1. NATALIS
ADVERTENCIA DE CONTENIDO: Pues, para que les advierto si igual lo leen, igualadxs. Pero bueno, es mi deber. Esta historia tendrá contenido sangriento, gráfico, perturbador, entre otras cosas que no puedo decir porque seria spoiler. Así que si eres un lectxr sensible a este tipo de contenido, por favor, no leas o sáltate cualquier parte que te incomode o sea un detonante para ti. Lo menos que quiero es detonar traumas o incomodar al lectxr de mala forma. Bueno, SE LES DIJO.
—¡Feliz cumpleaños a mí!
Me felicité, sentada frente a la mesa donde yacían unas cuantas donas con una velita para celebrar mi cumpleaños número veintiuno. La lámpara de mi cocina apenas iluminaba el lugar, se habían quemado dos bombillos de tres y la administración del edificio no se había dignado a cambiarlos. Suspiré porque probablemente me veía patética, era el primer cumpleaños que pasaba sola. El año pasado, él había estado a mi lado. Aparté ese pensamiento porque no quería terminar aún más deprimida.
Tomé una de las donas rellenas de chocolate —mi favorita— y me lamí los labios antes de proceder a devorarla lentamente, saboreando cada pedazo.
La luz parpadeó y ojeé el último bombillo que quedaba con vida. Su luz amarillenta no servía de mucho, sin embargo, cualquier cosa era mejor que oscuridad absoluta. Vi una mosca posarse sobre el bombillo y ladeé mi cabeza, ¿por dónde se había metido? Le eché un vistazo a la ventana de la cocina para encontrarla cerrada por completo. Casi nunca abría las ventanas porque los ruidos de la ciudad en esta zona eran insoportables: sirenas policiales y autos todo el tiempo.
Hundí los dientes en la siguiente dona y el relleno de chocolate se escurrió dentro y fuera de mi boca, cerré los ojos disfrutando su dulzura y su textura. Cuando los abrí, la luz parpadeó otra vez y la mosca cayó al suelo sin vida. Arrugué mis cejas, ¿qué...?
Golpes descontrolados contra la puerta de mi apartamento me hicieron brincar en sorpresa. Miré el reloj en la pared de la cocina, ya estaba pasada la medianoche, los golpes continuaron y me puse de pie.
—¡Ángeles! —Esa voz... la reconocí de inmediato así que me apresuré hacia la puerta—¡Angeles! —Abrí cada cerradura tan rápido como pude, y cuando abrí la puerta, ahí estaba Raven, mi hermana mayor, su apariencia me dejó sin palabras por un segundo.
Raven era un desastre, su cabello castaño, usualmente liso y brillante, tenía nudos y colgaba precariamente en una cola alta casi deshecha. Sus ojos estaban hinchados y rojos como si hubiera estado llorando por horas. Un moretón prominente invadía su mejilla izquierda. Su vestimenta era un caos, llevaba un vestido azul manchado con un líquido oscuro ¿eso era sangre? Mis ojos bajaron a sus pies, no tenía zapatos. Y afuera, estaba helado.
—¡Qué diablos, Raven! —exclamé—. ¿Qué pasó? ¿Estás bien? —Raven no dijo ni una palabra. Ella se apresuró dentro, empujándome a un lado y se giró para cerrar la puerta con seguro, sus manos temblaban y noté que algunas de sus uñas estaban rotas y tenían rastros de sangre—¿Raven?
—Él viene —susurró tan bajito que casi no la escuché.
—¿Él? ¿De quién estás hablando? —Sus ojos me evitaban.
—Él ya viene, tengo que esconderme, Ángeles —su voz se rompió ligeramente, y yo intenté mantener la calma porque alterarme no iba a ayudarnos en nada.
—¿Quién? ¿De quién hablas? ¿De la persona que te hizo esto? —Ella ignoró mis preguntas, y se fue a mi habitación, yo la seguí.
—¿Tienes agua bendita, Ángeles?
—¿Agua bendita? No, ¿por qué tendría—
—¿Un crucifijo? —preguntó frenéticamente buscando alrededor de mi cuarto, volviéndolo un desastre en segundos.
—¡Raven! —La agarré de los hombros. —Mírame, Raven —ordené preocupada. No sabía qué era lo que estaba mal con mi hermana, pero no era ella misma. Los ojos de Raven se encontraron con los míos por un momento—. Raven, ¿qué está pasando?
—No te puedo decir—dijo, su labio inferior temblaba. Entonces me di cuenta de que no había dejado de llorar desde que entró a mi departamento—. Lo siento...— sostuve su cara entre mis manos.
—Raven, lo que sea que está pasando, puedo ayudarte. Por favor... déjame ayudarte. —Le ofrecí honestamente. Raven era todo lo que yo tenía, pasamos nuestra infancia en un orfanato, y lo demás en hogares temporales donde vivimos lo peor del sistema, pero eso nunca la detuvo, ella siempre me cuidó. Al cumplir 18, ella empezó a trabajar para ahorrar dinero y responsabilizarse por mí para que pudiéramos salir del sistema. Cuando lo dejamos, ella tuvo varios trabajos para mantenerme y mandarme a la escuela. Todo lo que yo era se lo debía a ella. Ella fue mi madre, mi padre y mi hermana, todo al mismo tiempo.
—No me puedes ayudar, Ángeles. Es demasiado tarde. Él ya viene —Su voz sonaba ronca, probablemente por haber llorado tanto. Necesitaba hacer algo para poder calmarla.
—Raven —hablé suavemente y le acaricié la mejilla que no estaba lastimada—. Estoy aquí, y no dejaré que nada te pase, ¿tú y yo contra del mundo, recuerdas? —Los ojos de Raven empezaron a llenarse de más lágrimas. Me rompía el corazón verla tan triste, tan asustada. Ella siempre había sido la más fuerte de las dos, pero iba a ser fuerte por ella si eso era lo que ella necesitaba. Haría todo por ella.
—Él no descansará hasta encontrarme —esa fue su única explicación mientras bajaba la mirada, entonces, me empujó y continuó su búsqueda frenética—. Necesitamos un crucifijo—exhaló desesperada.
—¿De qué hablas? —Sus palabras no tenían sentido— ¿Raven? —La llamé, ya no me escuchaba. Toqué su hombro y ella me bofeteó la mano.
—¡Un crucifijo! ¡Necesitamos uno ahora! ¡¿No puedes entenderlo?!— me congelé por un momento. La frustración y desesperación en su expresión eran claras. Raven nunca me había gritado antes, ni siquiera tuvimos peleas tontas cuando éramos niñas. Algo muy malo estaba pasando.
—Raven, creo que debemos llevarte al hospital, estás herida, tú—
—¡No! ¡No! Por favor, no, Ángeles. No me hagas salir de nuevo, por favor —suplicó. —Solo necesito un crucifijo.
—De acuerdo, solo respira, —dije mientras caminaba hacia el closet. Me agaché para agarrar un pequeño crucifijo que había colocado dentro de una caja. Un compañero de trabajo me lo dio como regalo, el crucifijo era negro con pequeñas piedras de diferentes colores alrededor. Era hermoso. Raven me lo arrancó de la mano. Ella sonrió y abrazó el objeto, aunque me doliera admitirlo, mi hermana mayor, Raven Fairwell, lucía como una loca en esos momentos.
—¿Raven? —definitivamente ella no estaba escuchando.
Ella se lanzó sobre mi cama y sin dejar de abrazar el crucifijo, se durmió. La cubrí con mis mantas, no iba a mentir, estaba confundida y un mar de preguntas me rondaban la cabeza, pero Raven lucía tan agotada. Quizás, solo necesitaba dormir un poco, al día siguiente ella tendría tiempo de sobra para explicarme que había pasado.
Salí de la habitación con cuidado de no despertarla. Volví a la cocina y me pasé los dedos por el cabello, ¿qué fue todo eso? Todo parecía tan extraño. Raven vivía del otro lado de la ciudad, ¿cómo terminó aquí y de esa forma? Recordé el moretón en su mejilla. ¿Quién le hizo eso? ¿Agua bendita? ¿Crucifijo? Ella también mencionó a alguien, como si ella estuviera huyendo de alguien, pero ¿quién?
La luz parpadeó y la ojeé con curiosidad, había más moscas y entrecerré los ojos porque volvieron a caer al suelo sin vida, ¿se estaban quemando con el bombillo? Entonces, ¿por qué se acercaban? Supuse que no sabían que todo lo que brillaba no siempre era símbolo de bondad. Además, ¿por donde diablos estaban entrando?
Abrí la llave del lavaplatos para lavarme las manos cuando escuché un suave golpe en la puerta, fue tan leve que pensé que me lo imaginé, pero lo escuché otra vez así que cerré la llave para prestar atención. Me paralicé por unos segundos porque los golpes contra la puerta se volvieron más audibles y rápidos como si estuvieran perdiendo la paciencia. Emergí de la cocina al pasillo principal y quedé a una distancia de la puerta. Se me aceleró el corazón y apreté las manos a mis costados. El miedo corrió por mis venas con libertad. Sabía que la persona que estaba del otro lado de la puerta no era buena.
<<Él ya viene>>.
Las palabras de Raven me hicieron eco en la cabeza, ¿y si la persona que estaba detrás de la puerta era la que le había hecho daño? ¿La que la había dejado en ese estado? De pronto, los golpes en la puerta pararon y el silencio reinó en el apartamento. Bajé la mirada a la apertura entre la puerta y el piso, la luz del pasillo del edificio contrastaba con una sombra. Había alguien ahí.
—Sé que estás ahí adentro, —susurró una voz masculina al otro lado de la puerta—. Puedo sentir tu miedo, humana —dijo la última palabra de forma despectiva, y yo estaba demasiado perpleja para responder—. Abre la puerta —él suavizó su tono como si quisiera persuadirme y yo tragué con dificultad, intentando mantenerme calmada.
—No.
—No lo hagas más difícil, Ángeles —La forma en la que dijo mi nombre me dio escalofríos.
—No abriré la puerta.
Di un paso atrás, echándole un vistazo a la cocina, había un cuchillo en la mesa. Lo necesitaba, si ese hombre trataba de entrar, me defendería. Le escuché suspirar profundamente.
—Solo abre la puerta, no voy a hacerte daño, —él prometió como si yo fuera a creerle.
—Si no te vas, llamaré a la policía —lo escuché reír, ¿no se estaba tomando en serio mis palabras? —Juro que lo haré.
—Hazlo —Su falta de preocupación me confundió aún más hasta que habló de nuevo—Pero te atraparé antes de que puedas llegar al teléfono.
—No puedes hacerme nada, hay una puerta que me protege y te mantiene fuera.
—¿De verdad crees eso, Ángeles? —Su tono se volvió frío, tragué sintiendo la garganta seca; el corazón ya se me iba a salir del pecho. Necesitaba calmarme, él no podía entrar— ¿Tus ventanas están cerradas?
¿Por qué hablaba tan calmado cuando estaba amenazando con entrar? Siempre mantenía las ventanas cerradas. Además, estábamos en el quinto piso, no había forma en la que él pudiera escalar hasta mis ventanas, era imposible, me volteé lista para ir a la sala a llamar a la policía.
—No te muevas, —ordenó—. No me provoques.
—Vete al infierno.
Me apresuré a la sala, vi el teléfono en la mesa al lado del sofá, unos pasos más y podría tenerlo en mis manos. Las luces de todo el apartamento comenzaron a parpadear rápidamente y se apagaron de golpe, dejándome en oscuridad absoluta. Mi respiración ya era un desastre. Comencé a palpar el sofá y la mesa para encontrar el teléfono cuando lo escuché.
El ruido venía las puertas transparentes del balcón, sonaba como si algo afilado se estuviese arrastrando por el vidrio. Temblando, me giré hacia el balcón y ahogué un chillido al ver una figura oscura allí, era como si estuviera hecha de sombras, sin facciones, sin forma exacta. No podía moverme, mis extremidades se entumecieron.
<<Esto no es posible>>.
—Esto no es real...—susurré y luché por reaccionar.
Una mano pálida emergió de esa figura oscura, uñas largas se arrastraron hacia un lado contra el vidrio, produciendo un chirrido que me puso la piel de gallina. Necesitaba moverme, lágrimas de miedo me nublaron la visión y cuando parpadeé, el balcón estaba vacío, ¿qué? ¿lo imaginé? Entonces, sentí una respiración en la parte de atrás de mi cuello. Dejé de respirar.
—Ángeles...—murmuró en mi oído y grité con tanta fuerza que cerré los ojos y me moví hacia adelante, mi rodilla estrellándose contra la mesita al lado de sofá y caí arrodillada, pero no dudé en girarme para enfrentar lo que sea que estuviera frente a mí, sin embargo, no había nada.
Oscuridad y silencio.
Las luces volvieron como si nada, y yo estaba sollozando abiertamente. Todo mi cuerpo se estremecía en espasmos incontrolables. No tenía ni idea de que acababa de pasar, así que intenté respirar para calmarme. Una respiración, otra y así sucesivamente hasta que cogí el teléfono y llamé al 911 para empezar a explicar la situación.
Les conté lo que podía sonar creíble: mi hermana llegando como si hubiera sido atacada, la persona en la puerta, etc. No mencioné lo del balcón porque sonaría como una loca. La mujer en la línea de emergencia me pidió que fuera a revisar a mi hermana, a ver si tenía heridas muy profundas y si necesitaría enviar una ambulancia junto con la policía. Con el celular al oído, abrí la puerta de mi habitación y me paré en seco.
—No, no, no.
—¿Señorita Fairwell? ¿Pasa algo? —la mujer en la línea preguntó.
—Mi hermana... ya no está.
La cama estaba vacía, y había un punto negro en el lugar donde ella había estado acostada, me acerqué y me puse la mano sobre la boca para ahogar un jadeo de miedo: El crucifijo se había pulverizado, era solo polvo.
¿Qué carajos estaba pasando?
✝ ✝ ✝ ✝ ✝✝✝✝✝✝✝✝✝
Nota de la autora: Bienvenidos a Sábados de Insania. Espero que disfruten esta historia, creo que es la historia más oscura que he escrito JAJA y bueno para responder algunas preguntas y curiosidades que he visto sobre esto, se las respondo aquí abajo:
¿Insania es la versión en español de tu libro en ingles Sweet Madness?
Si y no, lol. Es una versión mejorada y bastante diferente de Sweet Madness.escribí Sweet Madness en el 2012, hace... 9 años así que definitivamente, esta versión será mucho mejor y muchas cosas cambiaran para bien. Es más recuerdo que apresure mucho el final de Sweet Madness en aquel tiempo porque no me quedaba tiempo para meterla a los Wattys 2012 así que siento que ni siquiera le di el final que merecía.
Por cierto, Sweet Madness ganó el Watty en la categoría de terror del 2012. Awww! Ganarme ese premio en una historia en inglés de terror cuando habían muchísimas escritas por hablantes nativos del idioma ayudó mucho a que la pequeña Arianita creyera en si misma.
¿Insania tendrá romance oscuro al estilo Heist?
No se hagan, que bastante vi que preguntaban eso, igualadxs. El género principal de Insania es terror y siempre será terror al igual que el de Heist era misterio. Sin embargo, Insania también carga con un toque oscuro y retorcido de romance, no será lo principal, pero si tendrá un poco. Entre la sangre y los huesos, una pizca, jajajaja.
Creo que esas eran las principales preguntas que tenían al empezar la historia. Si tienen alguna otra que no requiera dar spoilers me dicen.
Aquí el maravilloso mini-trailer de Heartstoriedit
https://youtu.be/bZAJdSwxvyg
Ariana G.
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