Capítulo 31 ☠️
Alexia
Derek me ha explicado que podemos cambiar la entrada del mundo de la dragona, pero para eso debemos volver a la isla de nuestro enemigo. Quiere decir que conseguiré ver a mi hijo todas las veces que quiera de forma segura, pero la primera vez será la más arriesgada, porque no hay manera de modificar el portal sin ir allí primero.
Un paso más y estaré contigo, pequeño.
―¡¿Qué?! ―grita Freíd―. ¡¡No regresaremos!! Tenemos lugares más interesantes que visitar y robar, que estar siempre en la misma maldita isla.
Al lado del capitán se encuentra el teniente, que me observa, desconcertado. O sea, hace unos instantes, me tiré al agua y me encerró por el susto, y ahora estoy en frente de él, en la cabina, por completo "seco" y "liberado" como si nada fuera.
―Olvida que soy su pirata más poderoso ahora. ―Señalo a Derek―. Tengo un brujo maldito a mi disposición y requiero ir con él a un punto específico en esa isla.
―¿Para qué? ―gruñe el capitán.
Miro un momento a Iván, sonrojándome, recordando una promesa falsa que hice, luego me centro en Freíd.
―Voy a recuperar a un bebé.
―Puedo aceptar a tu amante en este barco ―refiriéndose a Bree―, y estoy encantado de que tu siervo también venga, ¡¿pero un bebé?! ―grita, molesto―. ¡¡Los niños se quedan fuera de mi embarcación!!
Iván se pone delante de su hermano y cuestiona:
―¿Es el bebé del que hablamos antes?
―Eh... sí ―respondo, nerviosa, ya que sabía que reaccionaría así, porque le prometí que, si rescatábamos al bebé, me entregaría a él, aunque no sabe que eso no va a pasar mientras yo siga siendo Alex, el chico.
Iván se gira, entusiasmado, a convencer a su hermano.
―Vamos a buscar a ese bebé, lo necesito.
El cachondo le dicen.
―¡¡IVÁN!! ―grita, furioso, Freíd―. ¡¡UN FRÁGIL NIÑO NO ENTRARÁ EN MI BARCO!!
―Cálmense todos ―comenta Derek―. No estamos diciendo que el bebé se quedará aquí, solo haremos que el portal que está en la isla, tenga otro lugar por donde aparecer.
Lo que me hace cuestionar, ¿en dónde pondremos esa entrada?
~~~
El barco está de regreso en la ruta en donde se encuentra la isla del horrible rey y su insoportable hijo, pero puede que los esquivemos, ya que Freíd es inteligente y sugirió un camino en el cual la flota enemiga no pasa, entonces, todas esas discusiones, fueron para nada.
Bajamos en la zona del bosque. Mientras no intercepten nuestro navío, estaremos bien. Avanzo con Iván por el terreno frondoso, mientras Derek va adelante, revisando el camino. No pudimos evitar que el teniente nos acompañase. Por otro lado, el capitán se quedó con su tripulación para esperarnos desde la orilla del mar. Si fuera por él, nos hubiera abandonado, pero su hermano me sigue persiguiendo, así que no consigue hacer mucho. Perdió toda autoridad.
―Así que vas a encontrar al bebé ―murmura Iván―. ¿Puedo saber por qué quieres tanto salvarlo? Incluso estás dispuesto a cualquier cosa.
Tomo aire y me mantengo firme.
―No puedo decirte.
―Bien, pero espero que cumplas tu palabra. ―Me mira de refilón.
Me sonrojo.
―Deja tus fantasías eróticas conmigo y pongámonos serios. Aprovechemos el momento para hablar del medallón, dijiste algo sobre un tal brujo Ravenor. Lo viste cuando eras pequeño y robaste su medalla, te dio tanto miedo que no quieres que lo encuentre.
―No entiendes, no estaba torturando solo a una ninfa, era una niña de mi edad. Quien hace tanto daño a un inocente, entonces, ¿qué le queda a los que ya son adultos? Me preocupa que te metas con alguien así. No es como Edward y su padre. No hay manera de que te deje cruzarte con ese ser, antes prefiero matarte ―declara, determinado―. Es mejor la muerte que siquiera cruzar una sola palabra con ese monstruo.
Trago saliva.
―Entiendo, pero, aun así, necesito saber del medallón y de tu insignia, no puedo quedarme sin respuestas. Más si sigo aquí y no puedo volver, tengo que saber por qué llegué a Okean.
―Creí que dijiste que era por el bebé ―acota.
―Estoy tan cerca, pero no siento que me vaya a ir, así que la respuesta está con ese al que llamas monstruo.
―¿A dónde quieres ir, Alex?
Voy a responderle, pero el camino comienza a cambiar, entonces me distraigo. Veo luciérnagas. Creo que ya estamos en una zona montañosa y las lucecitas guían el camino hacia una cueva. Entramos al túnel, entonces, al llegar al fondo, hay como una especie de velo, que brilla de una forma extraña, como si fuera magia. Lo cruzamos y el ambiente tiene una tonalidad con bruma, pero es tan relajante.
Alzo la vista y veo a la criatura que Derek mencionó, es una enorme dragona. Llevo entendido que es el ser divino que cuida de mi hijo. El brujo maldito se acerca a la gran bestia, ella guía con la vista a lo que busqué con desesperación durante tanto tiempo. Una cuna hecha de piedra se encuentra en el camino, su soporte es único y la seda que rodea al bebé se percibe muy cómoda. Se nota que los almohadones lo protegen con mucha calidez. Derek da un paso al costado, haciéndome la señal de que puedo aproximarme, entonces corro y me acerco hasta él. Levanto a Thomas entre mis brazos, por lo tanto, no puedo evitar llorar de la emoción.
Iván
Observo confundido la escena. ¿Será que el bebé es su hermanito o algo así? Alex llora, desconsolado, abrazándolo, como si el mundo se hubiera mejorado o como si todo fuera perfecto. No entiendo la situación, pero si está feliz, yo también lo estoy. Aunque me gustaría limpiar sus lágrimas, no me meto en el hermoso momento.
Me centro en que Derek comienza a hacer unos dibujos en las paredes, ya que debe cambiar el portal de lugar, así que decido hablar con el que me cae mal, para no estar haciendo de tonto, entrometiéndome en cosas que no me competen.
―¿Necesitas algo, Oráculo? ―consulto―. Al final, ¿en dónde conectarás el portal?
Se inclina, dejando de estar agachado.
―No sé. ¿Alguna sugerencia?
No creí que respondería eso. Miro a un lado y otro, luego decido seguirle la seriedad a la conversación.
―Pues... ¿El barco? ―expreso, confuso, pero después aclaro la razón de mi respuesta―. Digo, luego puedes cambiarlo, supongo.
―Buena idea.
Estoy impresionado de que al fin no discutimos. ¿Estaremos madurando? Ni mierda, en cuanto termine todo esto, encontraré la manera de deshacerme de él. Me estreso de solo verlo.
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