Diecisiete
—lamento no haberte cuidado— aquellas palabras salieron de sus labios tan rápido como las pensó, de seguro ahora Kyle lo odiaría a muerte.
—yo- yo lo perdí de vista amo, es mi culpa— una lagrima cayó detrás de la otra sobre la piel de sus piernas—. No debí alejarme de usted— sollozó—. Aceptaré el castigo por qué está vez lo merezco— se resignó pero Jason simplemente lo tomó entre sus brazos cuando la tina estaba por llenarse, le quitó la chaqueta y entró con él al agua, sintiendo sus prendas empaparse y las puntas de su cabello humedecerse, aunque eso no le importaba ya.
—no seas tonto— agregó con la frente en la espalda pálida del muchacho—. No voy a castigarte por algo tan absurdo como eso.
—a-amo, ¿que hace?— se apresuró a preguntar al sentir la respiración de Jason en su piel, era claro que la esencia del otro no abandonaría el cuerpo de Kyle en un buen tiempo, y eso lo asqueaba, por qué aunque estuviera cerca de él ya no se sentía lo mismo, su aroma se estaba disipando.
—¿quien fue?— preguntó abrazando al chico por la cintura contra su cuerpo que se encontraba entre sus piernas dobladas. Kyle cerró los ojos con fuerza negando con la cabeza, no conseguiría sacarse esas sensaciones del cuerpo ni de la cabeza, y esa pregunta solamente logró que las imágenes regresarán como cuchillos—. Bien, no me lo digas, de cualquier manera el hijo de puta que te hizo esto va a retorcerse— siseó molesto removiéndose de su lugar—. Dúchate el tiempo que necesites, te espero en la habitación— suspiro levantándose de la tina completamente empapado.
—amo, ¿volveré a dormir con usted?— en sus palabras se encontraba la emoción, pero no era por estar con él, sino por estar envuelto en las cobijas más cálidas que su piel jamás había tocado.
—si quieres dormir en el piso por mi está bien— se encogió de hombros y el muchacho negó rotundamente, mirando con atención como el demonio se sacaba la camiseta de espaldas a él, notando todos esos músculos contraerse de manera que le secó los labios, aquel hombre era más allá de ser una demonio una tentación andante. Sin importarle la presencia del chiquillo se deshizo de sus pantalones y ropa interior arrojándolos a un rincón de la habitación, estirándose sin ningún pudor, las mejillas del menor ardieron mientras desviaba la mirada mirando hacia abajo, mirando su reflejo en el agua. El mayor envolvió una toalla en su cuerpo desnudo dándose vuelta para mirar a Kyle, quién de una mirada rápida pudo ver el cuerpo de adonis perfectamente bien, cada línea de su cuerpo era limpia y finamente tallada, de ninguna manera podía ser un agente que hacia el mal, no luciendo tan bien.
Jason sonrió malicioso al ver el efecto que tenía en el jovencito, y a decir verdad le gustaba, incluso sería capaz de meterse a la tina con él pero eso sería hasta que el muchacho se sintiera mucho mejor y cuando le haya partido las piernas al infeliz que osó tocar a su posesión.
—amo— lo llamó con timidez deteniendo su marcha hacia la puerta—. Gracias por ir a por mi— murmuró con los ojos llorosos de nuevo—. Enserio, gracias.
Quiso decir algo pero lo único que salió fue un suspiro de frustración. En verdad quería protegerlo de cualquier cosa que quisiese dañarlo, pero no pudo, había dejado que otras manos lo tocaran, permitió que otra mirada le influyera miedo y más aún, dejo que otro demonio lo marcara. Fue por eso que no quería que le agradeciera, por qué no lo merecía.
—¿amo?— Jason levantó la mirada y asintió completamente fuera de si.
—mañana arreglaré esto— prometió antes de salir de la habitación y más que molesto irse a la suya, sacando ropa limpia de la comoda, sintiendo su pecho arder, casi derritiéndole los órganos por la rabia incontenible que viajaba por sus venas. Quería más que nada escuchar de las palabras de Kyle que había sido Hubert, pues tan solo de oler la piel del chico lo supo, que aquel hijo de perra había tocado lo que le pertenecía por derecho, así que ahora no tendría piedad, volvería a ser una bestia sin corazón que se burlaba de las atrocidades que cometía, y que con una mirada mataría hasta el alma más débil y confundida.
Se quedo ahí tanto tiempo que escucho la puerta cerrarse y vio los destellos dorados del cabello despeinado de Kyle, quién al verle bajó de inmediato la mirada. Iba con una pijama de niño pequeño que él mismo le había comprado, se veía tan mono que entre tanta rabia una pequeña sonrisa apareció en los labios del demonio.
—¿te gustó?— preguntó refiriéndose a la pijama—. Con honestidad, pero tampoco exageres— ladeó la cabeza enarcando una ceja demostrándole que hablaba enserio.
—no está tan mal, pero tampoco está bien— negó—. Parezco muñeco de aparador— se quejó sentándose en la cama.
—tienes un rostro lindo, con la pijama pareces más hecho de porcelana— corrigió recostándose mirando el techo sin ánimos ni siquiera de moverse, mientras Kyle abrazaba un cojín, hundiendo el rostro ahí y para cuando pensó que tendría pesadillas con el rostro de Hubert, sintió el aroma del demonio en el cojín, ayudándolo a quedarse profundamente dormido.
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