38. Gobi
Yona: ¿Qué sucede Amaya? ¿Por qué hay que irnos tan rápido de aquí?- le susurro a la chica para que nadie más que ella la escuchara, aunque, los demás estaban pendientes de Jae-Ha y su herida en la pierna que tuvo al caer debajo de Zeno al amortiguar su caída.
Amaya: nos van a rodear en menos de lo que nos imaginamos y nos cazaran a todos- le contestó a la princesa causándole miedo a la de pelo rojo- hay que poner en marcha el plan, o si no cualquiera de nosotros caerá en sus garras y no será muy lindo de experimentar eso- sentenció la chica, la más joven asintió enseguida, aunque, su pálido rostro demostró lo preocupada que estaba.
Yona: cuando Jae-Ha se pueda poner de pie le diremos todo esto y reiniciamos la marcha a algún otro lado- la de pelo largo violeta asintió dando como terminada la conversación, aunque, sentía que no tenían el suficiente tiempo para eso.
Amaya: ... si este plan no funciona, ya tengo el plan b pensado- sentenció la chica con seguridad, ninguno prestó atención a sus palabras, de entre sus mangas se pudo apreciar una hoja filosa la cual nadie se percató cuando la agarro.
--- --- A la mañana siguiente --- ---
A la mañana siguiente de la aventura nocturna la primera persona que vio Jae-Ha fue a su hermana sosteniendo su mano mientras que murmuraba cosas que no llegaba a escuchar bien, al levantar la mirada se encontró con Hak y Yona, los cuales miraban tanto a la chica como al que estaba recostado en la cama.
Jae-Ha: ¿Dónde estamos?- preguntó ni bien fue consciente de que esa no era la habitación que Tae-Jun les dio ayer. Intentó sentarse en la cama siendo detenido por la de pelo violeta.
Amaya: no lo agas, aun estas débil- sentenció la chica, sentándose más derecha y soltando la mano del chico, coloco una almohada más para que su cabeza estuviera levantada y, con la ayuda de una cuchara, le empezó a dar de tomar té que preparó Yoon para ella- estamos en una parte de la residencia de la madre de Tae-Jun.
Jae-Ha: gracias Amaya... Yona-chan- la mencionada le miró fijamente- ¿Cuál es el plan? No creo que sea simplemente irnos, ya que querías quedarte a ayudar a los habitantes de esta tribu.
Yona: la idea es irnos a la tribu del agua, allí Lili nos recibirá y podremos cuidar a las personas. Aunque, no estoy muy contenta de irme de aquí, pero, si no lo hacemos tengo miedo de lo que las personas de esta tribu y los soldados de la tribu del cielo nos puedan hacer a nosotros. En especial a ustedes están en mas peligro.
Jae-Ha: no te preocupes tanto por nosotros, somos nosotros los que no queremos que a ti te pase algo- sentenció el chico mientras tomaba otro sorbo de té que Amaya le sirvió, esta asintió ante las palabras del de pelo verde.
Hak: dejando eso de lado- hablo por fin, dándole un pequeño sobresalto al que estaba recostado, casi se había olvidado que él se encontraba hay- ojos caídos descansa todo lo que puedas, yo iré a vigilar las cosas afuera- sin más salió de la habitación dejándola en silencio.
Amaya: ... ... tal parece que el plan b si tendrá que realizarse- susurro para que ninguno de los dos presentes la escuchara. Su expresión pasó a estar triste por un segundo, para, después de un segundo, volver a la normalidad y no llamar la atención de Jae-Ha y Yona.
--- --- En otro lado --- ---
Los líderes de la tribu de Kai, el rey Kuelvo y uno de los líderes de una de las provincias Hazara, estaban reunidos para discutir el cómo atacaran próximamente a Kouka, cuantos soldados utilizan y por donde atacarían. El rey había llevado con él a una hombre que llamaba demasiado la atención de Hazara, no pudiendo detener su curiosidad con este hombre de capa negra y notablemente mayor a ellos.
Kuelvo: es un honorable sacerdote de Xing, su nombre es Gobi. Nos va a dar información de cómo atrapar a esos monstruos de Kouka a cambio de quedarse en nuestros terrenos, un buen intercambio ¿no crees?
Hazara: ¿y como los capturaremos, según tu?- estaba notablemente interesado, pero, no le creía demasiado lo que decía.
Gobi: el truco es atrapar a la chica- sentenció con voz segura, los dos hombres lo quedaron viendo- si atrapas a la chica, los cuatro dragones caerán en sus manos- sentencio el hombre con seguridad.
Solo había una falla en su lógica, el no sabia que la chica que se interpuso entre la princesa Kou-Ren y la espada del mercenario era una de los dragones de la leyenda, la dragón olvidada por muchos y recordada por escasas personas. Por lo que, al no decirles a esos dos hombres como lucía la princesa Yona, solo buscaban a una mujer entre esas cuatro bestias y de melena roja. Algo que Amaya usaría de su lado.
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Al día siguiente, pese a la insistencia que hizo Amaya de que todos quedaran juntos, Kija y Shin-Ha se fueron a la carpa de batalla de parte de la tribu del fuego, Zeno, Yoon y Jae-Ha se quedaron en la habitación cuidando y atendiendo al ultimo para que no se sobre esforzará, mientras que Hak y Yona conversaban en los patios de la habitación de la parte del palacio que le fue asignada esa misma noche.
Pero, había algo extraño en la chica de larga cabellera violeta, ella ya había visto que ninguno de sus hermanos le haría caso, por lo que desidio hacer la jugada más peligrosa, esperaba que los chicos no se enojara con ella ni que la reprocharan cuando volvieran a verse. Porque, en parte es su culpa el que ella tomara esta decisión casi suicida.
Su hermosa y larga cabellera ahora estaba cortada hasta sus hombros y, en lugar del tono violáceo oscuro característico de ella, ahora era rojo, no tan intenso como el de Yona, pero, si lo suficiente como para confundir a las personas en su entorno, sumado de su capucha que cubría hasta sus labios para que no notaran la venda que tapaban sus ojos. Se acercó a las puertas principales donde tendría que hacerse pasar por la princesa para que iniciara su plan. Y eso involucra engañas a una de las doncellas del palacio.
Sirvienta: disculpe señorita, ¿ustedes conocen a un señor llamado Ogi? Está en las puertas llamando por ustedes- comentó la chica de mas o menos la edad de Yona, Amaya asintió.
Amaya: sí señorita, el señor Ogi tiene que hablar conmigo. Por favor no le avise a los demás, le tengo que pedir algo privado- le hablo como si le estuviera contando un secreto.
Sirvienta: oh, entiendo. No contaré nada señorita Yona- si Amaya la hubiera visto, hubiera notado que la chica la miró de manera emocionada al pensar que la reencarnación de Hiryuu le estaba pidiendo un favor. Si ella supiera cuál era la intención de la chica, iría corriendo con los demás a alertarnos.
Ogi: señorita Yona, le tengo que....- no siguió hablando al notar que la chica enfrente suyo no era la princesa- ... ¿Qué haces niña?
Amaya: impedir que alguien dañe a mi familia- se bajó aún más la capucha que cubría su cabeza- como nadie sabe como luce Yona, salvo nosotros... me ayudara a llegar allí, después será cosa mía.
Ogi: pero...- intentó protestar, pero, al ver que la chica empezaba a caminar a donde estaban los que querían a Yona desidio suspirar y seguir sus pasos mientras que pequeñas lágrimas se deslizaban por sus ojos- ... muchas gracias niña.
Amaya: yo aria lo mismo si fueran mis amigos los que estuvieran secuestrados- sentenció la chica sonriendo suavemente, aunque, el adulto noto como sus manos temblaban mientras eran sostenidas la una con la otra.
Ogi: ... ... eres muy valiente niña, no todos lo harían- el resto de la caminata fue en silencio mientras que Ao restregaba su cabeza en la mejilla de la chica, como si le diera apoyo.
Cuando habían hecho ya muchas cuadras unos hombres bajaron de los tejados, comprobaron que el cabello de la chica fuera rojo, y al ver que sí lo era, se la llevaron sin ningún tipo de resistencia por parte de ella, por lo que fue mucho más fácil para todos esos mercenarios.
Ni bien la chica estuvo con ellos soltaron a la persona que había retenido para que Ogi les trajera a la chica, aunque, ni bien se encaminaron a la tribu de Kai, el que estaban detrás de todos hirió al hombre dejándolo atrás desangrándose.
Amaya, en un intento de que sus hermanos no supieran en donde se encontraba se desconecto de la relación que tenían todos, garantizándose el que les tomara un buen tiempo encontrarla.
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