Proceso de creación
2:30 am.
La fatiga está acabando conmigo, pero no puedo dormir. Por alguna razón mis ojos están mirando el techo en lugar de cerrarse y permitirme el descanso que tanto necesito.
Después de algunos minutos, escuchando el tic tac de las manecillas del reloj, me arrastro fuera de la cama. Iré por un vaso con agua.
Me detengo en mitad del camino y miro hacia mi escritorio: mi computadora. Yace cubierta por un paño blanco, como reclamando por mi olvido.
No he podido escribir nada en un par de semanas, mi humor no me ha dejado hacerlo. No me siento con ganas de hacerlo en este momento, no obstante.
Termino por llegar a la cocina, y en lugar de agua, me preparo un café. Empiezo a ir a mi habitación otra vez, pero la computadora sigue llamando mi atención.
Dando un resoplido de molestia, voy hasta ella. Tal vez un poco de música...
Bebo un poco de café y escuchó la primera canción. La melodía es tranquila, puedo distinguir que entre los instrumentos, el piano es el protagonista; al fondo suena un saxofón, un violín...
La música lentamente cambia la atmosfera hacía la nostalgia. Me envuelve una sensación extraña, siento que he perdido algo, que añoro con desesperación...
La canción termina y el hechizo se rompe antes de que siga profundizando en mis pensamientos.
Termino mi café, decidiendo no retroceder a la pista anterior. Una nueva melodía llena mis oídos, a diferencia de la anterior está llena de colores alegres; la voz de una chica canta llena de confianza.
Cierro los ojos y muevo la cabeza al ritmo de la música. Tan tonto como suene esto, otro sentimiento ocupa mi pecho: esperanza.
La canción acaba, otra vez, demasiado rápido para mi gusto.
Un bufido de fastidio se escapa de mis labios una vez que me doy cuenta de que he caído en la trampa. Abro los ojos y voy sobre el escritorio de la computadora, hacia el reproductor, detengo la tercera canción.
No es necesario mirar a los costados, sé que no habrá nadie, aun así puedo escuchar la risita contenida de dos niñas.
Voy abriendo carpetas al azar, tratando de ignóralas.
-Por favor... -piden las dos, antes de volver a reír como anticipando una travesura.
-Déjenme en paz- murmuro en respuesta.
-Sabes que terminarás haciéndolo de todos modos -ataca la mayor. Su tonillo rebelde me hace imaginarla encogiéndose de hombros.
-No lo haré.
-Por favor -insiste la pequeña -. Deja que nos conozcan.
Niego con la cabeza, en silencio. Si alguien llega a descubrir la clase de dilemas a los que me enfrento, dirán que soy una completa chiflada, pero...
-Sabes que después te dejaremos en paz.
Abro un nuevo documento en Word.
La chica mayor tiene razón, si no cedo van a seguir atormentándome. Aunque no tenga nombres para ellas todavía, resuelvo contar su historia.
Mis dedos se mueven rápidamente sobre las teclas. Ellas están susurrándome su historia y no quiero perder ningún detalle.
La maestra llama al orden a su clase.
Angie traga nerviosa el nudo en su garganta mientras aprieta más la hoja entre sus manos. Sabe que no es nada fácil estar al frente de todos, pero no hay otra forma de hacerlo.
Se aclara la garganta, y se prepara mentalmente para dejarla ir.
-Gia y yo, éramos muy buenas amigas...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top