Capítulo 24 ☠️

Alexia

Sé el nombre del brujo que torturó a la ninfa. Iván solo me proporcionó esa información, pero no importa, siento que me sirve. Ojalá supiera dónde está mi medallón ahora, pero no hay tiempo para lamentarse, hay barcos viniendo hacia la isla. Supongo que el rey ya nos encontró, viene a proteger su falsa marca y nosotros debemos marchar.

El enemigo desembarca mientras Freíd hace disparar los cañones de su barco y Derek corre a esconderse, pues si su rey está allí, tendrá que obedecerlo.

Ojalá descubrir en dónde tienen la marca.

Visualizo que Edward es quien está en la nave, así que agarro la mano de Iván y lo hago correr detrás de una roca para ocultarse.

―¡¡Enano, no necesito protección!! ―se queja.

―Tengo que volver ―pido.

―¿Qué?

―Tú cuida a Derek mientras no estoy.

―¿De qué estás hablando? ―indaga.

―Me entregaré para infiltrarme, conseguiré la información de la marca y luego me vienes a buscar ―explico.

―¡¿Te volviste loco?!

Me agarro de las piedras y espío.

―El príncipe me quiere a mí, soy su siervo, así que desistirá. Tenemos suerte de que no sea el rey el que está en ese barco.

―Alex...

Me agacho.

―Tengo miedo, pero también debo salvar al bebé del que te hablé y para conseguirlo necesito esa marca.

―No quiero. ―Me agarra la mano cuando me levanto.

―No seas caprichoso y cuida a Derek. ―Me suelto de forma abrupta.

―Alex ―repite.

―Me comunicaré.

―¿Cómo?

―Nuestras insignias.

―¡La tuya desapareció! ―se queja.

―Siempre aparece en los momentos más inoportunos, así que no me preocupo.

―¡¡Alex!! ―grita cuando salgo corriendo.

Avanzo hasta el barco en el que está Edward, entonces el príncipe enarca una ceja, el fuego cesa y hace una señal para que me vengan a buscar. Subo a un bote acompañado de guardias, así que estos reman para llevarme al navío grande. Cruzo el puente para encontrarme con el rubio.

―¿Te sacrificas por tu gente? ―Se ríe.

Respiro con agitación.

―Me quieres a mí, ¿no?

Entrecierra los ojos, pero sonríe.

―No lo voy a negar, no obstante, te prefiero sin esa extraña ropa que traes. Además, para tu información, mi padre me manda por el brujo.

Trago saliva.

―Lo sé. ―Le muestro la marca en la palma.

―Oh, hiciste un trato con él. ¿Sabes que si mi padre se entera te matará?

―No dejarías que tu siervo favorito muera, ¿verdad? Aparte, tú también quieres el poder de los malditos, ¿no?

―No eres mi siervo, solo eres una mujer rara.

―Una mujer rara que te da curiosidad ―corrijo.

Se ríe, luego hace una señal para que los barcos se giren y después mira a uno de sus sirvientes.

―Dale un vestido a esta pobre mujer, lo pide a gritos.

Trago saliva, luego sigo a su criado. Aunque antes doy una última mirada a la isla. Espero que todo lo que dije sea cierto, porque si la insignia no reaparece, estaré en graves problemas.

Iván

―¡¿Cómo pudo ese enano largarse?! ―grito.

Golpeo cuanto objeto se me cruza en el camino. Nuestro barco ya ha zarpado y todo mueble de mi camarote ha sido lanzado a cualquier parte. Mi hermano entra, entonces me golpea en la cara.

―¡¡Deja de llorar por un estúpido muchachito!! ―gruñe, molesto, luego bufa―. Al fin nos deshicimos de él.

―Nadie se deshizo de nadie. ―Entra el brujo y Freíd se aparta―. El plan era buscar la marca, pero Alex tenía razón, sin rumbo no la íbamos a encontrar.

―¡¡Oráculo!! ―grito, agarrándolo de la ropa y empujándolo hacia la pared con fuerza―. Si algo le sucede a Alex, te asesinaré de la peor forma posible, ¡¿entendiste?!

―No te tengo miedo, piratita ―dice con su semblante frío.

―¡¡Compórtate!! ―exclama mi hermano―. ¡¿Qué piensas hacer contra un brujo maldito?! ¡¡Él puede asesinarte cuando quiera!! ¡¡Lo necesitamos de nuestro lado!!

―No se inquiete, señor Freíd, comprendo la inquietud de su familiar, yo también estoy preocupado por Alex, pero confío en que estará bien.

―Ese príncipe es un sádico, lo va a torturar ―aclaro.

El castaño sonríe y, tranquilo, responde:

―Tú no sabes lo que yo, no le hará nada.

―¡¡Recuerda que es un Oráculo!! ―intercede mi hermano―. Lo conoce todo, así que si dice que...

―No utilicé mi poder ―lo interrumpe―, yo sé de Alex más de lo que piensan, por ejemplo, el príncipe está encantadísimo con su persona.

―¿Y eso me tiene que tranquilizar? ―Enarco una ceja.

―No le va a hacer nada ―insiste.

―¡¿Cómo lo sabes?!

―El príncipe será un sádico, pero le gusta, solo lo quiere conquistar.

―Le... ¿le gusta? ―Me titila el ojo.

―Genial ―expresa mi hermano con sarcasmo―. Otro maricón.

Derek se ríe ante la acotación y yo solo deseo golpearle esa cara de mierda que tiene. 

Amo que no tengan idea de qué está pasando, yo me río junto con Derek 😂

Saludos, Vivi.

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