1.-Dabi.

-¡Hijo no deseado!

-¡Bebé llorón!

Desde que nos conocimos, un lazo inigualable nos unió.

La relación que tuvimos siempre fue diferente de los demás, nuestras personalidades lo eran de igual manera.

Hey!, ¡Dejenlo en paz!- cada que gritaba ellos corrían.

-¡Ahí viene la marimacho!.

-¡Corran!

Yo era la persona que siempre lo protegía, la única persona que lo defendía y comprendía al mismo tiempo.

-¿Estás bien?- el en cambio sólo asentía con esa hermosa sonrisa.

Yo creí ser la única persona correcta para estar a su lado... Su persona especial.

Los niños no dejaban de ofenderlo, le gritaban, le golpeaban, así fue la mayoría de su infancia.
Nos íbamos a la escuela juntos, los dos teníamos cosas en común, no dependiamos de nadie más que de nosotros dos.

Me apoyó con la muerte de mis padres, me cuidó cuando estuve enferma, me defendió cuando aquel niño se burló de mi.

Cuando lo lastimaban, yo llegaba y lo protegía.

Así fue desde niños, hasta el día en que sufrió aquel accidente...

Día 08/12. (Mi cumpleaños).

-¡T/N!, ¡T/N!- me gritaba Gin para despertarme como de costumbre junto con Toby, nuestro querido perro.

-¿Que...*bostezo* Sucede?- adormilada me levanté.

-¡La señora de la pastelería me regalo esto!- decía con entusiasmo mientras yo trataba de distinguir que era- ¡Es un pastel!, ¡y me lo dio para ti!.

-Que gracioso eres... Eso es- me le quedé viendo a sus manos - un pastel...

-¡Exacto!- me gritaba con entusiasmo, en verdad ese niño me llenaba de alegría al verlo tan entusiasmado.

-Es un pastel...- trataba de procesarlo. - Un pastel... - me quedé en silencio un poco-¡¡Gin, Es un pastel!!- salté de la cama agarrando sus manos con el pequeño pastel.

-¡Si!- su hermosa sonrisa... La sonrisa que sólo me daba a mi.

Comamoslo!- decía mientras bajaba de la cama mientras corría a la cocina por unos tenedores y cucharas.

Ese día en la mañana era la felicidad mas grande que tenía.

Llegó la tarde, amarramos a Toby en la puerta trasera y nos fuimos a trabajar para ganar nuestro propio dinero y alimento.

-¡Maldito mocoso!- siempre le gritaba a Gin por su fuerza, el nunca fue muy resistente y animado con otras personas.

Le daba miedo. Pero ese miedo me la transmitió esa misma noche.

†★†

-¡Hoy conseguimos más dinero que lo normal!- gritaba con emoción mientras lo veía alegremente.

-¡Si!- volvió a sonreír, la sonrisa que sólo me regalaba a mi... La sonrisa que me cautivó.

Entonces al doblar la casa, una luz inusual y un calor abrumador nos invadió. Y al llegar, nos congelamos...

La casa estaba en llamas.

-No puede ser...- cubría mi boca con mis manos, estaba asustada. Era el único lugar donde podíamos vivir tranquilamente.

Pero todo se fue... Todo me abandonó.

Toby!- gritó Gin al escuchar los ladridos desgarradores provenientes de nuestra casa.

El corrió lo más rápido que pudo hacia la casa en llamas, estaba cayendo lentamente la casa y yo estaba paralizada, nunca me había sentido así. La sensación de ser impotente en el momento en que te necesitan te vuelve otra persona, te hace sentir simplemente como... Una inútil.

Cuando por fin decidí reaccionar fue al escuchar los bomberos y la ambulancia llegando.

-¡Gin!- grité por fin acercandome a ver un cuerpo siendo sacado de mi casa que estaba hecha escombros.

-¿Es tu perro?-me mostró uns masa amorfa sin pelo.

Quedé horrorizada, si me hubiera movido antes habría podido salvarlo, podría haber evitado las lesiones de Gin y la muerte de Toby y ¡en cambio...!

¡La cobarde siempre fui yo!

No dejaba de llorar, mi mejor amigo, mi hermano pequeño, mi todo... Estaba muriendo.

-No llores... T/N- me dijo tocando mis mejillas- No te ves linda llorando- las comenzó a secar cuando yo agarré su mano.

-No quiero que me dejes... ¡Por favor!, ¡yo debí...! - el me interrumpió jalando mi brazo para posteriormente abrazarme.

-No tienes la culpa de nada... Más importante... ¿Toby está bien?- ne soltó levemente y me vio con aquellos ojos que... Me enamoraron.

-Si... Está bien- mentí con una sonrisa amplia.

-Me alegro...- cerró los ojos.

-Recuerda, siempre fuimos... Inseparables. Y siempre lo seremos... - Sonreí con lágrimas desbordantes, él sólo sonrió, estaba acabada- ¡NO ME DEJES!- Grité por última ves antes de que me apartaran de ellos.

Ese día, Gin murió y Dabi apareció.

†★†

-¿Qué piensas T/N?- te preguntó tu enamorado, el peliceleste.

-¡A-Ah!- te sorprendió el verlo tan cerca de tu rostro-¿Por qué lo preguntas?- sonreíste nerviosa, a pesar de llevar un año y dos meses cerca de el, seguías haciendo lo mismo causando una sonrisa torcida en su rostro.

-Estabamos hablando del maldito Brócoli y te fuiste- Lo que te desagradaba de el era que se obsesionaba rápidamente. Tenías miedo de que algún día se enamorara de alguien que no fueras tu. No querías perder las esperanzas de que algún día tu amor fuera correspondido.

-Ah... Si, Izuku, ¿Verdad?- regresaste a tus sentidos.

-No es divertido si haces eso~

Otro lado que te agradaba pero desagradaba de él, era su personalidad, retorcida y cruel. También estaba la que te sacaba de quicio y era muy infantil.

Pero aún así te enamoraste de el con todos y sus defectos. Hasta te trataba amable y en algunas ocasiones te hacía sentir feliz por tus logros al felicitarte.

¿Cuándo comenzó a comportarse así contigo?.

Fácil, desde que ese chico nuevo llego, el pelinegro apuesto. Tu "hermano menor", Dabi.

†★†

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