0 9
Akira p.o.v
Cuatro años atrás
- ¿Akira?
- Akira, ¿Me estás oyendo?
La observé, con bastante desagrado y molestia.
- ¿Cómo te sientes?
Observé la clínica, viendo las cortinas, el color de la pared, y detalles que realmente no importaban.
- No lo sé.
- ¿Cuántos años tienes?
- ¿Qué te importa?
- Akira, ¿Hace cuánto que no ves a Fuji?
¿Realmente era necesario cuestionarme eso? Son profesionales. Saben absolutamente todo.
- Akira...
- No te importa.
- Sé que no lo ves hace un año ya. ¿Te gustan mis sesiones?
- No.
- Bueno, creo que es suficiente. Ya puedes retirarte, Akira, ten lindo día.
Me levanté de mi asiento, como ya tenía costumbre, y robé un dulce de su pequeño frasco de vidrio, finalmente me retiré con el dulce en la boca. Al salir, invitaron a mamá a pasar, y ella, mirándome con tanto enfado, entró. Me senté de espaldas a la puerta, intentando oír algo de lo que estaban hablando.
- Puedo diagnosticarla con depresión. Separarse de su hermano no ha sido algo fácil. Y más si...
No pude oír bien, y tuve que acercar mi oído a la madera.
- ¿Mi hija tiene depresión?
- Sí, y como usted me ha contado, también puede que tenga ataques de ansiedad. Por ahora lo que podremos realizar serán sesiones más seguidas, quizás unas tres sesiones por semana, y no dejarla sola. Si esto empeora, pasará a ser revisada en un psiquiátrico.
- ¡¿Un psiquiátrico?!
- Si Akira vuelve a intentarlo, será la única solución.
Suspiré, levantándome del suelo y sentándome en uno de los asientos de espera. A lo lejos, pude ver a un chico pelinegro. Quizás de mi misma edad, no lo sabía con exactitud. Su ropa era negra, y su cabello daba aspecto de recién haberse despertado. Se encontraba solo, no había nadie que lo supervisara, así que, tan aburrida estaba, que caminé hacia esos asientos. Me senté a su lado, obteniendo una mirada con el ceño fruncido por su parte.
- Soy Akira. ¿Acaso eres un emo depresivo de mierda?
Megumi p.o.v
Quizás era por el almuerzo de ese día. O quizás no haber comido nada, pero me encontraba vomitando en el retrete, teniendo a Akira acariciando mi espalda.
- Me voy a morir -Murmuré, para luego volver a vomitar.
- ¿Eso no te causa felicidad, acaso?
- No, claro que no.
No era una linda muerte, sin duda no lo era. La mano de Akira lograba calmarme, un poco, pero lo intentaba. Sentía mi cuerpo volverse débil, me sentía tan mal, y a la vez tan caliente. No entendía qué era lo que me ocurría, pero lo detestaba.
- Eres tan idiota, Megumi -Me dijo, y como si fuera algo normal, asentí ante su insulto- ¿Acaso no viste cuando echaron la droga?
- ¿Droga? -Alcancé a cuestionar.
Golpeó su frente, y se acercó a mí, me levantó, y me llevó al lavamanos. Limpió mi boca y mojó mi rostro.
- ¿Dónde está Itadori?
- En la pista.
- Lo buscaré.
Y así, desapareció. Creo que ya me empezaba a acostumbrar a eso.
Me senté en el frío suelo del baño, bastante cansado. Recosté mi cabeza en la pared, y suspiré.
No me había percatado de que me había quedado dormido, hasta que Itadori me sacudió con fuerza.
- ¡Joder, Fushiguro! ¡Casi me cago del susto! -Me abrazó con fuerza, como si me hubiera muerto y por arte de magia pude reencarnar en otra persona totalmente similar a mí.
No sé qué mierda estoy diciendo.
- Ayúdame o te golpearé -Murmuré, y él me levantó como si pesara menos que una pluma. Involuntariamente me acurruqué en sus brazos, al menos para así obtener alguna tranquilidad.
[...]
Me desperté, en mis sábanas azules, y con un sabor horrible en la boca.
- Joder...
Me levanté, me di una ducha, y miré el reloj.
7:54 a.m
Demonios...
No asistiré hoy...
Me vestí, y me recosté de nuevo en la cama. Pero la castaña de Tsumiki apareció.
- Tenía miedo de entrar en un momento equivocado, y dudé varios minutos. Por suerte no estás desnudo...o en condiciones extrañas. ¿Cómo estuvo la fiesta ayer? Cuéntame. ¿Alguna chica nueva? ¿O ya oficializaste con Sasaki? -Sonrió con fuerzas y se sentó en el borde de mi cama.
- ¿Oficializar con Akira? ¿De qué hablas? -Murmuré.
- ¡Ja, solo respondiste lo de Sasaki!
Balbuceé algunos insultos, procurando que no me escuche. En verdad se pone insoportable si me oye decir un insulto.
- Me he dado cuenta que permites que ella te llame Megumi.
- No tengo idea de cómo se enteró de mi nombre real. Siempre me llaman de Fushiguro -Me senté en la cama, al ver de que no tenía intenciones de retirarse.
- Quizás estuvo investigando -Hizo una mueca.
- ¿Por dónde? No creo que Kugisaki o Itadori hayan comentado mi nombre real -Me crucé de brazos, irritado.
Recuerdo a la profesora diciéndome "¿Cómo lleva su relación con sus hermanastros?"
- Creo que tiene hermanastros.
- ¿Conoces a alguno? -Jugó con su coleta.
- No...
- Bueno, tarde o temprano, te enterarás -Sonrió y se colocó de pie en la entrada de mi puerta- Baja, he hecho el desayuno.
Asentí, y se retiró, bastante satisfecha con mi respuesta.
[...]
Me encontraba mirando algún que otro programa de televisión, sentado en una silla, con una taza de café calentando mis manos, cuando la puerta se abrió de repente.
Realmente me había asustado. Tsumiki se había ido a su universidad, papá debía de estar trabajando, y mi madrastra también. Estaba totalmente solo, y los tres iban a volver a media noche.
- ¡Hey, emo depresivo de mierda!
Suspiré con pesadez.
- ¿Si?
Apareció en la puerta. Supe al instante que había sido ella quien había golpeado esta misma.
- No te vi en la entrada del colegio. Pensé que habías muerto.
Realmente creía que Akira había muerto, no apareció en ningún momento luego de la fiesta. No recordaba mucho, a excepción de algún que otro insulto por parte de Akira, pero nada importante.
- Ojalá -Le respondí y recosté mi cabeza sobre la mesa. De inmediato sentí un golpe en la nuca, y me levanté, enfadado- ¿Vienes a mi casa solo a joder?
- ¿A quién se le ocurrió darme su dirección? A ti, te lo recuerdo por si te olvidas -Se sentó en una silla a mi lado, y me volví a sentar.
Ella estaba en lo correcto. Yo la había dejado pasar en cuanto estaba drogada.
¿Pero quién iba a pensar que ella iba a venir todos los días?
- ¿Sabes? Me recuerdas a alguien -Murmuró, como si lo hubiera dicho tan espontáneo y se hubiera arrepentido.
- ¿A quién? -Le pregunté, mirándola. Se quedó observándome cerca de cinco minutos completos. No supe el por qué, pero en ningún momento me sentí incómodo con eso. Su mirada se apagaba cada vez más, y me estaba comenzando a preocupar, pero le permití que siguiera en lo suyo.
- A alguien -Murmuró- Nadie importante...
Sacó un cigarro extraño de su bolsillo, y lo prendió. Inmediatamente un olor horrendo me golpeó las fosas nasales, y comencé a toser.
- ¿Eso qué es? ¿Mierda de gato? -No podía parar de toser ante tal mal olor. Era espantoso.
Akira se rió levemente, sin ganas y sin burlas.
- Es un porro* -Lo estiró hacia mí y negué más de cien veces- No es para tanto. Vamos, pruebalo.
- ¿No es un cigarro normal, cierto? -Murmuré, aún teniendo asco de aquél humo.
- ¿Quieres probar un cigarro normal? -Cuestionó.
Dudé. En verdad me daba curiosidad qué era lo que les gustaba del cigarro a todo el mundo. Y asentí, completamente asustado de algo nuevo.
Sacó un cigarro de su bolsillo (no entendía cómo tenía tantos) y me lo tendió en la mano. Lo encendí con el mechero de mi padre, y lo observé fijamente.
- Si no lo fumas entero, me das un beso.
Idiota.
-----------------------------
N/A: *Porro: es un cigarro hecho a mano con marihuana dentro.
-megumiwife
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top