Ella

El silencio se había apoderado de todo. Estaba sobre las tazas de café a medio terminar, sobre las colillas de cigarro que se derrumbaban del único cenicero del departamento, sobre los vidrios de un vaso roto, también sobre botellas vacías y migajas de botana esparcidas en el sofá. Era un silencio espeso, grumoso, que se aferraba a detener el tiempo, derrumbándose poco a poco con el rechinido de la chapa de la puerta del cuarpo que ella giraba lentamente. Salió caminando de puntitas rumbo al baño, cubriéndose sólo con una blusa. Entró, como quien entra en casa ajena. - Pffff qué noche - pensó. La deshidratación la obligó a ir inmediatamente a la cocina. Destellos de luz se reflejaron en su piel al pasar cerca de las cortinas, algo que a él le encantaba mirar, sólo que esta vez se lo perdió. Colgada con imanes en el refrigerador, aún estaba una fotografía de ella, sonriendo.

- No puede ser que aún tenga esto - se dijo a sí misma. - ¿Cuánto tiempo ha pasado ya, un año?

Sintió un escalofrío recorrer toda su espalda. Se tomó el cabello como buscando una respuesta, pero generalmente el cabello solo tiene más preguntas. - No sé que estoy haciendo aquí -. Regresó al cuarto con cuidado, como un ladrón que entra a robar una joyería y trata de no activar las alarmas. Tomó sus cosas, se dio media vuelta y se dirigió rumbo a la puerta.

- ¿Te vas? - Le dijo él.

- Duerme, luego hablamos - Ella respondió sin voltear y salió.

Se vistió en la sala tan rápido como pudo. Él, medio dormido aún, no sabía qué hacer. Se quedó mirando el techo un momento, como buscando un consejo, pero los consejos del techo por lo general son absurdos. Cuando se incorporó ya era demasiado tarde, escuchó la puerta de la entrada cerrarse y el sonido de los zapatos bajar por las escaleras del edificio. Se asomó por la ventana y pudo verla abajo, en la calle, parecía que estaba llorando. Tomó sus pantalones, se los puso como toda la gente se los pone, primero una pierna y luego la otra. Tardó el tiempo que tarda toda la gente que se acaba de despertar. Se asomó otra vez por la ventana, pero ella, ya se estaba subiendo a un taxi. Tomó el celular y comenzó a llamarle, pero como era de esperarse, o al menos todos los que estamos presenciando esta escena esperábamos menos él, ella no le contestó.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top