Fogata
¿Cómo es que terminaron así?
Se preguntaban los tres -anteriormente cuatro- entes que deambulaban sin rumbo por el bosque.
Uno de ellos, el más alto del pequeño grupo, tenía unos 15 años, el cabello castaño oscuro, y unos ojos inusuales, un hipnotizante multicolor y tenía una extraña cornamenta parecida a ramas de arboles, saliendo de su cabeza. Vestía una capa azul oscura, casi grisácea, una camisa con tirantes debajo de la capa, unos pantalones grises, zapatos negros, un gorro novedoso, rojo, alto y puntiagudo como si fuese de gnomo y llevaba consigo una linterna.
Él caminaba al frente mirando el horizonte, pensando.
Solo quería salvar a su medio hermano de las garras de "La Bestia".
Creyó ser más listo que él, pero en realidad, jamás creyó caer en su trampa.
La Bestia lo engañó y él cayó.
No pudo salvar a su hermano.
No pudo salvarse a si mismo.
Ahora la maldición bestial lo invadía, y corrompería todo su interior por el resto de la eternidad. Renunció a su vida anterior, sin tener otra alternativa, para vagar por lo desconocido protegiendo lo único que le queda de su pequeño hermano menor, sus últimos alientos de vida encerrados en la linterna de las almas perdidas, que ahora le pertenecía.
Detrás de la nueva bestia, caminaba el segundo más alto, mirando el suelo, con lágrimas cayendo de sus ojos.
Un niño de unos 16 años, que vestía una camiseta celeste y unos pantalones azules algo descuidados, con los pies descalzos, una capucha blanca con dos orejitas, bastante divertida, usaba una preciosa corona con rubies, y llevaba una mochila verde en su espalda. Tenía un cabello increíblemente rubio y largo, una nariz un tanto puntiaguda, ojos azulinos hipnóticos, y algo perturbador, su brazo derecho era un brazo mecánico.
Él también creyó luchar por lo que él creía mejor.
Salvar a su familia; salvar a su padre, a su madre, a su hermanito, a su mejor amigo.
Crear un mundo nuevo, bueno y maravilloso.
Pero las voces en su cabeza, que le susurraban los secretos del hielo y la nieve lo tenían atormentado.
La corona, ahora suya, que le otorgaba sus tan preciados poderes, lo tenía completamente dominado.
Ya ni siquiera recordaba exactamente quien era él, y tampoco le interesaba recordar quien era él... Después de todo, su mente ya lo había abandonado hace ya un tiempo.
Detrás de él, el último en la fila, el más contento de todos, era un niño de 13 años, de cabello castaño, una sonrisa amplia y unos peculiares ojos dorados brillantes y de pupila delgada. Vestía un traje de reverendo negro y zapatos cafés, bastante formales.
Caminaba alegremente como si nada malo hubiese pasado en su vida, aunque fuese todo lo contrario.
Él ni siquiera sabía por qué existía. Solo sabía que él es dos personas, completamente distintas.
Una parte de él era un demonio que poseyó el cuerpo de un niño para eliminar cualquier obstáculo que impidiera sus planes de dominación mundial. La otra parte de él era un niño de 13 años que luchó contra un demonio por la posesión de su cuerpo, para proteger a su hermana gemela.
Sin que ninguno lo viera venir, ambas identidades se fusionaron en la lucha por el cuerpo, quedando un único portador de este.
El nuevo ser tenía casi todos los conocimientos y recuerdos de sus antiguas identidades. Pero lamentablemente, los dos entes fusionados ya no existen más... Lo único que queda de ellos, es esta nueva entidad mitad demonio, mitad humano.
"¡Apresúrate, Bipper!", gritó el primer ser de ojos multicolores, sin cambiar su expresion facial, al último ente de la fila.
"Relajate, Bestia", sonrió el último de la fila, llamado Bipper; nombre dado por la hermana de Dipper, el niño que fue poseído por nada más ni nada menos que Bill Cipher, un demonio de ensueño, "Voy detrás de ustedes"
"¿W-Wirt?", tartamudeó el niño rubio mayor, aguantando las lágrimas lo que más podía, al más alto del grupo, quien guiaba la caminata, "¿A d-dónde vamos exactamente?"
El ser con cuernos de ramas, llamado Wirt, se volvió hacia el muchacho rubio con una mirada suave, "No te preocupes, Finn", el de ojos multicolor sonrió, "Vamos a buscar un refugio"
"Ohh...", suspiró el chico del brazo mecánico, llamado Finn Mertens, quien actualmente solo era consciente de su nombre, "De acuerdo"
"¿Y dónde piensas que encontraremos un refugio, niño listo?", se mofó Bipper, caminando más rápido para quedar a la par con la nueva bestia.
"Había visto una cabaña abandonada en el bosque hace un tiempo", respondió Wirt sin inmutarse a la críticas del semidemonio.
"¿Si quiera recuerdas dónde o cuándo viste esa cabaña?", se rió el de ojos dorados, "No pareces muy seguro de adónde vamos"
"¡¿E-Estamos perdidos?!", preguntó nervioso Finn al escuchar las declaraciones del más bajo del grupo.
Wirt se detuvo para mirar el lío causado. Finn era un mar de nervios y para que decir que Bipper estaba explotando en carcajadas, burlándose del rubio.
Suspiró unos segundos, para darse paciencia, y miró su linterna.
Casi podía escuchar la voz de Greg, su hermano menor, dándole aliento y haciéndolo reír con algún dato interesante sobre rocas.
Dio otro suspiro desgarrador. Recordar a su hermano no estaba ayudando a su paciensa.
"¿Quieren calmarse de una vez?", gruñó Wirt, mientras les daba una mirada de muerte a los otros dos niños.
Gruesas raíces nacieron de los suelos, y abrazaron con fuerza los pies de ambos muchachos. La Bestia los miraba atentamente como sus raíces se extendían furiosamente por los otros cuerpos.
Los otros dos chicos se quejaban ruidosamente, sus gritos estruendosos quebraban el silencio del solitario bosque.
"¡W-Wirt!", se quejaba el rubio, "¡Dejanos en paz!"
"¡Bestia! ¡Te lo advierto!", los ojos dorados del chico castaño se tornaron de un rojo brillante.
Wirt dio un suspiro antes de ver que sus raíces habían dejado inmóviles a los dos muchachos, y se volteo para darles la espalda.
"No los soltaré, hasta que estén calmados"
De pronto, las raíces alrededor del cuerpo más joven prendieron en un azul fuego ardiente. Las manos de Bipper eran dos puños, de los cuales las impresionantes flamas azules irradiaban.
Las raíces a su alrededor se convirtieron en cenizas, y con el mismo fuego de sus manos, a viva llama, se acercó amenazante a la Bestia.
"¡Escúchame bien, Edelwood!", gritó Bipper amenazante al chico más alto, con su fuego, "¡A mí nadie me dice que hacer, ¿entendiste?!"
"¿Estás seguro?", contestó el chico con cuernos, mirando detenidamente los ojos de furia del moreno.
El muchacho con manos envueltas en llamas cambió su expresión llena de ira por una totalmente confundida. Le tomó unos segundos procesar las palabras de la nueva bestia. Sus ojos volvieron a ser del dorado habitual, a la vez que su expresión pasó de confusión a algo que el chico más alto pudo distinguir como miedo.
El fuego de las manos del semidemonio se apagó lentamente como él le daba la espalda al chico de la linterna para caminar hacia donde estaba Finn, quien aún estaba envuelto en las raíces del ente de ojos multicolor, viendo hipnotizado la escena que Bipper y Wirt estaban haciendo.
"¡Como sea!", exclamó Bipper, sin voltearse hacia a quien le hablaba, seguido de mirar a Finn con una expresión iracunda, "¡Y tú! ¿Crees que tenemos toda la eternidad? ¡Libérate de esas raíces, Copo de Nieve!"
Finn observó algo temeroso al semidemonio, antes de reír ligeramente con cierto grado de inocencia al escuchar el nuevo apodo, "Ja, ja... Copo de Nieve"
Bipper solo suspiró y sus manos prendieron fuego una vez más, quemando esta vez las raíces que rodeaban al cuerpo del chico rubio, con mucho cuidado de no quemarlo a él en el intento.
Finn, una vez libre, dio un profundo suspiro y rió un tanto cansado, "Fue divertido verlos pelear, chicos... Pero ya estoy agotado, ¿podemos seguir buscando el refugio mañana?"
Bipper y Wirt se miraron el uno al otro y luego sonrieron. Eran típicas ese tipo de peleas entre el semidemonio y la nueva bestia, por lo que a Finn se le hacia tan normal que lo tomaba como rutina diaria.
La sonrisa pícara de siempre volvió al rostro del más bajo, y se rió un poco antes de rodear a Finn con su brazo izquierdo.
"Seguro que sí, Copo de Nieve", sonrió el castaño, "Estoy seguro que a la Bestia no le importará que acampemos esta noche y continuemos mañana"
Wirt solo suspiró, rodando los ojos. Sin embargo, él también estaba algo cansado, por lo que no estaría mal un descanso.
"Sí, claro", dijo el más alto, sin dejar de fruncir el ceño, "Acamparemos aquí mismo"
"Genial", respondió en un susurró el joven de la corona, mientras se sentaba en el suelo para acto seguido recostarse contra una roca.
Dio un ligero suspiro, dejando salir el cansancio, y dejó mostrar una pequeña sonrisa antes de cerrar los ojos, "Buenas noches, chicos"
Bipper solo rió en voz alta, agachándose para alborotarle su largo cabello rubio, al mismo tiempo deseándole las "Buenas Noches" también.
Acto seguido, el semidemonio miró al chico más alto y sonrió.
"No somos como él, ya sabes", dijo mientras miraba sonriente al chico de la corona con una sonrisa, "Nuestros patéticos cuerpos humanos necesitan calor"
Wirt solo se encogió de hombros y evitó la mirada del chico castaño, hablando más para si mismo que para su compañero, "La noche fría ha caído sobre nosotros, sin mas que decir con el imponente tormento de los vientos helados"
"Que forma tan cursi de decir que hace frío, Wirt"
La nueva bestia se volteó impresionado al escuchar su nombre proviniendo de la boca del semidemonio. El de ojos dorados solo miraba el suelo, con una sonrisa desarmada, dirían que fingida, como si estuviese ocultando los hechos.
Bipper nunca llamaba a sus amigos por sus nombres, ya que él prefería inventar apodos para todo el mundo, como solía hacer su parte demoniaca.
Wirt muy pocas había escuchado su nombre pronunciado por esa voz, y cuando lo hacia, sabía que algo lo estaba inquietando, como en ese momento.
"Tal vez deberíamos hacer una fogata", dijo Bipper con la misma sonrisa fingida, tratando de distraer la mente del más alto sobre lo que él sabía estaba pensando, (ya no tenía todos sus poderes demoníacos, como leer mentes, pero no significaba que él era idiota y no se daba cuenta de la situación), "Ramitas, ¿por qué no haces crecer un par de tus siniestras raíces? Yo me encargo del fuego"
Wirt no dijo nada, solo miró al chico castaño antes de hacer lo que le ordenó su compañero. Raíces completamente secas emergieron de los suelos. Dentro de un circulo de rocas en el suelo, cerca del príncipe durmiente, las raíces fueron a dar, en un montón de madera seca, en otras palabras, leña.
El semidemonio sonrió cuando su mano derecha prendió fuego. Se agachó y acercó su mano en llamas a la leña, que inmediatamente en el contacto, encendió toda la madera.
Allí estaba la fogata.
Bipper, conforme con su aporta, se sentó al lado de la fogata y acercó sus manos al fuego en un intento de calentarse, sin nada más que decir. Wirt seguía observando a Bipper, realmente procesando todos los hechos.
El más bajo del grupo seguía sin hablar, con la mirada perdida en la fogata, con una extraña expresión seria, algo que no era común en él.
"¿Qué ocurre, Bip?", dijo seriamente la nueva bestia, sentándose al lado del semidemonio, echando un vistazo rápido al otro muchacho sucumbido en el sueño, antes de volver al moreno.
Bipper miró desconcertado al chico más alto, y solo rió nervioso, "No sé de qué estás hablando, Bestia"
Wirt siguió con su seria expresión, mirando con mayor decisión a los ojos dorados del otro muchacho. El semidemonio evitó la mirada de la bestia nervioso. Observaba todo a su alrededor, hasta que su mirada cayó en el chico rubio que dormía frente a él. Rió nervioso antes de intentar cambiar el tema.
"¿Qué crees que estará soñando Finn-¡Quiero decir! C-Copo de Nieve?", automáticamente se dio una bofetada mental.
¡Eres un idiota!
¡Somos un idiota!
¡Déjalo en paz!
¡Déjame en paz!
¡CALLATE!
"Bipper, no creas que no sé que algo te pasa", dijo seriamente la bestia, "Y no te salvarás de decírmelo"
El semidemonio dio un resoplido molesto y miró a Wirt con una amarga expresión, "¿Qué te hace pensar que oculto algo, Bestia? ¡Por favor! ¡Acaso no puedo llamarlos por sus nombres reales sin que crean que tengo algún estúpido problema!"
"En realidad, no...", susurró el de ojos multicolor. Bipper solo fruncio el ceño y nuevamente desvió la mirada de la bestia.
"¡Agh!", se quejó el semidemonio en voz alta, "¡Déjame tranquilo!"
"No", fue la simple respuesta del chico más alto, quien se acercó más al chico castaño, en un intento de persuasión, "No, hasta que me digas la verdad"
Bipper miró nuevamente a la bestia, sus ojos rojos en ira, y hablo con veneno en la voz, "¡NADA QUE A TU ESTUPIDA PRESENCIA LE IMPORTE!
Ninguno se daba cuenta de las cosas que acontecías.
Los gritos de Bipper despertaron al chico rubio, quien ahora fingía dormir para escuchar la discusión de sus compañeros.
Los nervios de Wirt dominaron los suelos, y raíces alrededor de los pies de Bipper comenzaron a emerger.
"No grites", susurró Wirt, "Despertarás a Finn"
"¿¡CÓMO QUIERES QUE NO GRITE!? ¡TÚ ERES EL QUE INSISTE QUE HABLE CUANDO NO TENGO NADA QUE DECIR!"
Las raíces apretaron su agarre en las piernas de Bipper, quien ahora estaba mucho más furioso que antes.
"¡QUITA ESAS RAMAS DE MÍ, WI-BESTIA!", fuego azul quemó las raíces que a sus piernas rodeaba. Bipper estaba fuera de control, su ira controlando todo su cuerpo.
"Bipper, cálmate", tan serio como siempre, la bestia seguía insistiendo, "Estás enloqueciendo"
"¡OH, DIME ALGO QUE NO SEPA, WIRT!", gritó con sarcasmo el semidemonio, parándose bruscamente del suelo, "¡HACE TIEMPO QUE SÉ QUE ESTOY DEMENTE!"
Bipper...
"¡HACE TIEMPO QUE SÉ QUE HE PERDIDO LA CORDURA!"
Detente...
"¡HACE TIEMPO QUE SÉ QUE NUNCA VOLVERÉ A SER LO QUE ERAMOS!"
Basta...
"¡HACE TIEMPO QUE SÉ QUE YO JAMÁS DEBERÍA HABER EXISTIDO!"
"¡Bipper!"
El semidemonio se quedó helado, procesando todo lo que había dicho. Miró a la bestia con ojos llorosos, puesto a que lágrimas se deslizaban por su rostro, y él ni siquiera se había dado cuenta.
Ese fuiste tú
¡Fuimos los dos!
¡Fuí yo!
"¿Bipper?"
La bestia miraba atentamente el actuar del semidemonio. No tenía idea de que él llegaría a reaccionar así.
"N-Nosotros... ¡Quiero decir! Y-Yo... Emm..."
"Ustedes son geniales juntos, Bipper"
Ambos entes se voltearon al oír la voz del chico que supuestamente estaba dormido. El rubio estaba sentado, con ambos ojos abiertos, y una triste expresión.
El moreno de ojos dorados solo observaba, sin decir absolutamente nada, al muchacho de la corona, con lágrimas aún resbalándose por sus mejillas.
El chico de cornamenta sonrió ligeramente al ver a ambos muchachos, por una vez, viéndose a los ojos, y siendo honestos.
Wirt suspiró y se acercó más a la fogata. Tomó asiento frente a ésta, y hablo en voz baja y calmada, pero lo suficientemente fuerte para que sus compañeros lo oyesen.
"Sientense, chicos", sonrió la bestia, "Tenemos mucho de que hablar"
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FRQWLQXDUD...
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