61. Epilogo



(Escribo esto antes para prevenirles, hay muerte de personaje en este capitulo, pero, hay un final feliz, no se preocupen. Este capitulo es, desde mi punto de vista, como terminaría el manga, por lo que no lo tomen personal, es simplemente mi imaginación en base a palabras dichas por Zeno en barios episodios del manga)



Disfruten:


Una semana después de que la pelea terminara todos los poderes de los dragones habían desaparecido de los cinco involucrados. Lo primero en desaparecer fueron la pierna de dragón de Jae-Ha y al día siguiente la garra de Kija, después de ese día Shin-Ha volvió a tener unos ojos normales sin la posibilidad de ver grandes distancias; hay que decir que ninguna de esas modificaciones fue dolorosa para ellos, no así con sus hermanos inmortales.

Zeno fue el primero de la dupla en que se desaparecieran los poderes del dragón amarillo, su cuerpo se vio involucrado en temblores desde mediados de la mañana hasta entrada la noche, se notaba el sufrimiento en el rostro del chico de rubia cabellera.

Amaya: esta transaccionando a un cuerpo mas "humano"- comenzó a contarles a los presentes mientras cambiaba el paño a uno frio, ya que el chico levanto fiebre- llevamos demasiados años con los poderes, estas son las consecuencias.

Esa noche el chico cayo en la inconciencia donde pudo ver a su dragón después de siglos sin verse, al tenerle de frente lo único que pudo hacer es agradecerle e insultarle por las desgracias vividas. Se despidieron con un simple adiós y Zeno despertó en la cama, junto a ella Amaya acariciando sus rubios cabellos con cariño.

Zeno: Amaya-chan- la mencionada volteo la cabeza a su dirección- ... queda poco- no pudo evitar sonreír, la chica que estaba junto a el sonrió con anhelo mientras asentía suavemente.

En el caso de Amaya las cosas fueron menos dolorosas, pero, mas intensas. El dolor se estaba concentrando en sus orejas y en sus ojos asiendo que la chica se quisiera arrancar la cabeza en mas de una ocasión. El dolor corporal, la fiebre y el vomito también estuvieron presentes en ella.

Ella, a diferencia de Zeno, no pudo despertar de la inconciencia hasta la tarde del día siguiente no habiendo nadie en la habitación en ese momento, toda la noche estuvo hablando con Muryuu-san sobre lo que podía pasar a partir de ese momento y el sentimiento de alivio y felicidad estuvo presente todo ese momento.

Cuando intento ponerse de pie no lo consiguió en los primeros intentos, sentía que su cabeza pesaba y que sus piernas no coordinaban entre ellas y su cerebro, cuando lo consiguió salió de la habitación apoyándose en las paredes. La venda de sus ojos no se encontraba por lo que se podían ver sus ojos.

Ojos rojos llenos de vida.

Había recuperado la vista y lo quería ver todo, en especial a los chicos que la estuvieron acompañando en todo este tiempo. Paseo por los pasillos y, justo cuando estaba llegando a los jardines, se separo de la pared para dar los primeros pasos sola.

Tambaleante, pero a paso firme, avanzo por los jardines que visitaba constantemente y que nunca se ha olvidado su recorrido. A cada paso que daba las emociones salían de su cuerpo en forma de lagrimas. Tan metida estaba en lo que veía que no se dio cuenta de los dos soldados que la vieron, uno se quedo cerca de ella mientras que el otro iba a buscar a los demás dragones.

Al llegar al centro de los patios de esa zona había una fuente de agua de gran tamaño, allí el agua era cristalina y abundante, con notoria duda se fue acercando a donde estaba el agua retenida asomándose con cierta reticencia a verse reflejado, pero, al hacerlo no pudo evitar derramar las primeras lagrimas.

Hace miles de años que no podía ver su rostro, en las visiones se podía ver a ella misma, pero, su rostro no. Por lo que era sorprendente el ver tantas cicatrices en su rostro, tanto viejas como nuevas, y en contraste esos ojos rojos tan brillantes como los recordaba. Llevo sus manos a su rostro reteniendo el llanto y los lamentos que empezaban a salir de sus labios por la felicidad de poder ver de nuevo.

Realmente se habia olvidado el que se sentía ver con sus propios ojos y no por medio de una visión.

Lloró aun mas fuerte al sentir barios pares de brazos abrazarla desde atrás y adelante suyo, eran sus compañeros de vida, sus hermanos del destino que les dieron esos poderosos dragones. Sonrió mientras que sus manos abandonaban su rostro mostrándoles a los demás sus ojos brillantes llenos de vida y de lagrimas. Los demás estaban sorprendidos y anonadados.

Amaya: ... hola a todos- sorbió su nariz, para después seguir llorando con una sonrisa en sus labios- ahora si puedo decir que los veo bien- los hizo reír mientras ellos también soltaban lagrimas de felicidad por su amiga y hermana.


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Aunque no todo era felicidad, Amaya les conto a los demás que, tanto ella como Zeno no iban a poder seguir con su viaje dentro de poco, los dragones les habían reclamado, a partir de ese momento sus cuerpos se iban a ir desgastando hasta que llegue ese momento en el que se podrían reunir con sus seres queridos mas allá del cielo azul.

La tristeza de los que escuchaban esas palabras era enorme, ahora las lagrimas no eran de felicidad, si no de tristeza pura. Igualmente estaban felices por ellos, realmente querían que la dupla de amigos tuvieran paz por mucho tiempo y que se encontraran con sus seres queridos.

Los dos se dedicaron en esos días a guiar a los chicos en cosas que podían hacer para con los demás y a Yona como la futura gobernante cuando Soo-Woon siguiera sus pasos en un futuro. Después de una semana ambos estaban postrados en cama, uno junto al otro. Estaban demasiado débiles como para mantenerse de pie, les costaba respirar y hasta hablar se les dificultaba.

Ambos sabían que la hora estaba llegando por lo que sonreían en grande tomados de la mano.

Zeno: ... nos veremos en algún momento, chicos- el chico sonrió dirigiéndose a los chicos y después volteo hacia Amaya- te espero allá- la chica le sonrió mientras asentía débilmente.

Esa misma tarde ambos expiraron sus ultimas fuerzas dejando ese mundo y a muchas personas llorando sus muertes.


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El lugar era blanco, solo ellos dos estaban en ese lugar tomados de la mano, el chico de pelo rubio se mostraba en perfecto estado, ni se notaba esos días en el que su cuerpo estuvo decayendo. Aunque, la que se notaba en mejor estado era Amaya, ella no mostraba ni una sola cicatriz en su cuerpo.

Ambos estaban vestidos de blanco haciendo que lo único que destacara en la habitación era su cabellos y ojos. De pronto los dos dragones, los que les acompañaron durante dodos esos siglos, aparecieron delante suyo haciendo aparecer una puerta de la nada abriéndola, desde allí dentro se podían ver a su familia, esas personas que no estaban junto a ellos desde hace tanto tiempo que han dejado de contar.

Zeno no dejaba de ver a sus hermanos mayores, Hiryuu, Shu-Ten, Gu-En y Abi. Aunque su sorpresa se la llevo el ver a su esposa, Kaya, la única mujer que le ha hecho sentir en casa en esos años en los que mas sintió desesperación. En ese momento Hiryuu conversaba con Kaya haciendo que los dos sonrieran metidos en la conversación.

Ouryuu: escuchamos tus clamores muchacho- le dijo el dragón amarillo llamando la atención del mencionado- no podíamos salvarla, pero, decidimos darle un lugar aquí para que los dos estuvieran juntos en este mundo.

En cuando a Amaya lloraba mucho al ver a sus hermanos mayores reunidos allí, volver a ver a Hiryuu la llenaba de felicidad mientras que ver a Shu-Ten y Gu-En peleando entre si le causo risa. Pero, sus lagrimas pasaron a ser desesperadas al ver a Abi junto a su único hijo uno junto al otro, ambos conversando como si nada.

Muryuu: nosotros decidimos que tu hijo también estuviera presente- comento la única dragón del grupo- mas al saber que Abi-chan no pudo disfrutar mucho con el, queremos que esa familia siga siendo tan unida como hace tantos años atrás.

Los dos se tomaron de las manos para pasar por la puerta, les agradecieron a los dos por todo, y  terminaron de cruzar. Enseguida la habitación paso de ser blanca a estar parados en el pasto rodeados de arboles, detrás suyo un castillo de gran tamaño. Ni bien dieron un paso los demás voltearon a verlos, la sonrisas de felicidad mezcladas con la confusión estuvo en cada rostro de los que estaban en ese patio.

Cuando salieron del shock inicial corrieron a abrasar a sus hermanos menores, ellos golpeaban la espalda de cada uno de ellos para después abrasarles con mucha fuerza. Después de ese encuentro Zeno recibió un beso en los labios de Kaya y Amaya un fuerte abrazo de su hijo y un beso en la mejilla de parte de Abi, el cual se convirtió en un beso en los labios una vez que Haruto se separo para darles espacio a los dos.

Abi: bienvenida- miro fijamente esos ojos rojos, por primera vez brillantes y llenos de vida.

Amaya: estoy en casa- sonrió suavemente sin apartar sus ojos de los de Abi, ni separaba sus manos entrelazadas la una con la otra. Los amaba tanto como lo amaba a el mismo.

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