41. Inicio de la guerra
Al día siguiente, las tropas de ambos lados estaban preparándose para la batalla, del lado de los habitantes de Sei Kuelvo y Hazara estaban ultimando detalles de las posiciones de todos mientras Amaya estaba a lado del gobernante del país aun con las cadenas en sus pies. Cosa que ella sabía que seguirá portando por mucho tiempo más.
Hazara: entonces si utilizamos a esta niña, ¿Por qué no la desatas? Nos dificultará a todos- cuestiono a su líder al ver lo lastimadas que estaban sus piernas y lo difícil que era para ella el moverse, el monarca sonrió socarronamente.
Kuelvo: quiero que sea un señuelo, que los hombres y la mujer que son cercanos a ella la vean y vengan a rescatarla lo mas rápido que puedan para tenerlos en mi poder. Además, es mas fuerte de lo que te imaginas, ella puede pelear perfectamente.
Igualmente, por petición de Hazara, le extendieron unos cuantos centímetros más a las cadenas para que, por lo menos, no se cayera al momento de caminar en la batalla. Cuando la chica se sintió liberada del metal por unos minutos pudo sentir como sus piernas pedían a gritos el seguir sin nada rozando las heridas que no dejaban de abrirse y cerrarse a causa de su inmortalidad, las plantas de sus pies no estaban en mejor estado y sentía como lentamente se llenaban de heridas de mayor o menor gravedad.
Kuelvo: Hazara, cuando veas a esos dragones acercarse a donde esta la chica, quiero que la saques del campo de batalla y la lleves al castillo, allí será protegida por mi esposa y los guardias del lugar- sentenció el hombre con seriedad, haciendo que el hombre asintió- después vuelve al campo de batalla una vez que te hayas asegurado que no escape.
Hazara: como usted ordene mi rey- realizó una reverencia para después llevarse el mismo a Amaya en su caballo al galope a la primera línea de batalla, cosa que la chica no se quejo, era una pérdida de tiempo teniendo en cuenta que sabe cómo terminará todo esto, simplemente sonrió al pensar en volver a estar con sus hermanos.
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Del lado de Kouka estaba todo listo y orquestado, Hak junto a los hombres de la tribu de fuego estaban al frente mientras que los de la tribu de la tierra estaban desparramados en distintos puntos. El chico de pelo negro y ojos azules se había hecho con el puesto de capitán haciendo que los que le seguían lo apoyaran sin titubear. Yona estaba en el lado de los arqueros junto a Zeno mientras que los otros tres dragones estaban un poco atrás de Hak, escondidos para que este no los viera.
Habían sentido la presencia de su hermana desde temprano en la mañana, y esta se estaba acercando cada vez más a donde estaba la frontera enemiga, un mal presentimiento les invadió a cada uno de ellos. Los cuatros sabían que iban a utilizar a su hermana de señuelo, pero, esperaban que no la hicieran pelear contra ellos, no querían que Amaya saliera lastimada en esto.
Jae-Ha: ... en esta vida las mujeres nos traerán la ruina- bromeo a medias, los cuatro sentían debilidad por las dos mujeres del grupo y que, una de ellas estaba con el enemigo era lo peor.
Kija: no lo digas ni de broma- le propinó n zape en su cabeza mientras que Shin-Ha asentía dándole la razón al albino- Amaya está bien, la princesa Yona está protegida en la retaguardia y lo único que tenemos que hacer es salvar a la hermana mayor.
Shin-Ha: ... la batalla va a iniciar- comento seriamente mientras desenfunda su espada a la espera de las órdenes de Hak, los otros dos hicieron lo mismo.
Los enemigos empezaron a avanzar, todos portaban una armadura notablemente dura y fuerte junto a escudos de gran grosor. Pese a eso Hak ordenó que los arqueros mandaran una advertencia, como lo imaginó, las flechas no les hizo ni temblar, por lo que mandó que retrocedieron mientras los otros lanzaban flechas. Utilizando ese momento de desprotección de parte del enemigo salió al galope montado en su caballo y empezó a derribar a la primera línea siendo seguido por Argila y Voldo, quienes se aliaron para ayudarles a petición de las princesas Tao y Kou Ren.
El enemigo al ver al trío, y otros soldados que se sumaron minutos después, atravesar su primera línea como si no hubiera pasado nada les afectó en gran manera a los que estaban allí mismo como los que estaban detrás de ellos. Los dos reinos que se estaban batiendo a duelo se habían dividido en tres frentes, Soo-Woon estaba en unos de los frentes, el gobernante de la tierra de la tierra estaba en otro y el ultimo era dirigido por el consejero real Kye-Sook y con el estaban Hak y los cuatro dragones junto con a princesa Yona.
Los chicos estaban en la retaguardia a la espera que fueran necesarios en el campo de batalla, Yona y Zeno estaban más atrás de donde estaban Shin-Ha, Jae-Ha y Kija, por lo que ellos tres tenían una mejor percepción de lo que sucedía en el campo que los primeros dos, tanto es así que Shin-Ha les narraba lo que sucedía segundo a segundo.
Fue cuando sintieron que del lado izquierda había un movimiento extraño, por lo que los tres fueron hacia allá. Al llegar solo podían ver a Joon-Ooh, general de la tribu del cielo y líder de ese flanco, muy abatido y a una distancia considerada el enemigo combatiendo a los hombres de Kouka, pero, parecía que estaban ganando ellos por amplio margen, cosa que es extraño al ver el número reducido de los de Sen.
Al llegar pudieron ver lo que pasaba, todo lo que pasaba estaba siendo orquestado por la misma chica que se entregó para que Yona no fuera su prisionera, lo que vieron les heló el corazón a los tres presentes. Amaya no parecía ella misma, esa chica tranquila y, cuando peleaba, lo hacía elegantemente; esa mujer no estaba presente en ese momento. La Amaya que estaban viendo era una salvaje, a la vez que reprimida por esas cadenas en sus pies haciendo que no diera grandes pasos, su mirada parecía notablemente mas cansada que cuando la vieron unos días atrás. En conclusión, no parecía ella misma.
No se sorprendieron de ver a la chica derribar a todos los soldados de Kouka, (dejándolos inconscientes, ninguno muerto) después de todo ha estado entrenando con Shin-Ha y Zeno les confesó, no hace mucho, que ella era una buena guerrera en momentos de necesidad en el pasado, solo, que no lo hacia seguido por lo que no se extraño cuando les dijo que se había olvidado cómo era sostener una espada o una daga en sus manos.
Amaya: ... hola chicos, si que a pasado tiempo- comentó sonriéndole de manera cansada, su larga melena violeta cortada muy similar a como lo lleva Yona, despeinado y con su típico pañuelo cubriendo los ojos, era lo único que realmente la identificaba como su hermana inmortal. Los tres estaban notablemente tensos y con claros intentos de rescatar a la mayor.
Jae-Ha: si que a pasado tiempo Amaya-chan- sonrió a medias, se puso serio para no desviar la mirada de la chica- ¿hay algún motivo por el que no vienes a donde estamos nosotros y nos vamos a reunir con el resto?- los soldados del enemigo los miraban con recelo haciéndole señas a su líder quien asintió para dar inicio el plan de atraer a los dragones a su palacio.
Amaya: la batalla terminara mas rápido entre mas tiempo permanezca aquí, aunque suene raro el decirlo, no me rescaten ahora mismo, será mejor que vayan al castillo dentro de unas horas para ello. Así la pelea terminara definitivamente sin tantas bajas como lo habrá si me sacan de esto ahora mismo.
Los chicos no consiguieron procesar todo cuando de repente un caballo galopando a toda su velocidad se les acercaba junto a su jinete quien agarró a la chica con gran agilidad, aunque le hizo más daño de lo que ella misma demostró que le hizo. Separándola de sus hermanos.
Amaya: oh, chicos díganle algo a la señorita de mi parte, es mejor llegar al castillo de a grupo que de a muchos- gritó mientras era llevada contra su voluntad
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