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E N C U E N T R O
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Salió de la camioneta negra, del lado del copiloto. Y entró al restaurante siendo seguida por Stan. Era poco decir que estaban llegando tarde.

Demoraron en ver quién se podía quedar con Lia unos días. No podían dejar sola a su hija, aún era demasiada pequeña para tener la casa sola.

Tuvieron que llamar a la mamá del castaño para que Lia pase unos días con ella. La señora Uris aceptó gustosa de tener unos días a su nieta.

Lia era una adolescente curiosa, por lo que los estuvo interrogando todo el tiempo. «¿Por qué se van a ir?», «¿Por qué no puedo ir con ustedes?, «¿Papá, puedes convencer a mamá de que vaya con ustedes?», «¿Por qué ninguno de los dos quiere llevarme?», «¿El tío Bill también estará ahí?»; entre otras cosas.

Los padres le habían dicho a su hija que solo se iban a reunir con sus amigos de la infancia. Lia sospechaba que había algo más, sus padres parecían nerviosos con solo mencionar el nombre de la ciudad a dónde iban a ir. Derry.

Alessia limpió el sudor de sus manos pasándolo por su jean negro. Cada paso que daba en dirección al restaurante se ponía más nerviosa.

Sintió como Stan entrelazaba sus dedos, dándole la fuerza que en esos instantes necesitaba.

Después del accidente del casi intento de suicidio del castaño, la pareja había discutido fuertemente para que al final, ambos llorando, pedir disculpas. Alessia por no decirle que las voces habían regresado y Stanley por no pensar en lo que sucedería a su familia si él llegaba a faltarles.

Los esposos preguntaron sobre la reservación al nombre de Mike Hanlon. La camarera asiática gustosa los llevo a un lugar reservado de todo el local.

—Aquí es—señaló educadamente la trabajadora el lugar de reunión de sus amigos. Se despido cortésmente y se dirigió a su puesto nuevamente.

El ex-grupo de perdedores miraron a la pareja asombrados al ver sus manos unidas frente a ellos. Claro, todos menos Bill, quién reía discretamente ante la reacción de todos.

—No me digan que… No me digan que…—balbuceaba Eddie señalando a la pareja sin poder creerselo del todo.

—¡Oh por dios! Alessia debes decirme tu secreto para poder durar en una relación como tú—exclamó Richie ajustándose los anteojos—. ¿Cuántos años llevan juntos? ¿27? ¿28? Yo ya estaría harto de verle la cara al judío ese.

La castaña carcajeó con lo dicho por su amigo mientras miraba de reojo como su esposo tenía una mueca de fastidio en su rostro.

—Primero que nada, buenas noches—cortó las carcajadas de sus amigos de la infancia—. ¿No les enseñaron a saludar primero?—bufó molesto.

—Tranquilo cariño, mejor sentemonos.

—Hazle caso a tu esposa, Stan—respondió Richie divertido por la situación.

—Después de tanto tiempo el Club de los Perdedores se ha reunido—habló la castaña sentándose al lado de Bill—. Tengo que admitir que ya ni me sé sus nombres—bromeó, sacándole una carcajada al grupo.

Pronto incluyeron a la pareja de esposos en la conversación que estaban teniendo antes de su llegada. Entre carcajadas contaban chistes y anécdotas de su trabajo.

—¿Y en qué trabajan?—cuestionó Eddie curioso.

—Gerente en una empresa.

—Pinto hermosos cuadros—soltó orgullosa Alessia mientras bebida de la rica cerveza helada.

—Te compro diez si las pinturas son eróticas—Richie extendió su tarjeta de crédito hacia la castaña.

Las carcajadas volveraron a estallar. Cada uno soltaba bromas y chistes que se le venían a la cabeza.

—¡No puedo creer que Bill estuvo en el bautizo de su hija y yo no!—exclamó ofendido el hombre de anteojos—Lo espera de Stan, pero ¿De ti Alessia?… Me dueles.

—No seas dramático, Richie.

—¡No estoy siendo dramático, Beverly!

Todos rieron ante aquella escena hasta que vino la camarera con las galletas de la fortuna. Alessia sonrió al recibir una de Stan.

—Es raro, ¿No?—habló Ben, captando la atención de todos—Estando aquí vienen los recuerdos más rápido.

—Si. Cuando Mike me llamó vomité. Era raro, está nervioso, sentía náuseas y vomité.

Alessia volveo hacia Stan y sujeto su mano. Se acercó hacia él y en un susurro le dijo:

—Creo que ellos no lo recuerdan.

—Pero ya estoy bien. Esperen, ¿Por qué me miran así?—cuestionó Richie confundido.

—Cuando Mike llamó, choqué mi auto.

—¡Oh por dios!

—Sentia que era m-m-..

—Miedo—completó, la frase de Bill, Mike—. Es miedo, lo que sintieron.

—¿Por que t-todos nos sentimos así? Recuerdas algo que nosotros no.

Alessia agachó la cabeza, dejando de respirar por un momento. Ya se le hacía raro que no hablaran de ese estúpido payaso.

—Al dejar el pueblo, algo les sucedió—comenzó a explicar el moreno—. Y entre más lejos más confuso es. Pero yo… nunca me fuí. No olvide. No olvide nada de eso.

Stan miró a todos en la mesa ante el pequeño silencio que se había instalado en el ambiente. Sin embargo, luego de unos segundos su cuerpo se tenso al oír el nombre que salió de los labios de la pelirroja.

—Pennywise…

—El maldito payaso.

—Hey, Eddie, tranquilo—dijo Alessia al verlo pálido.

—Mike dijiste que querías nuestra ayuda para algo. Qué era.

La castaña soltó un suspiro cansada de todo. Podía sentir la ansiedad en todo su cuerpo.

—A vuelto. Eso a vuelto—habló fuerte y claro. Cortando la explicación de Mike en el proceso.

—Tal vez cambiamos a eso, al igual que nos cambio a nosotros. Pero no lo destruimos… porque acaba de volver—Mike recorrió con la mirada a todos, viendo que Stan solo negaba con la cabeza—. Lo juramos… y por eso los llamé, por eso están aquí. Para que al fin sea destruido.

—Esto si que se puso incómodo—murmuró Richie, sin ningún toque de diversión en su voz—. Gracias Mike—dijo a la vez que abría la galleta de la fortuna—. No saben hacer galletas, la mía dice «esperando».

Está ahí...

Le susurraron las voces a Alessia, sacándole un escalofrío—Pasenme sus galletas, ¡Ahora!

"Los he estado esperando por 27 años, perdedores"

Formó la oración con los mensajes de las galletas de sus amigos. Se dejó caer en la silla y llevó ambas manos a su rostro.

—Qué mierda es esto Mike. ¿Has cambiado las galletas?—cuestionó alterado el de anteojos.

—No he cambiado las galletas. Es de lo que les estoy hablando.

Tan pronto como terminó la oración el moreno, la mesa salto sola, alertando a todos en la mesa y al momento se pararon y se alejaron de ella.

De las galletas de la fortuna empezaron a salir pequeños animales o insectos totalmente horrendos.

—No extrañaba esto—susurró Alessia mientras jalaba a Stan a su costado.

Un líquido espeso y negro empezó a salir del centro de la mesa, alterando aún más a todos.

—¡Aléjate de mi, estúpida cosa!—gritó la castaña, y de un manotazo mando al extraño ser con alas a la otra esquina de la habitación.

—Esto no es real…—murmuraba Mike—. ¡Esto no es real!—el moreno levantó la silla y empezó a golpear la mesa, gritando que no era real lo que sus ojos miraban.

Alessia sintió como Stanley se aferraba a su cintura asustado. Le susurró un «todo va a estar bien» y volvió su vista al frente.

La ilusión término cuando la camarera llegó, lamentablemente todo estaba hecho un caos. Deberían de pagar por eso.

—Nos trae la cuenta—dijo Richie aún nervioso por lo anterior.

La camarera miró a todos como si de locos se tratará y salió de ahí como alma que llevará el diablo.

—Genial. Ahora tendré que pagar por esto.

Los perdedores salían del local después de haber pagado todos los daños que habían causado en el restaurante.

Eso juega con nuestra mente.

—De eso no me cabe duda.

—Richie—llamó una voz chillona. Todo el grupo se giró hacia el infante detrás de ellos.

Alessia se quedó mirando al pequeño niño frente a él. Cuando cruzó miradas con el pequeño el aire se le cortó.

—Ale, vayamos al parque, ¿Si?—preguntó con emoción el infante.

—No puedo, Georgie. Tengo que hacer tarea con el pesado de tu hermano—se agachó hasta la altura del niño—. ¿Qué tal mañana?

—¿Lo prometes?

La castaña adolescentes rio—Claro que lo prometo.

Ambos juntaron sus meñiques a modo de cerrar el trato.

—Amor, ¿Estás bien?—preguntó Stan al verla mirar el sitio donde antes estaba el niño.

—Yo… yo estoy bien—volteó hacia su esposo tratando de sonreír.

Stan, no tan seguro de su respuesta, la jaló hacia él dándole un cálido abrazo. Un momento después se escuchó pequeños sollozos de la chica.

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
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DESPUES DE MUCHO TIEMPO VUELVO A APARECER XDXD

NO TENGO MUCHA INSPIRACIÓN PARA ESTE FANFIC, SORRY

PERO TRATARÉ DE PUBLICAR MAS CAPÍTULOS SEGUIDOS Y NO TENER ESTA HISTORIA ABANDONADA

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© Kriss-sama

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