One shot 2

https://youtu.be/IsXB5eRMRno


Cierro los ojos e inspiro profundamente.

¡Sé que puedes hacerlo! ¡Tú puedes! ¡Vamos, hazlo!

Ruego, mientras imagino los dedos de mi mano moviéndose.

Nada. Otra vez. Sin movilidad.

Muerdo mis labios con fuerza para no gritar, pero fallo. Vuelvo a fallar como hace semanas. Al abrir la boca un grito lastimero agrieta las paredes de mi garganta...


Meses atrás

Siempre he pensado que las personas que se llaman inteligentes a sí mismas son estúpidas, las que se dicen bellas son feas y las que se autodenominan buenas solo son arrogantes.

Claro que todas las personas son inteligentes, no todos hacen buen uso de ello, no obstante.

La belleza es algo subjetivo. Lo que es hermoso a tus ojos no lo es para otros. Y la bondad es algo tan insustancial. Además, no es bueno si nadie lo sabe ¿no es cierto?

No quiero ser como ellos.

Tal vez solo soy una niña engreída tratando de darle la contraria al mundo, lo más seguro es que lo sea. Sin embargo, me siento mejor pensando en que no lo soy.

_ ¡Hey, Jessica!

Di un brinco. Ana retrocedió con la cara roja y doblándose de la risa.

_Estúpida _bufé después, un poco dolorida por los pellizcos que me dio en la cintura _Cualquier día de estos me matas de un infarto y a ver como lo explicas.

Mi amiga rodó lo ojos, restándole importancia. Era casi una tradición esa escena en el baño de un bar.

Ana y yo íbamos cada fin de semana a tomar algo. Después de juguetear un poco, con los cada vez más escasos guapos de los alrededores, yo decidía que tenía que revisar mi maquillaje y me alejaba por algunos minutos. Ella siempre me creyó la mentira.

En realidad, estaba aburrida. Tenía ganas de ir a mi casa y dormir, pero no, en su lugar me encerraba en el baño y tragaba dos pastillas de éxtasis mientras contemplaba mi reflejo en el espejo: cabello negro y lacio, grandes ojos marrones, labios gruesos con un perfecto y caro labial rosa.

_No lo entiendo _dijo, prestándome un poco de atención mientras nos dirigíamos a la barra_ ¿Por qué siempre te paras de esa forma frente al espejo? Parece que te miras pero ya he notado que no. ¿Por qué lo haces?

_Mal momento para ponerte perceptiva _grité para que me oyera. La música se escuchaba cada vez más alta conforme avanzábamos.

_Tenemos que hablar de eso. _gritó en respuesta. Llegamos a la barra justo en ese momento.

Salvada por... ¿la música? Mis pensamientos ya no son coherentes. Al instante siento como mis músculos empiezan a destensarse.

Puedo sentirlo, como mis inhibiciones son arrastradas lejos con el compás de la música. Mi cuerpo se va moviendo lentamente. Siento un cosquilleo en el estómago. Alguien me está mirando, lo sé. Giro y me encuentro con un par de bonitos ojos asiáticos, mirándome.

Él me sonríe y se levanta.

No puedo creerlo. ¿Tan rápido?

¿Qué es lo que debo hacer ahora? Puedo seguirlo o... ¿A quién quiero engañar? Sé cómo terminara la noche.

Él está a mi lado.

_ ¿Quieres bailar? _me dice al oído.

Lo miro sin entender. ¿Bailar? Bueno supongo que mi imagen de niña buena lo ha engañado.

Me muerdo los labios y con una sonrisa juguetona lo llevo a la pista de baile.

Me gusta jugar, sentir que tengo el control. La adrenalina mezclada con el éxtasis que acabo de tomar, hacen de las suyas en mi cuerpo. Al él no parece molestarle descubrir que no soy tan inocente.

Nuestros cuerpos están pegados. Sus manos reposan en las esquinas de mi cintura y mis manos cerradas, tras su cuello.

Es estimulante, divertido.

De "casualidad" roza mis labios con los suyos. Yo retrocedo riendo.

No, él no puede, de verdad, creerme inocente.

Sus ojos me lanzan una mirada ansiosa. Ya no sé quién está al mando, ni siquiera recuerdo que es lo que quiero.

Debo terminar esto, pero no quiero regresar a mi casa sola.

Lo beso. No importa quién gana este juego, ni quién sedujo a quién. Ambos sabemos a lo que vamos.

Después de muchos besos calientes, estamos en el estacionamiento buscando su auto. Es bueno estar en el sótano y que todo este casi oscuro. No creo poder esperar hasta llegar a su departamento, como él ofreció. Mi determinación no va a durar mucho. Quiero escapar, él es atractivo, agradable pero...

Lo interrumpo mientras él trata de ponerse el cinturón, poniendo la mano en su entrepierna. Voy al asiento de atrás. Él me observa, sorprendido.

Tras un momento de vacilación me sigue.

Cada gota de sudor, cada gemido hacen que mi cuerpo se sienta más ligero.

Sus labios me veneran, estoy cegada por la soberbia. Soy adicta a la devoción que estos chicos desconocidos me brindan. Pero la sensación no durara mucho, en cuanto me baje de sus piernas todo habrá terminado. No me siento usada, y ellos no saben que los estoy usando y si lo saben no les importa. ¿Quién podría oponerse?

Acomodo mi ropa otra vez en su lugar y me salgo del auto. Él baja conmigo.

_ ¿A dónde vas? _pregunta, cerrando los últimos botones de su camisa.

_A mi casa. _volteo y sigo caminado.

_ ¿Por qué? _insiste.

¿Por qué? ¿Qué pregunta es esa?

_Porque tengo que dormir... _mi tono de obviedad lo molesta. Me calló. ¿Qué rayos le pasa? Él no puede seguir, por lo menos no tan pronto ¿Para qué me necesita? _Ve a casa. _finalizo.

_No vamos a vernos otra vez ¿no?

Ni siquiera me molesto en contestar, sigo andando.

>> ¿No quieres saber mi nombre, mi número?

¡Por todos los cielos! ¿De qué se trata esto?

_ ¿Por qué querría eso? _le digo, sin intentar esconder mi creciente rabia. _No quiero verte otra vez, no lo necesito.

_He estado observándote hace tiempo.

Oh, no. ¿Quién es? ¿Un policía? Nadie me dijo que lo que hacía era ilegal, bueno, no es que lo haya preguntado en primer lugar.

>>En la universidad. Tenemos varias clases juntos. Pero no me conoces ¿cierto?

Peor de lo que imaginaba. Todo este tiempo he estado cuidándome de no tener nada con alguien de la universidad. Mi reputación es lo único que me mantiene.

_Si le dices a alguien...

_Yo no soy de ese tipo. _dice con tristeza. _Por lo menos deja que te lleve.

_Tengo auto.

Camino lo más rápido que puedo y entro a mi auto. Enciendo el motor y al salir a la calle cojo toda la velocidad que puedo.

No quiero seguir haciendo esto. No puedo seguir. Ahora lo recuerdo, él es el tipo que siempre me presta su lapicero, el que me sopla las respuestas cuando estoy distraída. Al que ni siquiera me molesto en agradecer.

¿Cómo no puede reconocerlo? Aunque estuviera drogada no es posible olvidar así un rostro.

Pero lo comprendo, nunca lo he mirado por más de cinco segundos. No conozco a nadie en la clase realmente. Nunca me he detenido a hacer amigos. Solo esta Ana, y eso porque compartimos departamento. Estoy sola.

La carretera esta borrosa, limpio el parabrisas porque parece que está lloviendo. No ocurre nada, mi vista sigue igual.

Estoy llorando.

¿Qué diablos? ¿Por qué lo hago?

Fue una buena noche... lo fue.

Golpeo el volante, frustrada. Estoy sola. Me siento tonta. Soy una pobre estúpida que se esconde tras su supuesta "belleza". La gente se me acerca y siempre los rechazo.

Me creo superior a los demás.

Siempre he odiado a ese tipo de personas pero no soy mejor que ellos, soy peor. Ahora lo entiendo.

Si desaparezco nadie va a extrañarme, nadie preguntara por mí.

Suelto el volante y que sea lo que Dios quiera.


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