Seis
El chiquillo bajó tan rápido que casi cae de las escaleras al tener que estar delante de aquel hombre, admirándolo desde el sofá con una bolsa a su lado, la cual palpó mostrándole una sonrisa nada agradable al muchacho.
—llegó tu ropa— empujó la bolsa haciéndola caer al suelo delante de él—. Recógela— ladeó la cabeza cuando Kyle se acercó agachándose delante de él, ignorando por completo la mirada tan severa que tenía encima, se puso de pie y con ganas de irse escucho la ronca voz del tirano—. No te he ordenado que desaparecieras, ¿o si?— Kyle negó dejando salir un suspiro cansino—. Vístete.
—¿puedo irme entonces?— su voz tenía esperanzas, no iba a vestirse ahí frente a él, sería enfermizo.
—no, mocoso idiota, vístete aquí— resopló enarcando una ceja al ver cómo el chico prácticamente se negaba a quitarse la ropa frente al monstruo que comenzaba a odiar—. No me gusta repetir las cosas, ¿o es que quieres otro castigo?— Kyle dejó caer la bolsa retando a Jason con la mirada grisácea—. Vas a pagar por esta insolencia, hijo de puta— las piernas del muchacho funcionaron escapándose a toda velocidad del rubio, quien solo negó para si, está vez se divertiría con el mocoso.
—¿por donde? Joder— golpeaba las puertas mirando continuamente a sus espaldas, temiéndole al tirano más que a nada—. Piensa, piensa— repitió el mantra terminando por encerrase en el baño, acurrucado contra la pared mirando la puerta con el pecho subiendo y bajando a una velocidad impresionante.
—eres idiota, ni siquiera un poco inteligente— murmuró el otro subiendo las escaleras con claro fastidio—. Te dije que si obedecías no tendría que lastimarte, pero supongo que después de todo anhelas que vuelva a golpearte— sonrió mientras se acercaba a la puerta del baño, posando únicamente sus dedos sobre la madera de esta, concentrando los pocos sentidos que tenía de antes, y escucho ese corazón, cada latido apresurado detrás del otro, a juego con el melodioso sonido de su respiración entrecortada—. Se acabó, mocoso— giró la perilla sintiendo lástima al ver que tanto miedo podía nublar la mente, y ese era el claro ejemplo de por qué no lo hizo más divertido y no puso el seguro a la puerta—. ¿Sales tú o voy por ti?— preguntó sin ánimos. Las lágrimas del muchacho salían casi desbordándose—. Muy bien— caminó hacia el tomándolo con fuerza del cabello, escuchando sus gritos que ni siquiera conmovían la parte vívida de su corazón.
Sin importarle el estado de Kyle, lo arrastró por las escaleras, golpeando su cuerpo contra el mármol de estas.
—¡no me lastimes más!— chilló una vez que lo soltó en el salón principal. Vio por última vez esos ojos vacíos antes de recibir una buena patada en el rostro—. Detente— suplicó estirando la mano en dirección a Jason, quién solo la sujetó y de un brutal movimiento le quebró la muñeca y los gritos ahogados del chiquillo hicieron eco por toda la casa—. ¡Déjame ya!— le gritó retorciéndose cuando lo pateo con diversión en el estomago, haciéndolo escupir sangre y que el mundo entero le diera un vuelco tormentoso—. Tú no eres normal— negó recibiendo otra patada, quedando como una masa insignificante que se ahogaba con su propia sangre.
—eso es por qué no lo soy, imbecil— sentenció agachándose junto a su mascota, pasándole los dedos sobre la piel de su rostro, mirándolo a los ojos—. Y tampoco soy tu tutor. Tu padre te vendió para que yo le diera el dinero que quería, una fortuna por un alma valiosa como la tuya— lo sujetó por el mentón obligándolo a mirarle—. Pero por más que quiera matarte ya, no me es divertido, tu miedo me alimenta y en tus ojos hay mucho de dónde comer— el chico negó cuando Jason se pasó la lengua sobre los labios al ver cómo las comisuras de Kyle poco a poco se escurrían con sangre, la cual salpicó en su rostro después de que el menor le escupiera e intentará arrastrarse lejos de él, haciéndolo enojar de verdad.
La suela del zapato cayó con fuerza sobre la pierna del muchacho, escuchándose como si algo se quebrara en dos, siguiéndole un grito agonizante que llenó sus sentidos por completo.
De nuevo, Jason se arrodilló delante del muchacho casi insignificante ahora.
—si no quieres morir así de patético, solo tienes que llamarme y te mantendré con vida cuando tiempo desees.
—vete al infierno— resopló comenzando a toser. Una sonrisa aterradora tomó posesión de sus labios.
—vengo de ahí, muchachito idiota— se levantó dejando ahí a Kyle, con el corazón a mil y el cuerpo destrozado. Si aceptaba la oferta nunca saldría de ese lugar, sería por siempre el objeto de tortura de aquel hombre.
No lo puse tan claro en un principio por qué busque maneras de hacerlo menos obvio; Jason es un demonio.
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