Doce
Arrugo la camiseta entre sus puños sintiendo los labios del demonio en su cuello, dejando besos húmedos por su piel, todo en un mismo lugar, preparándolo para lo que se venía, apretó sus labios en un pedazo de su piel succionando con fuerza, sintiendo las piernas del muchacho retorciéndose, dolía, eso era claro, pero Kyle no iba a chillar por eso, no lo estaba golpeando, ni le estaba quebrando un brazo, solo lo estaba marcando. Dejó ir la piel del chico terminando por pasarle la lengua sobre la marca rojiza que comenzaba a verse, a los pocos días iría por ahí con un cuello marcado.
—ya estás— sentenció sin quitarse de encima suyo—. Considera eso un castigo por meter las narices donde no debes— dijo con tono autoritario como antes, solo que sin enojo ni nada que se le pareciera, era solo él contra la mirada confundida del niño. Tenía tantas ganas de comerle la boca, de volver a sentir ese sabor tan embriagante que se quedaría en sus memorias. Pero quería más que nada que ese muchacho fuera suyo por completo, pero no podía ponerle las manos encima y después lamentarse por corromper un alma tan exquisita como la de Kyle.
Salió de encima del muchacho sentándose derecho en el sofá, incómodo al principio por la mirada baja del chico a su lado, quien no pensaba en nada más que correr de aquel lugar, sin importar lo que haya pasado la noche anterior, estaba convencido que un monstruo no dejaría de ser eso; un monstruo. Se removió haciéndole pensar que no iba a hacer nada descortés, solo iba a alejarse de él antes de que el diablo poseyera su mirada. Jason notó la huida improvisada y cernió su mano en la delicada muñeca de su presa, obligándolo de mala gana a quedarse sentado con él hasta que el valor y las palabras salieran de sus labios. ¿Como iba tratar bien a un humano? Y peor aún cuando no piensan en ensuciar sus almas, siendo iguales a Kyle, inocentes y lastimosos. Aunque no había razones para no serlo, claro que el chico tuvo una vida antes de esa, y jamás se preocupó por preguntarle, desde que llegó a esa casa toda la libertad se esfumó, no era y no sería nada si el demonio se lo impedía o no lo ordenaba; estaba encadenado a él.
—¿que hacías antes de llegar aquí, Kyle?— preguntó mirándole de reojo, notando la incomodidad en lo tenso de sus músculos y el acelerado latido de su corazón, no encontraba otra manera de acercarse al menor, siempre que lo miraba le venían las imágenes de un chiquillo herido pidiendo clemencia, la cual vagamente se ofrecía a otorgarle.
—estudiaba— suspiró mirando el agarre que tenía el demonio sobre su muñeca. No era tonto, sabía que no lo soltaría, quería obligarlo a pasar un momento con él, sin importarle si fuera forzado o de manera natural, manteniendo una conversación con aquel hombre de perfil cincelado y alma inexistente. Jason asintió mordiéndose un labio antes de formular alguna otra palabra.
—¿te gustaba estudiar?— cuestionó recordando las palabras que oyó cuando lo conoció por primera vez, reclamándole por su educación, una que aún no se dignaba a darle todavía.
Kyle frunció el ceño tomando una profunda bocanada de aire, para él era como reunir valor, tan difícil como respirar frente al demonio.
—no entiendo— musitó humedeciéndose los labios con la lengua—. ¿Que ganas haciéndome estás preguntas? Si quieres torturarme con como era mi vida antes de llegar a este infierno, entonces hazlo, es más, golpéame, mátame, has lo que quieras conmigo— sollozó soltándose del agarre de James, por fin levantándose ante la silueta imponente de su amo—. Por qué ya me cansé— resopló mirando la expresión seria del otro, pero ya nada importaba, después de aquellas palabras no había manera de retroceder—. Mi vida no era perfecta antes, tampoco me pudría en dinero, apenas y podía levantarme todos los malditos días para ir a la escuela— lloriqueó limpiándose los ojos con el dorso de su mano, luciendo como un niño encaprichado—. Perdí a la única persona que en verdad veía por mi, lo perdí todo y tú— lo señaló haciéndolo sentir miserable y molesto consigo mismo—. Tú solo me haces sentir una gran mierda, y pretendes ser bueno y misericordioso, creyendo que así vas a conseguir algo de mi, pero no— retrocedió con una mezcla de miedo y dolor que ya no podía soportar más—. ¡Y te odio con toda mi alma! ¡Te odio! ¡Maldito monstruo! ¡Te odio!— como un animal débil y descobijado cayó de rodillas cubriéndose la cara con las manos. Jason se quedó inmóvil, sintiendo como todo a su alrededor parecía comprimirse para aplastarlo, esas palabras habían sido dolorosas, casi asesinas.
Logró levantarse agachándose delante del muchacho, quien se agachó más, esperando el golpe que nunca llegó, en lugar de eso solo escuchó la voz cansada y herida del demonio.
—¿tan grande es tu odio?— habló obteniendo la mirada llorosa del niño, partiéndole por la mitad, esa era la respuesta.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top