Algo usado
Jugueteaba con mi pelo rojizo entre mis dedos, mientras contemplaba con dedicación cada detalle del maquillaje y del vestido. Todo debía estar perfecto.
Observaba que no hubiera ni una mancha, ni una sola arruga en el hermoso vestido de novia que llevaba puesto. Debía estar impecable.
Estaba aterrada, sentía un hueco en el estómago, como si me estuviera carcomiendo desde las entrañas. Mis manos temblaban un poco, y estaban heladas. No quería sentarme, no quería arruinar nada, así que trate de controlar mis nervios despejando mis pensamientos.
Tomé una gran bocanada de aire. Miré a mi alrededor y estaba sola en aquella habitación lujosa, impecable.
Mi madre y damas de honor ya habían partido rumbo a la iglesia.
Mi atención fue atrapada por un pequeño cofre de latón plateado colocado al lado del bello ramo de novia. Seguro alguien lo había dejado ahí. Parecía un obsequio ¿pero quien lo había traído?
¿Mi madre? ¿Alguna dama de honor? Solo que fuera Lara mi mejor amiga y la dama de honor principal. Nadie lo había mencionado.
Con curiosidad me acerqué al pequeño cofre de latón plateado. Este poseía un hermoso grabado asemejándose a un mosaico de los rayos del sol, y unas piedras rojizas incrustadas en la parte central de cada uno. Los rayos estaban partidos por diminutos grabados de diversos tamaños, era una trabajo hermoso y bien detallado.
Lo tomé entre mis manos, deje deslizar mis dedos aun fríos por nerviosismo, sobre el. ¿Debía abrirlo? Mordí mi labio superior tratando de contener mi curiosidad. ¿Y si en realidad el cofre era parte de la decoración de la habitación?
La boda se iba a llevar a cabo en una hacienda cerca de lo que antes era un ingenio azúcarero, una hacienda muy antigua, donde seguramente varios esclavos habían perdido la vida. Era algo extravagante si lo pensábamos, celebrar una boda en un lugar donde seguramente muchas cosas habían pasado, un lugar de esclavitud y sufrimiento.
Deslice mis dedos hasta la abertura y quité el pequeño seguro. Lo abrí y había una nota con tinta en un papel con apariencia antigua. La parte frontal solo decía mi nombre.
•Carissa•
Con una hermosa letra. Aquella nota me causo aun más curiosidad. Así que abrí la pequeña nota.
"La novia siempre debe usar algo antiguo."
No creía mucho en eso de los objetos que debía usar la novia el día de su boda, eran sólo supersticiones. Sino mal recordaba los objetos eran:
✓Un objeto antiguo
✓Algo nuevo
✓Algo prestado
✓Algo azul.
Eso sí, nunca se debía usar perlas, ya que se consideran un mal augurio, muchas lágrimas derramadas a causa del matrimonio por la novia, era la consecuencia.
No le daba importancia a esas supersticiones. Les había dejado en claro que no quería usar esos objetos, aun así mi madre había insistido en la peineta que sujetaba mi velo. Esta llevaba un hermoso zafiro incrustado, que era de mi madre. Lo cual cumplía con lo azul y lo prestado. Pero no era indispensable para mí cumplir con esos requisitos. Seguramente mi madre lo había dejado para que lo usara.
Deje la nota sobre la mesita al lado del espejo enorme delante del cual estaba parada.
Dentro del pequeño cofre, vi una cadena oscura de plata antigua, parecía un rosario. Era bello, cada perla había sido cuidadosamente grabada con rosas. En la punta había un pequeño cilindro con una cruz masona. Era un relicario, podías asegurarte al ver la separación donde se abría aquella extraña pieza.
— Mi madre esta loca si piensa que voy a usar eso.— Dije en voz alta.
Justo en ese instante tocaron a la puerta, era hora de ir a la boda. La idea era ir a la iglesia en el auto y regresar ya una vez casada a la hacienda para la recepción.
Tomé el ramo que estaba hecho con mucho cuidado de flores naturales, rosas blancas en su mayoría. Di una última mirada al espejo grande que estaba enmarcado con un bello marco de plata, seguramente era tan antiguo como la hacienda.
Respiré profundamente y caminé hacia la puerta donde se encontraba mi padre y el chofer que me llevarían a la iglesia.
Caminé con seguridad a la puerta y la abrí.
Al abrirla vi a un hombre más alto que yo, vestía un traje negro, y llevaba puesta una gorra de chofer que le cubría el rostro. Me señaló el camino hacia la salida, donde seguramente estaba el auto ya esperándome.
Caminé con nerviosismo hasta el automóvil, aquel hombre me abrió la puerta y yo entré al auto, se suponía que mi padre debía hacer el viaje conmigo, pero no quise que fuera así, quería ir sola en ese viaje hasta al altar. La iglesia estaba a una media hora. Una media hora en la que necesitaba estar conmigo misma, darme valor, y deshacerme de los nervios.
Entré al auto como pude, con cuidado para que no le pasará nada al vestido o al ramo delicado de flores naturales.
El auto estaba adaptado con una división entre la parte trasera y la de en frente. De modo que tendría privacidad para mí. Terminé de acomodarme en la parte trasera del auto, y el chofer cerró la puerta.
Al poco tiempo algo me incomodó, estaba sentada sobre algo que me lastimaba. Al meter las manos bajo el vestido para averiguar que era lo que era, en mis manos se enredó aquella joya extraña de plata antigua, que minutos antes había sacado de aquel cofre de latón.
Algo en mí se estremeció, algo de terror me invadió. ¿Que hacia ahí? Si yo lo había dejado en la habitación.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top