4.-Tiempo.

Tu rostro de una de felicidad, cambió a una seria.

–All Might... –Susurraste para ti desapareciendo rápidamente tus lágrimas que estaban a punto de salir.

Era la peor de tus suertes que tu felicidad se esfumara por una simple oración.

–Responde, ¿Qué haces aquí? – te hablaba serio y sin aquella sonrisa en su rostro, sabías muy bien el por qué te miraba así.

Pues saber tu nombre inmediatamente supo que fuiste la que ocasionó la muerte de su maestra. Algo de lo que nunca te arrepentirás, pues ella... Insultó a la persona que más te importaba, Gin.

–Vine a ver el atardecer –Contestaste con tranquilidad mientras te alejabas del peliverde y caminabas a lo largo de la orilla de la playa.

–¿Vienes a quitarme a alguien importante igual que la ves pasada?– te molestó su tono de voz, te estaba tomando de asesina fría. Pero al tener al pecoso cerca, decidiste controlarte.

–Ella... Lo merecía– fue lo único que mencionaste, no querías ser tomada como la buena pero tampoco como la que era la despiadada– Nos vemos... Chico – fue lo que terminaste de decir mientras escuchabas un grito desesperado diciendo "Espera ahí" de All Might.

Estabas feliz y todo se te había arrebatado... Ya ni siquiera tenías ganas de cocinarle a Tomura su desayuno, no tenías los ánimos suficientes para hacerlo.

–Si tan sólo... Gin estuviera conmigo – susurraste mirando el cielo.

De verdad lo extrañabas y mucho.

†★†

Después de comprar las cosas necesarias y cocinarle a Tomura sin ganas, este te dijo algo que te revitalizó.

–Dentro de unos meses... Iremos a Yuuei–Habló con su tono usual y sonrisa torcida. Algo que te extrañó, nunca lo habías visto tan energético.

–¿A qué?– decidiste preguntar con desinterés, pues no dijo nada más que eso.

–Tenemos información de que All Might... Dará clases ahí– y una sonrisa se formó en la comisura de tus labios.

Sabías que esa sería la oportunidad perfecta para matarlo, siempre y cuando no hubiera nadie que lo interviniera.

†★†

Pasaron cerca de 7 u 8 meses desde que te habías visto con el Peliverde, habías entrenado lo suficiente para poder destruir y construir los átomos de quien sea y tuvieras más oportunidades.

El peliceleste te trataba cada vez peor, te ignoraba, aveces te agredía o hasta le daba igual tu existencia.
Tu hermano tenía razón, debiste salirte de la Liga por el sublíder, él nunca te quiso, pero seguías aferrada a la idea de que si no había nadie que lo soportara, cuando quedara sólo, estarías tu para él y lo enamorarías así como el lo hizo contigo.

Algo que... Tardó para suceder.

Lo único que ya no podías hacer ilimitadamente, era destruir o desaparecer a alguna masa para siempre, pues aparecían números que te indicaban cuantas veces más podías hacerlo, y si llegabas a tu límite... Morirías, o eso era lo que tenías entendido.

El plan dio comienzo aquel día, el día en que te reencontraste con... El verdadero amor de tu vida.

Todo fue cuestión de tiempo para que lo volvieses a ver.

Ahora... ¿Qué harás?

†★†

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