● Capitulo dos; Sola ●
Fanfic Vegeta X Chichi
Wattpad
————————————————————————
Capítulo dos; Sola
Abrió sus ojos poco a poco, la luz del techo la estaban provocando un dolor de cabeza terrible. Algo cómodo y el olor a menta llegó a sus fosas nasales, ese olor solo le pertenecía a...
—¡Goku!—Se levantó de golpe, un gemido de sorpresa llamó su atención, su padre Ox Satan se acercó rápidamente hacia su hija, pasó su mano por detrás de Chichi y la miró de manera preocupada.
—¡Hija! Que bueno que despertaste—La fémina dirigió la vista hacia el hombre de barba. Sus cejas se fruncieron y dió una rápida vista hacia su alrededor. La falta de presencia de sus chicos hizo que se le escapara el aire.
—Papá ¿Donde está Goku y Gohan?—Rogó, imploró hacia Kamisama para que su padre le diera una respuesta positiva con esa fuerte sonrisa que siempre le daba. Sin embargo eso no sucedió, Ox optó por bajar la vista ligeramente y quedarse callado.—Papá...—Llamó con la voz ligeramente quebrada.
—Goku ha muerto, y Gohan ha sido llevado por Piccolo...
—¡NO!—Lo calló de manera abrupta ¡No había sido un sueño! Era una pesadilla pero, una verdadera.—¡Mi Goku! ¡Mi Gohan!—Sus lagrimas rápidamente bajaron por sus mejillas. El Gran Ox Satan la tomó en sus brazos y Chichi hundió su rostro en el enorme pecho de su padre.—¡Tenemos que buscar las esferas del dragón! ¡Rápido, papá!—Una leve luz De esperanza calmó su roto corazón. Chichi se limpió las lágrimas y comenzó a buscar su ropa a una más cómoda para ir en busca de las esferas, sacó las que su adorado Goku había encontrado hace un tiempo ya.—Vamos, papá. ¡Quiero a mi Goku de vuelta! Y junto a él iremos con ese Piccolo y le quitaremos a mi Gohan—Armó de manera rápida. Ox estaba el silencio, justamente hoy en la mañana el maestro Roshi había dado un mensaje para ellos; el cual era que no podían revivir a Goku hasta dentro de un año. No quería ver llorar más a su hija. Odiaba ser él quien destruyera esa hermosa sonrisa que ella había mostrado ante los planes que había formado en segundos.
•••
Su hogar se sentía frío, solitario y abandonado. Justamente como ella.
Habían pasado tres meses ya desde que su sueño de recuperar a su Goku y Gohan se habían hecho añicos. Estaba preocupada, su Gohan estaba en alguna parte del mundo y ese maldito de Piccolo no tuvo algo de compasión por ella por al menos decirle que él estaba sano y salvo.
Las pesadillas eran constantes, las noches vacías jugaban con su mente. Imaginaba a su esposo llegar junto a su pequeño, mostrándole esa sonrisa que siempre lo caracterizaba mientras pedía disculpas por haberla preocupado. Pero no sucedía, era difícil para ella.
Siempre creyó que su Goku era invencible. Que el podría contra cualquier enemigo que se cruzara por su camino.
Recibir información extra sobre su marido no la había tomado por sorpresa, algo en ella le decía ello desde que lo conoció, y lo afirmó cuando él le mencionó que su abuelo Gohan lo había encontrado entre las montañas. Ella había hallado una especie de nave justo donde el abuelo Gohan lo había encontrado.
Su guerrero pertenecía a una raza que posee un corazón obscuro y sin escrúpulos para asesinar a las personas por dinero. Goku es la persona más pura y noble que haya conocido. Él es diferente.
Los días parecían eternos. No había un segundo que dejara de pensar en sus chicos. La espera sería tortuosa, pero debía de confiar en su esposo, él debe de derrotar esos desalmados que habían irrumpido su perfecta vida, y después de ello, todo regresaría a su lugar, con su Gohan tomando los estudios, con su Goku en la cocina pidiéndole algún refrigerio aún cuando habían terminado de comer.
Una sonrisa aparece en sus labios al llegar aquellos bellos momentos a su mente. Abre los ojos y mira las sillas al lado y frente de ella, sus cejas se fruncen y sus ojos se humedecen rápidamente ante la ausencia de ellos. Sus brazos ocultan su rostro y finalmente suelta en llanto solitario. Las lágrimas parecían ser las únicas que no la abandonarían.
•••
Había pedido estos libros desde hace mucho tiempo. Matemáticas avanzadas, inglés básico, biología y escritura en kanji eran los que descansaban en aquella mesa de madera, su Gohan estaba lejos de ella y ni siquiera sabía dónde se encontraba, extrañaba a su bebé.
Su mentón se apoyó en aquellos libros de diferentes temas, su mirada se posó en aquella fotografía que se habían tomado cuando el pequeño Gohan apenas había cumplido los seis meses de nacido.
Su pecho se siente estrujado, sus manos comienza a temblar y la respiración se le dificulta, de sentía emocionada de alguna manera ¿Que le estaba pasando?
—¡Gohan!—Salió de su garganta de manera involuntaria, se levantó de la silla y miró a través del cristal de la cocina hacia el exterior, por un momento sintió como si uno de sus chicos estuviera con ella, aunque no fuera capaz de percibir el Ki, lo había sentido de manera simbólica. Su instinto de madre quizá.
La sonrisa que se había formado en sus labios decayó al instante al notar aquellos sentimiento que la invadieron hace unos segundos desvanecerse. El dolor seguía presente como aquel día que recibió la noticia.
•••
Sacudió ligeramente la sabanas blancas para después colocarlas sobre el tendedero que había instalado su Goku desde que se casaron. Una leve sonrisa aparece en sus labios al mirar que solo había ropa suya en ese tendedero, ahora más que nunca deseaba ver ese Dogi anaranjado y también esas túnicas amarillas de su pequeño.
Miró hacia el cielo, éste se obscureció de manera abrupta. Chichi enarcó sus cejas y esperó a que las gotas de lluvia comenzara a caer pero, no fue así.
—Las esferas brillan cuando llamas a Shen Long, el cielo se oscurece de repente y entonces sale el gran dragón para conceder nuestro deseo—El relato de su Goku hacia el pequeño Gohan cuando tenia tan solo dos años llegó a su mente. Shen Long estaba siendo convocado, y que ella recordara el Maestro Roshi era quien las conservaba para cuando fuera el momento de resucitar a su esposo...
¡Su Goku volvería a la vida!
Corrió rápidamente hacia su hogar, tomó una cápsula hoi-poi y la lanzó en su vasto jardín, apareciendo un auto volador de color rojo. Subió en ella y condujo hacia la casa del viejo pervertido. Sus pensamientos la acompañaban a cada segundo, amaba a su esposo y ansiaba verlo, pero primero le daría un buen regaño por haberla dejado sola. Le haría prometer que no lo hiciera más.
Sus lágrimas no tardaron en asomarse por sus ojos cuando finalmente divisó la única casa de madera en aquella isla. Ahí estaba Bulma y Roshi, ellos al verla soltaron un gemido de susto. ¿Por que hacían eso cada vez que la veían?
—¿Donde está mi Goku?—La perfecta educación que había recibido cuando era una niña se esfumó en ese momento, ella solo quería verlo. Bulma mostró los dientes de manera nerviosa y se acercó hacia la joven mujer de cabellos negros.
—Lo hemos resucitado con ayuda de las esferas del dragón, pero parece que tendrá que volver a recorrer el camino de la serpiente para llegar hasta acá—Ella estaba al tanto perfectamente sobre lo que había pasado su esposo para ir con tipo que lo entrenaría para la llegada de los sujetos que le habían arrebatado su paz.—Los saiyajins llegaran mañana—Informó de manera preocupada. Chichi ladeó su rostro y la miró de manera confundida.
—¿Y no se supone que mi Goku tardó varios meses en llegar al lugar de su entrenamiento?
Bulma asintió a sus palabras.
—Sí, pero se ha vuelto mucho mas fuerte y rápido. Estoy segura de que llegará a tiempo.
—Solo espero que mi Gohan esté bien—Susurró tomándose el pecho mientras elevaba la vista hacia el cielo y trataba de calmar su estado nervioso y preocupado.
•••
Los nervios estaban al tope cuando miró a su pequeño en aquella televisión de la Kame House, ella quería ir e intervenir a cualquier costo, no quería que Gohan peleara y saliera lastimado. Sus latidos se aceleraron al notar que la transmisión había sido interrumpida.
El sol estaba ocultándose poco a poco, el Maestro Roshi había dando información sobre que la pelea había terminado. Se unió en la nave de Bulma y se sentó en la parte más cercana a la puerta mientras de vez en cuando miraba la ventana con las ganas de encontrar a sus chicos rápidamente.
La nave descendió, la puerta enorme comenzó a abrirse, ella ni siquiera esperó un segundo más y entonces corrió hacia aquella leve mancha color anaranjado que había visto desde que llegó. Su mirada rápidamente se dirigió a su pequeño hijo, estaba desnudo y en los brazos de Krillin.
—¡Oh, mi Gohan!—A una velocidad impresionante, saltó sobre el malogrado cuerpo de su esposo y llegó hacia Krillin para arrebatarle a Gohan de sus brazos. Ella lloró amargamente mientras susurraba palabras que una madre soltaría al no haber visto a su hijo en un buen tiempo. Fué una eternidad para ella.
—Gohan se encuentra bien, solo está desmayado. Al que debería de venir a ver es a Goku—Escuchó decir al mejor amigo de su esposo, ella lo ignoró por completo y simplemente subió a la nave con su hijo en brazos.
Ella recibió reprimendas durante varia minutos sobre su comportamiento hacia Goku, pero sólo una madre estaría de su lado si experimentaran algo similar, un hijo lastimado siempre estaría primero que su esposo.
Saiyajins, Piccolo, viaje en el espacio eran las palabras que más se escuchaban mientras centraba su atención en como su pequeño hijo comenzaba a despertar en sus brazos. Le lleno de besos por todo el rostro mientras él trataba de alejarla con sutileza.
Una punzada llegó a su pecho ante ello. Las lágrimas se acomularon en sus ojos pero nunca bajaron por sus mejillas, en cambio miró entre sus manos al notar que Gohan se había ido de ella. Ese fué un gran cambio para ella.
Finalmente y después de meter los cuerpos sin vida de los amigos de su esposo en una cápsula llegaron al hospital. Goku había sido el primero en ser atendido debido a las extremas heridas que había recibido, estaba preocupada por él, por supuesto.
Verlo totalmente cubierto por vendas y en aquella extraña cama le dió un ligero escalofrío. Tanto Gohan como Krillin estaban en sus camas y durmiendo plácidamente después de tan fatídico día. Goku la miraba de reojo, captando ella la mirada de su marido.
—Estoy de vuelta, Chi—Habló con el tono perfecto para que ella lo escuchara y no despertar a los chicos, el corazón de la fémina se aceleró y esta vez sus lágrimas no tardaron en bajar por sus mejillas. Maldición, estuvo esperando escucharlo decir aquello durante casi un año, las noches llenas de frío y de sollozos habían terminado. Su Gohan y Goku estaban con ella.
—Oh, mi Goku—Gimió con voz quebradiza, levantándose de la pequeña silla del lugar y acercándose hacia él lo suficiente para enrollar delicadamente sus brazos en sus hombros. Goku soltó un ligero chillido de dolor, y entonces Chichi se apartó susurrando un ligero «Lo siento».
—Lamento no haber detenido a ese sujeto que se había llevado a Gohan—Se disculpó frunciendo sus cejas y sintiéndose avergonzado por decirlo. Él realmente creía ser lo suficientemente fuerte como para derrotar a los enemigos que se le enfrentaran. Claramente no fué así y eso le costó la vida.—Prometo que cuando me recupere te llevaré de compras y no me quejaré en absoluto.
Goku era pésimo con las palabras de aliento, pero parecía compénsarlo al notar la leve sonrisa que aparecía en su esposa.
—Eso no te excluye del castigo que recibirás por haber dejado pelear a mi Gohan—El semblante de ella cambió en un segundo, frunciendo sus cejas hacia él de manera amenazante. Goku apretó los dientes y tragó la saliva que se había acomulado en su boca.
—Pe-Pero él fué de mucha ayuda—Sintió pánico el solo escuchar la palabra castigo, ya había recibido varios, y no eran bonitos.
—No me importa. Y después de que Gohan se recupere no quiero que interrumpas sus estudios con querer entrenarlo, porque no lo permitiré—Sentenció mientras se cruzaba de brazos, el guerrero asintió rápidamente. Un silencio permaneció por unos segundos, Goku volvió a mirarla.
—Oye Chi—Ella volvió hacia él—¿Por cuanto tiempo será el castigo?—Preguntó de manera temerosa, la azabache infló sus mejillas y después sonrió ladeante.
—Por dos semanas—Indicó firmemente.
—¿¡QUE!?—Chichi colocó su mano sobre la boca del guerrero, indicó con su dedo índice que guardara silencio porque podría despertar a los chicos. Goku asintió y entonces su esposa retiró su mano—Chi, eso no es justo, he esperado por casi un año probar mis platillos favoritos cocinados por ti—Se quejó haciendo un leve puchero con sus labios, la azabache se encogió en hombros y no lo miró a los ojos, de lo contrario su castigo desaparecería, tenía ese efecto en ella.
•••
—Te perdí por mucho tiempo, apenas eres un niño que no tiene por qué meterse en ese tipo de cosas ¡Entiéndelo de una vez!—Chichi elevó su voz conforme sentía sus nervios aumentar debido a la conducta de su hijo.
—¡Silencio!—Contraatacó el pequeño híbrido de cabellos azabaches. El nudo el la garganta se formó rápidamente, su corazón se estrujó y dió pasos hacia atrás con ligero temor.
Definitivamente Gohan ya no era el mismo.
Después de escuchar sus razones, ella decidió salir de aquella habitación e ir a la parte más alta de aquel hospital. Mirando las nubes pasar mientras secaba las lágrimas que bajaban lentamente de su rostro. Se sentía extraña con aquellos nuevos chicos que son su familia. Gohan se alejaba en ocasiones de ella, Goku se quedaba callado la mayor parte del tiempo y cuando hablaban solamente era porque él se quejaba de estar en aquella cama.
Las pláticas sobre cualquier cosa se habían esfumado, cada uno de sus chicos parecía estar en un mundo diferente. Y claramente ella no estaba incluida ahí.
Ella no quería perderlo por dos meses más, ya había pasado por un tormento enorme, y por supuesto que no confiaba en los amigos de su esposo. Quería confiar en que todo saldría bien, pero algo en ella dice todo lo contrario.
Unos pequeños pasos se escucharon detrás de ella, limpió su rostro y giró soltando un suspiro.
—Mami. Te pido una disculpa por haberte gritado—Gohan miraba hacia el suelo y movía sus dedos nerviosamente. Su voz ligeramente temblorosa le hizo caminar hacia él.—Es solo que en realidad quiero viajar al planeta del Señor Piccolo, es lo menos que puedo hacer por haberse sacrificado por mi—Volvió a explicar, Chichi se acercó aún más a su hijo y se inclinó a su altura. Gohan elevó su rostro y Chichi le mostró una ligera sonrisa.
—Me es difícil asimilar estas nuevas cosas, Gohan. Tan solo quiero que vivas la vida que un niño de tu edad debe de tener—Su voz de apagó ligeramente. Apretó suavemente sus manos en un puño y volvió su mirada hacia él una vez más.—Pero está bien, prométeme que regresarás sano y salvo—Pidió sabiendo que ya no podría hacer cualquier cosa por hacer que su hijo se arrepintiera de la decisión que había tomado por sí mismo. Era determinado, igual a su Goku. Una enorme sonrisa apareció en Gohan ante la aprobación que había recibido de Chichi.
—Te lo prometo, mamá—Chichi asintió en respuesta y entonces lo tomó en sus brazos para brindarle un tierno abrazo. Esta vez Gohan no objetó en absoluto y solo correspondió de la misma manera con aquel brazo completamente sano.
•••
Las fechas invernales estarían en el próximo mes, así que para distraerse un poco ella tomó dos agujas de tejer y también un enorme ovillo de hilo de lana color amarillo, haría un suéter para su pequeño mientras esperaba su regreso.
Estaba sentada en aquella silla junto a la cama de su marido, el suéter había avanzado rápidamente y ella estaba feliz por ello, una sonrisa apareció en sus labios al tener un poco de tranquilidad en la habitación, o al menos eso creyó, hasta que...
—¡HA!—El grito de golpe que había hecho Goku la asustó rápidamente, haciendo que el ovillo de lana rodara un poco hacia otro lado en el suelo, elevó la vista fruncida hacia el saiyajin quien había lanzado un golpe hacia al frente sin ninguna razón, bueno, para tratar de matar el aburrimiento de seguir ahí.
Goku fué consiente del sonido que escuchó una vez que lanzó el golpe, miró hacia un lado y su esposa estaba en el suelo, mirándolo con enojo puro. Chichi se levantó ligeramente y elevó su puño, dirigiéndolo directamente hacia la cabeza de pelinegro. Un gemido salió de sus labios al recibir el golpe.
—¡Oye!—Gruñó la mujer Son—¡Por qué hacer eso sin avisar!—Regañó apretando los dientes ante él, Goku rápidamente dirigió su mano libre hacia su cabeza.
—Oye, me dolió—Se quejó. Él estaba algo vulnerable y Chichi daba golpes realmente fuertes. Volvió su mirada hacia ella para tratar de tranquilizarla, pero no pudo decir nada porque su esposa habló primero.
—Si estás en el hospital debes comportarte apropiadamente, por que no te duermes sin hacer escándalo—Ordenó apretando sus puños de manera molesta, él no se cansaba de dar problemas.
—¡Éste lugar es muy, pero muy aburrido! Ya quiero salir a correr y hacer muchas cosas—Se quejó por quizá vigésima vez durante esta última semana.
—No digas tonterías Goku. Debes relajarte hasta que te recuperes completamente de tus lesiones, ¡Y no grites!—Contestó de manera demandante, Goku hizo un puchero y giro la vista hacia ella una vez más, sus ojos captaron rápidamente el color amarillo encima de las piernas de su esposa, dedujo rápidamente que ella estaba tejiendo un suéter, él había obtenido algunos cuando pasaron su primer invierno juntos. Una sonrisa ilusionada se formó en sus labios.
—¿Y eso es para mi?—Su tono de voz cambio ligeramente, era suave y delicado. Chichi no cayó ante él y siguió con su postura ruda. Elevó el suéter a medio terminar y reveló el tamaño de éste.
—Éste suéter, por si te queda te lo puedes poner—Goku pudo observar el tamaño de aquella prenda, por supuesto que él jamás entraría en esos pequeños huecos.
—Ya me lo esperaba—Soltó un ligero bufido. Desde que nació Gohan él pudo observar que su hijo obtenía más cosas de Chichi que él mismo, aún no se acostumbraba a eso.
La noche cayó rápidamente, Goku fungió dormir durante la mayor parte de la noche, abrió un ojo y miró a Chichi quien se había quedado dormida completamente, nuevamente había algo amarillo encima de sus piernas, esta vez de un tamaño mucho más grande, una ligera sonrisa apareció en su rostro.
El hospital estaba totalmente solitario y las luces habían bajado su tono, así que se escabulló para ir a algún lugar a entrenar.
•••
Era 18 de noviembre, ya había pasado más de un mes desde que su pequeño Gohan había partido hacia aquel extraño planeta, no había recibido llamada alguna, no sabía si Gohan había llegado, no sabía si se había alimentado correctamente, nada era comunicado hacia ella, y el maestro Roshi siempre esperaba a que se fuera de la habitación de su marido para hablar de quién sabe que cosa, y Goku no fué capaz de contarle algo.
El día parecía ser soleado, Goku estaba nuevamente siendo checado por el doctor que lo atendía y su marido no perdía la oportunidad de pedirle que lo dejara entrenar un poco.
Las vendas fueron cambiadas, acomodó las almohadas de Goku y entonces la puerta deslizándose captó la atención de todos los presentes. El maestro Roshi se dejó ver.
—Hola, ¿Como sigues Goku?—El maestro del guerrero de cabellos negros mostró una sonrisa, su cabeza se movió ligeramente a los lados.
—Hola, Maestro Roshi—Goku devolvió el saludo de manera contenta.
—¿Está Chichi por aquí?—Cuestionó el hombre de gafas, una mueca se formó en los labios de Chichi, dando la cara hizo tragar saliva al hombre mayor.
—¿Acaso le molesta que esté en la habitación de mi esposo?—Gruñó, eran precavidos y realmente ellos no parecían dejarla escuchar la platica entre Roshi y su Goku. Frunció las cejas y esta vez no esperó a que dijeran algo más, ella había captado la señal rápidamente, así que tomó el canasto de la batas y ropa interior sucia de Goku. Caminó hacia la puerta y la deslizó suavemente.—Goku, ahora vuelvo. Voy a lavar la ropa—Y entonces comenzó a subir las escaleras para comenzar su trabajo, afortunadamente no era demasiada ropa, tomó una lavadora y comenzó a ingresar un par de monedas mientras metía las sábanas blancas que había utilizado su marido, se cruzó de brazos y su mente viajó enfoque a su hijo y tratar de averiguar qué era lo que le estaban ocultando.
¡Al menos podrían decirle que su Gohan estaba bien!
Los minutos pasaron rápidamente, tomó uno de los tendederos libres y empezó a colgar las prendas ligeramente húmedas.
Algo amarillo pasar rápidamente la hizo pestañear, o estaba loca o había visto realmente a la nube amarilla de Goku, y después volvió a aparecer, pero esta vez con algo encima y ese no podría ser nadie más que Goku ¡Realmente era él!
—¡Goku, A donde vas!—Gritó pero una respuesta nunca llegó—¡Gokuuu!—Apretó su agarre mientras sentía sus latidos acelerarse, bajó rápidamente por las escaleras hasta llegar a la habitación donde él había estado. Frunció sus cejas y miró de manera furiosa a los presentes—¿A donde fué mi Goku? ¡El aún está herido!—Exigió una respuesta de manera inmediata, el tipo regordete que la había dicho que era mal esposa estaba ahí, así que se sintió aún más furiosa.
—El recibió una semilla del ermitaño, esta completamente curado ahora—Informó Roshi elevando sus manos para tratar de tranquilizar el temperamento de ella.
—¡Quiero saber a dónde fué!—Elevó la voz, el tipo regordete la ignoró por completo, y entonces ella dirigió su mirada al maestro de Goku.
—Al parecer tomó rumbo hacia la Corporación Cápsula—No esperó un segundo más, salió de la habitación y del hospital lo más rápido posible, arrojó la cápsula que traía consigo, ingresó al auto y finalmente partió hacia el distrito oeste.
Supo que había llegado tarde cuando un leve rastro de polvo había aparecido en el patio trasero de la corporación, ahí estaba el padre de Bulma, mirando hacia el cielo.
—¿Y...Goku?—Su voz salió algo agitada, la casa de Bulma era enorme y darle la vuelta era algo extenso. El Dr. Brief la miró amablemente mientras se deshacía del cigarrillo en su boca.
—Él partió hacia Namekusei, realmente estaba ansioso por irse. No me dio oportunidad de colocarle unas buenas bocinas a la nave.—Explicó tranquilamente, los ojos de Chichi se volvieron rápidamente cristalinos, calló de rodillas mientras cubría su rostro. El Dr. Brief rápidamente dedujo que ella no estaba enterada de nada, así que simplemente se acercó a ella y trato de consolarla.
Pareciera que Goku no le importaba como se sintiera ella, no fué capaz de siquiera darle algo de información sobre los planes que tenia en mente, por supuesto, ella se negaría pero él siempre lograba tener la victoria, pero esta vez no hubo nada, no hubo pláticas, no hubo confianza.
Tan solo se fué, la dejó sola, una vez más.
Continuará...
————————————————————————
Gracias por leer ;3
Nuevamente les invito a que visiten mi canal de YouTube que trata sobre temas y fragmentos de el bellísimo Dragón Ball
Link; https://youtube.com/channel/UCisJXJbGp6awnVr3S0fxkAg
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top