esta localidad. La paz que produce es exquisita, y deberías verla de noche, es aún más tranquila.

No se puso a pensar en el doble sentido que se podría aplicar en lo que había dicho, pero al percatarse quiso darse un cabezazo contra el extintor al lado suyo.

Entraron en el ascensor.

ㅡ Tal vez debería comprobarlo.

Al vislumbrar el sutil flirteo entre sus palabras, guió sus ojos hasta los de KyungSoo, observando su agotado rostro y su cabello desordenado.

Por más que fuera un desastre, a su perspectiva siempre luciría sumamente hermoso.

Los números rojos que indicaban los pisos, seguían subiendo.

En ese corto tiempo que dedicó a examinar sus bellas facciones, sus negros zafiros le parecieron más encantadores que una noche con vista a las estrellas, y sus esponjosos labios lo insitaban a probar el sabor del paraíso.

Porque para él, KyungSoo era un ángel caído del cielo, y en esos momentos no le importaba descender con junto él al infierno.

Las puertas se abrieron, pero ellos no estaban prestando tanta atención a ese detalle, porque fue ahora el turno de KyungSoo acorralar al más alto.

Siendo encerrado por sus brazos contra las paredes metálicas, ChanYeol intentó seguir el ritmo intenso de los besos que el azabache le proporcionaba, quien lo había tomado desprevenido.

Sintió en él algo diferente, como si su parte demandante se hubiera despertado.

Apoyó sus manos en su pecho, en un intento de alejarlo porque comenzaba a experimentar grandes calores, y si no se calmaba, su lobo tomaría el control.

Y eso no era nada bueno para ninguno de los dos.

ㅡ ¿Durante la mañana es que te pones tan exigente, bebé? ㅡ El más alto sonreía seductoramente, extasiado por la nueva faceta que mostraba KyungSoo.

ㅡ Sólo contigo, así que siéntete afortunado.

Salieron a tropezones del ascensor, mientras ChanYeol buscaba desesperado las llaves de su puerta, sin poder pensar con claridad al tener en su cadera las posesivas manos de KyungSoo encima, tocándolo sin intenciones de darle un respiro.

Cuando de una vez por todas abrió la puerta, se apresuraron a entrar, volviendo a unir sus bocas. Empujó suavemente el cuerpo de KyungSoo en el sofa de su living, y se subió encima, apresándolo con su brazos.

Volvía a ser quien tenía el mando, y esa posición le agradó a su lobo.

ChanYeol respiró agitadamente, con su vista nublada por el deseo y las fuertes descargas eléctricas que recorrían su cuerpo al entrar en contacto con la piel de KyungSoo. Pensó que le explotaría la cabeza al experimentar tantas emociones placenteras.

Se separaron y ambos volvieron a respirar. ChanYeol pensó que podían hacerse buceadores por el aguante que tenían.

ㅡ Tomémoslo con calma, Soosie. ㅡ Pidió el castaño, relamiendo sus labios húmedos. Acunó el rostro ajeno entre sus manos, dándole leves caricias a sus mejillas regordetas ㅡ. Siento que voy a desmayarme.

ㅡ Yo igual, ahora sólo quiero dormir. ㅡ Respondió el azabache con los ojos cerrados, disfrutando los mimos que las grandes manos del más alto le brindaban.

ㅡ Ven, te mostraré el dormitorio.

Se quitó de encima suyo, librándolo de su peso. Agarró las manos del más bajo inconscientemente, dirigiéndolo hasta su habitación. El desapercibido contacto no le incomodó para nada, y a KyungSoo tampoco le desagradó el calor que sus manos unidas producía.

Ya parecía haberse vuelto algo común aquello, tanto como besarse.

ㅡ Bueno, tú dormirás aquí y yo en el sillón, ahora te traeré algo de ropa para que duermas cómodo. El baño está por aquí. ㅡ ChanYeol lo guió, enseñándole lo más importante.

El más alto salió unos cuantos minutos del cuarto, y volvió con un conjunto de ropa holgada entre sus manos.

ㅡ Si llegas a necesitar algo, dímelo. Que duermas bien, Soo. ㅡ Esbozó una leve sonrisa.

KyungSoo vio como el castaño se encaminaba a la puerta, dispuesto a marcharse para dejarle su espacio, pero en el fondo aún no quería que él se fuera, y no iba a permitirlo.

Casi nunca se dejaba llevar por sus impulsos, pero esta vez se negó a contenerse.

ㅡ Y-Yo... Quédate.

ChanYeol se detuvo, con la mano en el picaporte.

ㅡ ¿Dijiste algo?

ㅡ Duerme conmigo. ㅡ KyungSoo jugó con los dedos de sus manos, nervioso. No era algo usual que expresara sus deseos, pero últimamente estaba muy rebelde, y ya nada le importaba ㅡ. Podré dormir si tú estás a mi lado.

No fue necesario que lo repetiera dos veces para que tuviera al alfa retrocediendo sus pasos, y que volviera hasta donde se encontraba él.

Cualquier cosa que le pidiera, Park lo cumpliría sin objeciones, porque su debilidad era ese pequeño hombre gruñón.

Mientras se cambiaba, KyungSoo se preguntaba de donde había sacado el valor de proponerle eso a su "enemigo" de toda la vida, y sintió vergüenza al recordar sus palabras. ¡Santo cielo! Muchas cosas estaban sucediendo a la vez, y ni siquiera era capaz de procesar el primer beso.

Al volver al dormitorio, halló a ChanYeol ya acostado, dándole la espalda. Lentamente se metió entre las cobijas, teniendo la sensación de estar derritiéndose ante la inmensa comidad que lo embriagó, era como estar recostado entre suaves nubes.

Ambos estaban dándose la espalda, y pasaron unos minutos en silencio hasta que uno de los dos habló.

ㅡ KyungSoo, ¿sigues despierto? ㅡ Susurró el castaño.

ㅡ Sí, ¿por qué?

ㅡ ¿Puedo abrazarte?

El más bajo sintió su corazón acelerarse, bombeando con fuerza en el interior de su pecho.

ㅡ S-Sí, puedes.

Al instante sintió unos brazos fuertes rodearlo, y atraerlo a su fornido pecho sin mucho esfuerzo. El calor que emanaba su gran cuerpo a diferencia del frío de su piel, fue un contraste que le causó una exquisita sensación, y se pegó más hacia él.

Uno de los brazos de ChanYeol descansaba en su cintura, mientras que el otro se escabullía entre el hueco entre su cuello y hombro. Entrelazó su mano con la del azabache, y cerró sus ojos al sentir tanta plenitud.

Pensó que estaba soñando ante lo irreal que era tener aquel menudo cuerpo entre sus brazos, en su propia casa, durmiendo juntos.

Ambos corazones no dejaban de latir desbocados, y sus lobos aprovecharon la tierna conexión para unirse espiritualmente, acurrucándose uno encima del otro.

Queriendo que aquel momento nunca acabara, los dos cayeron a los brazos de morfeo, con la felicidad rebasando sus corazones.

gracias por leer!

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