Diecinueve

Gloria abrió la puerta de entrada con la llave de respaldo que el señor Kessler le había entregado después de firmar el malnacido contrato, tras cerrar la puerta noto el silencio inusual en la casa, a esas horas ya estaba escuchando la fuerte y autoritaria voz de su amo, pero no había nada, sólo un silencio de sepulcro. Se preocupó aún más al no ver al muchacho andar por ahí, así que subió las escaleras viendo una habitación que siempre había permanecido cerrada, ahora abierta. Caminó con cautela asomándose por el arco de la puerta, y su corazón se enterneció al ver al muchacho dormido en el regazo de Jason, quién solo acariciaba su cabello con una tímida sonrisa, tocándolo como si fuese a romperse con su fuerza de bestia.

La mujer recibió la mirada atenta del demonio, sonriéndole cálidamente—. ¿Preparo su desayuno, señor?— Jason asintió—. ¿Lo de siempre?

—a él prepárale unos panqueques y a mi lo de siempre— sonrió sin dejar de jugar con los cabellos dorados del niño. Gloria hizo caso retirándose de la escena que jamás pensó presenciar—. Pequeño— lo sacudió levemente escuchando un gruñido de su parte—. Niño— repitió logrando que el menor le diera un golpe en la mano.

—hoy no hay escuela, mama— murmuró adormilado aferrándose al pecho desnudo de Jason, este en un acto malicioso removió al menor haciendo que su rostro quedara expuesto ante sus ojos, llevó su pulgar por sus mejillas tersas, terminando por aproximarse a sus labios, pequeños e hinchados y de un color rosado tan inusual, parecido al de sus mejillas cuando sonreía.

Quiso contenerse pero una parte de él lo llamó a hacerlo, y así fue, pegó con lentitud sus labios a los del chico, besando su labio inferior, bastándole con el sabor tan exquisito que tenían, apenas fue un roce que le permitió saborear de nuevo el edén de sus labios, pero la peor sorpresa que se llevó fue notar que los orbes grisáceos lo miraban con un brillo magnífico.

—mierda— siseó queriendo meter la cabeza debajo de la tierra—. Ya está listo el desayuno— escondió su vergüenza tras aquella confesión notando como los ojos del muchacho no paraban de mirarlo, casi permitiéndole continuar con lo que hacía, pues por el misero segundo tras despertarse ese contacto sutil lo hizo sentir mejor.

Sin que Jason se diera cuenta los tiernos y suaves labios del menor dejaron un beso en su comisura, haciendo que el mayor acariciara su mejilla antes de acortar las distancias entre sus respiraciones y la mano del menor rozara la mejilla helada del otro uniendo sus labios una vez más, sintiéndose el uno al otro cada vez más cerca, compartiendo un beso, uno más para el demonio y el segundo para el menor, quien con su inexperiencia intentaba seguir el ritmo del demonio, que por más lento que iba saboreaba cada pequeño bocado de sus labios. Por primera vez, Jason estaba siendo dulce con el menor, besándolo con ternura, sintiendo si respiración descontrolarse y la temperatura de su cuerpo elevándose mientras aprisionaba la cintura de Kyle, aumentando el ritmo, está vez metiendo la lengua en la cavidad del muchacho, quien gimoteo al sentirse invadido y extraño, hasta que su lengua se movió, encontrándose con la del demonio en un beso erótico que el chico no llegaba a entender del todo.

Poco a poco perdía la respiración sin dejar de disfrutar los labios expertos del mayor, probando los extremos de su boca, tratándolo diferente que aquella vez, otorgándole sensaciones completamente diferentes y que está vez no olvidaría, y así con besos suaves se alejó de la boca de su pequeño, rozando sus labios tentativamente temiendo a lastimarlo.

—¿que te pareció? ¿Mejor que el anterior?— sonrió con aires de burla mirando el sonrojo del muchacho.

—me gustó— susurró—. Más que el anterior— sonrió con miedo.

—hay que ir a desayunar, Gloria te hizo panqueques— Kyle se levantó del regazo de Jason siguiéndole hasta bajar las escaleras, encontrándose con que Nicolas y Gabriel estaban abajo casi comiéndose las uñas hasta que vieron al menor bajando junto a su amo—. ¿Ustedes que hacen aquí?— enarcó una ceja dejando que Kyle bajara haciendo que Nicolas lo envolviera en sus brazos, acariciandole de manera exagerada los chinos del cabello.

—gracias a todo lo que existe que está bien— alardeó acunando el rostro del menor entre sus palmas, inflándole las mejillas—. Que si le hubieran hecho daño a este bonito rostro, tu amo lo colgaría por las pelotas.

—no hay necesidad de decir eso, idiota— se quejó Gabriel con los dedos en el puente de la nariz—. Es un niño.

—tiene diecisiete— refunfuñó Jason lamiéndose los labios—. A mí parecer no es un niño— se cruzó de brazos dejando que Nicolas lo abrazara causándole gracia el tan solo ver la expresión sofocada del muchacho—. Lo importante es ¿que hacen aquí?

—a ver, bájale a tu escándalo, somos amigos desde que tienes ese humor tan agrio— se quejó Gabriel recalcándole al demonio—. Así que estamos aquí por qué queríamos ver a este muchachito y por qué vinimos a decirte que Hubert está escondido en casa de su padre.

—dime que es una puta broma— resopló el rubio y Nicolas negó, aún abrazándose del menor.

Si se había ido a respaldar con un demonio influyente entonces no había manera de ponerle un dedo encima.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top