𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥; 𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞
- ¿Eres real?
Ella me sonrió, una sonrisa diminuta, pero burlona.
- ¿Crees que no? -Cuestionó, a lo que respondí con una negación.
La rodeé con mis brazos, sentía su piel cálida y sudada. La abracé con más fuerza.
En cuanto abrí los ojos, estaba encima de un edificio, del hospital, precisamente, ese hospital donde me habían arrebatado mi cable. Aquél que me conectaba con la tierra, o, su corazón.
El aire golpeaba mi cabello, moviéndolo. Miré hacia abajo.
Era alto. Pensé.
Toqué mis manos.
Se sienten reales...
Me senté en el borde, mirando hacia el frente.
Era lindo.
Todo era real, y golpeaba tanto. ¿Por qué?
No entendía y no quería entenderlo.
Dolía, quemaba, joder, me dolía tanto.
Miré a mi derecha, y miraba hacia arriba.
- Es bonito, ¿No?
Sonrió, tan viva como nunca. Nunca la había visto sonreír. Acerqué mi mano a su hombro.
- Sí. -Miré hacia arriba.- Es hermoso.
- ¿Quieres hacerlo?
Lo pensé. Lo dudé.
- Claro. -Contesté.- Pero...¿Me vas a acompañar, cierto?
Me miró.
Sus ojos pardo resaltaban mucho más que siempre.
- Sí. -Me respondió.
- Akira...
- Salta.
- Pero...
- Estoy contigo. Y no pienso dejarte solo, Megumi. -Se veía extraña. Parecía como si por primera vez la sangre circulara por su cuerpo. Estaba, quizás, solo quizás, viva.- Salta, Megumi. Saltaré contigo.
La observé, mientras mis lágrimas caían por mis mejillas. Estaba aterrado, pero no por caer, sino, por caer sin ella. Tenía miedo de que su mirada me esté mintiendo, de que sus pulsaciones sean falsas, o que ella misma lo sea.
Preparé mis manos, preparé mi respiración, preparé mi cuerpo, y la miré, acercando mi mano a la suya, sollozando porque se sentía tan bien. Tan jodidamente real, que no podía respirar con tranquilidad.
- Estoy contigo, emo depresivo de mierda. -Sonrió dulcemente. Devolví la sonrisa.
Y salté. Sentía la presión de no poder respirar, pero algo estaba mal. Se veía todo oscuro, y no entendía. ¿Qué...?
- ¡Hey! -Escuché a lo lejos.- ¡Despierta, despierta, despierta!
Abrí los ojos, encontrándome tirado en el tejado del hospital. Viendo que no había caído, pero al mismo tiempo, veía unos fuertes ojos pardos, irritados.
Sí, también lo creí. Akira existe y final feliz. Pero esos ojos pardos no eran mis ojos pardos, eran de otra persona. No le pertenecían a mi niña pelinegra, pertenecían a un chico, seguro mayor de edad, fumando un cigarro, pelinegro, y completamente serio.
- Eres tan estúpido. -Murmulló, enfadado.- ¿Qué iba a pasar si caías? ¿Ibas a ser feliz? Créeme, no es la solución a nada.
Fruncí mi ceño. No entendía quién era ni por qué me había salvado, pero aquello me había enfadado.
- ¿Tú qué mierda sabes de mí? Necesito acabar con esto antes de que ella lo haga conmigo. -Me alejé del borde, confundido.- No sé por qué pensaste que salvarme iba a ser lo mejor, pero estás equivocado.
- Ah. -Rió sarcásticamente.- Parece que esa pequeña te tiene amarrado.
Lo observé.- ¿De qué hablas?
- Megumi. -Se puso de cuclillas frente mío, sonriendo de lado, vestido de negro con anillos en los dedos. Acercó estos a las hebras de mi cabello, y tragué saliva.- Deberías de dejar de perder la cabeza tan fácilmente. Akira estaría muy ofendida.
- ¿Akira? -Cuestioné rápidamente.
- Sí. -Rodó los ojos. Dió un suspiro, y me observó.- I should be at church but I'm ragin' on a Sunday, like to confess, fuck it, worry 'bout it some day, baptized in the crowd 'cause they lookin' pretty thirsty.
Lo observé.
- Oh, ¿No conoces a Bohnes? -Se levantó, mirándome sorprendido.- ¿Y estas generaciones? Completamente repugnante.
- ¿Puedes explicarme por qué mierda conoces a mi novia? -Levanté una ceja.
- ¿En qué me has metido, Akira Sasaki? -Se quejó entre dientes.- Bien, mejor caminemos un poco. Bajemos de aquí antes de que me tiente.
Me levanté con su ayuda y caminamos por las escaleras, hasta llegar hasta la salida. Salimos, y nos sentamos en unas banquetas de afuera. Esperé impaciente a su palabra, mientras él mordía un hot dog que había comprado en una esquina.
- ¿Me vas a exp...?
- Fuji.
Fruncí mi entrecejo.
- ¿Fuji?
Asintiendo, se apuntó a sí mismo, con la comisura de sus labios manchada de mostaza.
- Imposible. -Murmuré.
- Ojalá fuera imposible, niño. -Se rió, con la boca llena.
Intenté modular varias palabras, totalmente confundido.
- ¿Entonces dónde está Akira? -Salió lo primero que pude preguntar.
Al darme cuenta, había terminado de comer. Eruptó, acarició su abdomen por encima de su camiseta negra, y me observó.
- En un lugar mejor.
Mis ojos se llenaron de lágrimas rápidamente, tapándome la boca para no sollozar fuerte. Él me observó sorprendido y comenzó a negar, asustado.
- ¡No, no, no! No está muerta, tranquilo. -Me miró de manera extraña.- Estos niños de hoy en día...
- ¡¿Podrías decirme de una vez dónde está?! -Sollocé, con los mocos caídos, y suspiró, esta vez tomándose enserio la situación.
- Te explicaré todo cuidadosamente, Megumi. -Acarició mi espalda.- ¿Estás listo?
- ¡Por favor!
- ¡Bien, bien! -Suspiró.- No te enojes.
Quise golpearlo mil veces. Estaba desesperado.
- Mi madre... -Miró hacia abajo.- Hizo muchas cosas durante estos años, y sé que lo has notado variedades de veces.
Asentí.
- Bien. -Pasó sus manos sobre su pantalón, nervioso.- Me envió a España. Para alejarme de mi pequeña hermanita, quien supuestamente me odiaba en ese tiempo. Obviamente era falso. Mi madre lo planeó para que Akira esté sin defensa, y lo logró. No ví a Akira durante cinco largos años. En ese entonces, tenía quince.
Ví su dolor traspasar sus pupilas. Mordí mi lengua, entendiéndolo.
- Golpeó a Akira con todas sus fuerzas durante cinco años y no pude evitarlo. -Apretó sus puños.- Y ahora, esto...
- No entiendo qué ocurrió. -Sollocé.- Akira estaba en el baño...
- Lo sé. -Me acarició el hombro.- Mi madre lo hizo. Creó todo esto solamente para enloquecerte. Para que mueras y dejes de proteger a Akira. Por alguna razón... -Limpió mis lágrimas.- Nunca la dejaste sola.
- Prefiero morir antes de eso.
Me sonrió.
- Mi madre sobornó a ese psicólogo que te atendió, solamente para confundirte y hacer que llegues a esta circunstancia. -Volvió a sonreír, agitando mi cabello.- Me llevé a Akira apenas la encontré en este hospital. Y siento mucho decirte esto, pero Akira vendrá conmigo a España.
- No, Fuji... -Supliqué.- Has de todo menos eso, te lo ruego.
- Lo siento. -Mordió su labio.- Pero, Megumi...
Lo observé, limpiando mis lágrimas, me sentía tan derrotado y tan aliviado a la vez, solamente porque Akira está a salvo, sin que nadie la maltrate.
- Puedes venir con nosotros si quieres.
[...] Una semana después.
Colapsé en el suelo del baño, completamente mareado y débil.
Joder... Pensé. No debí de haber bebido tanto.
Era la despedida de Nobara, quien había encontrado una universidad a la que estudiar, en Estados Unidos. Habían organizado una fiesta enorme en su casa, y allí estaba, ahora mismo vomitando hasta mis pensamientos.
- ¿Megumi? -Apareció ella, como si creyera que era una salvación para mí, cuando no estaba consciente que yo estaba pisando la muerte.
- Lárgate.
- ¿Te sientes bien?
- ¿Lo crees?
- No.
- Entonces no preguntes.
Me levanté del suelo, y me acerqué al lavamanos, tomando agua y escupiéndola, para limpiarme la boca. Me miré al espejo, viendo que atrás estaba Dai, con un vestido rosa apretado.
Akira se vería mil veces mejor en ese horrible vestido.
Se acercó a mí, acorralándome contra la pared. Comenzó a bajar lentamente, y me quedé completamente atontado. No tenía las fuerzas como para alejarla, estaba mareado y agotado. Quería acostarme en la cama de aquella cabaña, y besar a Akira toda la noche, hasta que recordé que no podía.
Comencé a sentir una sensación extraña, y al mirar abajo, Dai estaba succionando mi miembro, mientras me observaba con lujuria. Me espanté, intenté alejarla rápidamente, y al lograrlo, me acomodé el pantalón. Estaba asqueado. Quería llorar. Me sentía sucio.
Dai quiso agarrarme, pero tomé su muñeca fuertemente.
- Vuelves a hacer algo así, y juro que voy a matarte. -Le murmuré, haciendo que me mire asustada. Salí del baño, siendo golpeado por la fuerte música. Seguía mareado, pero esta vez con asco. Necesitaba ducharme.
Me acerqué a Itadori, quien bailaba alegremente, y toqué su hombro, asustandolo.
- ¿Estás bien, Fushiguro? -Cuestionó, preocupado.
- Por favor, ayúdame. -Sollocé, siendo abrazado al instante.
- Te acompaño a casa.
[...]
- Nunca creí que ella sea capaz de hacerte eso, Fushiguro. -Se quejó, enfadado.- Perdóname por no poder evitarlo.
Negué, neutro.
- Estoy enamorado.
- ¡¿De Dai?!
- ¡No!
Me observó.
- Es de alguien más...
- Dime. -Pidió, sorprendido.
- Akira...
Abrió los ojos en grande.
- ¿Qué?
- Sí, lo sé, es tu hermanastra. -Se sorprendió aún más.- No te emociones, no logré absolutamente nada con ella.
- Akira no aparece en casa desde hace bastante. ¿De casualidad sabes algo?
- ¿Me ves con cara de saber algo?
- ¿Entonces por esto actuabas como un emo?
Emo depresivo de mierda.
- No te imaginas...
Sonrió.
- Me alegra que Akira cuente con alguien como tú. -Murmuró.- Es increíble que te hayas enamorado de ella. No creí que sea tu tipo.
- Akira es el tipo de todo el mundo. -Reí cuidadosamente.- Es imposible que alguien no la vea como la más preciosa.
- Wow. -Reímos.
- Gracias por todo, Itadori. -Le sonreí levemente.
- Siempre voy a estar para recomendarte un café con sabor a tierra, Fushiguro.
Esta vez reí fuertemente.
Que asco café.
Probablemente, aquél café, me había hecho sentir como Akira...
Insaciable.
|••••••••••••••••••••••••••••••••••••••|
¡Buenas noches a todos mis fieles lectores!
¿Cómo han estado?
Me emociona traerles este capítulo después de tanto tiempo. Disculpen la demora, y espero que les guste tanto como a mí.
Me gustaría leer todos sus comentarios y reacciones. Gracias por esperar, nos vemos con una sorpresita dentro de poco. ¡Los amo!
-megumiwife.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top