1 2


"Presente"

20:57 p.m

Esto es vergonzoso.《

20:57 p.m

》Espérame dos segundos.
20:57 p.m

Fruncí el ceño.

¿No le había gustado la foto?

¿Quizás era muy poco para ella?

¿Salí mal? ¿No le gustó la pose?

Mordí mi labio, dudoso e inseguro ante mi decisión, hasta que escuché unos pequeños golpes en mi ventana.

Me asusté, no podía mentir, pero la ventana se abrió, dejándome ver a la pelinegra con un cigarro en sus labios.

Llevaba una falda negra, y una camiseta apretada de color azul. Descalza, y eso me había llamado la atención.

Se acercó a mí, pasando su mano por mi hombro lentamente. Sintiéndose frío y suave al mismo tiempo.

- ¿Tienes frío? -Murmuré, a medida que sentía sus manos viajar por mi espalda, lentamente.

Asintió, y tomé su mano para llevarla a la cama. La cubrí con las mantas, y me recosté luego de dejarla cómoda.

- Tu foto salió bien -Murmuró, teniendome en frente. La manta nos rodeaba a ambos, y como la cama era de una persona, ambos estábamos bastante apretados- ¿Quieres que vaya a dormir al suelo?

Negué, y suspiré tranquilamente.

- Tengo miedo -Le murmuré, obteniendo una mirada sorprendida por parte de la pelinegra- Akira...

- ¿Si? -Respondió, esperando.

- Quiero algo.

Akira rió lentamente. La habitación estaba en total silencio, con una tenue luz de una lámpara sobre mi mesa de dormir. Pasé mi mano por su hombro, teniendo miedo de lo que estaba haciendo, o miedo de lastimarla. Vi cómo ella hacía una mueca, y supe que estaba herida.

- ¿Quién te hace las heridas? -Murmuré. Sus ojos se dirigieron directamente a los míos. Y por primera vez no me había puesto nervioso por eso.

Suspiró, recostándose de forma horizontal, mirando hacia el techo.

- He tenido problemas con mi madre toda mi vida -Dijo- Me ha golpeado, lastimado, y hecho la vida jodidamente difícil.

Hizo una mueca.

- Me golpea para sentirse mejor consigo misma -Se rió, como si estuviera forzada a hacerlo- Mi sueño es irme de esa casa.

- ¿No tienes a algún familiar que te ayude con esa decisión? -Cuestioné, pensativo ante su confesión.

- Tenía -Suspiró- Pero es una larga historia.

Se sentó a medias en la cama, mirando a la nada.

- Me haces acordar a esa persona, ¿Sabes? -Murmuró, para luego mirarme, con una sonrisa bastante falsa- Tenía el cabello negro al igual que tú. Y su pésimo mal humor de todos los días es una réplica del tuyo.

Rió.

- ¿Akira? -Murmuré, miedoso ante su enfado repentino.

- Sigue siendo una mierda -Se sentó por completo en la cama, quitándose la camiseta. Abrí los ojos sorprendidos- ¿Ves todas estas jodidas marcas?

Sus brazos estaban cubiertos de marcas moradas. Su abdomen estaba rodeado por una venda blanca.

- Todo esto sucedió por su culpa -Agarró sus cabellos con fuerza- Todo, todo ocurrió cuando él se fue. ¿Para qué? ¿Para tener una buena vida? ¿Para "ser feliz"?

Negó.

- Él me dejó sola -Murmuró, y vi cómo su respiración se aceleraba. La tomé de los hombros y la sacudí, intentando que ella vuelva a estar consciente. Me observó- ¿Qué era lo que querías hace un momento?

- Quiero besarte.

Quedamos en completo silencio, mirándonos fijamente a los ojos, y finalmente relamió sus labios.

- ¿Qué te detiene?

Abrí mis ojos, sorprendido ante su comentario.

- Yo... -Tragué saliva- No sé hacerlo.

Akira sonrió de lado, dándome un escalofrío. Aún seguía sin camiseta, y ella tampoco tenía algo en la parte superior, únicamente su sostén negro, y su piel pálida, con varios moretones que me llegaban a doler a mí.

Subió su mano, y la acercó a mi mejilla, subiendo y bajando sus dedos, dándome suaves caricias.

Mordió su labio, aún con aquella sonrisa.

- Inténtalo.

Me acerqué a la pelinegra. Y pasé mi mano por su nuca, intentando acercarla más.

Esto hacían en las películas, ¿Cierto?

- Vamos -Murmuró- Hazlo.

- Dai me robó mi primer beso.

Akira se separó, desconcertada ante mi comentario y salió de la cama. Me levanté para intentar tomar su brazo, pero ella se alejó bruscamente.

- Akira... -Le murmuré, algo dolido por su actitud.

- Tengo que irme -Dijo- No debí de haber venido. Lo siento.

Y así, bajó el balcón, y desapareció. Un fuerte nudo en mi garganta apareció, y me arrepentí de haber aceptado a Dai desde un principio.

Todo hubiera salido mejor si ella no hubiera aparecido.

Bajé mi cuerpo hacia el suelo, y me senté, recostando mi espalda sobre el costado de mi cama. Observé el colchón, y vi su camiseta allí.

¡¿Se fue con simplemente su sostén?!

Me coloqué rápido un calzado cualquiera, mi camiseta, y un abrigo. Por último tomé su camiseta, y me acerqué al balcón.

- Lo siento, mamá, pero tengo que hacerlo.

Salté del balcón, y sin ningún problema seguí corriendo.

¿En cuál calle vivía? ¿Alguna vez me dijo el color de su casa?

Negué, percatandome de que Akira jamás me habló de su vida. Seguí caminando lo más rápido posible, hasta que la vi entrar. Se abrazaba a sí misma, bastante irritada, y tocó el timbre de una casa.

Hice el intento de acercarme, pero vi cómo ella entró a la casa rápidamente, y una señora se acercó a mirar. Tenía una copa en una mano, y parecía ebria, pero no quise tomarle importancia.

En cuanto la señora se adentró, me acerqué a tocar el timbre y esperé.

Un señor, delgado, de cabello rosado y unos lentes, me atendió con una sonrisa y al mismo tiempo con una nota de confusión.

- ¿Puedo ayudarte con algo, niño? -Me sonrió.

- Oh, sí. Vengo a dejarle esto a Akira -Estiré la camiseta a sus manos, y él la miró con curiosidad.

- ¿Eres el novio de Akira o algo?

Me sonrojé de inmediato, y negué mil veces, intentando articular alguna palabra.

- No, no, eh...

- ¡Hola! -Apareció la señora. Tenía un gran parecido a Akira, y de pronto me arrepentí de haberme acercado a esta casa- Oh, eres bastante apuesto. ¿A qué vienes?

Se reía tontamente, y me sentí bastante incómodo al estar en esta situación.

- Ignorala, joven -Dijo el señor, y me tomó del brazo- Pasa, hace frío y puedo hacerte un chocolate caliente para que entres en calor.

Comencé a negar repetidamente, pero ya había entrado.

La casa era bastante antigua. Ordenada y limpia. Con un suave aroma a rosas, y al mismo tiempo olía fuertemente a la colonia de Akira.

- Soy Jin, ¿Cómo te llamas tú? -Sonrió el señor, empujando levemente mi espalda hacia delante, y estiró una silla para poder sentarme. Obedecí y me senté.

- Me llamo Fushiguro, es un gusto -Murmuré, y me miró bastante sorprendido.

- ¡Oh, eres hijo de Toji! -Se rió- Eres muy parecido a él. Ya decía yo que me parecías conocido.

- Usted me parece muy parecido, ¿Puedo saber si tiene algún hijo? -Intenté sonar lo menos nervioso posible.

- Oh, tengo dos hijos. Yuuji y Ryomen -Se rió- Deben de estar arriba.

Abrí mis ojos, sorprendido.

¿Estaba conociendo a los padres de Itadori, en la casa de Akira?

No entendía absolutamente nada.

- Puedes ir a buscar a Akira si quieres. Voy a calentar agua para hacer tu chocolate caliente.

- ¿A dónde voy? -Murmuré.

- Sube las escaleras. No es importante que te diga cuál habitación es la de Akira. Te percatarás al instante -Dijo y asentí.

Ojalá no me pierda o entre en un lugar prohibido por su culpa.

Me levanté y comencé a caminar hacia las escaleras. Me encontré con un pasillo, con cinco habitaciones. Uno tenía nubes y perritos en la puerta, otro tenía la frase "Conoce tu lugar, ser miserable" y creí que esa puerta daba hacia la habitación de Akira, pero luego me encontré con otra habitación. Habían dibujos hechos por un niño pequeño, o quizás una niña.

Eran varios. Pero todos decían "Hermanito" con letra desprolija.

Decidí entrar en esa habitación, por simplemente curiosidad, pero al poner la mano en el picaporte, otra mano se colocó encima de la mía, evitándolo.

- ¿Qué mierda haces aquí?

Parecía irritada. Tan irritada que daba miedo.

- ¿Esta es tu habitación? -Murmuré.

- No.

- ¿Y entonces de quién es?

- ¿Acaso te importa?

- ¿Sabes qué? ¡Sí! Sí me importa toda esta mierda. ¡Apenas me entero que Yuuji y Ryomen viven aquí! ¡En tu jodida casa! Apenas me entero que tienes casa en primer lugar. ¡¿Y piensas que es normal?!

Se cruzó de brazos. Ahora ambos nos estábamos mirando.

- No te importa mi vida.

- Sí me importa.

- Entonces que te deje de importar, porque no te contaré nada -Quiso retirarse, pero la tomé del brazo- Quítate.

Volvía aquella Akira que yo había conocido. Pero llegué a preguntarme...¿Esta es la real Akira? ¿O la real Akira era la que estaba recostada en mi cama quejándose de una persona cuyo nombre no sabía?

- Akira...

- ¿Hola?

Miramos hacia atrás, encontrándonos a Ryomen subiendo las escaleras con un vaso de agua. Se veía confundido.

- ¿Fushiguro Megumi? ¿Qué haces aquí? -Dijo.

- Oye, deja de decirle Megumi -Akira se quejó.

- Como digas. ¿Me vas a responder?

- Vine a dejarle algo a Akira, pero ya me estoy retirando -Dije, y me alejé de Akira, bajando las escaleras.

- ¡Hey, tú, erizo en forma de humano!

Volteé a mirar y me encontré con la madre de Akira.

- Te quedarás a cenar.

[...]

Y allí estaba. Sentado en la mesa con personas que desconocía, pero al menos estaba Akira. De mal humor, pero ahí estaba.

- Cuéntame, ¿Qué quieres estudiar? -Me preguntó la madre de Akira, aún con bastante alcohol en su cuerpo.

- Tendrá más futuro que tú, eso te lo aseguro -Dijo Akira, llevándose una cucharada de fideos a la boca.

- Akira... -Dijo Ryomen, que también estaba presente allí.

- ¿Qué? -Akira fingió inocencia- ¿No quieren que diga la verdad?

- Mocosa...

Observé a la señora, preparado para defender a Akira de cualquier cosa.

- Tú no tendrás futuro. Estarás muerta -Se rió tontamente, bebiendo de su copa- Al igual que tu estúpido hermano.

Akira se levantó.

- Él no está muerto -Dijo, acercándose a ella, bastante enfadada.

Hasta a mí me llegó el miedo que producía Akira con solo una mirada.

- ¿Quieres creer eso? Créelo -Tuvo un hipo, y suspiró- Fuji está muerto, entiendelo.

Akira tomó una silla con sus manos, y quiso lanzarla hacia su madre, pero en el momento exacto me levanté e intervine. La silla cayó al suelo, cerca de la madre de Akira pero no llegó a tocarla.

- ¿Qué intentabas hacer? -Preguntó la señora, fingiendo sorpresa. De un segundo a otro, Akira estaba en el suelo, quejándose. Quiso sentarse, pero fue golpeada con una patada por parte de la mayor- Levántate. Quiero verte levantarte.

Subió su mano, y antes de que la baje, la tomé de la muñeca.

- Vuelve a tocarla y la que estará en el suelo será usted.

Akira se sentó en el suelo, e intentó levantarse. Yo solté delicadamente la muñeca de la mayor, y esta fue tomada en brazos por Jin.

Ahora que me percataba, Yuuji y Ryomen eran una réplica de Jin.

- Vamos, Megumi -Me dijo Akira, y se acercó a tomarme de la mano. Abrió la puerta y salimos.

- Sigues sin estar abrigada -Murmuré, enfadado. Me alejé de su mano, haciendo que se detuviera, y me quité el abrigo. Finalmente se lo coloqué y ella suspiró.

- ¿Por qué permitiste que ella te robara el beso? -Preguntó. Negué varias veces.

- Mira, Dai apareció en mi habitación y comenzó a confesarse -Jugué con mis dedos. Poco a poco nos alejábamos de la casa de Akira, y eso me tranquilizaba- De pronto se me acercó y me besó.

- ¿Movió los labios? -Preguntó, con una nota de cansancio.

Negué.

- No lo permití, en un segundo ya la había echado.

Estábamos cruzando por un oscuro bosque. No me daba miedo, pero me ponía nervioso saber que Akira al estar descalza podría lastimarse.

- ¡Mierda! -Akira cayó al suelo, y al estar tomada de mi mano, casi caigo también yo. Vi cómo tomó su pie y se retorció de dolor. Me puse de cuclillas ante ella, y revisé su pie, viendo cómo la sangre se deslizaba por su pálida piel- Es sangre, es sangre, ¡Mierda! ¡Es sangre!

La veía respirar bastante acelerado, y comenzó a llorar sin explicación. Tomé su pie para detener la hemorragia, sin importarme la cantidad de sangre que ensució mis manos.

- ¡Hey, hey, hey! No pasa nada -Obtuve una mirada preocupada por parte de ella- Mira, detuve la sangre. ¿Ves? No hay más sangre.

Akira seguía llorando como una niña pequeña, y me había puesto bastante nervioso. ¡La grosera Akira estaba frente mío llorando!

- No llores, ya está.

Recordé que aún tenía su camiseta en mi bolsillo del abrigo. La tomé, e hice un nudo con ella sobre el pie de Akira. Tenía que parar la hemorragia antes de que vaya a peor.

De repente ella quedó en completo silencio.

- Él se desangró.

------------------------------------
¡Hola, buenos días a todos! ¿Qué tal va su día?

Gracias por leer ♥.

-megumiwife

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top